1847 marzo 25.
Falleció “de pronto” en su
domicilio de Güímar, en el barrio de Chacaica, a los 73 años de edad, Fray Roberto González (1773-1847), Comisario,
secretario y notario de la hermandad del Rosario, cura servidor de Fasnia,
predicador general y presentado dominico,sochantre de la parroquia de San
Pedro, último prior del convento de Gúimar y primer maestro de su escuela
publica1
En los casi dos siglos de
existencia del convento dominico de Güímar muchos fueron los religiosos que en
él se formaron, que vivieron en sus celdas y que en ellas fallecieron. Un alto
porcentaje de los mismos habían
nacido en la propia localidad, ocupando
desde el humilde puesto de fraile lego hasta el de prior del monasterio e
incluso, en algún caso, el de prior provincial de la Orden de Predicadores.
Uno de estos hombres fue fray
Roberto González, quien permaneció durante la mayor parte de su vida unido al
histórico edificio religioso. Ordenado de sacerdote fue nombrado cura servidor
de Fasnia, cargo que desempeñó durante seis meses, para reintegrarse luego a su
convento, en el que ocuparía sucesivamente los cargos de director del
Santísimo, comisario administrador
del ingreso y
gasto del trigo
y de la
cera, suprior, depositario,
prior y presidente; por entonces
recibió el título de predicador general. Tras la primera desamortización de
1821 solicitó la secularización, desempeñando a partir de ese momento los
cargos de secretario de la
Confraternidad del Santísimo Rosario, instalada en la capilla
del ex-convento, y sochantre de la parroquia de San Pedro. Una vez vueltas las
cosas a su anterior estado, fray Roberto reasumió su hábito y grado, siendo
nombrado presidente y luego prior de su antiguo convento; se le concedió el
título de presentado y el de maestro de la escuela de niños instalada en el
propio edificio. Al llegar la desamortización definitiva de 1835, fray Roberto,
que ya había quedado sólo en su convento, se secularizó y fue adscrito a la
parroquia de San Pedro, con la que siempre había colaborado; volvió a
desempeñar durante algún tiempo la escuela pública y a ocupar el cargo de
secretario de la
Confraternidad del Rosario. Fue por tanto el último fraile y
prior del convento dominico, así como el primer maestro de la escuela pública
de Güímar.
Sacerdote dominico y cura servidor de Fasnia
Nuestro biografiado nació en
Chacaica (Güímar) el 26 de marzo de 1773, siendo hijo de don Cristóbal González
Jorge, natural del pago de la
Zarza (Fasnia, por entonces jurisdicción de Arico), y de doña
Antonia López Tejera, que lo era del propio Güímar, donde ambos estaban
avecindados. El 2 de abril inmediato fue bautizado en la iglesia parroquial de
San Pedro Apóstol por el beneficiado don José Fernández Camillón; se le puso
por nombre “Roberto Antonio Martín” y actuó como padrino don Juan Martín Lobo,
natural de Castilla La Vieja
y sargento del Regimiento de Milicias de Güímar.
Aprendió sus primeras letras en
el convento de Santo Domingo Soriano de Güímar, demostrando en los estudios una
gran inteligencia, lo que motivó el que los religiosos de la comunidad le
sugiriesen la posibilidad
de ingresar en
ella. Una vez
convencido de su vocación religiosa, don Roberto aceptó el
ofrecimiento y profesó en la
Orden de Predicadores, cuando contaba 20 años de edad; corría
el año 1793.
Fray Roberto continuó sus
estudios, cursando Filosofía y Teología en su convento de origen, que continuó
posteriormente en el de San Benito de La Orotava y en el de Santo Domingo de La Laguna. Simultáneamente,
y a medida que aumentaba su preparación, fue recibiendo las distintas órdenes
sagradas, Prima Tonsura, Órdenes Menores, Subdiaconado, Diaconado y
Presbiterado.
Hacia el año 1800 ya era
sacerdote y figuraba como “reverendo Padre”, morador de nuevo del convento de
Güímar, que ya no abandonaría prácticamente hasta su desaparición.
Curiosamente, la única ausencia de su convento correspondió al período
comprendido entre el 17 de junio y el 1 de noviembre de dicho año 1800, en que
desempeñó el cargo de cura servidor de San Joaquín de Fasnia, en el que cesó
coincidiendo con el acto de bendición del nuevo templo a cargo del beneficiado
de la iglesia matriz de San Pedro don Florentín Núñez y Torres, al que
asistieron también el nuevo párroco don Juan Evangelista Martínez Tejera y el antiguo
don Juan de Castro y Baute. Pero continuó vinculado a la parroquia de Fasnia,
pues el 10 de diciembre de 1801 solicitó retirarse de la jurisdicción y curato
de Fasnia, “después de un año que allí me he contenido, quales son no poderme
sostener sin muchas miserias y trabajo por la infelicidad y esterilidad de la
tierra”2. A partir de ese mes fray Roberto se despidió de la parroquia de la
que era oriundo (por su padre).
Prior del convento de
Gúimar y predicador general
De nuevo en su convento de Güímar,
fray Roberto comenzó a ocupar puestos de responsabilidad; primero fue elegido
director del Santísimo, cargo que ocuparía a partir de 1801; y comisario de la Hermandad del Rosario,
por lo menos desde octubre de 1802 hasta octubre de 1810. Además, en junio de
1803, tras el fallecimiento del R.P. predicador general fray Hilario Núñez, se
le encargó de la administración del ingreso y gasto de trigo del convento3. En
1804 continuaba como director y administrador del mismo, uniéndose a dichos
cargos el de suprior, pues como tal celebró un bautismo en Fasnia el 4 de mayo
de 1805, con licencia del párroco don Juan Evangelista Martínez Tejera.
Su padre, don Christoval Jorge
González [sic], falleció en su domicilio de Güímar el 31 de enero de 1805, a
los 79 años de edad; había testado y recibido los Santos Sacramentos; al día
siguiente fue sepultado en la iglesia parroquial matriz de San Pedro Apóstol,
tal como certificó el colector don José Bernardo Carrillo; figuraba casado en
segundas nupcias con doña Antonia López Texera y como natural de la
jurisdicción de Arico y “vezo. deste dhô. Lugar desde antes de su primer
matrimo.”. Y su madre, doña Antonia López de Sosa [sic] murió en su domicilio
de Güímar el 4 de enero de 1827, a los 90 años de edad; había testado y recibido
los Santos Sacramentos; al día siguiente fue sepultada en el Convento de Santo
Domingo de dicho lugar, tal como certificó el beneficiado servidor don Antonio
Rodríguez Torres.
En 1806 continuaba como
conventual del lugar de Güímar ocupando los mismos cargos. Continuó visitando
con frecuencia la parroquia de Fasnia, donde celebró un bautizo el
9 de abril de ese mismo año con
licencia de don Juan de Castro y Baute, como volvería a hacer en posteriores
ocasiones. El 1 de septiembre de 1806 recayó en fray Roberto el ingreso de cera
de su convento, por ausencia del padre predicador general fray Joaquín de
Alvarado. En los años
que siguieron, continuó en
sus empleos de
director, suprior, comisario
de hermandad, administrador del trigo y depositario del convento. En
enero de 1811 accedería a la máxima responsabilidad del convento, al
nombrársele prior del mismo, cargo que ya no dejaría hasta 1820, junto con el
de administrador de sus gastos (de trigo y cera); pero también continuó con sus
otras responsabilidades, que aún desempeñaba en julio de 1811, además de
celebrar las misas que se le adscribían como miembro de la comunidad religiosa;
asimismo colaboraba con algunos sacramentos en la iglesia de San Pedro.4
El 15 de noviembre de 1815
recibió el título de Predicador General, por ascenso del reverendo padre
presentado fray Cristóbal Pérez, que se le ratificó en el Capítulo General de 9
de mayo de 1818.5
Primera
secularización y sochantre de la parroquia de San Pedro
A partir de 1820 figuraría como
presidente del convento hasta el cierre del mismo, con
motivo de la Desamortización,
en julio de 1821; se firmaba hasta entonces como “Fr. Roberto González
Predr Genl y Presidente”. Ante este hecho, nuestro
personaje solicitó la secularización,
figurando desde entonces
como don Roberto
González, presbítero
secularizado adscrito a la parroquia
de San Pedro,
donde auxiliaba al
párroco en la celebración de misas y sacramentos, sobre
todo bautismos. En virtud de dichas leyes, como no poseía capellanía le pagaba
el gobierno de la nación 100 ducados anuales; por la misma circunstancia hubo
de abandonar el convento y pasar a vivir sólo en su casa del “callejón que
desde San Pedro de Arriba va al barranco de la Vera y Las Canales”.
Tras su secularización, el 6 de
enero de 1822 fue admitido como hermano de la Confraternidad del
Santísimo Rosario de
Güímar, de la
que enseguida fue
nombrado secretario, cargo que desempeñó desde 13 de octubre ese mismo
año hasta el 10 de octubre 18246. Simultáneamente, el 22 de febrero del
mencionado año 1822 el provisor del Obispado expidió título de sochantre de la
parroquia de Güímar a favor de don Roberto González, “pbro. ex-regular vecino
de dicho lugar, con el uso del hábito secular clerical”7.
Según un informe fechado a 8 de
agosto de 1822 y firmado por el beneficiado servidor don Antonio Rodríguez
Torres, nuestro biografiado figuraba como: “Dn. Roberto Gonzalez, Presbitero
secularizado, no tiene capellania pero le paga la nacion cien ducados
anuales”8. El 15 de febrero de 1823 se le prorrogaron las licencias de
predicar, confesar y aplicar la indulgencia
plenaria a los
moribundos por seis
años9. Y en
otro informe del
mismo beneficiado, fechado a 10 de marzo inmediato, nuestro biografiado
figuraba como el octavo eclesiástico adscrito a la parroquia: “Dn. Roberto
Gonzalez. Presbitero secularizado, sus destinos decir misa, confesar y
predicar, es sochantre de esta Iglesia pero todavía no se le ha asignado renta
alguna fixa por dicho empleo, y solo disfruta mil ochenta reales con que le
contribuye el estado”, aunque al margen figuraban 1.100 reales de vellón10.
Una vez secularizado, don Roberto González estuvo ligado a la Parroquia de San Pedro,
de la que fue sochantre y en la que celebraba misas,
confesaba y predicaba.
El 13 de septiembre de ese mismo
año 1823, el maestro general dominico emitió una orden castigándolo por su
secularización. Pero tras volver las cosas a su anterior estado, en enero de
1824 se restableció el convento de Candelaria, por lo que nuestro personaje
solicitó de nuevo el hábito de su orden y la reapertura del convento de Güímar.
Se le concedió permiso para celebrar misa en la capilla de dicho edificio,
haciendo la primera el día de San Antonio, 13 de junio de dicho 1824, Domingo
de Trinidad. El 8 de julio inmediato reasumió provisionalmente el hábito de su
Orden y su anterior grado de predicador general, quedando a partir de ese
momento encargado del sostenimiento del edificio del todavía extinguido convento
güimarero, por lo que el 25 de ese mismo mes tomó posesión de los antiguos
bienes del mismo.11
En el Capítulo Provincial de 26
de febrero de 1825, fray Roberto predicó el Sermón del Patriarca
y la provincia
suplicó al maestro
general de la orden de
Predicadores la restitución del
mismo al régimen ordinario, junto con los reverendos padres Presentados
candelarieros fray Tomás Tejera y fray Francisco Sabina. Dicho maestro general,
que era fray Joaquín Briz, profesor en Sagrada Teología y Grande de España,
emitió una orden fechada en el Real Convento de Zaragoza a 8 de junio de 1826,
del tenor siguiente:
[…] accedemos gustosos a las
súplicas que nos hace la
Provincia en favor de los P.P. Presentados Fr. Thomás Texera
y Fr. Francisco Sabina y del P. Predicador General Fray Roberto González, y así
en virtud de los presentes y autoridad de nuestro oficio dispensamos a los tres
sobre todas las penas impuestas por las leyes, y por nuestro dignísimo
antecesor con fecha 16 de septiembre de 1823, restituyéndoseles al goce y
posesión de sus grados y oficios y esperamos que en lo sucesivo nos darán
repetidas pruebas de su religiosa conducta y de la gratitud con que, como hijos
restituidos al seno de su padre, no olvidarán jamás aquellos días aciagos en que
vivieron separados de su
familia.12
Último prior del
convento y primer maestro de la escuela publica de Gúimar
Como resultado del auto expuesto,
que se conocía con anterioridad, se restableció el
convento el 4 de ese mes de junio
de 1826, nombrándose presidente al predicador general fray Roberto González,
quien, como prelado del mismo, hacía también las veces de comisario
administrador. Por entonces, el convento carecía de renta alguna y la comunidad
estaba reducida al mencionado presidente, al padre fray Antonio Abad Cruz, que
había sido presentado a título “Predicationis” y por entonces sólo era novicio,
según las órdenes de su Ramo, y el hermano converso fray Santiago Campos.13
El 21 de noviembre de 1827, fray
Roberto González recibió el título de Presentado a título “Predicationis”, por
muerte del reverendo padre fray Cristóbal Pérez; el cual se le confirmó en el
Capítulo Provincial celebrado el 6 de junio de 1829. En dicho capítulo, se le
designó además como maestro de escuela de niños para el convento de Santo
Domingo en Soriano de Güímar, donde continuó ocupando el empleo de prior.14
En julio de 1829 pasó a
Candelaria el padre fray Antonio Abad, quien ocuparía el cargo de prior del
Convento Real el 1 de enero de 1830. Por esta razón solo quedó en el Convento
de Santo Domingo de Güímar como
religioso sacerdote el “Reverendo Padre
Presentado y Prior” fray Roberto, quien a la vez era administrador del mismo,
contando con la confianza del provincial, pues “por sus gustos y procedimientos
podía estar seguro que todas las cuentas eran exactas”. En abril de 1831
concluyó su priorato, y al ser por entonces el único sacerdote que moraba en
él, sólo se pudo nombrar un presidente, cargo que por supuesto recayó en su
persona; continuó como tal hasta el mes de julio de ese mismo año.15
En 23 de julio de dicho año 1831
entró en el convento el padre lector fray José Fresneda, por mandato de dicho
padre provincial, siendo ahora tres los religiosos de la comunidad, con el lego
fray Santiago Campos. Por este motivo ya se podía volver a nombrar un prior
para la corta comunidad, cargo que volvió a recaer en fray Roberto González.
Pero en octubre de 1833 se ausentó el padre Fresneda a La Orotava, quedando el
convento de Güímar únicamente con el prior y pro-comisario González y el
hermano converso fray Santiago16, en una situación que describió muy bien don
Antonio Pereira Pacheco: “Fray Roberto González, último Prior de Güímar, sin
renta; y siendo él y un lego todo lo que componía últimamente aquella
comunidad, el culto público lo hacía con mucho decoro, porque sus discípulos de
órgano, mientras él ocupaba el Altar, tocaban y oficiaban la misa, y la
hermandad del Rosario era crecida y existente”17.
Para más
tristeza y soledad, en julio
de 1834 falleció
el hermano fray Santiago Campos, quedando sólo en el
convento el presentado fray Roberto González, quien pasaría a ser el presidente
del mismo, por haberse suprimido el cargo de prior a causa de la reducción de
la comunidad18. A pesar de esta triste circunstancia, nuestro religioso
continuó cumpliendo fielmente con su cometido a pesar de las dificultades que
su soledad provocaba, incluso sin suprimir su colaboración con la parroquia de
San Pedro, que no había interrumpido desde que retomó el hábito. Por si ello fuese
poco, fray Roberto González atendía desde hacía varios años la única escuela
pública de niños que existía en la localidad y que tenía su sede en el propio
convento dominico, por lo que debe considerársele como el primer maestro de
Güímar.
Secularización
definitiva, maestro de la escuela publica y secretario de la hermandad del
rosario
El convento se suprimió
definitivamente el 15 de noviembre de 1835, por lo que nuestro personaje se
secularizó de nuevo y esta vez definitivamente; por dicho motivo sería
conocido a partir
de entonces como
“Don Roberto González”,
presbítero exclaustrado asignado
a la parroquia de San Pedro, subsistiendo con la renta nacional fijada con
motivo de la
Desamortización. Mantenía no obstante sus licencias de
celebrar, confesar y predicar, por el tiempo de la voluntad del obispo don Luis
Folgueras y Sion, concedidas desde el 30 de julio de 182519. Vestiría a partir
de entonces hábito clerical, llevaba corona abierta y concurriría al coro de la
iglesia de San Pedro hasta su muerte. Habitaba por entonces en su casa
particular, con un criado que le acompañó hasta el final de sus días.
El 17 de agosto de 1836, la Junta Diocesana de
Regulares del Obispado de Tenerife, acordó hacer una distribución por los
pueblos de la Diócesis,
de “los Regulares ordenados in sacris, que disfrutan de pensión”, asignándose a
Güímar a don Roberto González, junto a don Antonio Abad Cruz y don Isidro
Bello. Y por acuerdo de dicha junta del día anterior, “se inserta esta
nota en el
Boletín oficial de la
Provincia
para conocimiento de los
Ayuntamientos, de los Vbles. Párrocos y de los precitados Regulares, y á fin de
que estos en el preciso termino de ocho días contados desde el en que se
publique esta Distribución, se presenten en los pueblos á que se les destina en
inteligencia de que si asi no lo hicieren y el certificado que deben remitir á
fin de este mes para cobrar la pension no viniere firmado por
el Alcalde y Parroco del pueblo
en que deben fijarse no se les abonará aquella ni las que devenguen en los
meses sucesivos”.20
Al quedar extinguido el convento,
el 9 de octubre de 1836, día octavo de Naval, volvió a quedar como hermano de la Hermandad del Rosario. Y
en esa misma fecha se eligió depositario de cajón a don Bernardo Delgado
Monzón, “con anuencia del Presbº. Dn. Roberto González, pa. llevar la
cuenta”.21
El 13 de enero de 1837, el
beneficiado de Güímar confeccionó un “Estado de los Eclesiástico de este Pueblo
de Guimar que se envia á la
Secretaría de la
Camara episcopal de Tenerife en cumplimiento de la circular
de S.S.I. de 29 de diciembre de 1836”, en el que nuestro biografiado figuraba
como: “El Presbitero exclaustrado Dn. Roberto Gonzalez. Su edad 63 años. Su
asignación á esta referida Parroquia y sus licencias de celebrar, confesar y
predicar por el tiempo de la voluntad de S.S. Ilmâ. obtenidas en 30 de julio de
1825”22.
La supresión del convento provocó
a su vez el cierre de la escuela pública de niños, que tardó más de un año en
volver a ser abierta, nombrándose para que se hiciese cargo de la misma a don
Félix Hernández. Poco tiempo después, en sesión celebrada el 30 de marzo de 1838,
el Ayuntamiento de Güímar tomó el siguiente acuerdo: “nombrar para Maestro de
primeras Letras para
la enseñanza de los
Niños jóvenes de
este pueblo a
D. Roberto González, mediante a
que el que desempeñaba dicho encargo, D. Félix Hernández Marrero, no ha
cumplido según se prometió esta Corporación al nombrarlo”. Pero la avanzada
edad del sacerdote que nos ocupa, le hizo renunciar pronto a una de las
actividades a las que con más cariño se había entregado, la docencia; así, en
el pleno del 6 de enero de 1839 se sacó a concurso la “Escuela Pública de Niños
de este Pueblo, a fin de que se presenten Maestros que la desempeñen
debidamente, por el
sueldo de novecientos
reales anuales que
les está señalado por la
Exma. Diputación,
respecto a que
dicho destino se
halla vacante por dimisión que hizo el Presbítero D.
Roberto González”; le sustituiría en este cometido don Fermín Hernández.23
En abril de 1838, estaba incluido
en la “Clasificacion de los Regulares ordenados in sacris, coristas y legos,
existentes en esta Diócesis conforme á sus edades; con espresion de la pensión
diaria que en su virtud deben disfrutar; con arreglo al artículo 28 de la ley
de 19 de Julio de 1837”; en ella figuraba entre los “regulares ordenados in
sacris” y como residente en Güímar, con 65 años de edad y una pensión diaria de
6 reales de vellón, que debía percibir desde la fecha de la citada ley24.
Lo curioso es que un año después
de su cese, el 10 de febrero de 1840, se leyó en el Ayuntamiento una solicitud
del mencionado sacerdote “en solicitud de que se le satisfaga la cantidad de
que se le adeuda por el tiempo en que rigió la Escuela de primeras Letras
de este Pueblo, y se acordó en su vista el que se le manifieste presente la
cuenta de lo que ha percibido, a fin de disponer que de los primeros fondos que
ingresen en la depositaría se le satisfaga el alcance que pueda resultar”25. Una
vez más, se ponen de manifiesto las dificultades económicas por las que
atravesaba el Magisterio en pasadas épocas.
El 10 de julio de ese mismo año,
este sacerdote figuraba en el “Estado del numero, clase, titulo, y renta de los
Eclesiasticos que existen actualmente en
esta Parroquia de Guimar”, confeccionado por el
beneficiado Dr. don Agustín Díaz
Núñez: “Dn. Roberto Gonzalez. Presbítero Exclaustrado”,
que percibía renta “solo Nacional”26. Por entonces se ayudaba para su
subsistencia con las limosnas que le daban sus paisanos por la celebración de
misas, para lo cual contaba con la oportuna licencia de celebrar expedida por
el gobernador eclesiástico de la
Diócesis, quien se la prorrogó el 30 de septiembre de 1841
por seis años27.
Como curiosidad, en junio de ese
mismo año 1841 el presbítero don Roberto González figuraba en la “Lista general
de los Electores de esta Provincia que han concurrido á emitir su voto en sus
respectivos distritos para la elección de Diputados á Cortes y propuesta de Senador,
verificada en el mes de mayo último”, por el Distrito de Güímar.28
Pasados algunos
años de la
Desamortización,
don Roberto no
había olvidado el edificio al que había entregado la mayor
parte de su vida, por lo que se dirigió al obispo solicitando licencia para
hacer misa los martes en la iglesia del extinguido convento, que continuaba
abierta al culto con el título de ermita de Ntra. Sra. del Rosario, bajo la
dirección del venerable beneficiado don Agustín Díaz Núñez; dicha petición fue aceptada
por decreto del obispo de 4 de marzo de 1842. Pero tras un período en el que
volvió a estar cerrada, el 2 de agosto de 1846 don Roberto González solicitó al
obispo que la iglesia del convento se abriese de nuevo al culto29.
Al mismo tiempo
se volvió a
vincular más con la Confraternidad
del Santísimo Rosario, que estaba muy
ligada a dicho convento, y de la que había vuelto a formar parte como hermano
desde la extinción del mismo; en ella volvió a ocupar el cargo de secretario o
notario, por lo menos desde 8 de octubre 1843 hasta octubre 184730.
Por Real instrucción del 5 de
enero de 1847, se dispuso que las clases pasivas de cada provincia percibiesen
sus haberes en la capital por medio de habilitados. De este modo, el presbítero
González estaba incluido en la “Nota por clases de los individuos de clases
pasivas que perciben sus haberes por la Tesorería de esta Provincia que se forma para
dirijir al Sr. In tendente en conformidad de lo prevenido en el art. 31 de la Real Instruccion
de 5 de Enero de este año que traía sobre la elección y funciones de
habilitados”, incluido en la “Relacion de los Sacerdotes coristas y legos
esclaustrados que cobran sus pensiones por la Tesorería de esta
Provincia y Depositarías de los partidos que se hallan clasificados”,
concretamente en el partido de la
Capital; figuraba como “D. Roberto Gonzalez esclaustrado del
Convento de Guimar Sacerdote”, procedente de la Orden de Santo Domingo.31
Fallecimiento
Según una “Noticia de los
eclesiasticos de la Vicaría
de Guimar”, fechado a 24 de febrero de 1847 y firmado por el beneficiado Dr.
Díaz Núñez, nuestro biografiado figuraba como:
“Dn. Roberto Gonzalez.
Presbitero exclaustrado, su
edad 73 años.
Viste habito clerical. Lleva
corona abierta, y concurre al coro”32.
El presbítero exclaustrado don
Roberto González falleció “de pronto” en su domicilio de Güímar, en el barrio
de Chacaica, el 25 de marzo de 1847, a los 73 años de edad. Al día siguiente se
ofició su funeral en la iglesia de San Pedro Apóstol por el beneficiado Dr. don
Agustín Díaz Núñez y a continuación recibió sepultura en el cementerio de dicha
localidad. (Octavio Rodríguez Delgado, 2014)
(Cronista Oficial de Güímar) [blog.octaviordelgado.es]
Notas:
1
Sobre este personaje puede verse también otro artículo de este mismo
autor: “Personajes del Sur (Güímar): El prior y maestro fray Roberto González
(1773-1847)”. El Día (La Prensa
del domingo), 29 de abril de 1990. Con posterioridad, la reseña biográfica se
ha visto enriquecida con nuevos datos.
2
Archivo Parroquial de San Joaquín de Fasnia. Documentación del siglo
XIX. Hoy depositado en el Archivo Histórico Diocesano de Tenerife (La Laguna).
3 Archivo Histórico Provincial.
Dominicos. Convento de Santo Domingo en Soriano de Güímar. Libros de Misas y de
Gasto y Recibo.
4 Ibidem.
5
Archivo de la Biblioteca Universitaria. Manuscritos. Capítulos
de la Orden de
Predicadores de la
Provincia de Ntra. Sra. de
Candelaria. 1818.
6
Archivo Parroquial de San Pedro Apóstol de Güímar. Libros de la Hermandad del Rosario.
1822-
1824.
7 Archivo Histórico Diocesano de
Tenerife (La Laguna).
Libros de nombramientos, 1822.
8 Archivo Parroquial de San Pedro
Apóstol de Güímar. Padrón parroquial de 1822.
9 Archivo Histórico Diocesano de
Tenerife (La Laguna).
Libros de nombramientos y licencias, 1823.
10 Ibidem. Padrones parroquiales.
Legajo 14 (Güímar y Candelaria).
11 Archivo Histórico Provincial. Ibidem.
12 Archivo de la Biblioteca Universitaria.
Ibidem,1825.
13 Archivo Histórico Provincial. Ibidem.
14 Archivo de la Biblioteca Universitaria.
Ibidem, 1829.
15 Archivo Histórico Provincial. Ibidem.
16 Ibidem.
17 Antonio PEREIRA
PACHECO. Isidro Quintero y Acosta. Manuscrito inédito. Archivo de la Biblioteca
Universitaria de La Laguna (Fondo canario).
18 Archivo Histórico Provincial. Ibidem.
19 Archivo Histórico Diocesano de
Tenerife (La Laguna).
Libros de nombramientos y licencias, 1825.
20 “Obispado de Tenerife. Junta
Diocesana de Regulares”. Boletín Oficial de la Provincia de Canarias,
miércoles 24 de agosto de 1836, pág. 2 (939).
21 Archivo Parroquial de San
Pedro Apóstol de Güímar. Libros de la Hermandad del Rosario. 1836.
22 Ibidem. Documentos importantes
de la parroquia.
23 Archivo Municipal de Güímar.
Libros de actas del Pleno, 1838 y 1839.
24 “Obispado de Tenerife. Junta
Diocesana de Regulares”. El Atlante, 2 de abril de 1838, pág. 3.
25 Archivo Municipal de Güímar.
Libros de actas del Pleno, 1840.
26 Archivo Parroquial de San
Pedro Apóstol de Güímar. Documentos importantes de la parroquia.
27 Archivo Histórico Diocesano de
Tenerife (La Laguna).
Libros de nombramientos y licencias, 1841.
28 Boletín Oficial de la Provincia de Canarias,
miércoles 7 de julio de 1841, pág. 2.
29 Archivo
Histórico Diocesano de
Tenerife (La
Laguna).
Documentación ordenada por pueblos, Güímar, caja 47.
30 Ibidem. Libros de la Hermandad del Rosario.
1836.
31 “Intendencia de Rentas de
Canarias”. Boletín Oficial de la
Provincia de Canarias, sábado 16 de enero de 1847, pág. 4
(28).
32 Archivo Parroquial de San
Pedro Apóstol de Güímar. Documentos importantes de la parroquia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario