Ayer martes 11 de marzo, el
Parlamento libio (Congreso General de la Nación) tras varios intentos logró, con 126 votos
de los 194 miembros que lo componen, superar el quórum de los 120 necesarios
para derrocar al primer ministro Ali Zeidan y nombrar interinamente al ministro
de defensa Abdallah al-Theni para "poner seguridad en el país". Hoy,
24 horas después, se le impide al primer ministro derrocado -al que se
considera como pro-europeo y corrupto- la salida del país para “responder ante
la justicia”.
El detonante final del derribo de
Ali Zeidan, además del absoluto caos en la seguridad del país en total
desgobierno, donde cada facción de las que derribaron la Yamahiria campan
libremente por sus respetos, ha sido la crisis petrolera que se arrastra desde hace
varios meses, con los puertos tomados por milicias armadas al margen de
cualquier autoridad del gobierno libio, controlando de esa forma la exportación
de un producto del que se sustenta la economía libia, cuya producción ha pasado
de millón y medio de barriles diarios que extraía en 2011 con Gaddafi a
menos del cuarto de millón actual. Las milicias armadas que bloquean los
puertos del oriente libio obedecen a Ibrahim Jodhrane, que preside el “Buró
Político de Cirenaica” que ha proclamado un gobierno autónomo para el
este de Libia, el llamado “Consejo Ejecutivo de la Cirenaica”, presidido
por Abd Rabbo al-Barassi. De facto, Libia queda dividida en las dos partes
–Tripolitania y Cirenaica- que unificaron los colonizadores italianos en 1934
en la colonia de la Libia
mussoliniana
Ante la precariedad económica del
país privado de su único producto de exportación, desde el mes de noviembre
pasado el gobierno de Trípoli ordenó al jefe del ejército libio, general Nouri
Abu Sahmeiny, que liberara los puertos y desalojara las milicias cirenaicas
pero hasta la fecha no lo ha logrado, aunque ha habido duros enfrentamientos.
El pasado sábado el petrolero de bandera norcoreana Morning Glory, ancló
en el puerto de Al-Sedra y cargó petróleo con destino a Corea del Norte,
cobrando las milicias separatistas de Cirenaica el petróleo suministrado. La
marina libia cerró el puerto, donde se concentraban gran cantidad de
manifestantes en apoyo a la milicia cirenaica, y amenazó con bombardear al
barco y al puerto si el Morning Glory no se dirigía a Zawiyah (puerto a 50 km
al este de Trípoli) y descargaba allí el petróleo, lo que ya ha sucedido según
informa la televisión libia, aunque “mantiene en secreto” el puerto al que en
realidad se ha dirigido el navío norcoreano.
Estos son los “grandes logros” de
europeos y gringos que han llevado a un país floreciente a convertirse en un
estado fallido pero, eso sí, “muy democrático” y “occidental”, tan democrático
que la presión de la Francia
neocolonial sobre Níger logró que se extraditara para juzgarlo a Saadi Gaddafi
el pasado junio, a pesar de que previamente el gobierno de Níger le había
concedido asilo político y que estaba el precedente del brutal asesinato
extrajudicial -bajo supervisión de la gringa CIA- de su padre Muammad durante
la toma de Sirte por los rebeldes.
La “democratización imperial”
gringa del mundo, que llenó de luto y dolor cualquier lugar productor de
petróleo, materias primas o situación geoestratégica clave que no controlara el
imperio, y que por ello rompió Yugoslavia, arrasó Irak, masacró a miles de
afaganos y pakistaníes y “liberó” a Libia ,ha ido pasando al olvido al
superponerse nuevos escenarios como Siria y ahora Ucrania o el horizonte
previsto para Venezuela y la revolución bolivariana, pero, aunque ya no ocupe
lugares en los medios de propaganda y agitación neoliberales que llamamos “mass
media” (prensa, radio y TV) la guerra, la muerte y la desolación siguen
imperando a lo largo y ancho de los mundos “terceros” que se desangran para
mayor gloria y beneficio del ·”primero”. Es un verdadero caso de “bellum
interruptus” que resucita permanentemente contando, previa remuneración por
supuesto, con los cipayos “autóctonos” siempre dispuestos a servir de felpudos
para las botas imperiales.
Francisco Javier González
Gomera a 12 de marzo de 2014
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