UNA HISTORIA
RESUMIDA DE CANARIAS
ÉPOCA COLONIAL: DECADA 1911-1920
CAPITULO-XXIV
Eduardo Pedro
García Rodríguez
1914.
Algunos colonos y criollos
europeos no españoles que han tenido alguna notoriedad en la colonia de
Canarias, durante diversas épocas.
Winston Churchil a la caza del espía.
Alberto Cólogan y Cólogan contrajo matrimonio el 28 de
mayo de 1888 en la iglesia de la
Concepción de La
Orotava en Tenerife, con Mary Bignold y Lake. Ella era
natural de Edimburgo, [Escocia] y le había conocido en aquella isla en un
viaje de vacaciones junto a sus padres. El noviazgo fue intenso, y ambos
tras las celebraciones se trasladaron a vivir a Achnasheen, Ross-Shire,
Escocia.
En la fría Escocia su padre tenía un hermoso y enorme castillo. En él vivieron durante un año hasta que terminaron de construir su propia casa en la misma finca de su padre. Una casa de piedra, robusta y señorial.
Mary Bignold y Lake era la única hija de Arthur Bignold
de Lochrosque y nieta de sir Samuel Bignold, escocés oriundo de la ciudad de
Norwich y uno de los miembros originales del Carlton Club. Arthur heredó de su
padre una gran fortuna y fue educado en la Universidad de
Cambridge, donde ganó una beca para el Trinity Hall y alcanzó el grado de LLB.
Su nombre figura en el Tripos List of 1861. Arthur Bignold [1839-1915] se casó
con miss Lake, una irlandesa con la que tuvo una única hija, Mary. Fue miembro
fundador del Kennel Club y de la honorable Society of Inner Temple,
pero no ejercería debido a que sus constantes viajes al extranjero se lo
impedían. Cazador consumado, cuando estaba en Inglaterra pasaba largas
estancias en casa de su padrino, el último duque de Wellington, en
Stratfieldsaye. Arthur Bignold fue parlamentario conservador por el distrito de
Burghs de 1900 a 1910 y nombrado caballero en 1904.
La residencia habitual de Arthur Bignold era Lochrosque en Achnasheen, un lago situado al norte de Escocia, donde Alberto Cólogan y Mary Bignold pasaron varios años de su vida. La vida era tranquila y sosegada, dedicados a la caza, la gran afición de Arthur Bignold.
Es precisamente ese sitio, de belleza incomparable, y esa afición a la
caza lo que protagonizó una de esas anécdotas que trascienden máxime cuando el
protagonista del hecho fue Sir Winston Churchill.
El 17 de septiembre de 1914, cuando Churchill era primer lord del
Almirantazgo, partió en tren desde Londres rumbo a Escocia, en su trayecto
viajó a través de Ross-shire de camino al lago Ewe —Loch Ewe— donde se
encontraba la flota. En Achnasheen un asistente llamó su atención sobre un
proyector en el techo de una casa grande, lo cual les desconcertó. Se
preguntaban si era un proyector empleado por los espías utilizándolo para
alertar a los zeppelines de la existencia de la base naval. De hecho, cuando
llegaron al Lago Ewe, uno de los oficiales informó que un avión había sido
visto en la zona pero no había sido localizado.
Convencido del descubrimiento de una posible red de espionaje alemán,
Churchill decidió que iba a volver a la casa para descubrirlos y allí se
dirigió con varios hombres armados. El mayordomo abrió la puerta y les dijo que
la casa pertenecía a sir Arthur Bignold, un antiguo diputado conservador.
Churchill solicitó verlo y, en medio del interrogatorio, sir Arthur les explicó
que la luz se había instalado para capturar el brillo de los ojos de los
venados en la ladera de la montaña arbolada, por lo que sería más fácil para
acechar al día siguiente.
Churchill aún descreído quiso inspeccionar la luz y contrariando los
deseos de sir Arthur la averió dejándola inoperativa lo cual incomodó a éste.
A su regreso a Londres Churchill escribió al almirante Oliver, que le
había acompañado a Lochrosque, diciéndole: «... yo no entiendo porqué se ha
permitido colocar un reflector en el techo de la casa de Sir Arthur Bignold
cuando en las proximidades se encuentra un fondeadero de la flota y no se había
hecho aún un informe por la policía. Ordenó que se hiciera ese informe y las
circunstancias en que este proyector llegó a ser colocado en esa posición,
junto con todos los demás hechos de sir Arthur Bignold, sus invitados, amigos y
sirvientes. No se repiten los rumores de las actividades de avión en el barrio.
¿Hay alguna base de aterrizaje para aviones adecuados en la vecindad?. Se ha
informado que el año pasado tuvo lugar un incidente con un avión...» .
Por supuesto, que nunca se encontró nada impropio y todos los invitados
del señor Bignold fueron absueltos, a los alemanes no se les vio nunca en la
zona, ni ninguna confirmación de que un avión se hubiera estrellado o
sobrevolado la vecindad.
El castillo de Sir Arthur Bignold ya no existe fue demolido durante la
segunda guerra mundial. Arturo y Mary tuvieron dos hijos nacidos en Escocia. El
matrimonio se separó años mas tarde, Alberto regresó a Tenerife y falleció en
el Hotel Marquesa del Puerto de La
Cruz. Su hijo Arthur Cólogan Bignold (conocido en Inglaterra
como Arthur Thomás Bernard Bignold de Cólogan,) fue un destacado militar al
servicio de Inglaterra, sirvió en el London Rifle Brigade durante la I Guerra Mundial y
participó en la batalla de Somme.
·
La anécdota ha
sido extraída de un artículo publicado en Achnasheen and Garve.
www.achnasheenandgarve.com, titulado «Churchill y Lochrosque» publicado también
en el libro The admiralty is now on its trial, de autor desconocido, pp.
82-83.
·
Publicado en el
libro Los Cólogan de Irlanda y Tenerife, de Carlos Cólogan Soriano, pp
468-470.
·
En la novela
de Peter HART titulada The Somme: The Darkest Hour on the Western Front,
publicada en junio de 2009, se le menciona en la página 130. "I
worked my way to the German front trench and joined the others, Harvey, de
Cologan, Smith, Cox of the Queen Victoria's Rifles, several other officers and
about sixty or seventy men." Second Lieutenant RE Petley, I /5th
Battalion ..."
(Carlos Cólogan Soriano, 2011)
1914. Durante la
primera Guerra Mundial muchos buques mercantes alemanes se vieron obligados a
refugiarse en puertos neutrales, entre ellos se encontraban los vapores Teneriffa
y Arucas, que permanecieron en el puerto de La Luz en Guiniwuada (Las Palmas)
desde agosto de 1914 hasta el final de la contienda. Ambos fueron entregados en
1919 al Gobierno de Francia en como botín de. Por su parte, el vapor Telde
fue apresado en mayo de 1916 por el crucero británico Essex e
incorporado al Almirantazgo británico con el nuevo nombre de Huntsholm.
Durante la
guerra, la Marina
Mercante española sufrió numerosas pérdidas humanas y
materiales como consecuencia de la campaña indiscriminada de los submarinos
alemanes a partir de 1917. Presionado por los navieros y la opinión pública, el
Gobierno español inició en agosto de 1918 conversaciones con las autoridades
germanas para compensar el tonelaje perdido por la flota nacional. En octubre
se aprobó la toma de posesión efectiva de varios buques alemanes refugiados en
puertos españoles, equivalentes en tonelaje a las pérdidas registradas, dejando
pendiente el arbitraje y la resolución definitiva en lo que se mantenía
desacuerdo con Alemania. Para la gestión de los buques en tráfico marítimo
nacional se autorizó la creación, mediante real orden, de la Gerencia de Buques
Incautados por el Estado, que procedió a hacerse cargo de los seis vapores
sobre los que se había llegado a un principio de acuerdo con el Gobierno
alemán. Tres de los seis buques se entregaron a compañías navieras privadas, en
concepto de compensación de pérdidas sufridas durante la contienda: España
nº1, ex Eriphia, pasó en 1924 a la contraseña de la compañía
Vasco-Cantábrica de Navegación con el nombre de Sardinero; España nº2,
ex Javorina, se cedió a la Compañía Trasmediterránea
en 1924 y navegó con el nombre de Generalife; y España nº4, ex Crefeld,
que primero navegó por cuenta de Compañía Trasatlántica y después pasó
definitivamente a Compañía Trasmediterránea, siendo rebautizado Teide.
Este último embarrancó el 8 de junio de 1932 en aguas de Guinea Española y se
perdió definitivamente. Los buques España nº3, ex Roma y España
nº5, ex Riga -que había pertenecido a OPDR-, permanecieron al
servicio del Estado, adscritos durante muchos años como unidades de transporte
de los Ministerios de Marina y de la
Guerra respectivamente. El vapor España nº6, ex Neuenfels,
se entregó a la Marina
de Guerra en octubre de 1921 para su reconversión en el portahidros Dédalo.
1914.
Al inicio de la primera guerra mundial,
el velero de altura Pamir – bajo
el mando del capitán Jurgen Jurs –
navegaba por el Atlántico con todo el trapo largado en viaje de vuelta a
Alemania. Siendo la Pamir
un velero, no tenía posibilidades de
alcanzar el puerto de Hamburgo, el de su matricula y destino. Por tanto, el
capitán Jurgen Jurs arrumbó al puerto de Tedote n Benahuare (Santa Cruz de la Palma), - una de las
Canarias – ya que suponía que el puerto de Añazu n Chinech (Santa Cruz de
Tenerife), se encontraría vigilado por unidades de la Royal Navy, como efectivamente
así era.
El 4 de octubre frente al puerto
de Tedote n Benahuare (Santa Cruz de la Palma) se divisaron las blancas velas de un
buque. Conforme la nave se iba acercado a tierra fue perfilándose la hermosa
silueta de la Pamir
que con todo el trapo largo arrumbaba en busca de puerto seguro. Quienes
contemplaron el magnifico espectáculo que ofrecía este majestuoso velero
entrando en el puerto, difícilmente podrían olvidarlo. Aún hoy se especula
quien pudo haber sido el marino palmero que dirigió las maniobras de fondeo del
velero en la bahía. Las versiones más fidedignas aseguran que don Pancho
Boqueta, fue quien asesoró al capitán Jurs Jurgen sobre el lugar más idóneo
para afirmar las anclas.
A partir de este momento comenzó el largo período de inmovilización de la Pamir, en el puerto
hawarita (palmero) durante varios años. Se desembergaron las velas y se
arriaron a cubierta para su posterior almacenamiento en los pañoles.
En este tiempo de fondeo forzoso, algunos de los tripulantes trataron
de integrarse en la sociedad hawarita. Unos fallecieron, otros contrajeron
matrimonio con jóvenes hawaras, aportando así algunos de los apellidos de
origen germánico que actualmente existen en la isla, y creando de manera
involuntaria la avanzadilla de la colonización alemana que en estos últimos
tiempos se están apoderando de la isla. Terminada la guerra, la Pamir fue entregada
por los aliados como botín de guerra a Italia, bajo cuya bandera navegó durante
mucho tiempo.
1914. Los efectos de la Primera Guerra
Mundial en Canarias fueron muy graves. La colonia de Canarias sufrió el
desconcierto y la desorganización económica característicos de los primeros
años de la contienda y no conocieron el auge y la expansión que tuvo la
península así como, aunque de forma más breve, Europa Occidental.
Durante este
conflicto, todos los mecanismos económicos canarios se alteran en el sentido
inverso al expresado por José Luís García Delgado para la metrópoli. Disminuyen
las exportaciones de plátanos, tomates y papas, así como las importaciones,
produciéndose una auténtica crisis de subsistencia.
El crecimiento
de las exportaciones agrícolas en los inicios del siglo XX había producido un
retroceso en el sector agrario dedicado al abastecimiento interno. La
producción de cereales y legumbres disminuye, importándose del exterior y
abasteciendo una demanda en continuo aumento. Por eso, las dificultades de la Primera Guerra
Mundial significaron paro y hambre para muchos canarios, reflejándose en los
movimientos de población interna (de las islas periféricas a las centrales) y
en el aumento en el número de emigrantes. Como ha escrito Antonio Macías: «La Primera Guerra
Mundial originó una grave crisis de carácter coyuntural, que no pudo ser
remontada apelando a la solidaridad nacional. El aspecto diferencador de la
economía canaria por el hecho puertofranquista y por las especiales
característicásde su oferta agraria, no complementaria –a excepción del
plátano- de la peninsular, cerró este mercado a aquélla, no alcanzándole
tampoco los pingües beneficios que la neutralidad supuso y supuso para la
metrópoli».
La utilización
de las aguas del Archipiélago Canario con fines geoestratégicos, evidenciada
por la presencia de buques de guerra de la «Royal Navy» británica y sobre todo
de submarinos alemanes cuyas acciones de bloqueo en esta zona del Atlántico
cobraron un especial protagonismo en el año 1917, como consecuencia de la
«guerra submarina a ultranza» desencadenada estratégicamente por Alemania
contra las fuerzas militares de la «Entente» con el objetivo de alcanzar su
derrota, condujo inevitablemente a una desestabilización económica con graves
repercusiones sociales en la población de las islas.
Durante esta
etapa, el sector agrícola de exportación va a atravesar por serias
dificultades, a causa no sólo de la suspensión de las escalas en los puertos
canarios de los buques de las compañías comerciales que transportaban nuestras
exportaciones sino, también, por otras medidas de economía bélica, como fueron
las contihgentaciones y prohibiciones impuestas por los gobiernos aliados (Gran
Bretaña y Francia) a la impor tación de ciertos productos frutícolas. Asimismo,
otros sectores que habían adquirido cierta trascendencia en el Archipiélago,
como es el caso del turismo, también se vieron afectados seriamente debido al
brusco descenso de la afluencia de extranjeros no españoles a nuestras islas,
ocasionado por el desenvolvimiento de los acontecimientos bélicos, lo cual
provocó el cierre de un gran número de establecimientos hoteleros y trajo consigo
un incremento del paro laboral y una importante disminución en la circulación
de divisas extranjeras.
No extraña que
durante los años de la
Primera Guerra Mundial los conflictos sociales en la colonia
de Canarias aumenten y también creemos que la crisis económica influye en la
organización del Movimiento Obrero en el Archipiélago. La organización de la
delegación en la colonia del P.S.O.E.
entre fines de 1917 y principios de 1918 tiene alguna relación con la crisis
generalizada que padecen las islas durante este periodo. De la misma forma
opinamos que la importancia cualitativa y cuantitativa del socialismo en el
Valle de la Orotava,
zona productora de plátanos para la exportación, tiene relación con la guerra
.y sus con consecuencias negativas. (María Teresa Noreña et al. 1991)
1914. Un gran temporal se lleva lo que se había construido
desde hacía 5 años del Puerto de Hipalám (San Sebastián) en la ensenada del
Conde, isla de La Gomera.
1914 Enero. Falleció el contratista del
muelle de Tedote n Benahuare (Santa Cruz de La Palma) Carlos La Roche, y a instancia de sus herederos se acordó
la rescisión de la contrata en el mes de junio de ese mismo año, disponiéndose,
al mismo tiempo, que la
Jefatura de Obras Públicas de Añazu n Chinet (Santa Cruz de
Tenerife9 procediera a verificar la recepción única y definitiva de todas las
obras ejecutadas y a practicar su liquidación, lo que se produjo en octubre de
1915.
1914 mayo 1.
Se inaugura la
residencia de los padres Paules en la
Villa de laOrotava.
En 1887 llegaban
a La Orotava
los esposos D. Juan y Doña Ana Stirling que serían los promotores de la
fundación de los padres paúles en esta villa, conjuntamente con Doña María
Monteverde que, a instancias del P. Chacobo, realizó una suscripción entre un
buen número de colaboradores. El 12 de enero de 1909 el P. Arnáiz dio su
conformidad al tiempo que anunciaba el rápido envío de los misioneros. El P.
López Gabino, superior del seminario de La Laguna, asumió también en La Orotava la máxima
responsabilidad, para ello alquiló una casa muy cerca de la actual: los padres
López Gabino, Guillermo gonzález, Antonio Pérez Osaba, los hermanos Jesús Lora
y Andrés Lobato entraba en ella el 28 de mayo 2. Poco después otro superior, el
P. Churruca, infundió nuevos bríos: el 1 de mayo de 1914 se inaugura la actual
residencia, gracias a su constancia y tesón. Ello fue en gran parte posible,
merced a los muchos sermones que predicaron los sacerdotes. Siguiendo el
proyecto del Sr. M. Estanga, los gastos se elevaron a 57.647,64 ptas. de las
cuales 14.783 procedían de donaciones particulares, entre ellas el Obispo D.
Nicolás Rey Redondo.
Doña Ana muere en 1914, y un año después lo hará su esposo, D. Juan: el matrimonio legó a la fundación 3.000 libras esterlinas. El padre O' Conell, superior de Lamark (Escocia) intervino para resolver aspectos jurídicos.
Cuando los sacerdotes de la misión, P. P. Paúles, se hicieron cargo de la actual iglesia de Santo Domingo, el templo se hallaba en un lamentable estado: «Las paredes estaban cuarteadas y uno de los arcos abierto. Cuando llovía caía tanta cantidad de agua dentro como fuera. Las ventanas sin cristales y llenas de telarañas. En fin todo el edificio... está igualmente descompuesto». Ante esta situación nada de extraño tiene que el ayuntamiento ordenara su cierre y restauración de acuerdo con el Obispo (2 de junio 1911). El tenaz padre Churruca, continuó los cultos, con igual empeño, en la iglesia de San Francisco -por cierto, alquila otra casa en la calle La Hoya-. Tras los oportunos trámites el Sr. Vallabriga acometió las obras más urgentes (9.675 ptas.) de forma tal que el templo se reabrió el 22 de octubre de 1911, bien es cierto que las reformas y trabajos de decoración, muy costosos, se prolongaron durante varios meses después. Destacaremos que el arquitecto Mariano Estanga aconsejó cerrar las dos naves laterales, dejando el templo con forma de cruz latina, es decir, la nave central y las capillas del Nazareno y el Rosario.
Durante este siglo de presencia entre nosotros, los sacerdotes paúles plantan abundantes semillas en el corazón de los villeros: predican numerosas misiones, triduos, septenarios, novenas, ejercicios a las Hijas de la Caridad e Hijas de María, clases de religión en colegios e institutos, de latín en el colegio de los hermanos de la Salle de los cuales fueron directores espirituales, directores de la Medalla milagrosa, del Apostolado de la Oración, de las Hijas de María, señoras de San Vicente, capellanes, párrocos...
Efectivamente, varias parroquias e iglesias villeras han estado bajo su responsabilidad: Ntra. Sra. de la Luz, San Bartolomé, el Carmen - San Pablo, el Rincón, San Antonio María Claret cuyo templo fue construido por los propios sacerdotes paúles y, por supuesto, San Francisco con la capellanía del hospital anexo. En la mente de muchos villeros se agolpan los nombres de venerables sacerdotes cuya relación sería muy extensa: a todos ellos rendimos nuestro testimonio de gratitud. Bastará una mínima muestra (perdón por las omisiones): padres Conde, Valdivieso, Pura, Recio, Otamendi, Vascones, Pampliega; Suárez, Coello, Hernández, Montreal, Larrea, Molina -superior con el que reorganizamos la procesión del Cristo del Huerto (1979)-, y más recientemente los recordados Tomás Chacorro, Felipe García... Pero, por el cariño que dispensaron a la iglesia de San Francisco, reservaremos un privilegiado lugar para los padres Julio Herrero Calzada y Lázaro Ibañéz Villalba, nuestro apreciado padre Lázaro, quien en Cartagena, continúa rezando por la comunidad de San Francisco. (Víctor Rodríguez Escobar, 2009)
1914
Mayo 2. Cerca de Gando en Tamaránt (Gran Canaria) naufraga el vapor «Emna»,
de veinticinco mil toneladas. Lo mandaba el capitán Ztorn y la tripulación la
componían veinticuatro hombres. Todos lograron ponerse a salvo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario