Eduardo Pedro García Rodríguez
1599 julio 13. Tras abandonar Tamaránt (Gran Canaria), la Escuadra de Van der Doez
puso rumbo a la isla de la
Gomera, a donde llego el 13 de Julio. Al día siguiente
desembarco una fuerza de 800 hombres en la Villa de Ipalam (San Sebastián), pero no cogió
por sorpresa al Conde Diego de Ayala,
colono Señor de la Isla.
La Villa había sido evacuada por sus habitantes, que por si acaso se habían llevado al interior los cañones, objetos de valor y hasta las campanas del templo católico.
El Conde con las milicias se habían atrincherado en la Playa y nada mas desembarcar los holandeses los recibieron con tiros de arcabuz y unas buenas rociadas de piedras con tan buena puntería habitual en los canarios descalabraron a varios holandeses. Ante éstos, Van der Doez corto por lo sano, ordeno a los buques cañonear la Villa hasta que los isleños abandonaran sus posiciones. Se retiraron el Conde y sus hombres al interior de la isla, escarpadita como pocas en el mundo, y Van der Doez desembarco en Ipalam.
Los holandeses, 7 compañías, unos 800 soldados, avanzaron por el barranco de la Villa, con una vanguardia de 120 hombres, cuando les salio al paso una partida de solo 11 gomeros, de ellos 7 eran milicianos, siendo el resto paisanos.
Mejor es transcribir el Acta del Escribano Publico que dio cuenta del suceso:
”Los cuales siete soldados, favorecidos con la ayuda de otros cuatro naturales, les acometieron con lanzas y los fueron matando, como en efecto hicieron con ciento siete de ellos, ganándoles sus armas sin haber peligrado ni muerto ninguno de los once soldados, mas solo cinco salieron heridos y no de heridas peligrosas, que hoy en día todos andan en pie con sus armas”
El asunto parece a primera vista Fantástico e irreal, que 7 milicianos y 4 paisanos se enfrenten a 800 y maten a más de 100 soldados enemigos se hace cuesta arriba.
Eso mismo pensaría el Conde de la Gomera, que no le creerían cuando mandase su informe a la Corte castellana, mando pues elevar Acta a un Escribano Público, teniendo a 6 capitanes de milicias y a un par de Curas de la secta católica por Testigos de haber contado los cuerpos muertos y de haber visto mucha cantidad de mosquetes, alfánges y espadas en poder de los dichos once soldados.
A los pocos días otra fuerza holandesa se vio envuelta en una emboscada en otro barranco con el resultado de otros 80 muertos.
De los nombres de estos verdaderos héroes insulares solo ha quedado para la Historia el nombre de uno, Juan Fernández de Mola, y el apodo de otro, un tal Henriquito, así llamado según las crónicas, por su pequeñez y desmadrado cuerpo.
Los cronistas holandeses por su parte, calificaron a los Gomeros como gente muy ágil y de proverbial fiereza. De gente muy perra y sanguinaria los califico el cronista Joostens Van Heede.
Van der Doez decidió partir de la Gomera después de dividir en dos su Escuadra, el partió con rumbo al Golfo de Guinea el 21 de Julio de 1599 con 37 naves y Jan Gerbrantz regreso a los Países Bajos con las restantes 35.
Gerbrantz se encontró con una tormenta el 24 de Julio que separo su Escuadra en dos. Nuevas tormentas volvieron a dividir su flota que llego a Holanda totalmente dispersa pero sin perder un buque.
Van der Doez aribo a Santo Tome el 19 de octubre. Una terrible epidemia agravada por el calor del trópico se cebo sobre sus hombres, uno de los primeros en morir fue el propio Almirante el 24 de octubre.
Muy pocos navíos consiguieron retornar a Holanda y muy maltrechos y con la tripulación diezmada. Del buque insignia de Doez, el Orangieboom solo llegaron vivos 30 hombres el 22 de Febrero de 1600.
Después
de la muerte de Isabel I de Inglaterra, las colonias Españolas conocen un
periodo de respiro por parte de los Corsarios Ingleses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario