Asociación Sociocultural Kebehi Benchomo.
Jamás un soberano de las españas
ni ningún rey de España habían visitado alguna de sus colonias hasta que en
1906 ante los vientos de libertad que soplaban por el mundo el Borbón Alfonso
XIII decide animar a la pequeña burguesía colonial de las islas y a los
empleados de la Metrópoli
dignándose a obsequiarles con su real presencia a cambio de una fidelidad que
ya estaba haciendo aguas en la colonia. Nada práctico aportó al pueblo canario
la visita de aquel monarca que sólo sirvió para el jolgorio de parte de una
burguesía decadente, mimética ansiosa de recibir “cosas de fuera” y para
arramblar contra las ya exhaustas arcas de los serviles Ayuntamientos que en
aquella época eran tan sumisos como los actuales. Posiblemente el monarca
español jamás pensó que con el transcurso del tiempo, - y como dice el refrán
“todo se pega menos la belleza” - su nieto y biznieto con el amparo de los
plañideros añorantes de supuestos tiempos imperiales iban a estar pateando con
excesiva frecuencia esta colonia africana convertida en cebadero de
innumerables bandadas de aves carroñeras e imponiendo su no deseada presencia a
los desprotegidos colonizados.
Toda esta parafernalia está como
no podía ser menos orquestada por los fieles guardianes de los intereses
coloniales españoles y europeos en las islas, los llamados políticos locales,
simples peones serviles vende patrias a los cuales se les permite todo tipo de
corruptelas con tal de que mantengan al pueblo colonizado sumido en la
ignorancia, para así continuar explotando el predio por tiempo indefinido si la Diosa Chaxiraxi no lo remedia, una casta de seres casi humanos que la
naturaleza permite que se reproduzcan para recordarnos que lo monstruoso en ocasiones puede contaminar
lo noble y bello convirtiéndose en una epidemia crónica difícil de
erradicar.
El trasfondo de estas visitas no
es otro que el trasmitir al mundo del capitalismo globalizante y depredador la
imagen de que la colonia es un lagar que está perfectamente sometida y
controlada, y por tanto, los oscuros chanchullos financieros pueden continuar
llevándose a cabo con total impunidad bajo el amparo de la Metrópoli y la total
entrega y servilismo de los estamentos políticos, sociales y policiales establecidos por la misma.
Ahora que el águila imperial
norteamericana –ave predadora y carroñera -
planea sobre Canarias en forma de cámara de comercio, que pretende
utilizar las islas como percha de apoyo desde donde poder lanzarse sobre los
cadáveres económicos y sociales dejados por el colonialismo europeo en nuestro
continente africano, bajo el amparo de los tambores de guerra que continuamente
suenan en nuestra área tocados por la OTAN.
Es desesperante ser testigo
impotente y ver como los intereses de unos pocos saqueadores priman por encima
de los de un pueblo que a fuerza de siglos de colonización, prácticamente ha
perdido sus sentimientos de pertenencia, olvidando sus raíces, durmiendo en la
higuera de espectaculares partidos de fútbol, pendientes de telenovelas y de
programas basuras en la cadenas de televisión donde juegan y comercian con los
sentimientos de los seres humanos más desprotegidos, convirtiendo en
espectáculos de circo lo poco de humanos que el sistema les permiten tener,
mientras tanto, las bandas de lobos fariseos disfrazados de demócratas
defensores de los “menos pudientes” arrasan a sus anchas lo poco que va quedado
de este desgraciado país. Por todo ello, y por miles de motivos más decimos:
Mándese a mudar don Juan Carlos, coja a su Sofía del brazo y mándese a mudar
p’a España. Y por favor, no nos haga la merced de volver por esta colonia.
Ciudad colonial de Eguerew,
noviembre de 2006.
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