ÉPOCA COLONIAL: DECADA 1921-1930
CAPITULO-IV
Eduardo Pedro
García Rodríguez
1921 diciembre 1.
Ejemplo de la visión transmitida a la opinión
pública por la prensa conservadora españolista y racista es el siguiente
fragmento, entresacado del periodico La Información
«El moro (...), salvaje, feroz y fanático por
naturaleza, es refractario a la civilización y a todo lo que signifique alteración de sus costumbres (...).
Mientras no se calmen los
ánimos, sometiéndose el árabe incondicionalmente a nuestra acción civilizadora,
debe jugar el principal papel en la contienda, el cañón de mediano alcance y el aeroplano en el mayor número
(...)».
1922. Viene al mundo en Añazu n Chinech (Santa Cruz de Tenerife) Juan
Marichal. Historiador y ensayista. De niño se traslada a España con su familia.
Tras la Guerra Civil
de los españoles se exilia en Francia, Marruecos, México y Estados Unidos,
donde establece su residencia a partir de 1946. En 1941 comienza estudios
universitarios en la UNAM,
en México. Doctor por la
Universidad de Princeton con una tesis sobre el padre Feijoo,
dirigida por Américo Castro. Ha sido profesor de la Universidad de
Harvard. Obras: La voluntad
de estilo (1957), ensayo El nuevo pensamiento político español
(1967), ensayo. Tres voces de Pedro Salinas (1976), ensayo. Cuatro
fases de la historia intelectual hispanoamericana: 1810 - 1970 (1978),
ensayo. La vocación de Manuel Azaña (1982), ensayo. Teoría del
ensayismo hispánico (1984), ensayo. El secreto de España (1996),
ensayo.
1922. Nace el escritor portugués, José Saramago. Saramago nace en la
localidad de Azinhaga, perteneciente al concejo de Golegã, en la provincia
portuguesa de Ribatejo.
En
1924 se traslada con su familia a Lisboa. Desde 1985 a 1994 es presidente de
la Asociación
Portuguesa de Autores. Su novela 'El Evangelio según
Jesucristo', en 1991, le catapulta a la fama a causa de una polémica sin
precedentes en Portugal, trasladando su residencia a la isla canaria de
Titeroygatra (Lanzarote). Sus novelas denuncian procesos de decadencia en la
sociedad actual. En 1998 obtiene el Premio Nóbel de Literatura.
1922.
Nace
en el Valle de San Lorenzo, Tenerife Virgilio Reyes García, último zapatero en
el Valle de San Lorenzo.
Algunas profesiones van
perdiendo el protagonismo que poseían, se han transformado o se han perdido. Al
volver la vista atrás y recorrer el recuerdo en busca de la evolución de
algunas de estas profesiones, de esas que han quedado ancladas, sepultadas en
la mayoría de los casos por las nuevas implantaciones que nos ha traído la
lógica evolución de la sociedad, es avivar la memoria de ese pedacito de
nuestra historia cotidiana. Uno de estos oficios, su manera de ejecutarlo, es
el de zapatero, de tanta necesidad hasta, por lo menos, la década de los
sesenta y en la actualidad casi olvidada, lo recorremos a través de las hábiles
manos de Virgilio Reyes García, el último de estos viejos zapateros que ejerce
en el Valle de San Lorenzo, en Arona.
La importancia que tuvo esta
profesión lo constata el gran número que practicaron esta labor en el Municipio
de Arona. Aquellos que confeccionaban las lonas para el trabajo, los zapatos
para los días de fiesta, que se llevaban en la mano mientras se transitaba por
caminos empedrados, que se calzaban cuando se llegaba a la entrada del pueblo.
Como ejemplo citar los existentes a finales del siglo XIX, en Arona, ejercían
Eladio Almeida Montesdeoca, Nicolás Fumero García, Agustín Miranda Rodríguez; o
Ramón Borges, en Altavista. Con los años se añadieron algunos otros como Pedro
Mena Frías o Antonio García Fumero, quienes tenían sus modestas zapaterías en
Arona; o la de Benito García, en La
Hondura.
A finales del siglo XIX
ejercían en el Valle de San Lorenzo, Miguel García Domínguez, y Narciso Delgado
García; a quienes se les añadió a comienzos del siglo XX, Nicolás Fumero
García. En los años veinte ejecutaban este viejo arte: Antonio Morales, con
zapatería en El Pinito. Miguel García Domínguez, cho Miguel de La Vera, apodo que adquiere
por tener su taller en La Vera,
en Llano Mora. Martín Gómez Álvarez, en Cabo Arriba. Juan Moreno Moreno, en La Tosca. Y José Delgado
García, agricultor y zapatero, que ejerció en Chindia, junto con su hermano
Narciso.
El último de los zapateros tradicionales
que quedaban en activo, Virgilio Reyes García (Valle de San Lorenzo,
1922-2005), relató algunos pormenores de esta profesión, aprendida de su padre
Benigno Reyes García, quien durante años tuvo un pequeño taller de zapatería en
La Tosca, donde
comenzó con este oficio después de la Guerra Civil; él era amañado cuando era nuevo,
en la posguerra cuando la cosa se puso fea, tiró por esto. Empezó a hacer
sandalias y remenditos. Ya él se fue afirmando un poquito y empecé yo. Aquí
fue donde primero ejerció su oficio, compaginándolo con diversas tareas del
campo, con posterioridad y después de oficiar de zapatero en el servicio
militar, tuvo taller propio en La
Hoya, donde estuvo algo más de diez años, hasta que se
trasladó a la Calle Nueva,
la actual Avenida de San Lorenzo.
En esos primeros momentos,
cuando estaba en La Hoya,
recuerda que había 5 zapaterías en el Valle de San Lorenzo. Su padre que seguía
en La Tosca; Modesto
en La Calle,
señor Jaime en La Cabezada
y Martín Rueca en Cabo Arriba. Hace referencia a Modesto Pérez, Jaime
Hernández Tejera y Martín Gómez Álvarez.
Cuando trabajaba en la
zapatería de su padre, los materiales escaseaban y se llegó a realizar zapatos
de mujer con la parte alta confeccionada con hilo y agujas de barbilla y
después colocarle la suela. Había que buscar la forma, de cómo fuera, lo que
fuera, porque sino se quedaba uno descalzo. Para confeccionar las
alpargatas, su madre, Julia García Valentín, cosía la parte alta en su máquina
y después ellos le añadían la suela. En un tiempo, peor mucho tiempo, mi
madre hacía la parte alta de las alpargatas y nosotros hacíamos la parte baja.
La parte alta la hacía ella en la máquina della, loneta gruesa, tela de
pantalón, de lo que fuera, dentro le ponían hasta forro de saco, saco finito.
Estas suelas se realizaban
con las ruedas de los camiones, era lo que había, eso lo comprábamos a algún
camionero, esa goma se deshuesaba toda y se sacaba la parte de los lados. Daba
cinco pares en redondo de zapatos y dos y medio o tres en el rodaje. Se quitaba
el aro que iba a la llanta, después se cortaba por el dibujo, se cortaba
también por el otro lado y daba tres trozos. Por un lado dos y medio y por el
otro dos y medio, eran cinco pares, y la del fondo o eran dos y medio o tres
pares. Esa goma se abría, había que saberla separar, había que coger la telita
y por aquella telita ir, tas, tas, con el cuchillo. Se quitaba la parte de
dentro pa hacer las alpargatas de mujer, era el forro que traía, y la parte de
fuera pa hacer los zapatos, y con eso se trabajaba, no había otra cosa. Ahora
no sirve porque la goma viene tejida de vergas.
Y coser a mano, realizando
los agujeros en la lona o en la suela y coserlos con el hilo que él mismo
preparaba. Se partía de un ovillo de linaza, anudándose varias hebras, según lo
que se fuera a coser, se torcían, se le sacaba la punta y después se le daba
el cerote, que se preparaba con ceras y pedriegas; resina que al comienzo
del siglo XX se conseguía de los residuos de la destilación de la resina de
pino, de La Fábrica
instalada en Los Cristianos. Para disponer de este cerote se partía de la cera,
picadita muy fina para que se derrita más luego y después pesas, a suponer
cuarenta gramos de ceras, treinta y cinco de pedriegas, para que quede el
cerote tan duro. Los pones a guisar y cuando esté ya líquido de todo coges el
cacharro y lo vacías en un cubo de agua, que no llegue al fondo ni a los lados,
la vacías y se queda hecha una penca, tú coges rápido para que no se te seque y
empiezas a trabajarla y trabajarla y te queda el cerote. Con ello se le
aplicaba a las hebras de linaza ya trenzadas, se conseguía una mayor fortaleza
y durabilidad, además de poder trabajar con más comodidad.
Por
sus manos han pasado todo tipo de calzado, yo he hecho de todo en la vida,
de cosas de calzado, hasta botas del ejercito hice, en el ejercito. Para
realizar un buen par de zapatos, y trabajando duro, se tardaba un día; un
zapato de vestir, aparao ya, aparao se llama terminado la parte alta, se hacía
en el día, yo trabajaba fuerte, yo y todos los que éramos nuevos. Hay que
partir de un buen material, buenas herramientas: alicates, leznas, martillos,
macetas, cuchillas, pinzas, botadores, troqueles o la máquina de coser, que
tantos trabajos alivió. Y disponer de un surtido de adecuada hormas, de las que
posee más de cien pares. Un oficio como este, tú ves un zapato y haces un
corte del que ves, y haces un zapato, el que hace el zapato es la horma, es el
zapatero, pero es la horma, buscar una horma buena. Y buena mano por la que
deslizar esos útiles, esa buena mano que ha tenido Virgilio Reyes García
durante toda una vida, que ha transcurrido entre suelas e hilo de linaza, entre
clavos y colas, y siempre rodeado del cantar de los pájaros, de los que ha
llegado a disfrutar de más de doscientos. (Marcos Brito, 2012).
1922.
Fallece
Ambrosio Hurtado de Mendoza (Las Palmas de Gran Canaria, 1850; 1922). Se educó,
como tantos hombres de su época, en el célebre Colegio de San Agustín. Cursó en
Madrid la carrera de Derecho. Intervino de manera muy activa en la política
local y es de notar su actuación, casi romántica, frente a la enorme potencia
del partido de León y Castillo, que no dejó de tener notable importancia en la
vida ciudadana de la segunda mitad del siglo XIX. Fue elegido alcalde de Las
Palmas de Gran Canaria en el año 1903, implantando una administración modelo en
el Ayuntamiento, con la rectitud que él solía poner en todas sus actuaciones
públicas y privadas. En el aspecto urbanístico fue célebre, y aun recordada por
muchos, la supresión de la parte de Triana que tuvo mucha importancia en la
pequeña ciudad que era entonces Las Palmas. Formó parte, como Consejero del
primer Cabildo Insular de Gran Canaria y fue también elegido Diputado a Cortes.
Desde la dirección de la
Sociedad Económica de Amigos del País desarrolló una activa y
destacada labor que culminó en una memorable Asamblea, que reunió en el
Ayuntamiento de aquélla Capital, para promover la mejora y ensanche del Puerto
de La Luz y de
todos sus servicios, que ya entonces entraba en competencia con los vecinos del
Atlántico.
1922 febrero 2.
Nació en Santa Cruz de Tenerife, Juan Marichal López, se trasladó en 1935 a vivir a Madrid
(España), fue el comienzo de una agitada peripecia que le llevaría de allí a
Valencia, en 1936, y a Barcelona en 1937. La visión de algunos impactantes
episodios de la Guerra
Civil de los españoles dejaría huella en su sensibilidad e
influiría en la entrega con la que, a partir de entonces, diseccionaría el
pensamiento republicano. En 1938, y por mediación de su tío Domingo Pérez
Trujillo, fundador del PSOE en Puerto de la Cruz, Tenerife, se trasladó a París, en donde
cursó estudios en el Liceo que continuó a partir de 1940 en Casablanca, hasta
finalizar el bachillerato francés.
Viajó a México en 1941 en uno de los barcos fletados por la
organización de ayuda a los exiliados que encabezaba Indalecio Prieto. Allí,
durante cuatro años, estudió Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma
de la capital, al tiempo que trabajó como cajero nocturno en una fábrica y, más
tarde, como profesor en el Instituto Luís Vives, un centro fundado por
exiliados españoles.
Marichal se trasladó más tarde a Estados Unidos, donde continuó
sus estudios en la
Universidad de Princeton gracias a una beca conseguida por
mediación del historiador mexicano Edmundo O'Gorman. En 1949 recibió el título
de doctor en Letras después de presentar una tesis sobre el padre Feijoo.
Harvard, donde empezaría a impartir clases, será la universidad
donde se desarrolle su historial académico: allí fue hasta su muerte profesor
emérito. Sus cursos sobre lengua española, que iban desde el Poema de Mío Cid
hasta Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, serán recordados en este
campus por su amenidad y su hondura.
Marichal era desde octubre de 1989 miembro de la Comisión de evaluadores
científicos, que asesora al ministro de Educación en los criterios a seguir
para establecer los complementos de investigadores universitarios.
Considerado uno de los grandes personajes de la cultura española
de este siglo, Marichal fue asimismo investigador del ensayismo español y de
sus ramificaciones ideológicas, desde el Renacimiento hasta Ortega y su
generación. Fue autor, entre otros títulos, de La voluntad de estilo (1957),
publicada en 1984 con el título Teoría e historia del ensayismo hispánico; La
vocación de Manuel Azaña, (1968); El nuevo pensamiento político español (1966);
Tres voces de Pedro Salinas (1976), que recoge sus ensayos sobre el poeta y
crítico literario; y Cuatro fases de la historia intelectual latinoamericana
(1978).
Junto a la edición de las Obras completas de Manuel Azaña, que
supuso uno de los capítulos más destacados de su carrera, el investigador
también trabajó en las Obras completas de su suegro, el poeta Pedro Salinas.
Además de sus revisiones de estas dos figuras del siglo XX, Marichal analizó
las figuras de Unamuno, Ortega y Negrín.
El Premio Nacional de Historia, que recibió el 30 de octubre de
1996, distinguía la calidad de su obra El secreto de España, una colección de
20 ensayos en los que Marichal analiza el liberalismo español desde el año 1812
hasta 1978.
Entre otros galardones, el autor fue merecedor de la Encomienda de Isabel la Católica, en agosto de
2008, otorgada por el Rey Juan Carlos, y otorgada por el Embajador de España en
México, Carmelo Angulo, "por sus méritos sostenidos y todo lo que ha hecho
en nombre de España", según dijo en el acto de entrega en Cuernavaca.
A lo largo de su vida se sucedieron los homenajes y
reconocimientos. Además de la
Medalla de Oro de Bellas Artes que le fue concedida en
febrero de 1989, Marichal también fue condecorado con la Gran Cruz de Alfonso X
el Sabio, otorgada en el Consejo de Ministros del 19 de abril de 1996.
Estuvo casado con la hija de Pedro Salinas, Solita Salinas, que
falleció en noviembre del 2007. (Tomado de: www.guanchinet.net/)
1922 marzo 30.
Llega a Gran canaria el
primer avión que lo hace por sus propios medios, los pilotos portugueses Gago
Coutihno y Sacadura Cabral pilotando un hidroavión Farey al que pusieron por nombre
Lusitania, amerizaron el puerto de La
Luz como escala en su viaje Lisboa - Río de Janeiro. La
continuación del mismo la hace desde la bahía de Gando, seis días después y
aunque el vuelo se completó, los continuos descalabros sufridos, les obligo a utilizar
tres hidros más con el mismo nombre y el último con el de Santa Cruz.
El
orden de las tomas y despegues Puerto de La luz - Bahía de Gando se repetiría
invariablemente en todos los vuelos de hidroaviones en ruta hacia el Atlántico
sur. Esta alternativa tenía sus razones fundamentadas a su llegada al puerto
por razones protocolarias y a su despegue de Gando por ser vuelos de larga
duración que requerían hacerlo a plena carga para lo que este último reunía las
condiciones óptimas. (Historia de la aviación en Canarias)
1922 Abril 22. Un barco
procedente del puerto británico de Liverpool trae hasta Tamaránt (Gran Canaria)
los primeros automóviles que circularon por los caminos de la isla.
1922 Mayo 3. Como era habitual, el Gabinete Literario invitó a
una destacada compañía de ópera para cantar en sus salones, aprovechando las
escalas técnicas para América. El concierto tuvo lugar a las cinco de la tarde,
con gran asistencia de la burguesía criolla local y empleados de la metrópoli.
Intervino Walter Kirchoff, con la romanza «Canción de primavera» de la ópera
wagneriana Walkyria. Le acompañó al piano el maestro Winnetgarnez. Siguió el
gran Hipólito Lázaro con el «Adiós a la vida», de Tosca; Gabriela Bezanconi
interpretó «A te questo rosario», de Gioconda y Ofelia Nieto, «Vissi D'Arte»,
de Tosca. Al final, la insigne Mascagni cantó «Cavallería rusticana». Por la
noche embarcaron en el vapor «Tomaso di Savoia» rumbo a Buenos Aires.
1922 septiembre 11.
La sociedad Fomento y
Turismo de Gran Canaria comunicaba al Cabildo de Gran Canaria la petición del
Aeroclub de Barcelona de que con motivo de un próximo “raid” que llevaría a
cabo don José Canudas se requería la gestión de un campo llano sin piedras,
libre de zanjas, de tierra dura y sin obstáculos de unas dimensiones
aproximadas de 300 por 300
metros y con un hacho que diera bastante humo a un
extremo del campo. La
Sociedad de Fomento y Turismo, al dar a conocer tal petición
albergaba la esperanza de que la corporación debería esforzarse en facilitar la
realización del proyecto, de gran importancia para la navegación aérea y muy
conveniente para la isla y que debía servir para afianzar, aun más, la opinión
generalmente sustentada de que Gran Canaria estaba en el mejor punto de escala
para las aeronaves en ruta hacia o desde el Atlántico Sur aunque de este vuelo
no hay en la isla constancia documental que testifique su ejecución. (Historia
de la aviación en Canarias)
1922 Noviembre.
Pasarían algunos años antes de que la masonería de Winiwuada (Las palmas)
volviese a levantar columnas con posibilidades de pervivencia. Este hecho se
produjo en noviembre de 1922, con la fundación en Winiwuada (Las Palmas) de la
logia Andamana por ocho masones de los que siete habían pertenecido, hasta ese
momento, a la logia Añaza, de Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife).
1922 noviembre 25.
Nace D. Ángel Acosta Martín en el Puerto de la Cruz (Tenerife) en la Calle de Las Cabezas, sus padres D. Francisco Acosta y Dña.
Encarnación Martín, tuvieron cinco hijos más, la familia conocida por "Los
Manzanilla", transcurre su vida de niño y luego de adolescente en su
barrio de Las Cabezas, y su sueño de siempre el noble arte de esculpir, con
veintiún años realiza un viaje a Gran Canaria donde se forma en la escuela de
Luján Pérez, es aquí donde plasma y elabora su primera imagen: Santa Teresa de
Jesús que quedara en Gran Canaria.
Debido a sus limitaciones económicas, parecía
lejana la marcha a la península iberica, pero el cómo soñador desde niño lucha
porque sus sueños sean realidad y tanto batallo, que en 1947 llega su marcha y
su sueño de ampliar sus conocimientos de imaginería en la Academia de San Jorge de
Barcelona.
Fijó su residencia en Tortosa ciudad a orillas del
río Ebro, Provincia de Tarragona, donde abre su taller, le fue encomendada la
ejecución de la patrona de la
Ciudad, Ntra. Sra. de la Cinta, tal fue el éxito cosechado que también le
encargan la capilla para la misma.
En 1949 regresa a su querido Puerto de la Cruz, para contraer
matrimonio con la joven de esta ciudad Srta. Argelia Padrón Jesús, de cuyo
enlace nacerían dos hijos: Ángel y Jesús
Añorando su pueblo marinero y sabiendo la
importancia que tienen las Fiestas de Julio, decide ofrecer, con desinterés
económico, la ejecución de una imagen de la Virgen del Carmen patrona de los pescadores. El
30 de Abril de 1.954 D. Ángel Acosta Martín, envía a Santa Cruz de Tenerife y
abordo del buque "Villa de Madrid" una caja de 163 Kg. de peso bruto
que contenía una imagen realizada en su taller de Tortosa. Era la estrella de
los mares, Nuestra Señora. La
Virgen del Carmen. Esta talla de sabor tradicional se aleja
en estilo de las que actualmente lleva a cabo D. Angel Acosta Martín, casi
todas ellas de talla completa, siempre dentro de un carácter muy religioso, y
que vino a sustituir a su homónima atribuida a D. Fernando Estévez del
Sacramento 1.788-1.854, recluida hoy en la iglesia del exconvento franciscano.
Fue bendecida el día 19 de Mayo de 1.954 por el
prelado de la
Diócesis Nivariense Monseñor D. Domingo Pérez Cáceres, y actuaron
como padrinos en la ceremonia el alcalde D. Isidoro Luz Carpenter y su esposa
Dña. Magdalena Cullen de Lugo, que le regalarían a la imagen su primer manto,
por la tarde la Virgen
del Carmen salía en procesión y recibiría su primer sermón por el párroco
portuense D. José García Pérez, después recorrería a hombros de los pescadores
todo el barrio marinero.
Ángel Acosta Martín, recibía como mejor recompensa
a su legado el amor de los vecinos de su pueblo.
Su área artística se extiende especialmente por todo
el Levante, siendo las provincias de Tarragona y Castellón de la Plana las de mayor
repertorio. Muchas de estas piezas aparecen acompañadas por pinturas murales y
obras laicas destinadas a organismos oficiales y centros privados.
La producción de este artista portuense ha quedado
extendida por América Latina, lugares como Argentina, Cuba y Venezuela han sido
afortunados y merecedores de sus obras artísticas.
Uno de los pocos hijos ilustres de esta Ciudad que
tiene una Plaza rotulada con su nombre y un busto, ambos situados en la Calle Mequinez (La Ranilla) (Bernardo Cabo
1922
Noviembre 30.
Terrible
aluvión en Eguerew (La Laguna)
que inunda con un metro de altura la
Plaza del Cristo.
1922. El republicano Guerra del Río visita La Gomera para organizar los
grupos republicanos (radicales de derechas).
1922. Juan Marichal nació en
Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife). Este historiador españolista enseñó
literatura y pensamiento español en la universidad norteamericana de Harvard.
Exiliado desde la guerra civil de los españoles hasta los años setenta, observa
esperanzado las transformaciones de su país. Su obra El secreto de España
obtuvo el Premio Nacional Español de Historia en 1996, un libro que refleja su
búsqueda en las raíces de la
España liberal y esclarecida. Además, trabajó en la
reconstrucción de la biografía de su paisano canario Juan Negrín y escribió uno
de sus ensayos más conocidos, El designio de Unamuno. Fue distinguido por el
gobierno supuestamente autónomo de Canarias con el premio Canarias 1987.
1922.
Nace en Valle San Lorenzo Virgilio Reyes García, último zapatero en el Valle de San Lorenzo.
Algunas
profesiones van perdiendo el protagonismo que poseían, se han transformado o se
han perdido. Al volver la vista atrás y recorrer el recuerdo en busca de la
evolución de algunas de estas profesiones, de esas que han quedado ancladas,
sepultadas en la mayoría de los casos por las nuevas implantaciones que nos ha
traído la lógica evolución de la sociedad, es avivar la memoria de ese pedacito
de nuestra historia cotidiana. Uno de estos oficios, su manera de ejecutarlo,
es el de zapatero, de tanta necesidad hasta, por lo menos, la década de los
sesenta y en la actualidad casi olvidada, lo recorremos a través de las hábiles
manos de Virgilio Reyes García, el último de estos viejos zapateros que ejerce
en el Valle de San Lorenzo, en Arona.
La
importancia que tuvo esta profesión lo constata el gran número que practicaron
esta labor en el Municipio de Arona. Aquellos que confeccionaban las lonas para
el trabajo, los zapatos para los días de fiesta, que se llevaban en la mano
mientras se transitaba por caminos empedrados, que se calzaban cuando se llegaba
a la entrada del pueblo. Como ejemplo citar los existentes a finales del siglo
XIX, en Arona, ejercían Eladio Almeida Montesdeoca, Nicolás Fumero García,
Agustín Miranda Rodríguez; o Ramón Borges, en Altavista. Con los años se
añadieron algunos otros como Pedro Mena Frías o Antonio García Fumero, quienes
tenían sus modestas zapaterías en Arona; o la de Benito García, en La Hondura.
A finales del siglo XIX
ejercían en el Valle de San Lorenzo, Miguel García Domínguez, y Narciso Delgado
García; a quienes se les añadió a comienzos del siglo XX, Nicolás Fumero
García. En los años veinte ejecutaban este viejo arte: Antonio Morales, con
zapatería en El Pinito. Miguel García Domínguez, cho Miguel de La Vera, apodo que adquiere
por tener su taller en La Vera,
en Llano Mora. Martín Gómez Álvarez, en Cabo Arriba. Juan Moreno Moreno, en La Tosca. Y José Delgado
García, agricultor y zapatero, que ejerció en Chindia, junto con su hermano
Narciso.
El último de los zapateros
tradicionales que quedaban en activo, Virgilio Reyes García (Valle de San
Lorenzo, 1922-2005), relató algunos pormenores de esta profesión, aprendida de
su padre Benigno Reyes García, quien durante años tuvo un pequeño taller de
zapatería en La Tosca,
donde comenzó con este oficio después de la Guerra Civil; él
era amañado cuando era nuevo, en la posguerra cuando la cosa se puso fea, tiró
por esto. Empezó a hacer sandalias y remenditos. Ya él se fue afirmando un
poquito y empecé yo. Aquí fue donde primero ejerció su oficio,
compaginándolo con diversas tareas del campo, con posterioridad y después de
oficiar de zapatero en el servicio militar, tuvo taller propio en La Hoya, donde estuvo algo más
de diez años, hasta que se trasladó a la Calle Nueva, la actual Avenida de San Lorenzo.
En esos primeros momentos,
cuando estaba en La Hoya,
recuerda que había 5 zapaterías en el Valle de San Lorenzo. Su padre que seguía
en La Tosca; Modesto
en La Calle,
señor Jaime en La Cabezada
y Martín Rueca en Cabo Arriba. Hace referencia a Modesto Pérez, Jaime
Hernández Tejera y Martín Gómez Álvarez.
Cuando
trabajaba en la zapatería de su padre, los materiales escaseaban y se llegó a
realizar zapatos de mujer con la parte alta confeccionada con hilo y agujas de
barbilla y después colocarle la suela. Había que buscar la forma, de cómo
fuera, lo que fuera, porque sino se quedaba uno descalzo. Para confeccionar
las alpargatas, su madre, Julia García Valentín, cosía la parte alta en su
máquina y después ellos le añadían la suela. En un tiempo, peor mucho
tiempo, mi madre hacía la parte alta de las alpargatas y nosotros hacíamos la
parte baja. La parte alta la hacía ella en la máquina della, loneta gruesa,
tela de pantalón, de lo que fuera, dentro le ponían hasta forro de saco, saco
finito.
Estas
suelas se realizaban con las ruedas de los camiones, era lo que había, eso
lo comprábamos a algún camionero, esa goma se deshuesaba toda y se sacaba la
parte de los lados. Daba cinco pares en redondo de zapatos y dos y medio o tres
en el rodaje. Se quitaba el aro que iba a la llanta, después se cortaba por el
dibujo, se cortaba también por el otro lado y daba tres trozos. Por un lado dos
y medio y por el otro dos y medio, eran cinco pares, y la del fondo o eran dos
y medio o tres pares. Esa goma se abría, había que saberla separar, había que
coger la telita y por aquella telita ir, tas, tas, con el cuchillo. Se quitaba
la parte de dentro pa hacer las alpargatas de mujer, era el forro que traía, y
la parte de fuera pa hacer los zapatos, y con eso se trabajaba, no había otra
cosa. Ahora no sirve porque la goma viene tejida de vergas.
Y
coser a mano, realizando los agujeros en la lona o en la suela y coserlos con
el hilo que él mismo preparaba. Se partía de un ovillo de linaza, anudándose
varias hebras, según lo que se fuera a coser, se torcían, se le sacaba la
punta y después se le daba el cerote, que se preparaba con ceras y
pedriegas; resina que al comienzo del siglo XX se conseguía de los residuos de
la destilación de la resina de pino, de La Fábrica instalada en Los Cristianos. Para
disponer de este cerote se partía de la cera, picadita muy fina para que se
derrita más luego y después pesas, a suponer cuarenta gramos de ceras, treinta
y cinco de pedriegas, para que quede el cerote tan duro. Los pones a guisar y
cuando esté ya líquido de todo coges el cacharro y lo vacías en un cubo de
agua, que no llegue al fondo ni a los lados, la vacías y se queda hecha una
penca, tú coges rápido para que no se te seque y empiezas a trabajarla y
trabajarla y te queda el cerote. Con ello se le aplicaba a las hebras de
linaza ya trenzadas, se conseguía una mayor fortaleza y durabilidad, además de
poder trabajar con más comodidad.
Por
sus manos han pasado todo tipo de calzado, yo he hecho de todo en la vida,
de cosas de calzado, hasta botas del ejercito hice, en el ejercito. Para
realizar un buen par de zapatos, y trabajando duro, se tardaba un día; un
zapato de vestir, aparao ya, aparao se llama terminado la parte alta, se hacía
en el día, yo trabajaba fuerte, yo y todos los que éramos nuevos. Hay que
partir de un buen material, buenas herramientas: alicates, leznas, martillos,
macetas, cuchillas, pinzas, botadores, troqueles o la máquina de coser, que
tantos trabajos alivió. Y disponer de un surtido de adecuada hormas, de las que
posee más de cien pares. Un oficio como este, tú ves un zapato y haces un
corte del que ves, y haces un zapato, el que hace el zapato es la horma, es el
zapatero, pero es la horma, buscar una horma buena. Y buena mano por la que
deslizar esos útiles, esa buena mano que ha tenido Virgilio Reyes García
durante toda una vida, que ha transcurrido entre suelas e hilo de linaza, entre
clavos y colas, y siempre rodeado del cantar de los pájaros, de los que ha
llegado a disfrutar de más de doscientos. (Marcos Brito, 2014)
1922
Febrero 22 "Día de la Rebeldía Herreña".
En la isla Esero (Hierro) mueren tiroteados en una manifestación Tomás Sánchez
y Salustiano Zaragoza. Por el ejército de ocupación español se declara el
estado de guerra en la isla durante 20 días.
1922 Diciembre 13.
La Prensa, 13 de diciembre de 1922. El domingo último
verificose la inauguración oficial de la Estación telefónica que el Cabildo insular de
esta isla acaba de instalar en este pueblo. El acto celebróse con regocijos y
festejos públicos. Realzándolo con su presencia el gobernador civil, señor
Piernavieja; el presidente, vicepresidente y consejero de aquella corporación,
Don Domingo Salazar y Cologan. Don Antonio T. Valle y Don Carlos Hernández
Armas, respectivamente; el contador de fondos insulares y jefe de la línea, Don
Emilio López, y las autoridades y corporaciones de los pueblos beneficiados con
tan importante mejora. En este de Matanza de Acentejo se hizo ostensible la
alegría popular, recibiéndose con entusiasmo, por el vecindario, a las
autoridades. Concurrió también su banda de música que, bajo la inteligente
dirección del profesor Don Manuel Delgado Pérez, ejecutó, brillantemente las
mejores obras de su repertorio. Terminada la inauguración oficial del locutorio
telefónico, las autoridades e invitados, pasaron enseguida, a la
casa-habitación del digno juez municipal, Don Antonio Pérez Rodríguez, quien en
unión de su distinguida señora esposa, Doña Eladia Martín Gutiérrez y de la
bella señorita Síxta Hernández Amaral, obsequió a sus distinguidos con espléndido
refresco, digno de la proverbial galantería con que, en aquella casa, se recibe
y agasaja, siempre a cuantos forasteros vienen a La Matanza.
Después
del refresco, los invitados visitaron la iglesia parroquial del pueblo, donde
pudieron admirar, además de las bellezas que encierra este templo, las mejoras
que en el mismo ha realizado el venerable sacerdote don Domingo Pérez Cáceres.
(La Prensa, 13
de diciembre de 1922.).
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