miércoles, 11 de diciembre de 2013

Acta del Cabildo Insular de Benahuare (La Palma) sobre la acción de un corsario inglés






 Eduardo Pedro Garcia Rodriguez
1800 Agosto 13.

Que este pueblo ha visto con admiración y dolor el suceso del día cuatro del corriente, en que a presencia de nuestras fortalezas, un bergantín inglés, corsario, no solamente sacó de esta bahía el buque del tráfico "El Brillante", cargado y fondeado, a las cuatro de la mañana, sin oposición y resistencia, sino que apoderado de él insultó a la Plaza presentándose delante del Castillo principal con su pabellón inglés, echando lancha con una bandera blanca y dirigiéndose a nuestra playa, donde se le permitió varar, y fue conducido el que venía encargado a la casa del Gobernador de las armas; pero a más de este irregular procedimiento, en que el corsario pasó, según parece a la orden, por cuanto el mismo debió enarbolar la bandera parlamentaria.

Quien entendido el exponente que el oficio que se escribió por el Capitán de dicho corsario al Gobernador de las armas fue insultante, y que si en esto faltó a la urbanidad, no fue menos el atrevimiento de haber tirado un cañonazo con bala a la Plaza, estando aún el parlamentario en tierra, lo que le obliga al exponente a hablar en esta Sala, en fuerza de la representación pública que tiene en toda la Isla y en cuyo nombre se presenta, la poca seguridad en que está la Patria avista de lo ocurrido en dicho día, y no haberse impedido los perjuicios que se han causado a los dueños del barco apresado y su cargamento. Es constante que a cosa de las cuatro de la mañana vimos sacar a remol-
que de tres lanchas al bergantín "Brillante", bajo tiro de cañón, sin que se hubiese advertido por ningún centinela, no obstante la inmediación y claridad de la hora, la grita y clamores de las gentes no fueron bastantes a determinar a nuestras fortalezas a disparar en tiempo, que lo hubieran podido impedir. Cuando comenzó el fuego ya fue infructuoso, no se destinaron lanchas armadas que hubieran represado a dicho buque; en algunas fortalezas no había soldados; se oye a la gente que el Rey y este Ayuntamiento pagan para tener en seguridad las vidas y haciendas de los habitantes; los tiros de nuestra artillería por la mayor parte llegaban a media distancia del enemigo. En unas fortalezas se dice también que no estaba pronta la pólvora, tal vez por no estar presentes los que la custodiaban; en otras, que no la había propia para cebar; en otras que faltaba el cebo; en otras que no había agua ni tinas, y entre tanto un enemigo atrevido, aunque débil, insultando la Plaza en aquella mañana, despreciando la multitud de inútiles caño-nes que al fin se le tiraron, habiendo él arrojado muy pocos hacia nosotros, pudiéndose haberlos vencido si aquellos a cuyo cargo está la vigilancia no hubieran padecido el descuido y omisión que son notorios. (Citada por Lorenzo Rodríguez, Juan B., Noticias..., pág. 315).


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