Se cumplirán este verano veintinueve años de uno
de los sucesos más trágicos y enigmáticos de la historia de la navegación: la
desaparición del congelador gallego Montrove en aguas del banco
canario-saharaui. El Montrove partió del puerto de Las Palmas el 19 de julio de
1984, con catorce tripulantes gallegos y dos marroquíes a bordo, y con los
tanques llenos de combustible para una larga marea de dos meses. El tiempo era
bueno y los barcos que lo avistaron, como el Borneira, no notaron nada extraño.
El último contacto visual confirmado fue con otro pesquero, el Mar Rojo, ese
mismo día y al sur de Gando, la pequeña península de la isla de Gran Canaria
donde se ubica el aeropuerto homónimo. El Mar Rojo, que navegaba a mayor
velocidad, lo dejó atrás por la aleta de babor. Desde entonces, nadie más vio
al Montrove ni supo de él. La pieza de repuesto que llevaba para el Porlamar no
llegó a entregarse. La radiobaliza con la que iba equipado no se disparó, y el
nerviosismo comenzó a cundir entre las familias cuando el 10 de agosto, a raíz
del hundimiento en la misma zona del sardinero onubense Islamar III, los
intentos de contactar con el barco, que llevaba veinte días sin dar señales de
vida, resultaron infructuosos. El Montrove había desaparecido. Para siempre.
Pocas veces el mar ha sido tan cruel y determinante. No se encontró un solo
cadáver, un solo vestigio, un mísero salvavidas a la deriva que diera pie a una
desesperada explicación, por frágil que fuera, para semejante desgracia. Por no
dejar, el Montrove no dejó siquiera un rastro de gasoil, la sangre de los
naufragios modernos. Nada. Trescientos barcos y aviones de la Fuerza Aérea
rastrearon la zona durante meses, sin éxito. La Moncloa, ocupada entonces
por Felipe González, ordenó una investigación exhaustiva en medio de intensos
rumores, que después se revelarían infundados, sobre un posible secuestro del
Frente Polisario o la implicación del barco en actividades ilegales. Agentes
del CESID se desplazaron a varios países africanos, e incluso, un año después,
según algunas fuentes periodísticas, veraneaban en Bueu, la localidad de donde
era la mayoría de la tripulación, a la búsqueda de pistas que nunca hallaron.
El programa Onda Pesquera, en un ejercicio de delirio informativo, llegó a
asegurar que el Montrove había estado cargando armas en unas grutas próximas al
puerto argelino de Beni Saf, y algunas viudas, en una muestra de desesperación
que hizo las delicias del periodismo mágico madrileño, se aferraron a las
visiones de las meigas, que situaban al barco “en una isla grande, con negros”.
Fue también célebre, tras meses de búsqueda, la pregunta de un alto cargo de la Administración
central a los familiares, sobre si el Montrove era “de hierro o de madera”.
Meigas, tristeza y soledad. Eso fue lo único que dejó tras de sí el Montrove.
Veinticinco años después, los augures esotéricos han caído en el olvido, pero
la tristeza y la soledad, y el desconcierto que acompaña a toda tragedia
inexplicada, continúan latentes a pesar del tiempo transcurrido.
El Gobierno español sospecha que el pesquero
gallego Montrove desaparecido misteriosamente hace un año (ya 29) en el banco
sahariano, haya sido transformado en su estructura de casco y esté siendo
utilizado, bajo pabellón extranjero, para actividades que se desconocen
probablemente ilegales. Esta es una de las hipótesis a las que han llegado
expertos policiales españoles, tras una minuciosa investigación encargada
directamente por la
Presidencia del Gobierno, según manifestó a este periódico el
delegado gubernamental en Canarias Eligio Hernández.
La investigación, que aún no ha sido cerrada,
lleva a la conclusión de que pierde consistencia la hipótesis, hasta ahora
barajada, de un supuesto abordaje o hundimiento del buque. Todas estas
revelaciones serán remitidas a modo de informe policial el próximo día 20 de
septiembre al presidente del Gobierno, Felipe González, que sigue de forma muy
personal este caso.El 19 de julio de 1984, una tripulación compuesta por 14
españoles y dos marroquíes partía del puerto de Las Palmas con destino al banco
de pesca sahariano. Pasaron 27 días hasta, que el armador Luis Paz Casal
comunicó la desaparición del Montrove. A pesar de desconocer el
paradero del barco y de la tripulación, la Mutua de Previsión de Riesgo Marítimo pagó el
importe total del seguro.
El armador Luis Paz cobró, el 25 de enero de
1984, 49 millones de pesetas de los 56 millones por los que estaba asegurada la
embarcación. Según fuentes del Instituto Social de la Marina, entidad a la que
pertenece la compañía aseguradora, “si el barco, apareciese ahora pasaría a ser
de esta casa”. El Gobierno aceleró los trámites para conceder las pensiones de
viudedad a las mujeres de los tripulantes, a pesar de que no existe
confirmación de sus muertes. Hasta el 18 de julio de este año, según informaron
fuentes del Instituto Social de la
Marina, se han entregado a los familiares unos 18 millones de
pesetas.
Todavía no han aparecido ni el más mínimo resto
del Montrove ni pistas sobre los tripulantes. En opinión de las
diversas fuentes consultadas, parece improbable que, en caso de que el pesquero
hubiera naufragado, no se encontrara ni un solo rastro de la embarcación.
Ninguno de los 300 barcos y aviones de la Fuerza Aérea que
participaron en la operación de búsqueda del Montrove avistaron
vestigios de éste, ni siquiera residuos dé gasóleo.
La tesis del hundimiento, fuera por abordaje o
por pérdida del equilibrio de la embarcación, pierde aún más consistencia por
el hecho de que el barco iba provisto de un equipo electrónico que hubiera
emitido señales en caso de naufragio. Sólo sería probable la hipótesis de
hundimiento, según expertos de la Dirección General de la Marina Mercante,
si el pesquero hubiera detectado un importante banco de pesca y, para no
alertar de su situación a otros barcos, hubiera desconectado ese sistema de
socorro. Al mismo tiempo, el Instituto Meteorológico indica que en los días en
que se produjo la desaparición del Montrove las condiciones en el mar
fueron normales.
Los ministerios de Asuntos Exteriores y de
Defensa, después de numerosas gestiones diplomáticas con Marruecos, Mauritania,
Senegal y Gabón, no han podido confirmar la sospecha, que se barajó al
principio, de que el barco hubiera sido apresado. Ninguno de estos países tuvo
noticias del Montrove, según las afirmaciones oficiales que enviaron
al Gobierno español.
En algún país africano
Varios expertos que han participado en la
elaboración del informe interministerial sobre la desaparición del pesquero
coinciden en afirmar que la única posibilidad es que el Montrove se
encuentre en algún país africano al sur de Cabo Verde. Según estas fuentes,
“cualquier cosa puede suceder en estos países sin que se enteren las
autoridades”.
Esta hipótesis coincide con las últimas
investigaciones ordenadas por la
Presidencia del Gobierno, en el sentido de que el barco pueda
haber sido transformado sin conocimiento de las autoridades africanas y estar
realizando actividades distintas a las pesqueras.
En el caso de que esto fuera así, lo más probable
es que los tripulantes pudieran haber sido secuestrados o asesinados, dado que
ninguno de ellos se ha puesto en contacto con sus familias.
Cuatro policías adscritos a la Jefatura de Canarias
investigan desde hace tres meses en las islas y en Galicia sobre el caso Montrove.
Actualmente se encuentran veraneando en Bueu, lugar donde reside parte
de las familias de los tripulantes y el armador del barco, Luis Paz. El informe
estará concluido a finales de este mes.
Por “sugerencias superiores el ministro de la Presidencia, Javier
Moscoso, ordenó al delegado gubernamental en Canarias, Eligio Hernández, que
iniciara una amplia investigación sobre la misteriosa desaparición.
Al parecer, hace algunos meses, especialistas del
Centro Superior de Información de la
Defensa (CESID) se desplazaron a varios países africanos para
estudiar las pistas del caso Montrove. Hasta ahora se desconoce el
resultado concreto de estas investigaciones, aunque han circulado informaciones
en las que el CESID vinculaba al barco con el tráfico de armas u otro tipo de
actividades ilegales.
La Administración todavía no ha cerrado el caso. La Dirección General
de Marina Mercante no ha borrado de la lista de pesqueros al Montrove.
El presidente de la
Asociación Española de Titulados Náuticos Pesqueros, José
Manuel Muñiz, declaró a este periódico que, tras seguir desde el principio la
desaparición del Montrove, piensa que “lo más probable es que el barco
se haya hundido”.
El caso es que a día de
hoy 22 de abril de 2.013 sigue sin haber ni un solo indicio de lo que pasó.
Características del pesquero Montrove:
Tipo de buque: PesqueroCasco: Acero
Armador: Miguel Torres
Arqueo bruto, en toneladas: 243,00
Peso muerto, en toneladas: 111,30
Eslora, en metros: 33,13
Manga, en metros: 6,85
Puntal, en metros: 3,90
Propulsor: Motor
Potencia HP: 800
Fecha, de contrato: 2 febrero de 1963
Fecha, puesta en quilla: 30 marzo de 1964
Fecha, de botadura: 14 julio de 1964
Fecha, de pruebas: 30 octubre de 1964
Fecha, de entrega: 30 octubre de 1964
(jonkepa, 2013)
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