1692 enero.
“Llega a la costa de las salinas (Gran Canaria) un barco de las islas huyendo de navíos
piratas. El barco por el aprieto en que estaba disparó un pedrero para que se
le socorriese. El maestre de campo Alejandro Amoreto, que estaba oyendo misa en
Juan Grande, junto con otras 20 personas, acudieron a la llamada, y fueron a
las salinas donde tenían una lancha y con mucho riesgo socorrió y libró dicha
barca. El castillo, que en esos momentos estaba en construcción, todavía no
estaba armado” (Santiago Cazorla León, Los Tirajanas de GC).
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