1897.
El 3 de mayo de 1493 Alonso Fernández de Lugo
funda la que se llamó en principio Villa del Apurón, y al poco tiempo se
conoció como Santa Cruz de La
Palma. En las cuevas de Carías tuvo lugar la primera reunión
del Cabildo o Ayuntamiento de la isla, que regiría los destinos de la isla
desde entonces. El puerto fue la primera obra que se acometió, procediéndose al
mismo tiempo a la construcción de viviendas, iglesias, conventos,
fortificaciones y hospital. La ciudad, que había sufrido un grave incendio en
1553, a raíz del ataque del pirata Leclerc, más conocido por "Pata de
Palo", se remoza y ve surgir nuevos edificios, que suplen a los perdidos,
como es el caso del edificio del Ayuntamiento o la iglesia de El Salvador.
Durante diez días "Pata de palo" asola
y destruye cuanto encuentra a su paso. Se produjo la pérdida total de toda la
documentación municipal y notarial que se había generado hasta ese momento,
creando un gran vacío histórico. Escribe Rumeu: "pronto imponentes
columnas de humo anunciaron a sus moradores que huían despavoridos, que la
ciudad era destruida por el fuego en sus monumentos más notables. La iglesia
parroquial de El Salvador, los conventos, ermitas, casas consistoriales, Casa
del Adelantado, archivos públicos, y buen número de casas particulares fueron
pasto de las llamas. Las pérdidas por el incendio se evaluaron después de la
evacuación en 300.000 ducados".
Durante el siglo XVIII, Santa Cruz de La Palma se convierte en una
ciudad-convento, llena de iglesias y ermitas, llegando a contar con dos
conventos femeninos (de clarisas y de dominicas) y dos masculinos (de
predicadores dominicos y de franciscanos) en una población que no alcanzaba los
dos mil habitantes. El 13 de noviembre de 1585 una flota de 30 navíos a las
órdenes del corsario Francis Drake ataca sin éxito Santa Cruz de La Palma. En el siglo XIX
tiene lugar la reforma urbanística propiciada por los polifacéticos sacerdotes
liberales Manuel Díaz y José Joaquín Martín de Justa, que racionalizan el
espacio y disponen nuevos estilos en las fachadas principales de las mansiones
señoriales que jalonan la calle Real, principal arteria de la ciudad. Reflejo
de un pasado caracterizado por una importante actividad comercial, es el
impresionante legado artístico y cultural conservado en esta ciudad, a lo largo
y ancho de sus calles y de sus edificios más destacados.
La vinculación de la isla y la gente de La Palma con el mar, ha sido
una constante a lo largo de la historia y ello ha potenciado la aparición de
numeroso marinos, con suerte diversa, tanto en las rutas indianas como en las
transoceánicas; baste citar la figura de Francisco Díaz Pimienta, José
Fernández Romero, etc. La presencia de los canarios ocupando los distintos
oficios de la mar queda patente desde los primeros momentos de la colonización
americana, embarcándose en los puertos andaluces o en los insulares y
adquiriendo una notable experiencia que les permitirá luego navegar como
pilotos o maestres de las Carreras de Indias. Después de la participación
mayoritaria de pilotos procedentes de la Baja Andalucía , las
Canarias contribuyeron con el 12 por ciento del total de pilotos examinados e
inscritos en la Casa
de la Contratación
de Sevilla.
El puerto de Santa Cruz de La Palma :
La importancia de Santa Cruz de La Palma ha radicado siempre en
el puerto y su comercio exterior, tanto con las otras islas, como con la Península y el resto del
mundo. Durante los siglos XVI y XVII, el puerto de Santa Cruz de La Palma fue el tercero más
importante del mundo, tras el de Sevilla y el de Amberes, gracias al comercio
del azúcar y del vino, que procuró fuertes relaciones humanas y económicas de
la isla con el exterior, provocando así la llegada de colonos procedentes de
muchos puertos de Europa (Países Bajos, Inglaterra, Italia) atraídos por el
floreciente comercio de la agricultura de exportación. Hacia 1564 se crea en La Palma el Juzgado Oficial de la Contratación de
Indias de Canarias.
Ya desde la conquista existía una corta escollera que servía de muelle y que
estuvo amenazado constantemente por las fuertes mareas.
Al igual que la mayoría de los puertos canarios
sufrió varias reconstrucciones, debido a los fuertes embates del mar que se
recrudecían por el poco abrigo que el lugar ofrecía a los cientos. Las
reparaciones que se hicieron en el siglo XVIII fueron las de 1728, 1739 y años
sucesivos, no culminando los trabajos de reconstrucción hasta 1735. En invierno
este muelle estaba abierto a los fuertes vientos N.E.
y N.O. que producían un fuerte oleaje,
penetrando éste hasta el interior de la bahía y entorpecía gravemente la
seguridad y el tráfico de los navíos anclados o de los botes auxiliares. Los
temporales que azotaban el norte de la isla de Tenerife, cerraban el paso a los
navíos que procedentes de Indias iban rumbo al puerto de Santa Cruz de
Tenerife, principalmente en el siglo XVIII.
Uno de los puntos que a menudo se citan a partir del cual se desviaban al
puerto de Santa Cruz de La Palma ,
era la Punta de
la Gaviota de
Teno.(Manuel A. Fariña)
En 1861 cuando, por aprobación del Gobierno de la
metrópoli, se da licencia para la construcción del puerto proyectado con una
longitud de 177,54 metros y con un presupuesto de 854,474 reales. Tras los
lentos trabajos del puerto debido a que el mal tiempo del mar acaba por
destruir lo fabricado, en 1864, el Ayuntamiento convoca una reunión con los
contribuyentes para pedir la prolongación del muelle que propiciará "el
rompimiento de las olas". A la espera de obtener resultados sobre la
petición de los vecinos , las obras estuvieron paradas durante años, y en 1891
fue aprobado el proyecto presentado por el ingeniero Eugenio Suárez. Sin
embargo, en 1897 seguía mal acondicionado.
"No tenemos un pequeño muelle donde pueda
ejecutar las operaciones de embarque y desembarque ni una insignificante
lancha; no tenemos útil ni una provincial escalinata por donde pueda
desembarcar el estropeado pasajero" (Galante Gómez)
En los últimos años del siglo, se propone al
Gobierno el proyecto del puerto que consta de muelle de atraque de 100 metros
de longitud, antepuerto del dique de abrigo de 290 metros de longitud,
presupuesto en 600.000 pesetas. (Celia Pérez Rodríguez)
Torriani inspecciona las defensas del puerto
(1587):
[...]Uno de los primeros actos de Torriani en La Palma fue dirigirse al
Cabildo para que designase un regidor, como delegado de la corporación que le
prestase en su labor las asistencias necesarias. Reclamando de paso los
elementos necesarios para el cumplimiento de su misión: oficiales de
carpintería, albañiles, peones, bestias de carga, barcos, etc.; pero el
ingeniero obtuvo el más indiferente silencio por respuesta. Otro segundo
escrito de Torriani (sin fecha también como el primero) volvía a reiterar
análoga petición. Suplicaba ahora que habiendo de visitar las fortalezas, ver
la artillería, calcular los gastos de las reparaciones y los materiales para
ellas precisos, el Cabildo designase varios "caballeros" de su seno
que le acompañasen para facilitar la tarea. En este oficio planteaba también
Torriani al Cabildo la necesidad de nombrar la persona a cuyo cargo debían
quedar las obras del muelle, arbitrar los fondos necesarios para ellas y
acordar cómo habían de realizarse -si a jornal o a destajo-, con objeto de
ganar tiempo, mientras él visitaba las demás islas, hasta volver a residir en
Santa Cruz de La Palma ,
en espera de las órdenes regias. En vista de ello Leonardo Torriani entretuvo
los días que corrieron entre primeros de septiembre y mediados de noviembre en
estudiar los problemas concernientes a la fortificación de Santa Cruz de La Palma , pues recorrió una a
una sus tres fortalezas, visitó el llano de la Caldereta , tomó nota
puntual de su artillería, calculó lo necesario para dejarlas en buen estado de
defensa e inspeccionó sus milicias y armamento. Por sus informes, minuciosos y
precisos, conocemos el estado militar de La Palma en 1587 mejor que en ninguna otra época de
su historia, ya que nos brindan datos sobre las milicias de la isla, los
artilleros y la artillería [...] (Emelinda Martín Acosta)
Sólo tiene esta isla, en la
costa, tres pequeños castillos que guardan la marina. El uno está en la parte
que mira hacia El Hierro. Tiene forma de torre hexagonal, con una planta alta
descubierta, capaz para tres piezas de artillería que defienden el puerto. El
segundo, entre éste y el puerto, llamado de Santa Catalina, con quince piezas,
entre cañones y culebrinas, alcanza por un lado hasta el muelle y por el otro
lado poco más allá del tercer castillo. Este último es el más pequeño, situado
algo fuera de la ciudad, más allá del barranco, posee dos sacres, con cuyo tiro
domina apenas el último desembarcadero, que se haya por aquella parte.
(Leonardo Torriani, Descripción de las Islas Canarias)
Viajes en el siglo XVI:
Los viajes realizados desde La Palma presentan distintas
características. Por un lado porque desde ella se realizan distintos tipos de
travesías. Aquellas que desde la
Edad Media habían contribuido a formar a los marineros y a
preparar las expediciones más complejas, como son las de cabotaje y pesca, pues
de hecho gran parte de los tripulantes contratados en La Palma se habían formado en
estas faenas; luego están los viajes comerciales, los más importantes con
relación a lo que tratamos desde el momento en que la isla se convierte en un
mercado de materias primas y de productos semielaborados, demandados por los
circuitos europeos, y por último aquellas expediciones que tienen un carácter
militar o de conquista. Pero también hemos de distinguir aquellos viajes que
parten directamente desde La
Palma , de aquellos que toman la isla como escala o como lugar
de carga, para retornar a su punto de origen. Esos viajes son en su mayoría
directos, de puerto a puerto, salvo los de Indias, que recorren una serie de
escalas antes de llegar al lugar último de destino. Otros como aquellos que
tienen como objetivos pescar en la costa del copntinente, pasan mucho tiempo en
el mar y sólo se acercan a la costa para hacer fuego o para secar y salar el
pescado. Los viajes interinsulares son directos, pues bien se hacen para llevar
pasajeros y mercancías o para traer mantenimientos aunque también pueden tener
su destino en otra parte, como una carabela que parte de La Palma , fletada por un
francés, va a Lanzarote a cargar trigo y desde allí se dirige a Sanlúcar de Barrameda.
El objetivo que se persigue en las rutas a Lanzarote y Fuerteventura es
importar trigo, y ganado para proveer de pan y carne a la población. A La Gomera se acude a buscar
orchilla para luego exportarla a Santa Cruz y a cambio se envía a aquella isla
tejidos de ruán, angeo, holanda y brabantes. La comunicación con Gran Canaria
se mantiene gracias a un comercio de exportación-importación. Desde La Palma se remitían vinos y azúcares,
para exportar a Europa, y a cambio se importaban materiales de construcción.
Tenerife, igual que Lanzarote, provee de trigo a la isla, que se paga con
azúcar y mazacote.
Viajes a Europa:
Los viajes comerciales a Europa, y que unen a la
isla con toda la fachada atlántica, tienen como objeto la remisión de productos
isleños: a Cádiz se envían cantidades importantes de azúcar, consignadas a
italianos, lo mismo que quesos, rapaduras y otras cosas, que desde allí se
remiten a italia, a través de convoyes que salen de la bahía gaditana. Los
puertos lusitanos demandan preferentemente vinos; estos viajes o son directos a
Lisboa o con escalas en Setúbal y Sesimbra, y a cambio de los caldos se traen,
de los mismos puertos o de otros del litoral, fomas y sinos de barro para los
ingenios y machos, lo mismo que maderas para pipas y arcos de castaño.
Viajes a América:
El nuevo mundo hace también que los viajes
iniciados desde el puerto de Santa Cruz tengan un marcado carácter mercantil.
Están los directos que tienen como destino los puertos del Caribe y aquellos
que van describiendo escalas a lo largo de la costa continental donde se venden
y compran mercancías, en aras a conseguir mayores beneficios, además de aquellos otros que tienen por destino la
costa del Brasil. Estos viajes, en función de la abundancia de la documentación
al respecto, desplazan a los demás, tanto en número como en actividad
mercantil, y de hecho así lo reconocen los contemporáneos, como Gaspar
Fructuoso, quien indica que La
Palma fue la mayor escala de Indias dentro del archipiélago.
A estos viajes hay que añadir las expediciones militares y de conquista que
recalan en la isla en ruta hacia el Río de la Plata y otras partes de América, como la de Diego
García, Sebastián Caboto y Pedro Mendoza. Por último nos quedan aquellos viajes
que tienen como móvil la trata, cuyo destino son las islas portuguesas de Sao
Tomé y Cabo Verde. A través del vino y de objetos de quincallería se compran o
cambian esclavos que son traídos a la isla o llevados a Indias. (Manuel Lobo
Cabrera, en: Mgar.net)
Francisco Díaz Pimienta (-1652):
General y almirante de la real armada de las
Indias, era hijo de Francisco Díaz Pimienta, natural de Los Llanos en la isla
de La Palma , de
la noble familia de este apellido, el cual siendo excelente náutico y el
oficial más sobresaliente de la marina de Felipe II, se halló en la batalla de Lepanto
y se distinguió sobre todos. El almirante imitó a su padre en el valor y quizá
le excedió en los importantes servicios de mar y tierra. Será inmortal la fama
que se concilió en 1641, cuando, habiendo tomado el mando de los galeones y
armada de las Indias, en calidad de general, ganó la isla de Santa Catalina o
de la Providencia ,
echando de ella los ingleses a fuerza de armas y recogiendo los prisioneros y
despojos. En premio de esta hazaña se le hizo merced del hábito de Santiago, y
en la capilla de Santa Ana de la parroquial de La Palma , anexa al mayorazgo de
Díaz Pimienta, se colgó una pintura de aquella conquista. Descienden de este
héroe canario los marqueses de Villa Real en España. Murió en el sitio de Barcelona.
La pesca en época histórica:
Constituye una actividad económica de carácter
secundario, ya que la ganadería fue con mucho la más importante, y por tanto el
origen principal de los alimentos de su dieta cotidiana. Sin embargo, los
vestigios arqueológicos confirman la importancia de una serie de actividades
tendentes a completar o diversificar, según las circunstancias, la alimentación
de los auaritas. Entre estas actividades estaría la pesca, cuya importancia
lógicamente sería mayor entre aquellos grupos de población asentados en las
proximidades del litoral. La explotación de los recursos marinos no se limita
únicamente a la pesca, sino que también se debía proceder a una intensa
explotación del litoral costero (recolección de moluscos sobre todo). El acceso
a estos recursos marinos permitiría a estas gentes el poder controlar de una
forma más precisa la disponibilidad de alimentos a lo largo del año, al tiempo
que les permitiría variar una dieta centrada en la ganadería y sus derivados.
Por otro lado, el acceso a estos recursos sería fundamental para subsistir en
períodos en que su cabaña ganadera se viera afectada por catástrofes naturales
(epidemias, sequía, etc.). En cuanto a la pesca, hay que decir que se
desconocen las técnicas empleadas, dado que la arqueología no ha constatado la
existencia de materiales relacionados con la misma, como podría ser el caso de
anzuelos. Como técnica hipotética más generalizada cabría citar la recolección
de peces que quedarían atrapados en las charcas que se forman en el litoral
rocoso a la bajada de la marea. Los estudios zooarqueológicos han constatado el
consumo de una variada gama de especies: salemas, sargos, abadejos, morenas,
cabrillas, palometas, etc. En definitiva, puede asegurarse que la pesca
constituyó una actividad económica llevada a cabo ya desde los inicios del
poblamiento de la isla, aunque por el momento no es posible globalizar su
importancia a nivel insular. (Mgar.net)
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