1991 febrero 17.
El museo de los isleños, enclavado en un bello paraje de reserva forestal, se construyó gracias a que una descendiente de isleños canarios donó los terrenos y sufraga los gastos de mantenimiento, aunque el personal que lo atiende corre a cargo del gobierno americano.
Poco tiempo después de la conquista, el gobierno
de Castilla y la Corona
favorecieron y subvencionaron la emigración de canarios para la colonización y
poblamiento de América. La mayor parte de los emigrantes canarios fueron
marineros y soldados. Con posterioridad al siglo XVI, artesanos, campesinos y
simples colonos, con el objeto de establecerse y fundar con sus familias y,
especialmente poblar, una serie de localidades que experimentaban más despoblación,
como las islas del Caribe. A la isla de Santo Domingo se enviaron familias de
agricultores, incluso con acopio de aperos de labranza y materiales para la
edificación de viviendas; en 1545 se obligaba a Francisco de Mesa a fundar un
pueblo en el lugar de Montecristo, de la isla de la Española , con 30 vecinos
casados en las Islas Canarias. Este hecho condicionó la salida en masa de
habitantes creando una verdadera despoblación que motivó que el rey de la
metrópoli Felipe II prohibiera la salida de vecinos necesarios para la defensa
de las islas. En el siglo XVII aumenta la presencia de extranjeros en las
colonias españolas e interesaba reforzar la población con súbditos leales. En
1659, para evitar la pérdida de Jamaica, "nada mejor que una armada
despachada de la península cargada de gentes que han de ser de trabajo y
provecho, como lo es la de las Canarias". En esta fecha es cuando se
experimenta una corriente muy fuerte hacia Cumaná, Antillas, Florida o
Vnezuela.
El Tributo en Sangre (1678)
En 1678 se impone a Canarias una condición para poder comerciar con las Indias, y es la de enviar 5 familias por cada 100 toneladas de productos que se exporten. Es lo que se conoce como el tributo en Sangre, definido así por varios autores y que es consecuencia de
Los Isleños canarios de Luisiana:
Documentos de la época, actas notariales, Actas
del Cabildo, algunos mapas, informes de los servicios de inteligencia
británicos, retratos de gobernantes como Ulloa, Miró y Alejandro O'Reilly, o
información abundante sobre la 15.000 canarios. sociedad y la economía local, la escalvitud, y
la vida cotidiana en las plantaciones, han contribuido a divulgar, con gran
exactitud, la historia de la presencia hispana en el territorio que abarca
prácticamente todo el Valle del Mississippi; presencia que, de modo paralelo,
tiene un reflejo en la vida cotidiana de la ciudad, ya que, en la mayoría de
las calles del casco antiguo, nos encontramos con rótulos de cerámica que dicen
"Cuando Nueva Orleans era capital de la provincia española de Luisiana
(1762-1803) este lugar se llamaba "calle Real", o "del
Muelle", o de "San Pedro", entre otras muchas, hasta llegar a la Plaza de Armas, muy cerca
del río y a la vista del moderno edificio del World Trade Center, donde figuran
los escudos de las cincuenta provincias españolas. Sin embargo, la presencia
hispana en Nueva Orleans, durante los últimos ciento noventa años, no sólo se
ha recordado a través de muestras efímeras, de contactos eventuales, de rótulos
callejeros, sino que ha estado muy viva en el seno de una comunidad que nunca
olvidó a sus ancestros, ni su lengua, ni su procedencia, por la que siempre han
sido identificados, "los isleños", los descendientes de emigrantes
canarios del siglo XVIII, habitantes de la isla Delacroix, de la Parroquia de San
Bernardo.
"En los siglos XVII
y XVIII los isleños ya no van a sustituir
a una población que ha desaparecido; emigran con otra finalidad: como
fundadores de nuevos pueblos y ciudades..., o bien para evitar el avance humano
y político de países extranjeros infiltrados dentro de posesiones españolas. Y
así Santo Domingo, Puerto Rico, Texas, Luisiana, Campeche, Cumaná, ven
engrosadas sus respectivas poblaciones con individuos procedentes de las Islas
Canarias". (Julio Herrera García)
Una muestra exacta de estas "nuevas
finalidades" la dan los canarios que, en los últimos años del siglo XVIII,
se asentaron en las tierras más húmedas, agrestes e indómitas de las marismas
del Mississippi, a unos 25 kilómetros de Nueva Orleans, ciudad fundada por los
franceses en 1718. El español Hernando de Soto fue el primer europeo que
exploró las tierras de la
Luisiana en 1541, pero Robert Cavelier de la Salle sería quie las
reclamara para Francia en 1682, por lo que formaron parte de sus posesiones en
América hasta que, por la firma de París, el 10 de febrero de 1763, pasan a ser
provincia española durante cuarenta años. En 1802 Napoleón lo vende a los
Estados Unidos por ochenta millones de francos. Hoy los rasgos culturales
franceses y españoles configuran la idiosincrasia de la cuna del jazz y de los
más célebres carnavales de toda Norteamérica. España nombra en 1777, gobernador
del territorio al inquieto coronel del regimiento de Luisiana Bernardo de
Gálvez, que, tanto para colonizar y constituir nuevos asentamientos, como para
evitar la preeminencia de habitantes procedentes de otros países, propicia una
importante etapa de inmigraciones hacia la Luisiana que, según narra Charles Gayarré en su Historia
de Luisiana, "recibió entonces un aumento de su población con la
llegada de gran número de familias llevadas a Luisiana desde las Islas Canarias
a expensas del rey. Algunas de ellas se establecieron en Terre aux Boeufs, una
parte del territorio que hoy queda comprendido dentro de la Parroquia de San
Bernardo".
Los pobladores canarios, desde su llegada entre
1778 y 1783, se establecieron, en gran mayoría , en el lugar llamado Isla
Delacroix, que toma su nombre de la condesa de Saua de la Croix , de París, que, como
recoge Roger Baudier en su libro La Iglesia Católica en Luisiana, cedió
allí en 1874 unos terrenos adecuados para la edificación de una escuela y de
una iglesia. Durante años la ocupación principal de los "isleños" ha
sido la caza y la pesca, en especial de un cangrejo de río, por ellos
denominados "jaiba", labor que se realiza en condiciones muy duras,
perpetuada en las estrofas de unas famosas décimas, La vida de un jaibero,
hoy cantada por el conocido decimista Irvan Pérez, que, junto con su hermano
Alfred, recopilan los últimos vestigios que quedan de las décimas
tradicionales, de ancianos como Chelito Campos, que a sus noventa y cuatro años
aún canta durante las reuniones familiares, y difunden la historia de su
comunidad, a la que se dedican las décimas "Setecientos setenta y siete /
varias familias dejaron las Islas Canarias", y que participaron, en
diciembre de 1992, en un congreso de decimistas organizado por la Universidad de Las
Palmas de Gran Canaria, bajo la dirección del profesor Dr. Maximiano Trapero.
Si el fenómeno de la conservación del español, lleno de arcaísmos propios de
Canarias en el s.XVIII, se debe en gran medida al aislamiento en que vivió esta
comunidad hasta casi la II
Guerra Mundial, por lo que es exclusivamente una lengua
familiar y oral, esto permitió también mantener unos lazos estrechos que hoy
confluyen en unas relaciones sólidas, basadas en el sentimiento de identidad
que les agrupa, y cuyo exponente oficial es la dinámica asociación
"Herencia & Cultura Sociedad de los isleños de San Bernardo", de
la que han sido sus últimos e inquietos presidentes Alfred Pérez y Lairy Teror.
Y es que, como afirma Gilbert C. Din en su libro "The Canary islanders of
Luisiana", "los isleños permanecieron muy aislados del centro
cultural de Luisiana", a lo que se une el que "los pocos cientos de
Isleños Canarios llevados a Luisiana por los Gobernadores españoles en el s.
XVIII provenían de un grupo de islas que, aunque ostensiblemente españolas,
habían desarrollado sus propias pautas culturales y tradicionales", lo que
se reflejó enseguida en el desarrollo de aquella comunidad aislada en el
territorio de la Parroquia
de San Bernardo.
El museo de los isleños canarios:
El museo de los isleños, enclavado en un bello paraje de reserva forestal, se construyó gracias a que una descendiente de isleños donó los terrenos y sufraga los gastos de mantenimiento, aunque el personal que lo atiende corre a cargo del gobierno americano. Abierto al público hace ya algunos años, fue inaugurado oficialmente el 17 de febrero de 1991, con motivo de la visita de una delegación del Gobierno Autónomo de Canarias, presidido por el entonces Vicepresidente Exmo. Sr. D. Vicente Alvarez Pedreira, que estableció los primeros contactos oficiales con esta comunidad canaria en el exterior. Las encargadas del museo, Elina Alfonso y Antonia González Martínez, recibieron con este motivo numerosos objetos y recuerdos, que hoy engrosan los fondos del que, sin duda, es ya un monumento sugestivo a la memoria de estos canarios de América. Entre los numerosos descendientes de canarios y sus familias que asistieron a los actos de este reencuentro oficial con las autoridades de unas islas que ellos nunca han dejado de considerar suyas, se encontraban personalidades como el presidente del Senado del Estado de Louisiana Samión Núñez, el Sheriff Jack A. Stephen o el Vicepresidente de St. Bernard Henry Rodríguez, todos descendientes de isleños. Hay que tener en cuenta, según expone en su libro el profesor Din, que "si bien ellos son un pueblo que ha permanecido largamente desconocido tanto dentro como fuera de Luisiana, los Isleños constituyen una parte considerable de la población actual del estado con apellido español". En el almuerzo, ofrecido por la sociedad "Los Isleños", en la sede social de St.Bernard Parish Coastal Complex, vino la sorpresa, pues entre las viandas típicas de la comunidad que se sirvieron, aparte de los ya mencionados cangrejos o "jaibas", aparecieron el potaje de verduras y las papas arrugadas, tal como las preparan desde la llegada de sus antepasados a Nueva Orleans. Los descendientes de aquellos canarios del s.XVIII se han integrado ya perfectamente en su patria americana, lo que sin embargo no les ha impedido seguir considerándose canarios, "isleños", por todos los lazos de sangre , culturales y familiares que siempre han salvaguardado. No se equivocaba José de Viera y Clavijo cuando se atrevía a afirmar que "han pasado y pasa para algunos las islas de Canaria por región de América, y por indianos sus habitantes". Cuando en muchos otros países y localidades americanas, donde la emigración canaria ha sido una constante hasta hace unos pocos años, se habla ya de que el futuro de la presencia isleña, de sus comunidades, de sus tradiciones, de su folklore, pasa por que los jóvenes descendientes de los isleños no pierdan el sentimiento y la sensibilidad canaria, que hasta ahora aportaban las continuas remesas de contingentes de emigrantes, a pesar de su integración en el país de acogida, podemos ofrecerles el bellísimo ejemplo de la comunidad de "los Isleños" de San Bernardo, que, muy por encima de cualquier obstáculo material o espiritual, han querido y han sabido mantener su identidad canaria, lo que a ellos les enorgullece y, ante los demás, los ennoblece. (Juan José Laforet)
Estando en Canarias con el cargo de Teniente del Rey D. Matías de Gálvez, padre de Bernardo de Gálvez, Coronel y Gobernador de
"para cuidar y levantar un Batallón para
Un año después, en 1778 el Teniente del Rey, D.
Matías de Gálvez, pasó desde Tenerife a Honduras con el fin de fundar la nueva
ciudad de Guatemala, dejando el encargo que tenía de cuidar la recluta para La Louisiana , al Capitán de
Ingenieros D.Andrés Amat de Tortosa. Fue éste el encargado y el más decidido
valedor de esta emigración, ya que era apasionado partidario de la misma. Se
dio preferencia a la recluta de hombres casados con mujeres e hijos, para así
realizar, como dice Tarajano, una recluta no sólo militar sino también civil,
pensando en solucionar dos problemas al mismo tiempo, reforzando la guarnición
militar y aportar población a la deshabitada región de La Louisiana. Se
pensaba en el "soldado-poblador". Fue importante la emigración
canaria a tierras del Sur de los Estados Unidos y se calcula el establecimiento
en la zona de La Louisiana
de más de 4.000 canarios, aunque esto representó una sangría para Canarias, por
el despoblamiento y el coste económico que la emigración representó. Conocemos
las diversas oleadas que existieron. El 10 de junio de 1778 salió el primer
navío llevando 125 reclutas y 53 familias de éstos. En él nacieron durante la
travesía a La Habana ,
3 niños y otro murió. El 22 de octubre, en La Victoria
embarcaban 292 personas sin incluir 18 niños de pecho. Siete días después en el
Ignacio de Loyola salían 423 personas más 37 niños de pecho. En
diciembre de 1778 fueron 202 personas más 19 niños a bordo del San Juan
Nepomuceno. Le siguió la
Santa Faz el 17 de febrero de 1779 que transportó a
406 personas más. Y el 5 de junio de 1779 partió el Sagrado Corazón de Jesús,
que llevó hasta La Habana
a 423 canarios. De toda esta emigración, fue la isla de Tenerife la que aportó
más habitantes, con casi el 60 por ciento de la misma, siendo éstos de La Laguna , La Orotava , Gatrachjico,
Güimar, Icod, y Adeje. Las otras islas que contribuyeron fueron Gran Canaria,
Fuerteventura, Lanzarote y El Hierro.
Españoles
en Estados Unidos:
Raymond Mac-Curdy elaboró con el título de Los isleños de
Vivió grandes aventuras en el Perú, cuando
conquistaron el Imperio Inca entre 1531 y 1535. Era muy amigo del Emperador
Atahualpa y se disgustó con Pizarro, pues durante su ausencia este lo asesinó
después de cobrar un inmenso rescate a los Indios. De Soto volvió muy rico a
España pero se aburrió de la inactividad. En España conoció a Cabeza de Vaca
que volvía de Norteamérica y este último lo convenció de maravillosas ciudades
del Oro más al Norte. Partieron deLa Habana, Cuba en 1539 y llegaron a Tampa en
Florida Occidental Media y pronto encontraron a Juan Ortiz que había sido
salvado de la muerte gracias a una Princesa Indígena que se había enamorado, un
cuento parecido a Pocahontas y John Smith pero con un final más feliz que el de
la historia de Virginia muchísimos años después. De Soto descubrió a Georgia,
South Carolina, North Carolina, Tennessee, Alabama, Mississippi, Kentucky,
Missouri, Arkansas, Texas y Luisiana. Según algunos investigadores llegó hasta
Chicago, Illinois en Julio 8 de 1541, en los Grandes Lagos, la frontera con
Canadá. Para llegar a los Grandes Lagos pasó por Indiana y Ohio. Por todas
partes había grandes manadas de Búfalos y los Indios no conocían los caballos,
excepto los que los Españoles llevaban. El día 6 de septiembre de 1541 Hernando
De Soto descubrió el Río Mississippi un poco al Sur de St Louis, Missouri, De
Soto se entristeció mucho al verlo, pues un Río tan gigantesco tenía que vaciar
un país muy grande y por lo tanto la idea de encontrar el Paso al Océano
Pacífico (llamado Mar del Sur) se alejaba. O sea que no había el Paso a la China que el quería
presentar al Emperador Carlos V. Los miembros de la expedición evitaban
hablarle de este tema tan desagradable, pues Hernando se entristecía mucho de
su fracaso.
René
Robert Cavelier, Señor de La
Salle (Rouen 1643-río Trinidad 1687) y el Mississippi:
Se sintió atraido desde muy joven por el Nuevo Continente. Cuando sólo tenía 24 años embarcó por primera vez para Canadá. Se estableció en Montreal una temporada. Protagonizó una de las primeras expediciones a las cataratas del Niágara. Tras el descubrimiento del Mississippi por parte de Jacques Marquette (1673) se empeñó en explorar a fondo este río. Fue el primer europeo en atravesarlo desde los Grandes Lagos hasta el golfo de México. Reclamó la zona para la corona gala y le dio el nombre de Louisiana como homenaje al rey sol. El 24 de julio de 1684 inició su decimocuarta expedición, que tenía como objetivo hallar la desembocadura del Mississippi y establecer un puerto. Partió del puerto de
hasta introducirse en la bahía de Matagorda, en
tierras inhóspitas. El "Aimable" se hundió con la mayoría de la
comida, las medicinas y las herramientas. Tras el abandono de muchos hombres
acompañando a los colonos de la zona a bordo del "Joly" quedaron 200
hombres y mujeres para los que levantó el Fuerte de San Luis. Continuó la
búsqueda de la desembocadura hasta el hundimiento del "Belle" y en
enero de 1687 salió en busca de ayuda con 18 hombres. Cinco de sus hombres lo
mataron a tiros, mutilaron su cadáver y lo abandonaron en un barrizal. La Comisión histórica de
Texas rescató los restos del "Belle" que fue encontrado a tan sólo
3,5 metros de profundidad en 1995.
(Tomado de: Mgar.net)
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