Eguerew Chaurero*
Tsunami. Esta
palabra es de origen japonés y su significado
“ola
gigante que llega al puerto”.
En
realidad no se trata de una ola sino de una serie de ellas que se producen en
una masa de agua al ser empujada con violencia por una fuerza con
desplazamiento vertical.
Al
momento de precipitarse sobre un territorio puede hacerlo de dos formas
posibles, de acuerdo a la topografía y batimetría del lugar: como una masa
espumosa, sin demasiada altura pero con una fuerza incontenible que arrastra
todo a su paso, o como “marea viva”, esto que digo
naturalmente se refiere a un tsunami provocado
por causas naturales. Pero ¿existen otros tipos de tsunamis? Creo que sí,
existen los tsunamis provocados las mareas humanas en algunos casos más
devastadoras que las naturales, pues éstas son producidas por causas geológicas
o atmosféricas y sus efectos pueden ser devastadores pero sólo durante el
tiempo que dure el fenómeno, pero en cambio los tsunamis humanos son dirigidos
de manera inteligente y las causas que los producen son más perdurables pues
están provocadas por la ambición económica, la sed de rapiña, las ansias de
poder absoluto, y se sustenta en el desprecio absoluto por la vida humana, teniendo por base las masacres
llevadas a cabo por parte de un sector de la humanidad militarmente más fuerte
sobre otro más débil.
Son
muchos los tsunamis humanos recogidos por la historia para la denominada
cultura occidental la cual está jalonada de grandes invasiones llevadas a cabo
por ingentes mareas humanas, judías, mesopotámicas, griegas, persas, romanas,
bárbaras, cristianas, islámicas, católicas, napoleónicas, inglesas etc.,
culminando de momento con las primera y segunda guerras mundiales, pero ninguna
de estas mareas guerreras ha quedado impresa en la memoria colectiva de la
humanidad como la generada en la Península Ibérica y cuyas olas arrasaron el
continente americano desde las costas hasta las cordilleras.
Este
tsunami tiene sus inicios en el puerto de Palos
el 3 de agosto de 1492 y tomó el nombre de Cristóbal Colón. El 12 de
octubre de ese mismo año a las 2 AM sus efectos se hicieron sentir en la isla
caribeña Guanahani, posteriormente
renombrada como San Salvador. Además en las sucesivas crestas de las olas que
fueron estrellándose contra las islas y el continente flotaban las ambiciones
del oro, esclavos y materias primas de las cuales las principales fueron las de
España. Portugal, Inglaterra, Francia y Holanda, dirigidas por genocidas como: Francisco Pizarro González, Hernán Cortés Monroy Pizarro Altamirano,
Bernal Díaz del Castillo, Juan Bueno, Rodrigo de Hevia, Alonso López de Lois,
Alonso de Luarca, Álvaro de León, Diego de Colio y Bartolomé de Zárate,
Catalina de Erauso, la monja alférez, Pedro
Fernández de Lugo, Lancheros, Pedro de
Ursúa, Juan Díaz de Armendáriz, Felipe de Hutten, Hernán Pérez, Belalcázar y
Federmán, Jiménez de Quesada. Vadillo, Antonio de Chávez, Gonzalo Jiménez de
Quesada, Gaspar de Espinosa, Jorge Spira, Pedro de Añasco, Lorenzo de Aldana, Pedro de Heredia, Diego de
Almagro, Bartolomé Ruiz, Rodrigo de Bastidas Pascual de Andagoya, Pedrarias
Dávila, Vasco Núñez de Balboa, Martín Fernández de Enciso, Alonso de Nicuesa, Juan de la Cosa, y un largo etc.
Las consecuencias de este tsunami histórico han sido
entre otras:
Desaparición de los sistemas políticos y
organizativos de los pueblos amerindios.
Pérdida definitiva de su soberanía, hoy
en día gobiernan los descendientes de los invasores y colonos.
Desaparición de numerosas lenguas autóctonas
y casi extinción de otras. Las lenguas indo americanas pasaron a un segundo
plano y se impusieron definitivamente los idiomas europeos.
Destrucción de las obras culturales de
los pueblos originarios (textos, obras de arte, religiones, templos, ciudades,
obras artesanales, monumentos, caminos, memoria, etc.).
Inferiorización y desprecio por las
culturas originarias. Inferiorización y desconocimiento de la naturaleza humana
de los pueblos originarios al ser reducidos a la categoría de “encomendados”
sometidos a colonizadores europeos, en el caso de la conquista española. En el
caso de otras experiencias coloniales también fueron en muchos casos
desconocidos como seres humanos con los mismos derechos que los europeos.
Durante la
invasión y conquista de América se produjo un colapso demográfico de la
población indígena. Muy probablemente
se trata del mayor desastre demográfico de la historia: la despoblación del
Nuevo Mundo, con todo su terror, con toda su muerte.
El investigador estadounidense
H. F. Dobyns
ha calculado que un 95% de la población total de América murió en los primeros
130 años después de la llegada de Colón. Por su parte, Cook y Borak, de la Universidad de
Berkeley, establecieron luego de décadas de investigación, que la población en
México disminuyó de 25,2 millones en 1518 a 700 mil personas en 1623, menos del 3%
de la población original. En 1492 España y Portugal juntos no superaban los 10
millones de personas.
La esclavitud: los conquistadores
establecieron la esclavitud de manera generalizada.
Para ello fueron secuestradas alrededor
de 60 millones de personas en África de la cuales solo unas 10 millones
llegaron con vida a América para ser reducidos a la condición de esclavos.
Algunos investigadores de Estados Unidos, Gran Bretaña, Holanda,
Bélgica, Alemania, Francia, Suecia y Noruega han sostenido también que la
acción de los conquistadores españoles en América fue bárbara y constituyó un
genocidio. Otros historiadores han sostenido que esas afirmaciones carecen de
sustento y que es obra de una conspiración impulsada principalmente por
británicos y franceses para crear una leyenda negra contra España. Quienes
conocemos un poco la Historia colonial de Canarias-islas en la que se fraguó la
de América-, sabemos que desgraciadamente, la pretendida leyenda negra, es una
realidad histórica sufrida en propias carnes.
Algunas culturas del denominado Nuevo
Mundo se conservaron y aumentaron la población aunque también muchas culturas
indígenas desaparecieron debido en ocasiones además del genocidio generalizado
a enfermedades e infecciones inexistentes en América hasta ese momento, para
las que los pueblos originarios carecían de defensas biológicas adecuadas.
Y a este etnocidio algunos
nostálgicos de las “gestas” capitalistas imperiales de la para ellos añorada
españanacionalcatolicaapostolicaromana, propugnan como día de la hispanidad,
día de la raza, encuentros de culturas y otras sandeces semejantes. Que la Divinidad se apiade de
ellos.
Octubre de 2008.
***+++
*Seudónimo de Eduardo Pedro García Rodríguez
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