Eduardo Pedro García Rodríguez*
“Ante la desesperación del
momento, cuentan las crónicas que numerosos saguntinos deciden perecer
consumidos por el fuego antes que rendirse al general cartaginés. La crónica
también cuenta que esa misma noche un grupo salió de la ciudad "a la
desesperada" hacia el campamento cartaginés, para acuchillar a todos
aquellos que encontraran a su paso. La consigna no deja de ser descabellada
-"morir matando"-. Sin embargo, la superioridad numérica de los
cartagineses presagiaba el triste final de los desesperados saguntinos. Desde
lo alto de la muralla mujeres y niños contemplan el fatal desenlace y muchas de
ellas deciden asesinar a sus criaturas antes de lanzarse desde lo alto de la
fortaleza al vacío. Poco después, entran los cartagineses ordenando el asalto
general sin compasión. Se puede decir que perecen en el intento más que los que
se entregan al general.”
Así nos cuentan algunos
historiadores españoles la defensa que hizo Sagunto, ciudad-estado de origen
griego situada en la península ibérica (es decir, una colonia) un par de siglos
antes de la era actual. La defensa de aquella ciudad y las correrías
mercenarias y depredatorias del castellano Rodrígo Díaz de Vivar, el “Cid
campeador”, o los nefastos Reyes Católicos y otros ejemplares similares de la
misma fauna, eran ensalzados y fueron los ejemplos que durante la dictadura
fascista-nacionalcatólica española nos inculcaban en las escuelas (allí donde
las había) los enseñantes españoles y criollos españolizados de esta colonia como ejemplos a seguir en
nuestra futura vida de adultos para mejor servir a la “madre patria”. Dictadura
que continúa vigente en esta Nación Canaria sin Estado, si no en la forma sí en
el fondo, de manos de los herederos físicos e ideológicos de los colonos y
criollos de servicio, cuyos apellidos se perpetúan en el poder colonial
generación tras generación y siglo tras siglo.
Por el contrario, nuestros héroes
Matrios que fueron capaces de ofrendar en sublime sacrificio el bien más
preciado del ser humano como es la propia vida en aras de la libertad de su
pueblo, fueron y son demonizados por aquellos que presumen de gestas heroicas
que nunca fueron suyas, y cuyo estandarte siempre ha sido el oro y rojo, es
decir, el oro y la sangre o lo que es lo mismo, Rojo y Gualda, en honor de los
cuales y durante siglos, han hecho correr verdaderos ríos de sangre inocente.
Los canarios actuales estamos
obligados a no olvidar a aquellos de nuestros ancestros que no quisieron
entregarse ante la descomunal y brutal superioridad armamentística de unas
hordas invasoras depredadoras e inhumanas, no se prestaron a ser esclavos y no
bajaron sus altivas cabezas ante dos maderos cruzados. Entre los muchos de
nuestros antepasados que optaron por la libertad plena, nos ha quedado memoria,
entre otros, de los siguientes:
BENTEJUÍ […] mandaron fuese a sitiar otra llamada Fatiga, donde
estaba el Rey Tazarte (Tadsart, ‘rebeldía’,
‘dignidad’), con la gente más feroz y atrevida; en aquella tierra áspera
y muy agria envióse delante á Guadartheme para que les avisase del peligro en
que todos los canarios estaban de morir á cuchillo no reduciéndose por bien;
fue por dos partes á un tiempo, cogidas las entradas y salidas con increíble presteza
y valor, que los canarios se hallaron suspensos y aturdidos; halló Guadartheme
á un tío suyo que era Faisaje ó Consejero, á quien sentó bien la propuesta de
perdonar á los canarios; mandó Pedro de Vera que bajasen todos abajo sin armas,
y el feroz de Tazarte no queriendo reducirse ni poder pelear por estar ya
sitiados, se llegó á la punta más empinada del risco y cruzando los brazos al
pecho dijo dos veces muy alto: "Atistirma, atistirma", y dio una
vuelta en el aire y abrazado al faykan de Telde se desriscaron desde aquella
eminencia el 29 de abril de 1483. (Marín de Cubas [1694] 1993,: 163-4). También
nos dejo un mensaje de dignidad canaria en su repuesta al mensajero del criminal Pedro de Vera, el
converso Fernando Guanarteme: “Todavía Canaria no ha
desaparecido del mundo y aquí la tienes toda sobre estos cerros” (Bentejuí
en: Viera y Clavijo (1772) 1982, I: 529).
TANAUSÚ o Atanausu fue el
jefe del cantón hawarita de Aseró, uno de los doce bandos segmentarios en los
que se dividía la isla de Benahuare (La Palma ), Su nombre podría traducirse por «El
obstinado». Debido a que «ta» en guanche indica género femenino, probablemente
el nombre verdadero sería Aktanasut,
pero al ser trascrito al castellano derivó en Tanausú.
Viendo la imposibilidad de penetrar en la Caldera y de realizar una
conquista militar de este territorio, Alonso Fernández de Lugo recurre a la
traición y el engaño (tácticas habituales en los españoles de todos los
tiempos), y convoca a Tanausú a una reunión en el paso de Adamacansis para
tratar la paz a través de Juan de Palma, un familiar de Tanausú que se había
convertido al catolicismo. Cuando Tanausú acude a dicha reunión acompañado de
su sequito se ve envuelto en una emboscada en la cual es apresado.
Ya capturado, Tanausú es conducido en barco a
España en 1493, pero durante el trayecto se niega a comer dejándose morir de
hambre, ¡Vacaguaré! ¡Vacaguareé! Fueron las únicas palabras que pronunció
durante su cautiverio. Aktanasut protagonizó la primera huelga de hambre
llevada a cabo en Canarias.
Según la tamusni (historia oral,) una historia de
amor le unió a Acerina, la que sería su mujer y que acabó eligiéndolo en vez de
a su primo Mayantigo, en el llano de Taburiente, dentro de la Caldera del mismo nombre.
Acerina llegó a amar tanto a Tanausú, que se dejó morir encuevada, según la
tradición de los antiguos hawuaras.
BENTOR, o Ventor, uno de los últimos menceyes que se enfrentó con las
armas a la invasión de Chinet (Tenerife) Debió nacer sobre el 1463 y murió en
1495 o 1496, cuando decidió que su Espíritu Libre viajara al seno de Magek para
encontrarse con los de sus ancestros, suicidándose ritualmente arrojándose al
vacío desde el Risco de Tigaiga en el lugar conocido como El Lance.
Con su muerte física, se perdió uno de los
grandes defensores de la Matria Canaria.
Este, se negó a rendirse ante las tropas invasoras castellanas, pese a que los
tabores guanches estaban enfermos de la “Modorra” y la sangría que la batalla
de Eguerew (La Laguna )
había representado para los guerreros, como recoge la declaración de los
testigos aportada en la información de Margarita Guanarteme (1526), que indica
como en dicha acción "mataron al Rey Grande que se llamaba el Rey
Venitomo de Taoro, y don Alonso de Lugo envió a Fernando Guanarteme para que se viera con el rey Ventor, hijo de
Venitomo, para requerirle se diese volviendo con la respuesta que el nuevo rey
no se quería dar…"
Guanarteme iba al frente de quienes llevaban
clavada en una pica la cabeza de Tinguaro o Benchomo (no se sabe con exactitud si
aquella cabeza correspondía a uno u otro hermano.) La repuesta de Bentor a la
embajada de Lugo fue: enviarle aquella cabeza a Alonso de Lugo, diciéndole
que cada cual supiese guardar la suya.
ICHASAGUA…Llevaban
los comisionados poderes del adelantado para negociar la paz bajo las mismas
condiciones del Tratado de Los Realejos, con olvido de todo lo pasado;
proposiciones que acabaron por aceptar algunos de los principales alzados, siempre que el Mencey Ichasagua entrara en
el concierto.
Aceptado el principio de acuerdo, la asamblea se
dirigió hacía el lugar del actual pueblo de Arona, al sitio denominado El Llano
del Rey, el cual hasta fines del siglo XVIII en los documentos oficiales se
cita como El Llano del Rey Ichasagua. Cuando llegó la comitiva a presencia del
Mencey encontraron a éste en píe rodeado de algunos de sus consejeros, mirando
al numeroso grupo que se le aproximaba, al frente del cual venía el infante
Izora, cuando éste llegó a su presencia y después de dirigirle un saludo le dio
a conocer su misión y las proposiciones de paz. El Mencey Ichasagua, sin
corresponder al saludo de Izora, sin pronunciar una sola palabra, recorrió con
la mirada los rostros de todos los circunstantes como tratando de adivinarles
el pensamiento, tiró de pronto de un puñal que llevaba al cinto y se lo hundió
en el pecho. Así, cumpliendo con la tradición de sus ancestros, mediante el
suicidio ritual murió el penúltimo Mencey Guanche, sin siquiera molestarse en
dar repuesta a las propuestas que el verdugo Alonso Fernández de Lugo le
trasmitía a través de unos renegados.
Tras el fallecimiento del Mencey Ichasagua,
algunos de los alzados aceptaron las paces propuesta por los mercenarios
invasores y consiguieron arrastrar
consigo a muchos de los alzados. La historia es testigo del poco honor que los
españoles hicieron a lo pactado, como es habitual en ellos. Otros, los más
indómitos, se dispersaron por las cumbres y montes manteniendo viva la lucha
contra el invasor. Con el transcurso del tiempo, unos se fueron integrando en
la nueva sociedad, otros, continuaron su lucha y su vida en las zonas más
inaccesibles de nuestra geografía, y si bien con el tiempo las acciones de
guerra se fueron aminorando, no es menos cierto que estos alzados jamás se
rindieron al invasor, por tanto, podemos afirmar que aún continuamos en guerra
con la potencia invasora, en una especie de tregua indefinida no declarada.
(Eduardo P. García Rodríguez)
Son cientos los héroes anónimos mujeres y hombres
canarios que ofrecieron en aras del Amor
a la Matria y
a la libertad el máximo sacrificio que
un ser humano puede ofrendar, su propia
vida.
Los cronistas de la invasión y
sometimiento de las islas nos dejaron constancia de que muchos de nuestros
ancestros prefirieron la muerte antes que la esclavitud, también nos cuentan
que muchas mujeres se encerraron con sus hijos en cuevas y se dejaron morir
ante que caer en manos de los invasores extranjeros, extremo este corroborado
por los modernos hallazgos arqueológicos.
“No se le ocultaba á Pedro de
Vera Lo que pasaba, procurando verse con Guadartheme de Gáldar, que no fue
posible. Corríase la tierra por todas partes, y entre ellos los gomeros fueron
muy señalados en fuerzas y valor; algunos veinte tuvieron luchas y desafíos
célebres con los canarios; saliendo ciertos castellanos y gomeros de la Torre del Gaete á traer
ganado ó cautivos, cogiendo la playa del mar, vieron salir de una cueva dos
mujeres huyendo por sobre unos riscos, la una era madre, algo anciana, y la
otra era su hija, muy hermosa, de mucho cabello y rubia, con unos faldellines
de pieles y lo demás desnudo, como en todas se veía; éstas, viendo llegar á
querer subir el risco tras ellas, arrojaron tantas piedras que mataron á un
soldado é hirieron á muchos á la subida del risco de Tirma; mas viendo la
resistencia dos castellanos subieron rodeando otro camino por unos andenes bien
peligrosos, y pudiendo la más anciana huir y escapar, volvió sobre la moza, que
se ponía en defensa, y pareciéndole imposible escapar de cautiverio,
desenvolvióle el cabello largo á la moza y dándose dos vueltas al brazo derecho
con él se arrojó del risco abajo trayéndosela consigo, se hicieron pedazos y
hoy llaman el Salto de las Mujeres. Hubo otras canarias que buscando leña
fueron sentidas de los castellanos, y también se desriscaron.” (Marín de Cubas
[1694] 1993:154)
OTRO RECORDATORIO:
Kebehi Benchomo;
Chimenchia-Tinguaro; Doramas; Hautacuperche; Badeñol;Haineto; Secundino Delgado
Rodríguez; Bartolomé García Lorenzo; Javier Fernandez Quesada; Hupalupa
(Hermogenes Afonso de la Cruz )
Miguelón: Helio Rodríguez Figueróa; Benahuya (Chucho Dorta); Leonor Iniesta
Ramos (Leo): Ichasagua (Manuel Martín Domínguez); Tomás Francisco Chavez Mesa;
Vitito; Tito Stinga; José Peraza González; Marcelino Santana Santana; Uli Daren
(Emiliano Bethencourt Expósito); Beneharo de Anaga (José Diego Díaz-Llano
Guigou)… Sus Espíritus Libres están
acogidos en el seno de la Diosa Magek.
*Miembro de la Asociación
Sociocultural Kebehi Benchomo
Fuentes consultadas: Eduardo P.
García Rodríguez, Reconstitución del Menceyato de Adeje.
Juan Bethencourt Alfonso, Historia del Pueblo Guanche.
Chinet, want’ ijumaynut Magek n 7º akano n
tallit taynay tagwancet
Imagen: tomada de www. Elguanche.net
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