1912 enero 14.
Falleció en su domicilio de Arona, Julio Mendoza Morera.
Tras ser ordenado sacerdote,
nuestro biografiado estuvo destinado en Gran Canaria como cura encargado de El
Carrizal, comenzando a destacar desde entonces como orador sagrado, cometido
que desarrollaría en muchas localidades de la Diócesis durante el resto
de su vida. Obtuvo en propiedad la parroquia de San Antonio Abad de Arona, al
frente de la cual permaneció durante 33 años, hasta su muerte. También estuvo
encargado la Parroquia
de San Antonio de Padua de Granadilla de Abona unos cinco meses y fue elegido
arcipreste del Distrito de Güímar, que abarcaba todo el Sur de Tenerife, aunque
renunció a dicho cargo tras ocho meses en el mismo. Además, perteneció a la Hermandad de Sufragios Mutuos
de la Diócesis,
a la Pía Hermandad de Sacerdotes y a
la Real Sociedad
Económica de Amigos del País de Tenerife. Tras su fallecimiento, su amigo, el
poeta don José Tabares Bartlet, compuso un soneto dedicado a su memoria.
Estudios
eclesiásticos y destino parroquiales Gran Canaria
Nació en Santa Cruz de Tenerife
en 1847, siendo hijo de don Francisco Mendoza Cabrera2. Deseoso de seguir la
carrera eclesiástica comenzó a estudiar libremente Filosofía, Teología y Moral,
estudios que probablemente continuó en el Seminario de Las Palmas de Gran Canaria,
único existente por entonces en las islas. Luego, tras recibir los distintos
grados (Prima Tonsura, Órdenes Menores, Subdiaconado y Diaconado), el sábado 20
de diciembre de 1873 fue ordenado de Presbítero por el obispo de Canarias y
administrador apostólico de la
Diócesis de Tenerife, don José María Urquinaona y Bidot.
Don Julio fue destinado como cura
encargado a la iglesia de El Carrizal. Como tal, en marzo de 1876 predicó en la
solemne función celebrada en la iglesia del pago de Juan Grande, por iniciativa
de su propietario el Conde de la
Vega-Grande de Guadalupe, según informó El Gólgota el 18 de
dicho mes: “El dia 29 de Febrero obsequió con una función lucidísima á la
excelsa titular de la iglesia sita en el pago de Juan Grande su propietario el
Sr. Conde de la
Vega-Grande de Guadalupe, no habiendo omitido gasto, asi para
el adorno del templo como para la magestad del servicio divino, en que predicó
el Venerable encargado de la iglesia del Carrisal, Pbro. D.
Julio Mendoza y oficiaron
los Sres. D.
Domingo Martin y D. Mateo Saavedra”3. En ese mismo mes participó
en una misión pastoral en el pago de Sardina, como destacó el mismo periódico:
Ha producido excelentes
resultados la misión que los celosos presbíteros D. Julio Mendoza y D. Ramón
Cirera dieron en el pago de Sardina los dias 12, 13, 14 y 16. Todo el vecindario
y muchos que
acudieron de fuera
recibieron los Sacramentos
de la Penitencia y S.
Eucaristía. El templo se vio instantáneamente lleno de fieles, ávidos de la
divina palabra y deseosos de hacer, la corte á Jesús, expuesto con la debida
magestad y decoro el martes; fueron dias santamente aprovechados; y es de
esperar que si en alguna alma falta la
perseverancia porque al fin inclinado
es el hombre
al vicio desde
su mocedad, y débil para resistir al empuje de sus malas pasiones,—no se
perderá por completo la abundante mies que bajo la influencia de tan fecundo
roció ha brotado en aquella porción de la viña mística, mientras dichos celosos
operarios consagraron en celo y su reposo al mas importante de sus deberes
sacerdotales.4
Junto a otros párrocos del Sur de
Gran Canaria, en 1877 organizó una peregrinación desde sus pueblos hasta Teror,
donde se celebró una misa solemne, en la que recibieron la comunión los
numerosos romeros y pronunció un elocuente sermón don Julio Mendoza, quien
llegó a conmover a los asistentes, tal como informó el mencionado periódico El
Gólgota:
Como es sabido, el Sr. Obispo no
solo organizó la peregrinación á Teror, sino que dio las disposiciones
convenientes para que se efectuaran otras en las parroquias que, por estar muy
apartadas de Teror, no pudieran asistir á la romería principal. No podemos dar
detalles á nuestros lectores sobre el resultado de todas estas peregrinaciones,
porque no hemos tenido noticia de ellas. Pero del Carrizal nos escriben
dándonos cuenta detallada de la celebrada por los pueblos del Sud en aquel
punto. Asistieron unas tres mil almas de Agüimes, Ingenio, Carrizal, Sardina,
Corralillos y otros pagos vecinos.
La mayor parte de los romeros
recibieron la sagrada comunión en la misa solemne que se celebró al efecto, y
terminado el Evangelio ocupó la
Cátedra de la
Verdad el Sr. D. Julio Mendoza, quien logró con su persuasiva
palabra conmover el corazón del numeroso auditorio, explicándole el objeto
santo de aquella religiosa manifestación.
No otra cosa podiamos esperar de
la piedad notoria de los referidos pueblos y del celo, sin tacha, de sus
respectivos párrocos.5
Párroco propio de Arona, mayordomo de fábrica parroquial y cura
encargado de Granadilla.
Tras ejercer su apostolado en
Gran Canaria durante cinco años, el 1 de septiembre de
1878 fue nombrado cura párroco
propio de Arona, tomando posesión como tal el 21 de ese mismo mes. Se
estableció en dicho pueblo, acompañado por sus dos hermanas, doña Francisca6 y
doña Jorgina Mendoza Morera, y en él permaneció durante 33 años al frente de la
parroquia de San Antonio Abad, hasta su muerte.
En enero de 1879 fue incluido
como elector en la Sección
de Arona del Distrito electoral de La
Laguna, por la Comisión Inspectora del Censo electoral de Santa
Cruz de Tenerife7; a partir de entonces figuraría en todas las listas
electorales de dicho pueblo, tanto porque sabía leer y escribir como por ser
párroco de la localidad. Asimismo, el 6 de julio de 1879 pasó a formar parte de
la Junta local
de Instrucción Pública de Arona, por acuerdo del Ayuntamiento8.
Simultáneamente, el 1 de junio de
1879 fue nombrado cura servidor o encargado de Granadilla de Abona. Como tal,
se hizo cargo de la
Parroquia de San Antonio de Padua entre el 1 de agosto y el
30 de diciembre de 1879, por enfermedad y muerte de su cura párroco don Juan
Pedro de Frías y Peraza.
En los años ochenta recibió en su
parroquia de Arona la visita pastoral de dos obispos: don Jacinto María Cervera
el 21 de octubre de 1883 y don Ramón Torrijos y Gómez el 14 de mayo de 1889. En
1889, este sacerdote confeccionó un inventario de dicha Parroquia de San
Antonio Abad. Y en 1891, se inscribió en la “Hermandad de Sufragios” mutuos de la Diócesis9.
El 24 de agosto de 1893 pronunció
el sermón en la misa solemne de la fiesta de San Bartolomé en el pago de El Río
de Arico, como informó El Liberal de Tenerife el 28 del mismo mes: “La función
religiosa estuvo muy solemne. El Vble. Párroco Don Ángel Bello y García, cantó
la misa, y el sermón lo pronunció el Sr. Cura de Arona Don Julio Mendoza,
elocuente orador que desempeñó su cometido á satisfacción de todos los
concurrentes”.
Igualmente, el 17 de septiembre
inmediato predicó en la función solemne en honor de la Patrona de Guía de Isora, la Virgen de la Luz, como destacó el mismo
periódico el 4 de dicho mes: “El domingo, á hora de las diez, comenzó la
función religiosa, cantándose á dos voces la misa de Crisanto con
acompañamiento de la banda de música. Cantado el Evangelio, ocupó la sagrada
cátedra el reputado orador D. Julio Mendoza, pronunciando un bien razonado y
elocuente panegírico, con el que sostuvo por espacio de una hora, la atención del
religioso concurso”.
Como párroco y mayordomo de
fábrica de la Parroquia
de San Antonio Abad de Arona, don Julio rindió las cuentas de fábrica y
mayordomías de la misma10, mereciendo la aprobación del obispo de la Diócesis hasta el 1 de
enero de 1896.
Durante su larga regencia,
también atendió la ermita del Valle de San Lorenzo. Sirvan de ejemplo los actos
religiosos que ofició en la misma en 1899: “Día diez de Agosto fiestas a San
Lorenzo en la Ermita
de su nombre con misa solemne, sermón y procesión. Día quince de agosto fiesta
de la Virgen
de la Encarnación
en la referida Ermita de San Lorenzo con misa solemne, sermón y procesión”11.
Arcipreste del sur de Tenerife, destacado orador sagrado y socio de la Real Sociedad Económica de
amigos del país de Tenerife.
Simultáneamente, dado el aprecio
de que gozaba entre el clero sureño, el 28 de julio de
1899 don Julio Mendoza fue
elegido arcipreste del Distrito de Güímar12, cuya jurisdicción se extendía por
entonces a las parroquias de Candelaria, Arafo, Güímar, Fasnia, Arico,
Granadilla de Abona, Vilaflor, San Miguel de Abona y Arona. El 22 de agosto
inmediato, La Opinión
se hizo eco de la noticia: “El presbítero D. Julio Mendoza y Morera, párroco
del pueblo de Arona, ha sido nombrado arcipreste del distrito de Güímar”. El 24
de dicho mes también informó de ello La Región Canaria: “El
presbítero D. Julio Mendoza y Morera, párroco del pueblo de Arona, ha sido
nombrado arcipreste del distrito de Güimar”. Permaneció en este importante
cargo hasta marzo de 1900, en que renunció al mismo, siendo nombrado en su
lugar el cura ecónomo de Güímar, según informó La Región Canaria el
10 de ese mismo mes: “Por renuncia del Sr. D. Julio Mendoza, Párroco de Arona,
ha sido nombrado arcipreste de Güimar D. Rafael T. Rodríguez, V. Ecónomo”.
Dicha noticia también fue publicada en La Opinión el día 13: “Ha sido nombrado arcipreste
de Güimar, por renuncia de D. Julio Mendoza, párroco de Arona, el Sr. D. Rafael
T. Rodriguez”.
Como era normal, dado el
prestigio de que ya gozaba como orador sagrado, don Julio predicó en la mayoría
de las misas solemnes celebradas en la parroquia de Arona con motivo de las
festividades del Santísimo Cristo de la Salud y Ntra. Sra. del Rosario. Así ocurrió el
domingo 1 de octubre de 1899, tal como anunció La Opinión el 29 de
septiembre anterior: “A las 9, misa cantada en honor de la Virgen del Rosario, en la
que predicará el Venerable Párroco D. Julio Mendoza y Morera”. Lo mismo ocurrió
el 4 de octubre de 1903, como publicó el citado periódico el 1 de dicho mes: “A
las 10, misa solemne, en honor de la Santísima Virgen
del Rosario, con Exposición de su Divina Majestad, ocupando la Sagrada Cátedra el
Venerable Párroco D. Julio Mendoza y Morera”. Igualmente sucedió el 2 de
octubre de 1904, según informó al día siguiente el corresponsal de El Tiempo,
periódico que publicó la crónica el día 4: “A las 9 y media de la mañana tuvo
lugar una función religiosa á la
Virgen del Rosario, viéndose el templo extraordinariamente
concurrido. / En ella pronunció un sermón el elocuente orador cura párroco D.
Julio Mendoza”. Asimismo, pronunció el sermón el 7 de octubre de 1906, como
anunció la comisión de fiestas en La
Opinión el 5 de dicho mes: “A las
10, misa solemne en honor á la Santísima Virgen
del Rosario, con Exposición de su Divina Majestad, en la que predicará el
Venerable Párroco D. Julio Mendoza y Morera”.
En enero de 1905, don Julio se
inscribió en la “Pía Hermandad de Sacerdotes”13. El 13 de junio de dicho año
predicó el sermón en la misa solemne celebrada en la iglesia de San Antonio de
Padua de Granadilla de Abona, por la festividad de su Patrono, como informó El
Tiempo ese mismo día: “El panegírico hoy en la Iglesia está á cargo del
elocuente orador sagrado D. Julio Mendoza cura párroco de Arona”.
En la sesión celebrada el 3 de diciembre de ese mismo año
1905, la Real Sociedad
Económica de Amigos del País de Tenerife nombró socio de número a don Julio
Mendoza, de lo que se hizo eco el diario La Opinión el 6 de ese mismo mes; perteneció a esa
centenaria y prestigiosa institución hasta su muerte.
Don Julio fue invitado
personalmente para la asamblea política que se celebró en Santa Cruz de
Tenerife el 2 de mayo de 190814, en la que representantes de las cuatro islas
occidentales se opusieron a la división provincial y se sentaron las bases para
la creación de los nuevos Cabildos insulares. El 21 de octubre de ese mismo año
pronunció el sermón de las Fiestas Patronales de Adeje en honor de Ntra. Sra.
de la Encarnación
y Santa Úrsula, según anunció La
Opinión el 16 de dicho mes: “A las nueve solemne función
religiosa á nuestra patrona Santa Úrsula cuyo panegírico estará á cargo del
reputado orador sagrado D. Julio Mendoza, cura de Arona”.
El 5 de octubre de dicho año 1908
volvió a demostrar su calidad de orador, al pronunciar el sermón en las Fiestas
de Arona en honor de Ntra. Sra. del Rosario y el Cristo de la Salud, como informó el
corresponsal de El Tiempo el 12 de dicho mes: “Las fiestas religiosas, han revestido
gran solemnidad. El domingo 4 y lunes 5, se celebró misa mayor con expuesto y
sermón, á cargo de los bien queridos é ilustres Cura-Párrocos de San Miguel y
Arona, respectivamente. Dichos sagrados oradores desarrollaron temas de
profunda erudición filosófica; su explicación teológica fué clara y concisa, al
alcance de todas las inteligencias”. Y concluía su crónica con párrafos
elogiosos para nuestro párroco, por sus desvelos para sacar adelante las
fiestas: “Mil plácemes
merece el padrecito
don Julio Mendoza,
que tantos desvelos le cuesta el
dar lucidez á las popularisimas fiestas de Arona cívico-religiosas, que se
verifican con entero esplendor, gracias á la actividad de dicho cura, que se
desvive porque sean como siempre de justa fama. ¡Lastima que el Sr. Párroco, no
tenga auxilios! / Digno es de que se le feliciten ya que por si solo organiza
tan varios festejos, que desde tiempo inmemorial causan admiración en todo el
Sur de Tenerife”.
En octubre de 1909, el párroco
Mendoza contribuyó con 15 pesetas a la “Suscripción abierta en el pueblo de Arona
y su jurisdicción, por su Junta de damas, para arbitrar recursos con que
atender á las familias de los muertos y heridos en campaña”, mientras que sus
hermanas Francisca y Jorgina aportaron 3 pesetas cada una15. Asimismo, el Sr.
Mendoza recaudó dinero en Arona para el Hospitalito de Niños de Santa Cruz de
Tenerife, que remitió a aquel centro a través de su tía Josefa, como destacó
Diario de Tenerife el 31 de julio de 1911: “Doña Josefa Mendoza ha entregado á
la señora vicepresidente de la
Junta del Hospital de niños, D.ª Mercedes Calzadilla de
Villa, la suma de 40 pesetas que le remite del Sur su sobrino el presbítero D.
Julio Mendoza, por encargo de otra persona que no ha dado su nombre. / De todos
modos nos es grato dar á conocer este rasgo del generoso donante”.
Fallecimiento y
sentidas notas neurológicas
Este apreciado sacerdote cayó
enfermo a mediados de 1911, por lo que dejó de firmar las partidas
sacramentales el 26 de julio de dicho año. Pero su enfermedad se agravó a
comienzos de enero de 1912, causando una gran preocupación entre sus feligreses
e incluso en la prensa tinerfeña, como recogió La Opinión el 12 de dicho
mes: “En Arona se encuentra enfermo el Sr. Cura de aquel pueblo don Julio
Mendoza, á quien le deseamos un pronto restablecimiento”. Ese mismo día, Gaceta
de Tenerife informaba del nombramiento del sacerdote que se haría cargo de la
parroquia de Arona mientras durase la enfermedad del titular: “Hemos oído decir
que será destinado á regentar la
Parroquia de Arona el joven sacerdote, coadjutor de la Iglesia Matriz de
esta Capital, nuestro amigo D. Nicolás Torres Carballo, por motivos de
enfermedad del Cura propio, también amigo nuestro D. Julio Mendoza”.
Pero el venerable cura párroco
propio don Julio Mendoza y Morera no se recuperó de su enfermedad y falleció en
su domicilio de Arona el 14 de enero de 1912, a los 64 años de edad, 33 de
ellos como párroco de dicho pueblo; no había testado, pero sí recibido los
Auxilios Espirituales. Al día siguiente se oficiaron las honras fúnebres en la
iglesia de San Antonio Abad por don Esteban Hernández Ramos, párroco propio de la Villa de Granadilla y
arcipreste del distrito, quien mandó dar sepultura eclesiástica a su cadáver en
el cementerio de dicha localidad, de lo que fueron testigos el cura párroco de
San Miguel, don Norberto Álvarez González, el de Vilaflor, don José del
Castillo Arvelo, y el párroco propio de Adeje, don Eulogio Gutiérrez y Estévez.
Toda la prensa tinerfeña recogió
con gran pesadumbre la pérdida del prestigioso sacerdote. Así lo hizo Diario de
Tenerife el 16 de dicho mes: “Ha fallecido en Arona, al frente de cuya
parroquia se hallaba desde hace
bastantes años, siendo muy estimado de
sus convecinos, el virtuoso sacerdote, antiguo y querido amigo nuestro,
Sr. D. Julio Mendoza. / D. E. P.”. Ese mismo día, La Opinión también informó de
su muerte: “En Arona ha dejado de existir el señor Cura párroco de aquella
villa don Julio Mendoza. / Reciba su dolorida familia la expresión más sincera
de nuestro sentido pésame”. Y en igual fecha también se ocupó de su
fallecimiento Gaceta de Tenerife, que como diario católico de información fue
algo más explícito:
D. E. P.
En la noche del domingo próximo
pasado dejó de existir en Arona el virtuosísimo sacerdote, párroco de aquel
pueblo, D. Julio Mendoza.
Era muy querido de sus
feligreses, y de cuantos tuvimos el honor de tratarlo.
A las personas piadosas
suplicamos una oración por el eterno descanso de su alma. Con tan triste
motivo, ha sido nombrado ecónomo de aquella parroquia el joven
sacerdote D. Nicolás Torres.
El 19 de ese mismo mes, se hizo
eco de la desaparición de este párroco el corresponsal de La Prensa en Arona, destacando
la participación popular en su sepelio:
Nuestro activo corresponsal en
aquel pueblo nos da cuenta del sepelio, verificado el 15 del actual, del
virtuoso y respetable sacerdote D. Julio Mendoza, cura párroco de aquel pueblo.
El finado era persona que gozaba
de general estimación por sus buenas cualidades, su condescendencia y amable
trato. Además prodigaba los sentimientos caritativos.
El sepelio verificado en la tarde
do dicho día resultó una gran manifestación de
duelo.
A las hermanas del finado, doña
Francisca y D.ª Jorgina Mendoza, como á la
demás familia enviamos nuestro
pésame.16
Asimismo, al día siguiente, 20 de
enero, La Región
Canaria recogió el fallecimiento del párroco Mendoza, en una
escueta nota necrológica: “En Arona ha fallecido el antiguo y virtuoso
sacerdote D Julio Mendoza. / Rogamos á Dios por el eterno descanso del finado á
la vez que enviamos el pésame á su familia”. Finalmente, el día 23 del mismo
mes Gaceta de Tenerife publicó un amplio reportaje del entierro del querido
sacerdote, firmado el 16 de dicho mes por su corresponsal en San Miguel y
titulado “Pueblo de luto”:
Lo está el de Arona con la
pérdida irreparable de su dignísimo y virtuoso párroco D. Julián Mendoza, que
después de largos y penosos padecimientos, falleció en la noche del dia 14 del
corriente, á la edad de sesenta y cuatro años.
El Sr. Mendoza desempeñó el
difícil y pesado cargo de cura propio del citado pueblo, por espacio de treinta
y tres años, con entera satisfacción de todos sus feligreses: pues fué un
sacerdote modelo, ilustrado, caritativo y notable orador.
Su carácter afable y bondadoso le
hacían amable á todo el que le trataba; su amor á los pobres le obligó muchas
veces á grandes sacrificios, quizás superiores á sus fuerzas.
Lo prueba muy claramente, la gran
concurrencia, que tanto del pueblo, como de los vecinos le acompañaron á la
ultima morada, y las voces y lágrimas de sus feligreses, pues por todas partes
se oía, murió nuestro cura, murió nuestro padre. Dios le haya
premiado sus muchas buenas obras.
Su entierro tuvo lugar á las tres
de la tarde del día 15, el que fué presidido por el Sr. Arcipreste, y párroco
de Granadilla D. Esteban Hernández, acompañados de los Sres. Curas de Adeje,
Vilaflor y San Miguel, D. Eulogio Gutiérrez, D. José del Castillo y don
Norberto Alvarez, respectivamente.
Dios haya llevado á su Sto.
Reino, el alma de tan buen sacerdote y dé resignación á sus atribuladas,
hermanas D.ª Frasquita D.ª Jorgina y demás familia, para sobrellevar la pena
que les aflige.17
Con motivo de su muerte, su
amigo, el poeta don José Tabares Bartlet, compuso un soneto dedicado “A la
memoria inolvidable de Julio Mendoza”, que fue publicado en La Prensa el 1 de octubre de
1917 y en El Progreso el 29 de diciembre del mismo año, aunque también estaba
incluido en el segundo cuaderno de la “Biblioteca de escritores canarios” de
Isaac Viera:
A la memoria inolvidable de Julio
Mendoza
¡Sacerdote impecable y fiel
amigo!
antes mi lira para siempre rota
yazga, que niegue una sentida nota
a tu dulce recuerdo, que bendigo.
¡Aun me figuro platicar contigo!
Nada la fuente de mi afecto agota.
Los días ¡ay! de nuestra edad remota
se reflejan en mí, viven conmigo.
Tú fuiste a todo lo profano
ajeno,
¡ministro del señor!, prudente y
bueno, dos hostias consagraste al oficiar...
la forma de la excelsa Eucaristía
y la de la amistad, ¡la tuya y
mía!:
yo comulgo ante el ara de tu
altar.
(Octavio Rodríguez Delgado, 2013) [blog.octaviordelgado.es]
Notas:
1 Sobre este
personaje puede verse también otro artículo de este mismo autor: “Personajes
del Sur (Arona): Párrocos de San Antonio Abad” (I y II), El Día (La Prensa del domingo), 11 y
18 de octubre de 1992. Con posterioridad, la reseña biográfica se ha visto
enriquecida con nuevos datos.
2 Don Francisco
Mendoza Cabrera falleció en Santa Cruz de Tenerife en 1862. Desgraciadamente,
de momento no conocemos el nombre de su esposa y madre de nuestro biografiado.
16 “De los pueblos. Arona”. La Prensa, 19 de enero de
1912, pág. 1.
3 “Crónica contemporánea. Islas Canarias”. El Gólgota, 18 de
marzo de 1876, pág. 14.
4 Ibidem, 25 de marzo de 1876, pág. 31.
5 Ibidem, 3 de octubre de 1877, pág. 383.
6
Doña Francisca Mendoza y Morera recibió un gran premio en el primer
Concurso provincial de Agricultura, Ganadería é Industrias derivadas, celebrado
en Santa Cruz de Tenerife en 1909, por “sus notables trabajos de encajes de
Tenerife”, por el que se le concedió un joyero, regalo del gobernador civil de
la provincia.
7 Boletín Oficial de la Provincia de Canarias,
20 de enero de 1879, pág. 2.
8 Carmen Rosa PÉREZ BARRIOS
(2006). La Enseñanza
en Arona. Pasado y presente. Pág. 51.
9 Boletín Oficial Eclesiástico
del Obispado de Tenerife, 3 de agosto de 1891, pág. 203.
10 Ibidem, 10 de febrero de 1896,
pág. 275.
11 Marcos BRITO. “Momentos en el
Sur. Traslado de la Ermita
de San Lorenzo Mártir”. La
Opinión de
Tenerife, domingo 7 de agosto de
2005, pág. 6.
12 Boletín Oficial Eclesiástico
del Obispado de Tenerife, 15 de agosto de 1899, pág. 1613.
13 Ibidem, 28 de enero de 1905, pág. 24.
14 “Para la
Asamblea”. La
Opinión, 28 de abril de 1908, pág. 2.
15 “Suscripción”. Diario de Tenerife, 21 de octubre de 1909,
pág. 3; “Por las víctimas de la guerra”. La
Opinión, 22 de octubre de 1909, pág. 2.
17 “Pueblo de luto”. Gaceta de Tenerife, 23 de enero de
1912, pág. 2.
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