1972 agosto 14.
Falleció en Madrid (España). El pintor canario Manolo
Millares Sall.
Manuel (Manolo) Millares Sall
nace en el seno de
una familia de
intelectuales grancanarios, cuya dedicación principal fue la historia,
la paleografía, la poesía. Esta ascendencia va a jugar un papel fundamental en
su obra.
Agustín Millares Torres, su
abuelo, fue autor de la célebre Historia General de las Islas Canarias, cuya
lectura emprende el artista cuando contaba apenas catorce años. A través de
este investigador, el joven trabaría conocimiento con la cultura hispánica y su
aniquilación. Su tío, Agustín Millares Carló, destacado paleógrafo y latinista,
recogería el interés por la arqueología. La poesía sería la dedicación de su
hermano Agustín Millares fue, asimismo, un poeta de la resistencia- perteneció
al partido comunista -. Jane, dos años más joven que Manolo, también se halla
inmersa en la actividad artística, si bien su obra está aún por estudiar en
profundidad.
La trayectoria
artística
Se ha
comentado en alguna
ocasión (Fernando Castro,
1982, p. 277),
que Millares podría haber
mostrado afición por
la práctica de
las manifestaciones pictóricas
durante los dos años que pasó en Lanzarote, en ocasión del destierro al que,
por sus ideas republicanas, había sido castigado su padre.
Los primeros trabajos de Millares
son acuarelas de paisajes canarios, de las que recoge una muestra la Exposición de
Acuarelas, celebrada en el Círculo Mercantil de su ciudad natal en 1945, cuando
contaba 18 años de edad. Tres años más tarde, en 1948, recibe una beca del
Cabildo para ampliar estudios en Madrid, pero decide permanecer en Gran
canaria.
Sus inquietudes le llevan a
formar parte del grupo Ladac (Los arqueros del Arte Contemporáneo), cuyo
logotipo estaba constituido por unos arqueros en una cueva levantina. Surgido
en la capital grancanaria, fue un grupo ciertamente efímero (1950-
1952), del que formaron parte
Plácido Fleitas, Juan Ismael, Felo Monzón, y otros. Pretendían realizar un arte
distinto del oficial. Se trata de un grupo heterogéneo, en el que predominaba
el lenguaje surrealista, con tendencias bien dispares, desde la figuración de
Ismael y Escobio hasta la abstracción de Millares. Organizaron exposiciones, la
primera en el Museo Canario el propio año 1950 y la última como grupo en 1952.
Hemos de indicar que, en esta institución grancanaria tuvo lugar, en
1950, la exposición “Arte
absoluto 1849/50”, formada por obras pictóricas abstractas del palmero José
Julio Rodríguez (Nuez Santana, 1995, p. 41 y ss).
Durante estos años, Millares
realiza una conocida serie, sus Pictografías, formadas por figuras geométricas
que, bajo pautas que recuerdan a Miró, recrean el mundo prehispánico aborigen,
teniendo como fuente
las pintaderas halladas
en la cueva pintada de Gáldar y los grabados del
barranco de Balos (Pictografía canaria, 1952, colección particular, óleo sobre
lienzo, 60 x 70 cm.).
Volvemos al grupo Ladac para
indicar que, en él, como afirmaba Juan Ismael, “cada uno respiraba con sus
propios pulmones”, esto es, sus componentes mostraban tendencias distintas.
Este inconveniente, junto al escaso ambiente cultural que ofrecía canarias
entonces, trajo consigo que, en 1952, el grupo quedase prácticamente
desperdigado.
Desde 1952, la obra de Millares da un notable giro, y los símbolos citados
desaparecen. Tenemos así los Muros (Muro, 1953, técnica mixta sobre táblex, 64
x 73, Colección particular, p. 21), recreaciones en las que ya aparecen las
arpilleras o telas de sacos, y que muestran clara tendencia a la abstracción
(Muro, 1954, técnica mixta sobre arpillera, Colección particular, Madrid, p.
20)
En 1955 se ausenta de Canarias. Junto a otros artistas
(Elvireta Escobio- su esposa desde 1953-, Martín Chirino, Alejandro Reino y
Manuel Padorno), se establece en Madrid. Allí formó parte del grupo El Paso,
constituido en 1957 y disuelto tres años después, que lo catapulta a la escena
internacional.
Sus serie Homúnculos (el término
había aparecido en la obra de Paracelso De Natura Rerum) corresponden a finales
de los años 50 y la década de los 60. En ella emplea la arpillera, elemento que
ya había utilizado en 1954 como soporte para la aplicación del pigmento, y que
se ha relacionado con los trabajos del italiano Alberto Burri (1915-1995),
quien, miembro del grupo Origine, en 1952 adquiere el interés de los críticos
por sus sacos rotos, telas deterioradas, etc., llamados sacchi. Éste la utiliza
como efecto meramente formal, mientras que en Millares adquiere una carga
dramática. Los años sesenta suponen su producción de mayor intensidad
dramática. Las arpilleras estrujadas, cosidas, taladradas, recogen una variedad
cromática limitada al blanco, el negro y en ocasiones el rojo. El homúnculo, en
palabras de profesor Fernando Castro (1982, p. 280), es la reducción de lo
humano a su esencia moral y dramática.
Tanto la serie Muros como
especialmente homúnculos, recrea al hombre que sufre, la víctima. Los
Homúnculos representan la imagen trágica de la vida. El propio artista afirmaba
que sus telas de sacos suponen un “testimonio vital de desenmascaramiento” (1997,
p. 61). Este trasunto de Millares se ha puesto en parangón con el hombre que
ataviado con camisa blanca, se coloca en 1808 frente al pelotón de fusilamiento
en la famosa obra de Goya El Tres de mayo (1814, Prado). Es esta tela lo que
atrae nuestra atención es principalmente la camisa blanca, no tanto el hombre
que va a morir. El homúnculo viene a ser la reencarnación del hombre que
clamaba en 1808 contra la tiranía, pero también el hombre que en todas las
épocas clama contra la injusticia (Fernando Castro, 1982, p. 281).
Antropofauna recoge la misma técnica (Antropofauna, técnica
mixta, 1970, 110 x
130 cm., colección particular, Madrid), pero aquí hay ya un predominio del color
blanco, mensaje sin duda de paz, de confianza en el ser humano.
Millares destacó asimismo por la obra gráfica. Ejemplo de
ello son Mutilados de Paz, Auto de fe, Torquemada y Antropofauna, las cuatro
realizadas en la década de1960.
Textos
La formación de
Millares
La influencia y los consejos de
Monzón me fueron, estoy seguro, muy beneficiosos, y si bien me considero
autodidacta en los caminos de la pintura, a él debo, en aquellos meses, no
pocos ánimos y aliento (VV.AA., 1998, p.
62).
Manolo Millares y la cultura
prehispánica insular
(En 1939) En casa de mi tío Sixto
a quien no dejaba yo ni a sol ni a sombra por tenerle un gran cariño, pasamos
una época de espera. De su biblioteca me cayó en las manos la “Historia General
de las Islas Canarias” de la que era autor mi bisabuelo, Agustín Millares
Torres. ¡Gran descubrimiento¡ La leo con gran pasión y está en ello el comienzo
de mi interés por los primitivos canarios, sus costumbres y mi iniciación como
aficionado a la arqueología (1998, p. 53).
Millares y sus
“Muros”
En cuanto a mí, empezaba (53-54)
mis primeras experiencias con materiales varios como la arpillera, trozos de
cerámica, madera y polvo de madera con arena. Hasta aquí se remonta el origen
de toda mi obra posterior. Los diferentes materiales están dispuestos con
cierto orden constructivo, donde seguían apareciendo, si bien muy estilizados,
algunos grafismos que arrancan de las anteriores “Pictografías canarias”. Yo
los llamaba “Muros”, siempre con el pensamiento puesto en una imaginarias
“Pinturas rupestres” (sic) de los aborígenes (1998, p. 128).
Las arpilleras
Las arpilleras, que en fechas
anteriores habían sido rasgadas pero permanecían casi siempre en un plano,
comienzan a engrosarse, de tal modo que la propia arpillera sirve,
torsionándose, para crear volúmenes en los que el artista, además, suma a veces
objetos de procedencia
dispar, casi siempre
de evocación humana
(zapatos, latas, botes, etcétera),
“materias no dignificadas”, escribiría
el artista. Las
gruesas arpilleras son pintadas de negro, blanco y también rojo; muchas
veces los colores son aplicados mediante chorreados o “drippings”. Al mismo
tiempo muchas de sus arpilleras se llenan de elementos sígnicos, muchos de
ellos de difícil reconocimiento, creándose así un alfabeto propio de Millares.
Cuadros de fantasmal remembranza en los que se alejaba de agradar al
espectador, yacentes entre la nada de chorreantes blancos calizos, el luto del
negro y el rojo evocador de la sangre (2006, p. 175).
El homúnculo
De Paracelso, de la alquimia medieval, atrapó la palabra
homúnculo. El hombrecillo que debía, según los nigromantes, salir de sus
esfuerzos cabalísticos, adquiría así proporción y forma en sus cuadros.
(Ángeles ALEMÁN, 1989, p. 22).
Millares y la función
del arte
El arte no debe serlo porque
agrade (que no andamos en tiempos de buenas digestiones ni de reír por
tonterías) sino más bien porque duela rabiosamente.
Nada de explicaciones o
entendimientos.
El arte no puede ser el cómodo
asiento de lo inteligible, sino el camastro pavoroso de los pinchos donde nos
acostamos todos para echarle un saludo intemporal a la aguardadora muerte
(Manolo Millares, “El homúnculo en la pintura actual”, 1959, Papeles de Son
Armadans, nº 37)
La obra de Millares
Millares realizó poco más de
quinientas pinturas durante su vida artística. Su mayor período creador
coincidió con los
inicios de la
década de 1960.
Cuarenta y tres cuadros pintados en 1961, cuarenta y uno
en 1959, treinta y ocho en 1961 y 1964 y seis en 1962 (2006, p. 175)
Bibliografía
- ALEMÁN HERNÁNDEZ, Ángeles (1989): “Millares.
Más allá de la pintura”. En Manolo Millares. Obra en Canarias. Viceconsejería
de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias.
- BETANCOR, Fernando y BRITTO,
Orlando (2001): “Paneles didácticos para el arte del siglo XX en Canarias”. En Canarias siglo XX. Instrumentos para el análisis del arte de
un siglo. Catálogo editado por la Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno
de Canarias, pp. 178 a 245.
- CASTRO, Fernando (1982): “La
emigración a Madrid: Manolo Millares y Martín Chirino”. En Historia del Arte en
Canarias. Edirca, Las Palmas de Gran Canaria, pp. 277 a 283.
- HERNÁNDEZ CABRERA, Eduvigis (1997):
“La pintura en Canarias de los años
50 hasta los 70”. En Introducción al Arte en Canarias (3).
Edición del Centro
Atlántico de Arte Moderno. Las Palmas de Gran Canaria, pp.
50 a 72.
- MILLARES, Manolo (1998): Manolo Millares.
Memorias de infancia y juventud.
Prólogo y notas de Juan Manuel Bonet. Edición del Ivam.
Valencia.
- VV.AA. (1997): Gaceta de Arte y su
- época. Catálogo.
Edición del CAAM y la Viceconsejería de
Cultura y Deportes del
Gobierno de Canarias.
- -(2006): Manolo
Millares. A destrucion e o amor. Exposición organizada por la Fundación Caixa
Galicia, La Coruña ,
del 14 de julio al 20 de octubre de 2006. Tres volúmenes.
- ZAYA, Antonio
(1992): Millares. Edición
de la
Viceconsejería
de Cultura y
Deportes del Gobierno de Canarias. Biblioteca de Artistas
Canarios, nº 10.
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