Desde la más remota antigüedad, lo que se ha dado en llamar "prostitución sagrada" se dio en las más diversas culturas y creencias, casi todas relacionadas con el culto a la "Diosa madre" y a los ritos de fertilidad, que coincidían con las épocas de la siembra, de la cosecha o el apareamiento del ganado. También hubo momentos señalados en los que se gozaba de entera libertad y promiscuidad en las relaciones sexuales, como sucedía en "la noche del error" en la cultura amazigh (bereber). De igual manera, se vincula este tipo de prácticas a las antiguas sociedades matriarcales, en las que sexualidad y espiritualidad iban de la mano y en las que el sexo era una ofrenda para conseguir el favor de los dioses en cuanto a la fertilidad. Y así, en antiguas civilizaciones orientales como la mesopotámica y la egipcia se pensaba que al practicar estos ritos se aseguraban la fecundidad de la tierra, del ganado e incluso de las personas. Sin embargo, también se plantea la hipótesis de que estas prácticas guardan relación con los rituales de iniciación de las vírgenes adolescentes antes del casamiento. Estas mujeres consagradas, generalmente vivían en casas o "templos" destinados para ellas y eran llevadas allí, al comienzo de la pubertad, para encargarse de ciertas labores sagradas del templo. Se mantenían de los donativos de los hombres que tenían relaciones sexuales con ellas.
Pero quizás los antecedentes más claros los tenemos en Mesopotamia, con el culto a Ishtar, que concedía a las "prostitutas sagradas" el status de sacerdotisas, siendo consideradas y respetadas como personas privilegiadas y admiradas por la sociedad. Algunas incluso eran nobles, princesas o hermanas del rey. Ishtar era en Babilonia la diosa del amor, de la guerra, de la fertilidad y de la vida... aunque su culto se asociaba principalmente con la sexualidad. La diosa Ishtar viene a ser equivalente a
Asimismo, existen paralelismos en lugares mas lejanos, como
Y si ahora nos trasladamos a nuestras islas, vemos que las fuentes documentales de la conquista de Gran Canaria, posiblemente influidas por la mentalidad religiosa de la época, presentan a las arimaguadas como sacerdotisas o monjas. Nos dice la crónica Ovetense: "...Los guanartemes tenían casas de doncellas encerradas, a manera de emparedamiento...". Por su parte, Abreu Galindo comenta: "Entre las mujeres canarias había muchas como religiosas, que vivían con recogimiento y se mantenían y sustentaban de lo que los nobles les daban, cuyas casas y moradas tenían grandes preeminencias; y diferenciábanse de las demás mujeres en que tenían las pieles largas que le arrastraban, y eran blancas: llamábanles mag(u)adas... a las casas llamaban "Tamogante en Acoran", que es decir, casa de Dios"
Veamos ahora el porqué del titulo de este artículo. Si hacemos un somero análisis lingüístico de la palabra "arimaguada" (debe ir sin hache) y de la frase "Tamogante en Acoran", ambas de clara procedencia amazigh (bereber), observamos para la primera, que en tamajeq (lenguaje de los tuareg) "emawad" significa adolescente, el prefijo "ar" igual a "lugar de", con lo cual en nuestro caso "ar-imaguadas" se correspondería con "el lugar de las doncellas". En cuanto a "Tamogante en Acoran", encontramos que en tacelhit (el dialecto bereber del Alto Atlas occidental, Sus y Antiatlas marroquí), "tameggant" significa prostituta. Y si completamos la frase, vemos que "en" (n) en todos los dialectos bereberes se traduce por "de", y Acoran era el nombre que le daban los antiguos canarios al dios supremo, que en este caso creemos que se trata de
(Francisco García-Talavera)
(El Dia.es)
Y como reflexión final, creo que es bueno atreverse -sin ningún tipo de prejuicios religiosos- a llamar las cosas por su nombre y, con entera libertad, a exponer razonadamente cualquier hipótesis que pueda contribuir al avance del conocimiento de nuestro patrimonio histórico-cultural.
Publicado por Maria Gómez Díaz.
Agosto de 2014.
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