El neónimo Taknara surge
en el contexto sociohistórico y político canario como consecuencia de la
necesidad -sentida por algunos hijos de esta nación, con profunda conciencia
identitaria- de redenominar a nuestro país con un nombre que posea un valor y
una carga referencial e identitaria muchísimo mayor que el de Canarias y
que, en el fondo y en su esencia, sea el mismo nombre que éste, pero con
morfología no hispana, sino canárica, neónimo cuyo substrato radical, a
saber, KNR, está documentada, como es sabido, desde hace
nada menos que dos milenios (cf. el antiguo gentilicio canarii).
El contenido semántico de Taknara incluye el concepto
-central para quienes nos oponemos y resistimos a la despersonalización y
alienación políticocultural del pueblo canario- de la identificación de nuestra
nación con sus raíces históricoculturales más profundas, que no son otras que
las precoloniales. Así surgió (se acuñó) el neónimo Taknara*
como el nombre canárico de nuestro país (en este sentido es un etnotopónimo) y
de nuestra nación. Como es sabido, identidad territorial e identidad nacional
se entremezclan, sobre todo en un país como el nuestro tan claramente
delimitado geográficamente.
Obviamente, los nombres son un poderoso medio de
identificación tanto social como cultural y étnico, y forman parte de la
reconstrucción identitaria de las naciones que han padecido, o que aún vienen
sufriendo, una despersonalización/desnacionalización tan acusada como la
canaria. Desde que invadieron Taknara, los españoles han venido imponiendo en
este país muchos topónimos hispanos, algunos tan aborrecibles y odiosos como “La Matanza ” (con el que,
vergonzosamente, se sigue designando al municipio donde tuvo lugar una gran
victoria canaria sobre los invasores extranjeros) o “La Victoria ” (por supuesto,
la de los intrusos y agresores hispanos sobre los defensores de la isla de
Djinet/Tenerife).
Como ha señalado el profesor Salih Akin, la
neología constituye uno de los procesos redenominativos -los otros son,
respectivamente, la recuperación de antiguas redenominaciones y la modificación
de las mismas- que caracterizan a las personas, a las poblaciones, a los
territorios y a las lenguas (1999:58).
En la dinámica identitaria canaria, el
neónimo Taknara constituye una auténtica arma de
afirmación canarista, neónimo que se inscribe en la estrategia de reapropiación
toponímica y de autoidentificación de nuestro pueblo. Como es sabido, ese
proyecto toponímico y político no constituye un caso aislado en el mundo
como medio de reapropiación y de control de un territorio determinado. Como
ejemplo de ello señalemos el caso de un extensísimo territorio, situado en el
noreste de Canadá, cuyo nombre oficial era anteriormente Nouveau-Québec,
y que desde 1988 se denomina Nunavik, neónimo acuñado por
los inuit (los mal llamados “esquimales”) en su propia lengua. Otro neologismo
toponímico es Uiguristan (‘País de los
uigures’, pueblo cuyo Movimiento de liberación lucha por un Estado
independiente en los territorios que han ocupado desde siempre y que,
actualmente, están dentro de las fronteras de otras otras naciones). En el caso
de las Filipinas, los intentos para denominar al país con un nombre autóctono
que sustituya al heredado de la dominación española, y que allí pronuncian ‘Pilipinas’
(el tagalo carece del fonema /f/), no han fructificado hasta ahora.
Una profesora de la Université Paris III señala
:“el que los nombres de los países puedan ser considerados como marcas
identitarias no ofrece dudas. Basta con observar los casos de redenominaciones
para darse cuenta uno de ello: el Congo se convierte en Zaire para volver a ser
denominado Congo un cuarto de siglo más tarde; Birmania reivindica el nombre de
Myanmar (…). Cada cambio de nombre va acompañado, y está determinado, por un
cambio político, trasluciendo así el nombre una búsqueda de identidad política
históricamente definida”. (Georgeta Cislaru 2006:41. Traducción nuestra del
original francés).
El sema mayor y más antiguo de la raíz KNR.
Veamos el sema mayor y más antiguo de la raíz
fonética KNR, esto es, la del esqueleto consonántico
de Taknara (la T- inicial es la
marca del femenino en mazigio, mal denominado
“bereber”), canarii, Canarias (la -s final es marca del plural
en español), etc.:
·Canarii (fonéticamente kanarii),
masc. pl. latino, supuestamente latinización de un gentilicio mazígico.
Etnónimo recogido por Plinio el Viejo 5,15 (sigloI).
·Gannaria promunturium**, o cabo
de Canaria Extrema, frente a las islas de Taknara (posiblemente el
denominado en la actualidad cabo Bojador), señalado por el célebre geógrafo
grecorromano Claudius Ptolemaios (siglo II).
·Canariae insulae, fem. pl.
latino (“las islas Canarias, en el Océano, cerca de la costa de äfrica”,
Arnobius 6,5. Este autor, el Arnobio el Viejo de los españoles, fue un
apologista cristiano nacido en Sicca Veneria, en el África proconsular, y que
murió circa 327. este mazigio latinizado fue, que se sepa, el primer
autor que empleó el sintagma Canariae insulae, ‘islas Canarias’,
es decir, pluralizó el nombre Canaria (cf. Félix Gaffiot, Dictionnaire
latin-français 2000:254).
·Qamnuriyya (pronunciar
“Qamnuría”). Nombre arábigo que empleó Al-Idrisi, el célebre autor del siglo
XII, para referirse a la
Taknara continental: “(…) el territorio de la Qamnuriyya (…) confina
al oeste con el océano Tenebroso, y al Este con el desierto de Nisar, por donde
pasa la ruta de los mercaderes de Aghmat, de Sijilmasa, de Dar’a y del extremo
del Nul, que se dirige a Ghana y a las regiones limítrofes del Wanqara, el
“país del oro”.
“(…) ya no queda, pues, más que un pequeño grupo
de habitantes de la
Qamnuriyya , grupo disperso en este desierto o cerca de la
costa, que vive de leche y de pescado, y que apenas tiene de que subsistir (…).
Se desplazan al interior de esos territorios, acordando treguas con sus
vecinos, y, hasta hoy, han vivido en paz con los demás.
“Desde la Qamnuriyya se ve la montaña de Manan, que termina
en el Océano. Esta montaña es escarpada, su cima es elevada y la tierra allí es
roja. (Al-Idrisi 1999:100-101.Traducción nuestra de la francesa hecha del
original arábigo por el chevalier Jaubert, y revisada por
Annliese Nef).
La forma Qamnuriyya es
arabización de la latina Canaria o, tal vez, de la mazígica.
·Pietre le Canare. Indígena
canario bautizado, como su nombre de pila indica, de quien se habla en Le
canarien (crónicas de la conquista franconormanda de las islas de
Taknara), obra de principios del siglo XV.
·Kanar. Hidrónimo y orónimo de
Marruecos (Abdelaziz Allati 1997:68, y 2002:49).
·Ganar/Kanar. Nombre con el que
los senegaleses que habitan a orillas del río que da nombre a su país designan
a todo el Sáhara occidental marítimo, es decir, a todos los territorios
que se extienden a lo largo de la costa desde el indicado río hasta el uadi
Draa (antiguamente el río Darat) y las estribaciones del Atlas Menor o
AntiAtlas.
Respecto a las formas Ganar y Kanar debe
indicarse que, en diversas lenguas, el fonema oclusivo sordo /k/ permuta en
algunas voces con el oclusivo sonoro /g/. Señalemos tres ejemplos de ello en
mazigio:
agud/akud, ‘tiempo (cronológico, no
meteorológico)’
gigan/kigan, ‘mucho’.
agbur/akbur, ‘pañuelo (de algodón)’.
·Aganar. “(…). A la llegada de
Ti-n-Hinan**, los isabaten que quedaban vivían en cuevas en
los montes Taessa. Veían a lo lejos la gran llanura blanca de Aganar, mirándola
como a una divinidad, y temiéndola (…)” (Charles de Foucauld 1952, II:536).
Campos semánticos periféricos de la raíz KNR.
Bajo esta rúbrica se incluyen los vocablos
mazígicos siguientes:
Akanar (pl. ikanaren);
fem. takanart (pl. tikanarin)
aknar (pl. iknaren);
fem. taknart (pl. tiknarin)
aknari (pl. iknariyen);
fem. taknarit (pl. tiknariyin)
Las formas aknar y aknari son
variantes de akanar, ‘canario’. La forma plural de aknari
empleada generalmente es, como ha quedado indicado, iknariyen,
pero más acorde con el genio de la tamazight (la lengua
mazigia) es la forma plural iknariwen (fem. pl. tiknariwin).
La forma taknarit es empleada
en el suroeste de Marruecos para designar a la fruta del nopal o tunera, el
tuno o higopico, el denominado en España higo chumbo. El término taknarit significa
exactamente ‘canaria’, y por extensión, la fruta del nopal, seguramente por
haber sido esa planta, originaria de Mesoamérica, importada en la indicada
región marroquí de las vecinas islas de Taknara. La forma
masculina aknari es empleada en algunas zonas del suroeste de
Marruecos para designar al nopal o tunera, pero en otras zonas de la misma
región se emplea el término mazígico udderg para designar a la misma
planta.
Hay que señalar que en otras regiones del vecino
país el tuno o higopico es denominado tarumit, vocablo que tiene los significados
de ‘cristiana; francesa; europea’, y sólo por extensión ‘higopico’. Tarumit es
mazigización de la voz arábiga rumi mediante las marcas
mazígicas del femenino ta—-t, voz cuya primera acepción es la de
‘romano’ (Émile Laoust 1920:422).
Asimismo hay que señalar que los mazigiohablantes
de ciertas zonas del Marruecos central denominan a la fruta del nopal tahendit,
‘india’ ( Émile Laoust 1920:503), vocablo que aludía seguramente no a la India propiamente dicha,
sino a las Indias occidentales, o América, de donde procede la indicada planta.
Nada tiene de extraño que el fruto del nopal o
chumbera sea designado en algunas zonas dialectales mazígicas con los términos
respectivos de taknarit, ‘canaria’; tarumit,
‘francesa; europea’; o tahendit, ‘india’. Acá mismo, en Taknara,
podemos encontrar en las tiendas y en los supermercados cierta clase de
melocotón semejante al pérsigo (= ‘persa’) y de forma aplastada denominado
‘paraguayo’. Y en la hermana nación borinqueña (Puerto Rico), a la naranja dulce
se la denomina ‘china’ (cf. DRAE I, 2001:532). Los azuagos (“kabilios”) emplean
para designar a esta misma fruta el término taçinat
(pl. tiçinatin.Variante taçinet, pl. tiçintin),
voz que significa precisamente ‘china’ (J.-M. Dallet 1982:97). (La letra /ç/ representa
el mismo sonido que en español o castellano el dígrafo /ch/).
Señalemos también que en el suroeste de
Marruecos, donde es empleado el término taknarit***, ‘canaria’, para
designar al tuno o higopico, esta fruta es denominada asimismo akurru (pl. ikurran),
‘higo’ (Edmond Destaing 1940:43 y 357). Para diferenciar al fruto de la
higuera, o higo, del higopico o tuno, allá dicen akurru n tazart,
‘higo de la higuera’, y akurru n teknarit, ‘higo de Taknara’ (ibidem 127).
En Tazwawa (=”Kabilia”), el nopal es designado
con el término akermus. La forma femenina de esta vocablo, takermust (pl. tikermusin)
designa a la fruta de esa planta.
Respecto a la forma taknarit,
variante, como se ha señalado, de takanart (que creemos es
la forma que debe ser la normalizada por razones que expondremos en otro lugar)
y cuyo masculino es aknari, hay que indicar que -i(t) es
el sufijo adjetival de origen (o ‘nisba’) característico del semítico, es
decir, con el que se forman los gentilicios: -i (fem. -it)
en hebreo; e -iyy (fem. -iyya) en árabe, sufijo que
adoptó el español o castellano principalmente como sufijo de gentilicios,
pero también de otros vocablos derivados de nombres propios arábigos e,
incluso, hispanos: israelí, marroquí, iraquí, andalusí (=hispanomusulmán), marbellí,
fatimí, alfonsí (vocablo que alude al rey hispano Alfonso X “el Sabio”), etc.,
etc., sufijo que en mazigio es innecesario salvo, quizás, y por razones
eufónicas o de más fácil pronunciación, en ciestas voces.
Y para concluir con el campo periférico de la
raíz KNR, vamos a referirnos seguidamente a Taknara,
neónimo que responde perfectamente a todo lo que se requiere para que un
neologismo pase a integrarse en la toponimia mazígica, y, también, en el léxico
del castellano hablado enTaknara, en este caso gracias a que todos los fonemas
de este neónimo mazígico existen asimismo en la lengua de Andrés Bello y de
don Iberito Pérez Galdós.
Hay que insistir en que el término Taknara está
bien formado, es decir, ha sido acuñado según las normas morfológicas de
la tamazight. Así, pues, tanto morfológica como fonéticamente,
ese neónimo se integra en el sistema lingüístico del mazigio, del que el
canario constituía un grupo dialectal. Por otra parte, el neónimo Taknara cumple
una función de primer orden que la forma hispana Canaria(s) no
satisface, y ello aunque la C- se sustituya por K-,
cosa que ciertas personas que carecen de toda noción de tamazight han
venido haciendo estos últimos años. Ese neónimo denota un conjunto de
contenidos semánticos que evocan en los canarios ciertas representaciones
mentales que nutren nuestra cultura canárica en (re)construcción.
“Acuérdate de dónde vienes para poder volver si
te pierdes”, reza un proverbio africano. Y la forma Taknara nos
hace recordar nuestras raíces canáricas mucho más y mejor que la forma
hispana Canarias o que la pseudomazígica “Kanaria”.
La iniciativa de mazigizar morfológicamente el
nombre de nuestra nación se inscribe en una empresa neológica de afirmación de
nuestra identidad nacional, iniciativa análoga a la de otras naciones cuyos
Estados respectivos han nacido de la descolonización, la mayoría de los mismos
en el período comprendido entre los años 1950 y 2000. Algunos de los nuevos
Estados, además de crear una bandera, un lema, un escudo y un himno, han
(re)formado el nombre de su nación.
Es oportuno recordar en este artículo acerca del
neónimo Taknara, que el nombre de Tamazgha,
el de toda el África mazigia incluido el archipiélago deTaknara, fue acuñado
hace apenas cuatro décadas a partir del esqueleto consonántico del
etnónimo (t)amazigh(t), ‘mazigio, -a’, esto es,
de la raíz MZGh.
Campos semánticos diversos y heterogéneos con radical
consonántico KNR.
En primer lugar, nos referiremos a una voz
mazígica homófona y homógrafa de la ya indicada taknart, que es
variante de takanart, ‘canaria’, como ya se ha indicado. En el
grupo dialectal tuareg, grupo que algunos lingüístas consideran una lengua
mazigia aparte, taknart significa ‘novia; recién casada’ y,
por extensión, ‘muñeca’ (cf. Karl-G. Prasse, Ghoubeïd Alojali y Ghabdouane
Mohamed 2003, I:390). En la misma lengua tuareg, el término taknart en
la acepción de ‘muñeca’ es sinónimo de tasunart (pl. tisunarin),
cuya forma masculina esasunar (pl. isunaren), ‘muñeco’, voz
que también puede significar ‘maniquí’.
En el tomo II del mismo Dictionnaire
touareg-français de Karl-G. Prasse et alii, en la
página 730, se da la siguiente definición de tasunart: ‘poupée
(jouet d’enfants, en forme d’homme ou d’animal)’, cuya traducción
castellana es ‘muñeca (juguete infantil con forma de persona o de animal)’.
En el dialecto de los también mazigiohablantes de
la región libia de Adrar n Infusen, en la Tripolitania , la voz
que significa ‘muñeca’ es tasilut (pl. tisila),
que deriva del vocablo panmazígico taslit (pl. tislatin),
‘novia; recién casada’, cuya forma masculina es asli (pl. islan).
Por extensión, taslit también significa ‘muñeca’ entre las
niñas mazigiohablantes. Y en zenaga (el dialecto mazígico de Mauritania), el
término que designa a la muñeca es tamanagt (pl.timanagin).
·Akanaru. Antropónimo empleado
por los tuareg (Karl-G. Prasse et
alii, ibidem).
·Kener.
Interjección tuareg. ejemplo de empleo: Wer-inna kener, ‘il ne
dit pas un mot’ (Karl-G. Prasse et alli, ibidem), frase
que se puede traducir al castellano como ‘(él) no dice ni pío’.
·Tekanart (pl. tikanaren),
‘frente [anatomía]’ y, por extensión, ‘frente de combate’, acepciones ambas del
tuareg (Karl-G. Prasse et alii, ibidem). La forma aumentativa
de tekanart es ekanar (pl. ikanaran).
En la mayoría de los dialectos mazígicos los
términos que designan la ‘frente’ son de raíz IR o NIR: anir,
ayri, taynart… (Émile Laoust 1920:112).
·Agnar/tagnart es el nombre
que los mazigiohablantes del suroeste marroquí dan a un cuarto de una vivienda
reservado a las mujeres, y que da al porche o cobertizo (Edmond Destaing
1940:290). La voz homónima y homógrafa agnar (pl. agnaren),
‘veinte’, fue empleada en otro tiempo en Marruecos (Mohamed Chafik 2003:167).
Volviendo a lo que más arriba se ha indicado
acerca de las voces que tienen el mismo sonido pero que pertenecen a campos
semánticos diferentes, como es el caso detaknart ‘canaria’ (como
hemos indicado, y al igual que taknarit, variante de takanart)
y taknart, ‘novia; recién casada’ y, por extensión, ‘muñeca’, hay que
insistir que, en lingüística, la homofonía caracteriza palabras que tienen el
mismo sonido aunque se escriban de distinto modo y signifiquen cosa distinta.
Veamos a continuación un par de ejemplos de voces homófonas en español y,
seguidamente, otros dos ejemplos de homofonía en francés:
Vaya (del verbo ir): valla (cerca, vallado); baya
(tipo de fruto).
Presa (animal cazado): presa (obra para contener
aguas): presa (mujer que sufre prisión).
Fête (fiesta): faite (hecha,
del verbo faire); faîte (cima, pináculo,
caballete (de un tejado)).
Avocat (abogado): avocat (aguacate).
+++
Y para concluir, hay que subrayar, primero, que
Taknara es una nación que continúa (re)construyéndose a si misma, y que
su nombre canárico connota el renacimiento identitario de nuestro pueblo,
renacer que expresa tan bién el lema de nuestra nación: Lulegh
dagh n yighdan-iw (‘Renazco de mis cenizas’). Y, segundo, que
los ecos del grito lanzado el 18 de noviembre [Día Nacional de
Taknara] de 1897 en Caracas por Secundino Delgado y sus compañeros de “El
Guanche”, a saber, ¡Vivan las Canarias libres!, sigue resonando en las
conciencias canarias tan fuerte como entonces.
Notas
*La forma mazígica del nombre de nuestra nación
fue acuñado y dado a conocer en la última década del pasado siglo XX.
**Ti-n-Hinan es la antepasada legendaria de los
Kel Ahaggar, tuareg que habitan en el macizo volcánico del Ahaggar, en el
Sáhara argelino. Ahaggar es variante dialectal tuareg
de ahawwar (pl. ihawwaren), pues la semivocal /w/
cuando es geminada (doble) se transforma en algunos dialectos mazígicos en una
/g/ geminada, y, en otros, en una /b/ también geminada. Un
ejemplo:
tawwurt, ‘puerta’ = tabburt = taggurt.
*** En la acepción de ‘tuno,
higopico’, taknarit es nombre colectivo. En mazigio, ‘un higopico o
tuno’ se dice yat teknarit (pl. tiknariyin: semmust
teknariyin, ‘cinco higos-picos’).
(Aknar n-Ayt Unaga/Manuel Suárez Rosales)
No hay comentarios:
Publicar un comentario