1928 abril 23.
Nació en la cuesta de Chacaica de
Güímar, a las once de lamañana, Vicente Jorge Dorta (1923-2013), coadjutor de
Guimar, párroco de Arafo, Fátima y Lomo de Mena, profesor de religión,
arcipreste, capellán de las misioneras de Nazaret, promotor de un monasterio,
medalla de plata de Guiumar e hijo adoptivo de Arafo.
Recientemente nos han dejado dos
sacerdotes de gran carisma en el Valle de Güímar y en toda la isla: el
grancanario fray Jesús Mendoza González, prior de los dominicos, rector del
Santuario de la Virgen
de Candelaria, párroco de Santa Ana e Hijo Adoptivo de la Villa Mariana, donde
da nombre a una calle; y el güimarero don Vicente Jorge Dorta, párroco emérito
de Arafo, al que vamos a dedicar el presente artículo.
No es frecuente que tres hermanos
decidan seguir la misma actividad profesional y, menos aún, que coincidan en la
vocación sacerdotal. Este es el caso de los sacerdotes güimareros don
Hipólito2, don Vicente y don Juan Jorge Dorta3. El amor de estos hermanos por
la ciudad natal ha quedado patente, en un rasgo de desinterés y entrega, al
donar una hermosa finca de su propiedad situada en la parte baja de la ciudad
de Güímar para construir en ella un monasterio, que ellos mismos impulsaron
hasta dejarlo en pleno funcionamiento; ello les valió la Medalla de Plata de Güímar
y la nominación de una calle.
La vida sacerdotal de Vicente
Jorge Dorta transcurrió en su Valle natal, en el que desempeñó los cargos de
coadjutor de San Pedro de Güímar; capellán y profesor del colegio “Santo
Domingo”, regentado por las Misioneras de Nazaret; párroco de San Juan
Degollado de Arafo (durante 53 años); párroco de Ntra. Sra. de Fátima (22
años); párroco fundador de la
Santa Cruz de Lomo de Mena (un año y medio); profesor de
Religión del Colegio “San Pedro” (15 años), del Colegio “Santo Domingo”,
regentado por las Religiosas de Nazaret, y del Instituto “Mencey Acaymo” de
Güímar (24 años); arcipreste del distrito de Güímar (6 años); etc. En todos
ellos se ganó el cariño de sus feligreses y discípulos, por su sencillez y
bonhomía, y así se lo manifestaron en diversos homenajes tributados durante su
largo ministerio. Además de las distinciones que recibió conjuntamente con sus
hermanos, como reconocimiento a su labor en Arafo se le nombró Hijo Adoptivo de
dicha villa, donde también se le dio su nombre a una calle. Asimismo, se le
concedió la Medalla
de la Virgen
del
Socorro, por la que siempre
sintió una profunda devoción.
Coadjutor de Guimar,
capellan de las misioneras de Nazaret y profesor del colegio “Santo Domingo”
Nació en la cuesta de Chacaica de
Güímar el 23 de abril de 1928, a las once de lamañana, siendo hijo de don
Vicente Jorge Pérez y doña María del Carmen Nicolasa Dorta García, natural ésta
del barrio de La Medida. El
5 de mayo inmediato fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por el
párroco propio don Domingo Pérez Cáceres, arcipreste del distrito; se le puso
por nombre “Dionisio Vicente” y actuó como padrino don Haroldo Marrero Martín.
Y el 31 de diciembre de 1933 fue confirmado en el mismo templo por el obispo
Fray Albino González Menéndez-Reigada.
La vida de los hermanos Jorge
Dorta estuvo siempre muy ligada a la del recordado obispo Pérez Cáceres4, que
era primo hermano de su padre, pues el matrimonio de éste con doña María del
Carmen fue el primero que aquel celebró. Además, tanto don Vicente como don
Juan nacieron en la misma casa que el recordado obispo.
Volviendo a nuestro biografiado,
cursó sus estudios primarios en la escuela graduada de su villa natal,
instalada en el edificio del Ayuntamiento, siendo su primer maestro don
Leopoldo Mansito. Luego pasó a la escuela pública del barrio de San Juan, donde
tuvo como maestro a don Domingo Chico González, quien lo calificó como uno de
sus mejores alumnos, a pesar de ser un niño bastante tímido. También fue alumno
del Colegio “Santo Domingo” regentado por las Reverendas Madres Hijas de la Santa Casa de Nazaret,
en cuya capilla actuó como monaguillo.
Siguiendo la tradición familiar,
y gracias a las gestiones del párroco de San Pedro don Matías Batista Díaz, en
1942 don Vicente Jorge ingresó como alumno interno en el Seminario Diocesano de
Tenerife, junto a su hermano don Hipólito, tras superar el correspondiente examen de
ingreso; contaba 14
años de edad.
En este centro
cursó todos sus
estudios eclesiásticos: ingreso y cuatro años de Latín y Humanidades
(1942-1946), tres de Filosofía (1946-1949) y cuatro de Sagrada Teología
(1949-1953); a lo largo de su carrera obtuvo
Meritissimus o Matrículas de Honor (entre ellas Religión de 3º de
Humanidades, Historia Natural, Música, Derecho Canónico, Pastoral e Historia
Eclesiástica) y 24 Valdemeritus o Sobresalientes, en otras tantas asignaturas
(Latín, Castellano, Geografía, Religión, Historia Universal, Aritmética,
Teodicea, Historia de la
Filosofía y Francés, entre otras). Durante esos años le
encomendaron la portería del Seminario, estando encargado también de la
correspondencia; asimismo fue tornero del comedor y fámulo del rector. Además,
recibió los nombramientos de: distributario
del Seminario Menor,
durante tres años;
prefecto de disciplina del
Seminario Mayor, en los últimos años; y responsable de la Obra Misional de la Santa Infancia.
Perteneciente al reemplazo de
1949, no se llegó a incorporar al servicio militar, pues el
4 de julio de dicho año la Junta de Clasificación y
Revisión de la Caja
de Recluta nº 72 de Santa Cruz de Tenerife le concedió los beneficios de
“prórroga de incorporación a filas de 2ª clase por razón de estudios”. El 5 de
febrero de 1953 la misma Junta acordó conceder de nuevo a este mozo “los
beneficios de Prórroga anual como comprendido en la O.C. de 14 de Diciembre de
1.950 (D.O. nº 285) por hallarse cursando los estudios de la carrera
eclesiástica”.
Mientras estudiaba Teología, el
10 de diciembre de 1951 recibió la
Tonsura de manos de su ilustre pariente don Domingo Pérez
Cáceres; tres días después, el 13 de ese mismo mes, recibió las Órdenes Menores
de Ostiariado y Lectorado; y el 23 de agosto de 1952 las de Exorcistado y
Acolitado. El 28 de septiembre de 1952 obtuvo el sagrado orden del Subdiaconado;
el 20 de diciembre del mismo año, en las Témporas de Navidad, el Diaconado; y
finalmente, el 21 de marzo de 1953, antes de acabar el 4º año de Teología, fue
ordenado de Presbítero en La
Laguna por el mismo sacerdote que lo bautizó, don Domingo
Pérez Cáceres, quien también le había conferido las restantes órdenes sagradas.
Pocos días después de su
ordenación, el 29 del mismo mes de marzo, recibió el nombramiento de coadjutor
o vicario cooperador de San Pedro de Güímar por un período de tres años. Ese
mismo día, confiando en sus “dotes de piedad y ciencia” se le nombró capellán
de la comunidad de religiosas Misioneras Hijas de la Santa Casa de Nazaret,
con sede en la misma localidad. Ambos nombramientos fueron expedidos por el
obispo Pérez Cáceres. No obstante, tuvo que continuar en el Seminario hasta el
mes de junio, en que acabó sus estudios, siendo ya sacerdote.
El día 5 del inmediato mes de
abril de 1953 (festividad de la
Resurrección del Señor), a las seis de la mañana, don Vicente
Jorge celebró solemnemente su primera Misa en la iglesia parroquial de San
Pedro Apóstol de su villa natal, siendo su presbítero asistente el párroco de
San Pedro don Matías Batista Díaz; actuaron como padrinos de Altar sus hermanos
sacerdotes don Hipólito y don Juan Jorge Dorta; padrinos de Honor lo fueron don
Radamés Polegre Socas y doña Ángeles García de Polegre; y padrinos de Mano don
Manuel Cejas Rodríguez y su hermana doña Emelina Jorge Dorta; ocupó la tribuna
como orador sagrado don Leopoldo Morales Armas.
En el período que permaneció como
coadjutor de San Pedro de Güímar, don Vicente Jorge colaboró con dos párrocos,
don Matías Batista Díaz y don Miguel Hernández Jorge. Asimismo, estuvo al
frente de su parroquia natal en varias ocasiones: cura encargado el 26 de julio
de 1953; cura sustituto del 6 al 11 de julio de 1954 y el 29 de agosto
inmediato; y de nuevo cura encargado del 20 de septiembre al 17 octubre de ese
mismo año.
El 1 de octubre de 1953 recibió
el siguiente nombramiento: “teniendo en cuenta las dotes de ciencia y virtud
del Pbro. Don Vicente Jorge Dorta, y hallándose vacante el cargo de Profesor de
Religión del Colegio de Enseñanza Media denominado San Pedro, lo nombramos
Profesor del mencionado Colegio de Enseñanza Media por el presente curso y
sucesivos”. Perteneció al claustro de profesores de este centro durante 15
años, hasta su cierre definitivo en el verano de 1968, al inaugurarse la Sección Delegada
de Güímar (posterior Instituto “Mencey Acaymo”).
La vinculación de don Vicente
Jorge con el barrio de Fátima se remonta al año 1954, en que donó para su
proyectada iglesia la imagen de la
Virgen de Fátima, que fue bendecida el 13 de mayo de dicho
año, actuando como padrino el propio donante; tras la bendición fue llevada en
procesión hasta el lugar donde se puso la primera piedra del futuro templo del
barrio. Pero mientras éste se construía, dicha imagen permaneció en un salón
particular. Asimismo, mientras estuvo de coadjutor en Güímar se trasladó con
frecuencia a Arafo, para auxiliar a su anciano párroco don Hildebrando Reboso
Ayala.
El 25 de junio del citado Año
Mariano, 1954, se le concedió licencia para participar en la peregrinación que
se organizó por diferentes ciudades europeas, expidiéndosele además certificado
de que era “sacerdote de buena vida y costumbres, y que se hallaba en el uso
corriente de sus
licencias ministeriales”. En
ese viaje visitó
Italia, deteniéndose
especialmente en Roma, Suiza, Francia, con emotiva visita a Lourdes, y parte de
España, en especial Santiago de Compostela, aunque también recorrió otras
localidades del Norte y Cádiz en el Sur.
Párroco de Arafo y responsable de
las vocaciones sacerdotales del arciprestago
El 19 de septiembre de 1954 quedó
encargado de la parroquia de la
Degollación de
San Juan Bautista de Arafo, por
enfermedad y avanzada edad de su párroco propio don Hildebrando Reboso. Tres
meses después, el 4 de diciembre de ese mismo año, el obispo Pérez Cáceres
expedía en La Laguna
el siguiente nombramiento:
Hallándose gravemente enfermo el
Sr. Cura Párroco de la de San Juan Degollado del pueblo de Arafo, Arciprestazgo
de Güímar, y confiando en las dotes de virtud, ciencia y prudencia del Pbro. D.
Vicente Jorge Dorta, por la presente venimos en nombrarlo y lo nombramos Cura
Regente de la expresada parroquia de San Juan Degollado de Arafo, con todos los
derechos y obligaciones que competen a los párrocos, incluso la de aplicación
de la Misa pro
populo, a tenor del Canon 475, párrafo 2.5 Comenzaba así la dilatada y
fructífera etapa de don Vicente Jorge al frente de la parroquia de Arafo, en la
que permaneció como cura regente durante cinco años, mientras continuaba
desempeñando la Capellanía
de las Monjas nazarenas. Además, en estos primeros años asumió la presidencia
de la Hermandad
del Santísimo Sacramento que existía en dicha parroquia, y que se disolvió
hacia 1957.
El 1 de octubre de 1956 se le nombró profesor de
Religión del Colegio “Santo Domingo” de Güímar, regentado por las religiosas de
Nazaret, en el que había estudiado, ratificándosele igualmente como capellán de
éstas.
El 9 de mayo de 1958 se le
concedió licencia para realizar un segundo viaje al extranjero, pero esta vez
como capellán del barco “Begoña”, que hacía viaje a América cargado de
emigrantes canarios. Partieron de Santa Cruz y arribaron al puerto de La Guaira; de allí pasaron a
Curazao, Jamaica y a las islas caribeñas de La Antigua y San Cristóbal;
de éstas regresaron a Tenerife. Pero no concluyó aquí el viaje, pues el barco
se hizo de nuevo a la mar y se dirigió a Vigo y Southanthon; de aquí regresó a La Coruña, donde don Vicente
Jorge desembarcó e inició un recorrido por la Península. De este
modo visitó Madrid, Andalucía, Aragón y Extremadura, de donde pasó a Portugal,
con escalas en Fátima y Lisboa. Mientras duró este periplo fue sustituido en la
parroquia de Arafo por su hermano, don Juan Jorge Dorta.
En agosto de ese mismo año
organizó una Asamblea eucarístico-misional, con motivo de la primera misa del
sacerdote-misionero arafero don Héctor María Rodríguez Fariña. La prensa de la
época recogió el esfuerzo del párroco, destacando que su “labor sacerdotal, por
su alto espíritu, por su tenacidad en el trabajo, es meritoriamente conocida en
los pocos años que regenta su parroquia, pues existen en su haber contundentes
obras, fruto de un esfuerzo sano y progresivo”6. Al mes siguiente, del 16 al 21
de septiembre de 1958, se ausentó nuevamente de la parroquia, siendo sustituido
por el citado presbítero arafero, don Héctor María Rodríguez Fariña.
El joven sacerdote con sus
primeros ministros de la parroquia de Arafo, varios de los cuales fueron luego
seminaristas. De izquierda a derecha, detrás, don Jerónimo Monje, don Pablo
Gutiérrez, don Antonio Mesa, don Vicente Jorge Dorta, don Andrés González
Monasterio y don José Díaz. Delante: don Tomás Fariña, don Cándido Mesa, don
Tomás Fariña y don Juan Antonio Ruiz.
El 6 de julio de 1959 se le
nombró cura ecónomo de San Juan Degollado y años más tarde, en junio de 1976,
cura párroco de la misma parroquia, a cuyo frente continuó hasta su jubilación.
A lo largo de su dilatada labor ministerial obtuvo importantes logros para su
parroquia. Así, gestionó la donación de un solar en la Playa de Lima para la
construcción de una ermita dedicada a San Juan Bautista, que fue donado por los
hermanos don José Agustín y don Pedro Modesto Campos Rodríguez, en escritura
pública otorgada el 1 de junio de 1959. En el año 1961 se bendijo y puso la
primera piedra de la ermita de San Andrés en La Hidalga, en solar donado
por don Ignacio Rivero y doña Francisca Delgado.
El 21 de abril de 1961 el
pro-vicario general de Tenerife le concedió a don Vicente Jorge, como
presbítero de la Unión
Misional del Clero y mientras estuviese aprobado para oír
confesiones, las siguientes gracias espirituales:
“bendecir con la
sola señal de
la cruz” coronas, rosarios,
cruces, crucifijos, pequeñas estatuas religiosas y sagradas medallas; crucifijos
hechos en metal o de otra materia sólida; cruces con la imagen de Nuestro Señor
Jesucristo; coronas hechas según el tipo de las coronas del Rosario de la B.V. María; así como el
“indulto personal de Altar Privilegiado cuatro días a la semana, siempre que no
tuviese otro indulto semejante para algún otro día”. Dichas gracias valían por
un septenio. Y el 20 de julio de ese mismo año se le autorizó, además, a decir
misa en el Colegio “Santo Domingo”, dirigido por las Misioneras de Nazaret, “en
Domingos y fiestas de precepto”, por enfermedad del coadjutor don Domingo
García Gil.
El 29 de abril de 1962 asistió en
Madrid a la Consagración
de don Luis Franco Cascón como
obispo de la Diócesis
Nivariense,
que tuvo lugar
en la iglesia
de los Padres Redentoristas de dicha capital, de la
que era su rector; actuó como ministro consagrante el nuncio del Papa Juan
XXIII, monseñor Antoniutti, ya elevado al Cardenalato.
El Ayuntamiento de Arafo lo
nombró “Vocal representante de la iglesia” en la Junta local de Enseñanza
Primaria, mientras ésta existió; así ocurrió, por ejemplo, el 27 de marzo de 1963.
Desde su toma de posesión y hasta 1974 contó con la incansable colaboración del
alcalde don Jerónimo Monje, quien le secundó en sus proyectos con eficacia y
equilibrio. El Ayuntamiento, que luego presidió don Domingo Calzadilla Ferrera,
continuó manteniendo una estrecha colaboración con la parroquia.
En 1964 fue nombrado por el
obispo colector para el mes de octubre en la peregrinación de la Virgen de Candelaria a
través de la isla de Tenerife, con el fin de recaudar fondos para la
construcción del nuevo Seminario, “con autoridad y responsabilidad exclusiva y
de acuerdo a las Normas por Nos dadas, deberá tomar las medidas que crea
necesarias en relación con las colectas, recoger cantidades recaudades y
donativos y oblaciones de los fieles, llevar el libro correspondiente, dar los
recibos a que hubiere lugar, depositar todo lo recaudado y darnos informe de lo
obtenido en cada parroquia”. En el citado mes acompañó a la imagen de la Virgen por todos los
pueblos del Sur hasta Granadilla de Abona; pero dicho cometido se le prorrogó
en el siguiente, por lo que continuó por el Oeste insular hasta el Norte, recorriendo
todos los municipios
comprendidos entre Vilaflor
y San Juan
de la Rambla. En esos meses
quedó encargado de la parroquia don Prudencio Redondo Camarero.
Al regresar a su parroquia, en
ese mismo año 1964 fue nombrado responsable de las Vocaciones Sacerdotales del
Arciprestazgo, cargo que desempeñó durante ocho años. Años más tarde, el 3 de
marzo de 1982, “confiando en la idoneidad y suficiencia” de nuestro párroco, se
le nombró conciliario de “Ultreya” y, por tanto, responsable del Movimiento
“Cursillos de Cristiandad” en el municipio de Arafo.
Entre las fechas más emotivas de
su largo ministerio, el párroco Jorge Dorta destacaba las Bodas de Oro y
Diamante de la llegada de la
Virgen María Auxiliadora al pueblo de Arafo, así como el I
Centenario de la misma, en 1957, 1982 y 2007, respectivamente, con motivo de
las cuales, en el primer año se organizó su solemne coronación; en el segundo
año fue nombrada Alcaldesa Honoraria y Perpetua de la Villa, por el Ayuntamiento
de dicha localidad; y en el tercero se procedió a su Coronación Canónica por el
obispo don Bernardo Álvarez; actos que se constituyeron en tres de los
acontecimientos más grandiosos vividos en Arafo.
Es de destacar asimismo su
trabajo en la potenciación de vocaciones, fruto del cual fue el ingreso de
varios feligreses en el Seminario Diocesano, uno de los cuales alcanzó el
sacerdocio, don Domingo Albertos, quien ingresó en dicho centro en 1959 y el 21
de octubre de 1972 fue ordenado de Presbítero en la iglesia parroquial de
Arafo, en la que al día siguiente cantó su primera misa.
Párroco de Ntra. Sra. Del Roario de Fatimka (Guimar)
La primera vez que don Vicente
Jorge estuvo al frente de la parroquia de Ntra. Sra. del
Rosario de Fátima en Güímar fue
en el año 1966, pues el 15 y el 17 de julio de ese año se le expidieron sendos
nombramientos de vicario sustituto de dicha parroquia, por ausencia del cura
ecónomo don Prudencio Redondo Camarero. Años más tarde, el 29 de septiembre de 1970,
se le designó cura encargado de esa misma parroquia de Fátima, permaneciendo a
su frente, ininterrumpidamente, durante más de dos décadas.
El 5 de diciembre de 1973, el
obispo don Luis Franco Cascón le concedió facultad “para poder celebrar una
Misa más en los Domingos y días Festivos, pudiendo celebrar tres en los Sábados
o Víspera de Fiesta o bien cuatro en los Domingos o Días festivos”, por el
tiempo de un año, tal como había solicitado.
Con respecto a su labor en la
mencionada parroquia güimarera merece destacarse, en lo material, y a pesar de
la modestia del entorno, las mejoras en la ornamentación de la iglesia, así
como la construcción
de un espacioso
salón parroquial. En
1973 adquirió vestiduras sagradas
(albas, capas, etc.) y persianas para el templo. En 1974 se reparó la techumbre
de la iglesia; y se adquirieron nuevos altares para el Altísimo y la Virgen de Fátima, adornados
con seis candeleros, dos capas (morada y blanca) y elegantes maceteros. En 1975
comenzaron a recaudarse fondos para construir un salón parroquial y una
vivienda para el párroco; las obras del salón comenzaron en los años
siguientes, de tal modo que en
1980 ya estaban levantadas las
paredes, se techó en 1983 y en 1985 se le pusieron puertas, ventanas y luz
eléctrica, y se le dotó de bancos. En 1986 se adquirieron mesas para realizar la Catequesis, así como
nuevos ornamentos sagrados. En 1987 se compró un nuevo equipo de sonido para la
parroquia. Durante su regencia se adquirió por suscripción popular la imagen
del Cristo de los Milagros o de la Buena Muerte y las cinco de un Belén; asimismo se
trasladó a esta parroquia desde la de San Pedro el Sagrado Corazón de Jesús,
primero que se venera en el municipio de Güímar.
En 1973, el párroco Jorge Dorta
gestionó la adquisición de un solar para la futura ermita del barrio de San
Francisco Javier, que fue bendecido por el obispo don Luis Franco Cascón. Y en
1987 donó al mismo barrio una pequeña pero bella imagen del Santo que le da
nombre, en talla de madera.
Nuestro biografiado destacó
asimismo en la organización de los actos de las Bodas de Plata de la parroquia,
con un nutrido programa de actos religiosos celebrados entre el 26 de noviembre
y el 3
de diciembre de 1988, en
los que se vivieron momentos emotivos y solemnes, como la celebración de la
confirmación, varias eucaristías, vigilias, charlas, etc. Sin embargo, no pudo
ver hecha realidad la casa parroquial de Fátima, a pesar de las infinitas
gestiones encaminadas en tal sentido.
El 12 de octubre de 1992, tras
casi 22 años al frente de la parroquia de Fátima (pues sólo faltaron 17 días
para cumplirlos), don Vicente Jorge cesó en ella. Con este motivo, el
corresponsal oficial de Güímar don Domingo Chico González publicó el 30 de
octubre de 1992 en El Día una emotiva semblanza, bajo el título “Vicente Jorge,
el párroco que se nos fue”, de la que entresacamos los siguientes párrafos:
Don Vicente es, desde hace muchos
años, párroco de la iglesia de San Juan Degollado, de Arafo, pueblo lindero con
Güímar, en cuya ciudad nació, y precisamente en la misma casa en que también
vino al mundo su otro hermano, don Juan, canónigo recientemente fallecido,
así como nuestro
bien llorado obispo
don Domingo Pérez Cáceres, familiar cercano en sangre a
los dos sacerdotes mencionados.
[...] Don Vicente, este cura
nuestro que ahora, siguiendo órdenes superiores, nos deja, continuará siendo
siempre un recuerdo bien querido. Su amplia y paternal sonrisa, su mirada
franca y ese porte humano y familiar que recuerda, pensando en Evangelio, la
llaneza de los que siguieron a Cristo, continuará entre nosotros como una
íntima claridad lúdica. Bendeciremos a Dios por haberlo puesto aquí como
conductor de almas y seremos suyos en justa contrapartida por tanto amor como
nos dio, El y nosotros, de corazón a corazón, mostramos cierta tristeza en esta
hora [...].
El cura don Vicente, a Fátima
voy, de Arafo vengo, conduciendo su cochecito viejo para recolectar mejor
tantas espigas, nos seguirá siendo familiar estampa. ¡Qué cosa más bonita,
nacida del rincón del alma donde siempre se engendran los misterios! [...].7
Uno de sus mayores éxitos como
párroco de Fátima consistió en la captación de vocaciones, al apoyar y animar
la de uno de sus feligreses, don Pedro Jorge Benítez, para que ingresara en el
Seminario. El 15 de agosto de 1985, a las siete de la tarde, fue ordenado de
diácono por el obispo de Tenerife don Damián Iguacen Borau, en la iglesia
parroquial de la
Degollación de San Juan Bautista de Arafo; y su ordenación
sacerdotal se verificó el viernes
15 de agosto de 1986, en la
festividad de la Patrona
de Canarias. A los tres días de su ordenación, el joven sacerdote celebró su
primera Misa solemne en la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, donde había
sido bautizado. La repitió al día siguiente en la iglesia de Fátima, a la que
había estado vinculado desde su creación, primero como monaguillo de don
Vicente y luego como catequista; asimismo celebró una tercera misa en la
parroquia de Arafo, a la que acudía con frecuencia siendo seminarista, y en la
que se había ganado el aprecio de los feligreses. Tras diferentes destinos, hoy
desarrolla su labor de apostolado como cura párroco de San Juan Bautista de La Orotava, así como profesor
y bibliotecario del Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias
“Virgen de la Candelaria”,
en la sede de Tenerife.
Párroco fundador de Lomo Mena y profesor de religión en el Instituto de
BUP “Mencey Acaymo” de Guimar
El 27 de noviembre de 1970,
“teniendo en cuenta el celo apostólico del pbro. D.
Vicente Jorge Dorta”, el obispo
don Luis Franco Cascón lo nombró responsable de la Obra de Vocaciones para todas
las parroquias del Arciprestazgo de Güímar.
En el citado año 1970 fue
nombrado, además, profesor auxiliar de Religión en el Instituto de
B.U.P. “Mencey Acaymo” de
Güímar. El 1
de octubre de
1978 quedó en propiedad como profesor agregado de dicha
asignatura, plaza que ocupó hasta el 30 de septiembre de 1994, en que se le
concedió la jubilación, tras 24 años de actividad docente en dicho centro.
Esporádicamente,
en cortos períodos,
nuestro biografiado regentó
como cura encargado varias
parroquias del municipio de Güímar. Así, desde el 20 de marzo hasta el 17 de
agosto de 1976 estuvo al frente de la parroquia de San José de El Escobonal,
que incluía el barrio de Lomo de Mena. Entre el 21 de agosto y el 3 de octubre
del mismo año quedó encargado de las parroquias de San Pedro Apóstol de Güímar
y San Antonio de Padua de La
Medida, por ausencia del cura párroco. Y del 1 de febrero de
1977 al 6 de septiembre de 1978 ejerció como primer párroco de la Santa Cruz de Lomo de
Mena.
Bodas de plata con el
sacerdocio
En el mes de septiembre de 1978
realizó un nuevo viaje al extranjero, esta vez a Tierra
Santa, con motivo de sus Bodas de
Plata en el sacerdocio, en los que ya había acumulado un enorme amasijo de
proyectos, frustaciones, alegrías, tristezas, desalientos, ánimos, logros y
esperanzas. El día 8 de dicho mes se le expidió en Jerusalén el certificado de
haber visitado la
Ciudad Sagrada. Y el 23 del mismo el de haber recibido la Bendición Apostólica
del Papa Juan Pablo I, que había sido elegido cuando don Vicente Jorge se
encontraba en Estambul. También estuvo en Roma y, a su regreso, pasó por Las
Palmas de Gran Canaria, para visitar a un compañero enfermo, don Isidoro Cubas,
que había sido ordenado con él.
Celebró sus
Bodas de Plata
en la iglesia
de San Juan
Degollado, que fueron organizadas por el matrimonio Flores
Gutiérrez, vecinos de La
Victoria de Acentejo, y con la asistencia del obispo don Luis
Franco Cascón. Con dicho motivo, su antiguo maestro don Domingo Chico publicó
un emotivo artículo, que transcribimos a continuación:
Recientemente celebró sus bodas de plata con la Iglesia el venerable
sacerdote, hijo de Güímar, D. Vicente Dorta, párroco de San Juan Degollado, de
Arafo.
D. Vicente es un hombre de
religión. Completamente de nuestro tiempo. Culto, reposado, austero, generoso
[...] con tantas virtudes que lo hacen ejemplar. Digo la verdad porque lo
conozco muy a fondo. El fue de niño uno de mis mejores alumnos (yo actué como
maestro en el barrio de San Juan de esta ciudad), y siempre llevó el sello de
lo que un día habría de ser.
Sacerdotes como D. Vicente
dignifican el ministerio en que ejercen. En estos días aciagos en que tanta
estridencia y tantos desaciertos se dan, un alma con nobleza en puesto clave
como es el del sacerdote nos resulta grata bendición. Mucho bueno puede hacer
y, en definitiva, esto es lo que él realiza. Su comunidad y feligresía de Arafo
lo
saben entender y de ahí la gran
estima para con su párroco, persona que además ha querido y podido adaptarse al
medio de tal suerte que en todo es ya un arafero con solera.
D. Vicente Jorge Dorta lleva
veinticinco años como sacerdote, y en este largo período se ha templado fina y
fuertemente, presentando así hoy un valor definitivo y demostrado. El afecto
que derrama le ha sabido granjear generales simpatías, no sólo en Arafo, sino
también en Güímar, de donde es motivo. Con la sonrisa en los labios y el
corazón abierto, a todos atiende, y para todos es lenitivo en sus muchos
calvarios.
Joven aún, posee la experiencia
de los viejos. Y ello le vale en los consejos, en su comportamiento y en su
andar por la vida. Nació para los demás, constituyendo ejemplo. Su medio le da
bríos y calma a la par, actitudes con las que va venciendo en la lucha marcada
por el signo de una vocación cimentada en algo que Dios le impuso al venir al
mundo: su mundo de almas, de dolores, de padeceres, que es preciso afrontar con
un infinito amor y desinterés para hacer obra.
Ojalá tenga muchos años por
delante este cura sureño para seguir sembrando aunque sea en pedregales, que
así es la existencia de dura. Ojalá Dios nos lo conserve mucho tiempo, sus
bodas de oro lo encuentren dispuesto todavía, entre el bien y los pecados
amorosos. Así su paso será fructífero en extremo por lo dilatado, pues por su
intrínseco valer lo ha sido de siempre.
Vaya mi felicitación como
cariñoso apoyo en su difícil andadura. Desde aquí le doy mi adhesión más
sincera, y desde aquí también le pido su bendición como padre de
almas, esperando del ideal en que
se sustenta una contestación de íntima solvencia espiritual que me alce a Dios,
igual que sabe hacer siempre con cualquier semejante que lo necesita.
Y enhorabuena, mi querido sacerdote, por esos veinticinco
años de camino andado.8
Arcipreste del
distrito de Guimar
El 22 de junio de 1980, el
párroco Jorge Dorta asistió en la
Basílica de San Pedro en Roma a la Beatificación por el
Papa don Juan Pablo II de dos tinerfeños: el Hermano Pedro de Bethencourt y
Fray José de Anchieta. Con ese motivo, los peregrinos tinerfeños se pudieron
poner en contacto con la madre general de las religiosas Bethlemitas, fruto de
lo cual fue el establecimiento de dicha orden en Vilaflor, en su rama femenina.
El 27 de octubre de 1986 alcanzó
uno de los puntos culminantes de su carrera, al ser nombrado arcipreste del
distrito de Güímar por el obispo don Damián Iguacen Borau, en sustitución de
don Antonio Pérez García, “con todos los derechos, obligaciones y facultades
inherentes a dicho cargo”. Casi al mismo tiempo de su toma de posesión fue
sometido a una operación en el Centro Médico de Santa Cruz de Tenerife, de la
que se recuperó rápidamente para reintegrarse a su ministerio. Permaneció en este
importante cargo durante seis años, hasta finales de 1992, en que lo sustituyó
don Juan Ramos Concepción, párroco de Agache y El Puertito.
Durante este período, estuvo en
dos ocasiones encargado de la parroquia de San Pedro Apóstol de Güímar, por
ausencia de su titular don Antonio Pérez García, expidiéndosele los respectivos
nombramientos el 2 de julio de 1987 y el 16 de agosto de 1991.
Don Vicente Jorge Dorta. A la
izquierda en el Monasterio de Santa Clara de La Laguna, en el homenaje
tributado a la abadesa arafera Sor María de San Buenaventura Quintero y León, y
con el báculo ésta. A la derecha, en 2007, el año de su jubilación.
Promotor de un
monasterio de clausura con hospedería, medalla de plata de y calle en ciudad
natal.
Su amor por la ciudad natal ha
quedado patente recientemente, pues junto a sus dos hermanos sacerdotes,
don Hipólito y don
Juan Jorge Dorta,
este último fallecido hacía algunos años, en un rasgo de desinterés
y entrega donaron una hermosa finca de su propiedad de 12.000 m2 en la parte
baja de la ciudad de Güímar (en La
Asomada) para construir en ella un monasterio, que ellos
mismos financiaron en gran parte con sus bienes patrimoniales, hasta el punto
de haber vendido otras propiedades para hacer realidad esa obra.
La idea, que surgió con motivo
del Año Santo Mariano, se comenzó a consolidar el 6 de mayo de 1992, cuando se
puso la primera piedra del edificio por el obispo de la Diócesis don Felipe
Fernández, actuando de padrinos don Pedro Modesto Campos Rodríguez y su esposa
doña Antonia Domínguez Sierra. El acto fue seguido por numerosas personas,
entre las que se encontraban sacerdotes, religiosos y fieles; la representación
municipal la encabezó el primer teniente de alcalde, don Rigoberto González. El
obispo alabó la iniciativa de los tres hermanos y su voluntad de dedicar la
herencia de sus padres a “crear iglesia”. Fue don Hipólito Jorge Dorta el
encargado de pronunciar unas palabras en nombre propio y en el de sus hermanos,
en las que reflejó su profunda satisfacción.
El proyecto fue redactado por el
arquitecto don Antonio Jorge Bilbao, bajo la supervisión del abad del
monasterio de Silos, y abarcaba una superficie total construida de 2.233 m2; la
dirección de las obras la llevó el aparejador güimarero don Ángel Estévez Díaz.
13
El edificio
cuenta con un
claustro, alrededor del
cual se desarrollan
las diferentes dependencias, como
la sala capitular, biblioteca, talleres de trabajo, comedor, cocina y
lavandería. En la planta alta se sitúan 13 habitaciones para descanso y estudio
de los monjes. Completa la construcción una capilla-iglesia de aproximadamente
400 m2, con sacristía y sagrario, y una hospedería completamente equipada,
compuesta de 20 habitaciones con baño individual. El presupuesto total de la
obra superó los 200 millones de pesetas, cantidad que el Patronato Pro-Construcción constituido
al efecto obtuvo
de donativos particulares
y estamentos oficiales, dado el interés público y social de la obra.
Este centro de trabajo, reflexión
y oración, el primer convento de
Canarias para monjes de clausura, lleva por nombre “Monasterio de Nuestra
Señora del Socorro”, por la gran devoción por esta Virgen que sienten los
sacerdotes güimareros que lo promovieron. La ambiciosa obra se logró concluir con
la colaboración de numerosas almas caritativas. Y se hicieron cargo de él los
Religiosos del Verbo Encarnado, procedentes de Argentina, dedicados a la vida
contemplativa y a la oración.
Güímar correspondió a la entrega
de estos hermanos y, en Pleno celebrado por el Ayuntamiento el 24 de mayo de
1995, acordó por unanimidad concederles conjuntamente la Medalla de Plata del
municipio y dar el nombre de “Hermanos sacerdotes Jorge Dorta” a la calle de
acceso al Monasterio que promovieron. Dicha medalla les fue entregada el 9 de
junio de 1995, en el transcurso de un acto solemne celebrado en el salón noble
del Ayuntamiento con motivo de las Fiestas Patronales de San Pedro Apóstol.
El 8 de septiembre de 2000, con
motivo de la tradicional Subida de la
Virgen del Socorro, la venerada imagen paró a la entrada de
la calle que conduce al Monasterio de Nuestra Señora del Socorro, donde se
procedió al descubrimiento de la placa que le daba el nombre de los sacerdotes
Jorge Dorta. El acto contó con la asistencia del alcalde de Güímar y miembros
de su Corporación, y dos de los homenajeados, don Vicente y don Hipólito Jorge
Dorta, pues el tercero, don Juan, ya había fallecido. Fue don Hipólito el que
dirigió unas palabras a los presentes, en las que expresó “la gratitud, el
reconocimiento y la deuda moral que
nos hace sentir
y asumir, a
mi hermano Vicente
y a mí,
el alto honor
que el Ayuntamiento, en nombre de
nuestra ciudad, nos otorga en la dedicación de esta vía”. Añadió que en sus
sentimientos estaban presentes también su hermano Juan y sus padres, por haber
arropado amorosamente su vocación sacerdotal.
Obras y mejoras en la
parroquia bajo mandato
Muchas son las mejoras que se
realizaron en la parroquia de San Juan Degollado de Arafo durante la larga
regencia de don Vicente Jorge Dorta, desde su toma de posesión a finales de
1954. Dotó a esta iglesia de numerosas imágenes y promovió la construcción de
las capillas de La Hidalga
y Playa de Lima, tras haber gestionado la compra o donación de los terrenos.
También fue el responsable de la apertura de una escuela parroquial, así como
de una biblioteca parroquial, salón parroquial y cripta. Además, promovió la
restauración de la iglesia de San Juan Degollado y la reconstrucción de la casa
parroquial; etc. etc.
Esta etapa fue la más rica en
adquisición de imágenes y tronos, pues el templo se enriqueció más que en el
siglo y medio anterior. Entre las adquisiciones destacaron: el grupo de la Piedad, Nazareno con su
Cruz, el Niño Jesús de Cuna; la pequeña imagen de María Auxiliadora, que está
en La Hidalga;
Ntra. Sra. del Carmen; el juego de Vía Crucis para la iglesia parroquial;
el Cristo de la
Humildad y Paciencia;
el paso de
Jesús entrando en Jerusalén o “el
Señor en el burrito”; y la
Virgen de Fátima con palomas; San Andrés para La Hidalga; la Purísima Concepción,
con traje, manto, peluca y corona; Santa Cecilia; María Magdalena, con traje y
peluca; un monaguillo limosnero; dos bellos ángeles para el altar mayor, con
sus columnas; San Martín de Porres; San José; la Dolorosa; las figuras del
Nacimiento; las Lágrimas de San Pedro (donada por don Vicente); y el Señor
Resucitado. Se restauró la imagen de San Juan Degollado y la Virgen de Fátima, así como
el Cuadro de Ánimas. También se adquirieron: un corazón de oro para la Virgen; la corona de plata
sobredorada para la solemne coronación de María Auxiliadora, más la corona para
el Niño, igualmente de plata
sobredorada; el cetro para
la imagen del
Cristo de la Humildad y Paciencia; un hermoso trono o andas en
madera, con sus adornos, para la imagen de San Juan Degollado; las andas del
grupo de la Piedad;
el nicho de la Purísima;
pedestales o mesas de descanso para las imágenes; la carroza para transportar
el trono de San Juan Degollado, con sus correspondientes cuelgas; nuevas andas
para la Virgen
de los Dolores; un carro para el trono del Señor; una urna para el Señor
Difunto; y un trono para San Agustín. Asimismo, se restauraron los cuadros de
San Juan Bautista, San Agustín en su estudio y la Virgen del Rosario con
Santo Domingo y San Francisco, así como la mayoría de las imágenes, entre ellas
la de María Auxiliadora.
Entre otros objetos para la
iglesia y capillas se adquirieron en estas décadas: jarras y jarrones de plata
y de cristal para los altares; arañas; dos comulgatorios; un equipo de sonido y
varios juegos de altavoces para el interior de la iglesia; numerosos candeleros
plateados y dorados; nuevo sagrario de metal dorado; varal y anagrama; cuatro
juegos de vinajeras; farol para el viático; un purificador dorado; un
confesonario; un nuevo copón dorado de 2.000 formas; una concha plateada para
el bautismo; lámparas de metal y plateadas para los altares; 44 bancos para la
iglesia; una pila de alabastro para el agua bendita; colgaduras de damasco;
nueva pila bautismal de mármol blanco; lámpara y puerta del bautisterio; dos
armarios para los ornamentos sagrados
de la
Capilla del
Carmen; candelabros para
los tronos; sillas plegables para salón parroquial y
biblioteca; dos órganos electrónicos; alfombras para la iglesia; altares
portátiles para el templo parroquial y la capilla de El Carmen; repisas de
mármol para la misma capilla y la iglesia parroquial; manteles para los
altares; cuatro lampadarios para las ofrendas, dos de ellos electrónicos; un
ambón; un misal Latino-Español para el altar; una credencia para el altar
mayor; tres elegantes sillones para el presbiterio; cuatro jardineras
niqueladas; se instalaron pedestales de hierro para la pila bautismal; tulipas
de cristal; un copón cáliz; dos taburetes forrados en skay para las bodas;
crismeras; dos banquillos con tapas de formica; un Misal Romano, Ritual y
folletos; dos máquinas de bordar Singer para el Hogar de la mujer de barrio de
El Carmen; nuevos reclinatorios para la iglesia; una mesa de ofrendas y
maceteros; un copón-patena y crismeros; tres armarios para el archivo
parroquial; una campana, que se colocó en la ermita de La Hidalga; libros de cantos
para los fieles; mesa altar para capilla penitencial; un juego de lavabo;
cuelgas para las columnas de la iglesia; un pedestal para el Sagrario; huchas
para los cepillos; columnas de madera para la iglesia; dos
armarios para la
sacristía; libros litúrgicos;
ocho mesas grandes
para la Catequesis; vinajeras
para La Hidalga;
floreros; un cáliz con patena; un televisor, un video y mesas para el salón
parroquial; un mueble para el televisor; un misal; programas de Semana Santa;
un fax; escaleras; 30 biblias; archivadores y cajas; 30 libros; una estantería
para la casa parroquial; cinco ventiladores para la iglesia con sus repisas; un
incensario, con naveta y cuchara; etc.
Además, se platearon y pulimentaron ciriales, incensario y
naveta, cáliz, candeleros, un calderillo, acetro y dos hisopos; se doraron dos
copones; se reparó y doró una custodia; se arreglaron las lámparas de la Capilla del Pino y de la
sacristía; se doró y plateó otro cáliz; se doraron y enlacaron dos coronas, una
custodia y el pie del incensario. Y se dotó a la parroquia de numerosos
ornamentos sagrados: estolas, capas, casullas, albas, roquetes, paños de
hombros, dalmáticas, amitos, cíngulos, sotanas, roquetes y túnicas para los
monaguillos, etc.
Por su parte, las principales
obras y mejoras llevadas a cabo en la parroquia durante los 53 años, en los que
estuvo al frente de ella el párroco Jorge Dorta, fueron las siguientes:
reparación de la casa parroquial y el tejado de la iglesia; blanqueo de la
iglesia y pintado de la casa parroquial; limpieza del tejado de dicho templo;
colocación del nuevo pavimento a la iglesia; colocación de la nueva puerta de
cancel en el templo parroquial; reforma de la sacristía, con su lavabo,
estantería-vitrina, mesa, piso, jarras, lámparas, escalera, etc.; construcción
de un catafalco; construcción del salón parroquial y refuerzo de la pared de la
iglesia; reparación de la ermita del Carmen; construcción de la biblioteca
parroquial; reposición de la instalación eléctrica de la iglesia; acondicionamiento
para el regadío la huerta del antiguo cementerio, para dedicarla al cultivo de
flores; compra de un solar en La
Hidalga y construcción en él de la ermita de San Andrés;
compra de un solar en el barrio del Carmen y construcción en él de dos salones
parroquiales, inicialmente previstos para un tele-club y un Hogar de la Mujer; reparación de los
altares y repliegue de los retablos hacia la pared; recubrimiento de mármol en
el presbiterio; reforma del altar mayor; ampliación de la puerta lateral de la
iglesia; instalación de cuatro vistosas cristaleras en la iglesia; instalación
de la nueva puerta mayor de la iglesia; reforma y restauración de la Capilla del Señor del
Pino; construcción de la capilla del Santo Cristo del Valle, adosada a la
torre; adquisición de la verja de hierro para la entrada lateral de la iglesia;
demolición de la antigua casa parroquial y construcción de una nueva;
restauración de la iglesia y colocación de un zócalo de madera en todo su
perímetro; reparación de la capilla de Ntra. Sra. del Carmen; construcción de
la cripta parroquial; restauración y pintado de la fachada del templo
parroquial; enfoscado y pintado de las fachadas de la casa y salones
parroquiales; reconstrucción y ampliación del coro de la parroquia; arreglo de
las rampas y restauración de la capilla del Carmen; habilitación de nuevas
salas para catequesis, así como archivo y despacho para el párroco; etc.
Asimismo, durante su mandato se
promovieron distintas iniciativas religiosas y sociales: fundación de una
escuela parroquial, de una biblioteca y de una cripta; así como diversos grupos
o asociaciones parroquiales: Cofradía del Sagrado Corazón y Apostolado de la Oración, Archicofradía de
María Auxiliadora, Legión de María, Marías de los Sagrarios y Niños
Reparadores, Cursillistas de Cristiandad, Visitadores de Enfermos, Ejército
Azul de Nuestra Señora-Apostolado de Fátima, Hermandad de Caballeros Esclavos
del Santísimo Cristo del Valle y los Consejos parroquiales de Asuntos Económicos
y de Pastoral.
Hijo adoptivo de
Arafo y nominacion a una calle de esta villa
Como hemos podido comprobar, don
Vicente Jorge Dorta desarrolló en Arafo una
callada pero intensa labor, alejada
del boato y la adulación, pero en la que dejó su propia vida, atendiendo las
necesidades materiales y espirituales de sus feligreses, tanto de los pobres
como de los ricos, de los ancianos, como de niños y jóvenes, de sanos como de
enfermos. En Arafo fue madurando su personalidad, dejando al descubierto su
abnegada dedicación, la prudencia, la delicadeza y el respeto a las personas.
Por iniciativa suya, desde comienzos de los años ochenta se celebran anualmente
en la parroquia las Bodas de Plata y de Oro de los matrimonios en ella
efectuados. A muchos de los que bautizó en sus inicios luego les dio la primera
comunión, luego los casó y bautizó a sus hijos; a otros de los que casó en los primeros
años, luego los consoló en sus últimos momentos. Son muchos años y muchas
vivencias, unidas indisolublemente a la historia de la Villa durante 53 años.
Por ello, fue un acto de justicia
el nombramiento como Hijo Adoptivo de Arafo, según acuerdo unánime de la Corporación municipal,
alcanzado en el Pleno ordinario celebrado el 13 de marzo de 1999. La medalla y
el correspondiente título le fue entregado el 29 de agosto de ese mismo año,
día principal de las Fiestas Patronales en honor de San Juan Degollado, por el
alcalde don Domingo Calzadilla, al cumplir 45 años como cura párroco de la
misma. En sus palabras de agradecimiento, don Vicente manifestó sentirse
“afortunado hijo de este pueblo”, al que prometió no defraudar, cumpliendo “el
cometido que me incumbe a fin de ser un elemento positivo en lo social”. En ese
mismo año se le dio el nombre de “Rvdo. Párroco D. Vicente Jorge Dorta” a la
calle contigua a la casa e iglesia parroquial. De ambas distinciones, nuestro
biografiado se sentía muy orgulloso.
El 7 de mayo de 2000 se le
tributó otro merecido homenaje en la parroquia de la Santa Cruz de
Lomo de Mena
(Güímar), en el
transcurso del cual sus
antiguos feligreses le entregaron una bonita placa con la
siguiente leyenda: “Parroquia de la Santa Cruz, Lomo de Mena, comarca de Agache, a
don Vicente Jorge Dorta en agradecimiento al que fue su primer párroco, en el
47 aniversario de su ordenación sacerdotal, uno de enero de 1977-siete de mayo
de 2000”.
Dichas distinciones le animaron a
seguir desarrollando su abnegada labor ministerial, con la misma ilusión que lo
había hecho hasta entonces. El mismo sentimiento de afecto lo vivió en el año
2003, al celebrar las Bodas de Oro como sacerdote, emotivo acto celebrado en la
iglesia parroquial de Arafo, en el que fue homenajeado por sus feligreses y
amigos, que le obsequiaron con varios recuerdos, y en el que estuvo acompañado
por un elevado número de sacerdotes y seminaristas. La manifestación de cariño
de sus feligreses se repitió al año siguiente, 2004, al celebrarse las Bodas de
Oro como párroco de Arafo, hito histórico sólo alcanzado por otros dos
sacerdotes y difícilmente repetible en otras localidades isleñas.
Jubilación y
nombramiento como párroco ameritó de Arafo
Hasta septiembre de 2007, en que alcanzó la jubilación,
había continuado como cura
párroco de San Juan Degollado de Arafo, así como de las
nuevas parroquias de Ntra. Sra. del Carmen del barrio del mismo nombre y San
Andrés de La Hidalga,
de dicho municipio, creadas en 2004.
El domingo, 2 de dicho mes de
septiembre, se vivió uno de los días más emotivos de la historia religiosa de
Arafo, la despedida del que había sido su cura párroco durante más de medio
siglo, don Vicente Jorge Dorta. A las 12:30 se celebró la Misa de despedida, que fue
presidida por don Vicente y concelebrada por otros siete sacerdotes, entre
ellos el vicario general de la
Diócesis don Antonio Pérez, el arcipreste de Güímar don Rubén
Fagundo, el canónigo don Prudencio Redondo y el canónigo maestrescuela emérito
don Hipólito Jorge Dorta, hermano del titular. Luego, a lo largo de la
celebración, se incorporaron al templo otros tres sacerdotes y un diácono. La
iglesia estaba repleta de feligreses, superando incluso la concurrencia del día
principal de las Fiestas en honor de San Juan Degollado, y la Rondalla Ayesa puso
una bella nota musical al interpretar la Misa Sabandeña. En
la homilía, don Vicente dirigió a sus feligreses unas emotivas palabras de
despedida, en las que una vez más puso de manifiesto algunas de sus virtudes
humanas, su sencillez y su humildad, no pudiendo evitar que su voz se
entrecortara en varias ocasiones a causa de la emoción del momento; agradeció
el apoyo del pueblo durante su larga labor de apostolado y la colaboración que
siempre encontró en él, a la vez que pedía disculpas por sus posibles errores.
Al terminar, una larga ovación de varios minutos, con todos los asistentes
puestos en pie, puso de manifiesto al cariño que este sacerdote se había ganado
a lo largo de su vida pastoral.
A lo largo de la misa
intervinieron también el vicario general de la Diócesis, que transmitió
a don Vicente el afecto y apoyo del obispo y de toda la iglesia diocesana,
destacando la importancia
que tenía la
labor desarrollada en
Arafo durante tan
largo ministerio, en el que había bautizado, casado o enterrado a miles
de personas, pertenecientes a todas las familias de la localidad. Finalmente
tomó la palabra don Ángel Luis Fariña, ex- monaguillo y sacristán de la
parroquia, el más estrecho colaborador de don Vicente, quien en unas emotivas
palabras manifestó el afecto que sentía por el que había sido su protector
desde su más tierna infancia y con el que había trabajado, codo con codo, desde
hacía más de dos décadas.
Una vez finalizada la Misa,
los asistentes se trasladaron hasta el
cercano Centro Cultural y de Recreo de la Villa de Arafo, para
participar en un almuerzo-homenaje a don Vicente organizado por el Consejo de
Pastoral de dicha Villa. Allí, más de 250 personas pudieron disfrutar de una
comida abundante, de calidad y bien servida. A los postres, tomó la palabra la
profesora doña Sara Ferrera, quien explicó el motivo del acto, dando luego la
palabra al cronista oficial de Güímar, don Octavio Rodríguez Delgado, quien
hizo una detallada semblanza biográfica del homenajeado; y a continuación,
el cronista oficial de Arafo, don Febe
Fariña Pestano, destacó de forma pormenorizada la labor desarrollada por don
Vicente en dicha Villa durante su larga labor ministerial.
La Coral “Miguel Castillo” de
Güímar, dirigida magistralmente por la arafera doña María Célida Alzola, se
sumó al acto con varias obras de su excelente repertorio musical. También lo
hizo la artista herreña de fama internacional doña María Mérida, asidua
visitante de Arafo, quien a pesar de su avanzada edad dio una vez más muestras
de su buen hacer musical, sumándose al homenaje al interpretar a capella una
canción dedicada a dicha Villa, que ella misma había compuesto hacía unos
veinte años. Luego se leyeron dos cartas de adhesión al homenaje, que fueron
remitidas por la Coral
María Auxiliadora y el presidente del Cabildo don Ricardo
Melchior Navarro. Continuó la entrega de regalos, placas y recuerdos. Con
dinero recaudado entre los asistentes al homenaje y con la colaboración de
otras personas que no habían podido acudir al mismo, se le regaló una cadena de
oro, con una plaquita en la que figuraba por el anverso la imagen de San Juan
Degollado con el año de su llegada a Arafo (1954) y por el reverso la imagen de
la Virgen María
Auxiliadora con el año de su despedida (2007), que le entregó doña Maruca
Rivero, colaboradora de la parroquia desde su llegada a Arafo. A éste le
siguieron otros regalos, como una placa que le entregó la Banda de Música La
Candelaria,
una fotografía de la Sociedad
Filarmónica
Nivaria, y otros
recuerdos entregados por doña Amparo Gil, doña Carmen Rosa Gutiérrez,
doña Toñi Pérez, don Policarpo de León (monaguillo), etc. También se debe
destacar, que las instalaciones del Centro Cultural y de Recreo fueron cedidas
gratuitamente, así como el equipo de sonido, aportación altruista del güimarero
don Domingo González, de la empresa “Panorama”.
Pero aquí no quedaron los
homenajes, según se anunció en el acto, la Coral María
Auxiliadora y el Ayuntamiento de la Villa de Arafo le tributaron otros en las semanas
siguientes. Así, el 23 de ese mismo mes de septiembre, la mencionada Coral le
organizó una cena-homenaje en un restaurante de Tajao (Arico), en el que
intervinieron varias personas.
Volviendo a don Vicente, las tres
últimas misas que celebró en sus parroquias de Arafo, como párroco titular,
fueron: el lunes 3 de septiembre en la capilla del cementerio, con una masiva
asistencia de público semejante a la del día de Finados; y el día 4 inmediato,
el de su despedida, una en la Residencia Geriátrica María Auxiliadora y otra en
la iglesia parroquial de San Juan Degollado.
Concluían así 53 años de labor
pastoral en esta Villa, de entrega total a sus parroquias y a sus feligreses,
que difícilmente podrán olvidar a este entrañable cura párroco. Por ello, en la
historia religiosa de Arafo don Vicente, su Hijo Adoptivo, siempre ocupará un
lugar de privilegio, totalmente merecido.
Nuevo nombramiento
como capellán de las Nazarenas de Guikmar y medalla de la Virgen del Socorro.
Tras su jubilación se estableció
en su ciudad natal, en la casa familiar de San Pedro Arriba, dedicando parte de
su tiempo a las labores agrícolas, que nunca había abandonado del todo.
Pocos días después de su
jubilación, el 7 de de septiembre de 2007 se le expidió de nuevo por el obispo de la
Diócesis el
nombramiento de capellán del Colegio de Santo Domingo de Güímar, regentado
por las Religiosas de Nazaret, que había sido uno de sus primeros destinos.
Esta fue desde entonces su principal ocupación, pues en dicho centro celebró su
misa diaria y atendió a las necesidades espirituales de dicho centro casi hasta
su muerte. Además, continuó colaborando con los párrocos del arciprestazgo,
sustituyéndolos en la celebración de misas cuando tenían que ausentarse, como
ocurrió en las parroquias de Arafo, La Hidalga, Fátima, El Puertito, etc., e incluso lo
llegó a hacer en Arico. También concelebró las
misas solemnes de
todos los pueblos de
la comarca, con
motivo de las principales festividades. Además,
continuó visitando a los enfermos, cuando era requerido por sus familiares. A
pesar de todo, disfrutaba de más tiempo libre, por lo que podía hacer cosas que
durante décadas no pudo realizar, como acudir a la fiesta del Cristo de
Tacoronte.
No podemos olvidar la profunda
devoción, inculcada desde su niñez por sus padres, que don Vicente sentía por la Virgen del Socorro, a la
que se encomendaba constantemente ante cualquier adversidad, mayor o menor, con
su conocida expresión: “¡Ay, Virgen del Socorro!”. En virtud de su primer
destino como coadjutor de San Pedro, en 1954 tuvo la fortuna de acompañar a la Virgen en su peregrinación
por todos los barrios de Güímar, Arafo y Fasnia, fruto de la cual fue la
confección del bello corazón de oro que ahora luce en su pecho. Además, desde
su ordenación asistía a la Misa
de salida del día 7 de septiembre en la iglesia de San Pedro y a la solemne del
día 8 en la ermita de El Socorro. Y durante muchos años, hasta 2005, concelebró
con sus hermanos una misa en dicha ermita a las 9:00 de la mañana.
Debido a este fuerte vínculo, el
15 de dicho mes de septiembre de 2007 el Padre Vicente recibió su última
distinción, en el transcurso de la
solemne Eucaristía de la
Octava de la
Virgen del Socorro celebrada en la iglesia matriz de San
Pedro Apóstol, que fue presidida por el sacerdote invidente don José Antonio
González Luis, de la
Delegación del Clero Diocesano “Madre Admirable”, quien
también tuvo a su cargo la predicación. Dicha misa fue cantada por la
agrupación “Amigos del Arte” y concelebrada por el párroco y arcipreste don
Rubén Fagundo García y por el sacerdote jubilado y párroco emérito de Arafo don
Vicente Jorge Dorta, con la colaboración de don Omar, el diácono adscrito a
dicha parroquia; a la mitad de la celebración se incorporó también don Víctor
Álvarez, nuevo cura párroco de Arafo. El templo se encontraba totalmente
abarrotado de público y, acabada la Eucaristía, se procedió a la entrega de las
Medallas de la Virgen
del Socorro por el párroco de San Pedro, que ese año le fueron concedidas a don
Vicente, estrecho colaborador de la parroquia y profundo devoto de la Virgen, y al Pueblo de
Arafo, que venera a la Virgen
del Socorro y siente su fiesta tanto como Güímar. Curiosa coincidencia en la
distinción concedida a un hombre en el momento de su jubilación y al pueblo al
que estuvo ligado durante más de medio siglo.
Fallecimiento y
sepelio
El entrañable sacerdote don
Vicente Jorge Dorta permaneció en un buen estado físico
y mental casi hasta el final de
sus días, manteniendo una notable actividad sacerdotal. Pero, a consecuencia de
una seria afección, fue ingresado en el centro sanitario Hospitén de Santa Cruz
de Tenerife. Un mes después, cuando parecía que se estaba recuperando de las
diversas complicaciones sobrevenidas, el domingo 20 de octubre de 2013, a
primeras horas de la tarde, le sorprendió la muerte en dicho centro a los 85
años y medio de edad. La capilla ardiente de se instaló en la cripta de la
parroquia de San Pedro de Güímar, ciudad en la que había nacido y actualmente
residía. A las ocho de la mañana del día siguiente fue trasladado al templo
parroquial, en el que había sido bautizado e iniciado su labor ministerial, en
el que a las 13:30 horas de ese mismo día se ofició la Misa exequial, presidida por
el obispo de la Diócesis
don Bernardo Álvarez y con asistencia de sus familiares, así como medio
centenar de sacerdotes, las corporaciones municipales de Güímar y Arafo, con
sus respectivos alcaldes al frente, la Hermandad del Santísimo Sacramento de la
parroquia y un millar de paisanos, amigos y antiguos feligreses. Cuando el
cadáver salió del templo, cargado por sacerdotes, la Banda de Música “Nivaria” de
Arafo interpretó una emotiva pieza fúnebre, tras lo cual fue trasladado al
cementerio de dicha ciudad, en el que recibió cristiana sepultura. A su sepelio
invitaron, en sendas esquelas publicadas en la prensa, sus sobrinos y demás
familiares, el obispo y clero diocesano, y los Ayuntamientos de Arafo y Güímar.
El miércoles 23 se ofició una misa por su alma en la iglesia parroquial de San
Juan Degollado de Arafo, totalmente abarrotada de público, y el viernes 25 otra
en la iglesia de San Pedro de Güímar.
Descanse en paz nuestro querido amigo, el Padre Vicente, un
buen sacerdote y una excelente persona. (Octavio Rodríguez Delgado, 2013) (Cronista
Oficial de Güímar e Hijo Adoptivo de Arafo) [blog.octaviordelgado.es]
Notas:
1
Reseñas biográficas de este sacerdote pueden verse otros trabajos de
este mismo autor. Los libros: Historia Religiosa de Arafo (1995), El
Arciprestazgo de Güímar. Origen y evolución de las distintas parroquias y
memoria de sus párrocos (2007) y La Virgen María Auxiliadora: Alcaldesa Honoraria y
Perpetua de la Villa
de Arafo. Un siglo de devoción mariana a la primera imagen de esta advocación
que se venera en Canarias (1907-2007) (2007). El capítulo: “Rvdo. Sr. D.
Vicente Jorge Dorta”, en el libro de Ricardo Acirón Royo, Monasterio de Ntra.
Sra. del Socorro en Güímar, de monjes contemplativos (2009). Y los artículos:
“Emotiva despedida del párroco Vicente Jorge tras 53 años en el municipio”, El
Día, 9 de septiembre de 2007; y “Vicente Jorge y el pueblo de Arafo, Medallas
de la Virgen
del Socorro”, El Día, 26 de septiembre de 2007.
2
Don Hipólito Jorge Dorta (1923-2011) fue maestro, prefecto, profesor y
vicerrector del Seminario, notario del Obispado, beneficiado, canónigo,
mayordomo, párroco, maestrescuela titular y emérito de la Santa Iglesia
Catedral de La Laguna.
También fue párroco durante muchos años de Las Mercedes,
donde da nombre a una calle.
3 Don Juan Jorge Dorta
(1930-1992) fue Licenciado en Derecho Canónico, prefecto, profesor y rector del
Seminario, párroco, beneficiado maestro de Ceremonias y canónigo de la Santa Iglesia
Catedral de La
Laguna.
4 Don Domingo Pérez Cáceres (1892-1961) fue
coadjutor de Güímar, cura regente de La Matanza, coadjutor de La Concepción de Santa
Cruz, cura propio y arcipreste de Güímar, encargado de El Escobonal, deán de la Santa Iglesia
Catedral de Tenerife, vicario general y capitular de la Diócesis, VIII obispo de
Tenerife, Hijo Predilecto de la provincia y Gran Cruz de Beneficencia.
5 Archivo particular de don
Vicente Jorge Dorta.
6 CORRESPONSAL. Crónica de Arafo.
Este pueblo ya tiene un Misionero. El Día, 22 de julio de 1958.
7 Domingo CHICO GONZÁLEZ. Vicente
Jorge, el párroco que se nos fue. El Día, 30 de octubre de 1992
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Domingo CHICO. Güímar: Bodas de plata de un sacerdote. El Día, miércoles
29 de noviembre de
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