Eduardo Pedro García Rodríguez
Cuando hablamos de la invasión y conquista
de Canarias, lo primero que se nos viene a la memoria es lucha entre españoles y
guanches, en disputa constante por este archipiélago lleno de riquezas,
ya sean materiales como territoriales, y la superposición de uno frente al
otro, refiriéndome exclusivamente al rol ejercido por los invasores españoles,
hacia nuestros ancestros guanches, que de forma autoritaria y masacradora llegaron a usurpar la tierra de estos, con el
fin de obtener esclavos, la propia tierra y alcanzar títulos y poder en nombre
de la corona española.
Esto sería lo más relevante para
la historia formal, sin embargo poco es lo que abunda sobre el ejercicio de
poder y de dominación por parte del estado español hacia este pueblo colonizado
y ninguneado.
Se
trata de procedimientos y técnicas para favorecer la desintegración o
descomposición social, quebrar la moral de la nación canaria y de sus líderes,
así como influir sobre la mente humana y, por ese medio, modificar las
percepciones del individuo alterando sus creencias e ideas.
Quebrando las condiciones de fortaleza de los individuos,
de forma tal que queden incapacitados o condicionados, de manera que puedan ser
fácilmente manipulados por el sistema colonial. Para ello, se esfuerzan en romper la unidad
familiar y destruir los principios inculcados en el hogar relacionados con la
religión autóctona, el honor, el patriotismo y la conducta sexual.
En parte, la aplicación de dichas técnicas psicológicas
inadvertidas -sumadas a nuestros defectos y debilidades- podría explicar la
pasividad, inmovilidad y la paralización de la inteligencia y de los
sentimientos del pueblo canario, que vive como anestesiado e indiferente a su destino
de esclavitud que le viene siendo impuesto desde hace varios siglos.
Tal como expone en un interesante y documentado
articulo el profesor José Tomas Bethencourt:
“Es bien sabido que los pueblos que han sido
conquistados y colonizados, se caracterizan psicológicamente por una serie de
rasgos personales y pautas de comportamiento, que pueden ser agrupadas dentro
de la etiqueta “Síndrome del Colonizado”.
Asimismo, parece existir acuerdo en señalar como
rasgo destacable y bastante definitorio de la forma de ser del pueblo canario
su “complejo de inferioridad”, esto es, la tendencia a infravalorarse, a
considerar como superior todo lo foráneo por el mero hecho de no pertenecer a
su entorno. Esta subestimación de si mismo y hasta cierto punto autodesprecio,
es uno de los elementos más típicos de esa personalidad propia de los pueblos
colonizados.
“El pueblo canario como cualquier pueblo, es un
producto de su historia. En tal sentido, la conquista y la colonización han
supuesto un proceso objetivo y obligado de mestizaje, por la convergencia y
fundición de la cultura aborigen y foránea. En este proceso de mestizaje, a pesar
de que la política colonial ejercida por España ha tratado de negar toda
importancia o pervivencia de lo autóctono, hay que reconocer, y así lo
acreditan variados estudios, que tanto cultural como biológicamente, lo
aborigen, lo prehispánico y lo guanche poseen un peso específico muy
considerable en esa mezcla que se genera y que ha dado lugar al actual pueblo
canario.” (J.T. Bethencourt,)
El concepto liberación es polisémico. Su significado suele variar o
adquirir una dimensión específica, según el lenguaje, el ámbito de realidad, el
campo de reflexión o el horizonte de sentido en que se emplee: el político, el
filosófico, el psicológico, el religioso, el pedagógico, etc.
El
oprimido tiene que liberarse psicológicamente para no convertirse en opresor
porque ellos tienden a “identificarse con su contrario”, tanto opresores como oprimidos temen a la
libertad, pero desde diferentes puntos de vista, el oprimido teme asumir la
libertad y los opresores a perder la libertad de oprimir.
La
liberación del oprimido no es tarea sencilla, en el caso de la revolución la
independencia y descolonización de Canarias el nuevo ciudadano republicano
federal debe ser capaz de estar por encima de la dinámica opresor-oprimido para
dar nacimiento a una sociedad socialista donde el ser humano sea el centro y se
erradique de una vez por toda la explotación del hombre por el hombre.
Tal como
expone Paulo Freire (1921-1997), en sus páginas de La
pedagogía del oprimido con estas palabras: “(…) la
liberación es un parto. Es un parto doloroso. El hombre que nace de él es un
hombre nuevo, hombre que solo es viable en la y por la superación de la
contradicción opresores-oprimidos que, en última instancia, es la liberación de
todos”.
En este doloroso parto han
participado un buen número de matriotas canarios que supieron liberarse de las
cadenas psicologicas y reales impuestas
por el colonialismo, los cuales no han podido ver parir a la matria preñada,
con muchos de ellos he tenido el inmenso honor de compartir jornadas de lucha,
primero en la clandestinidad de la época fascista franquista, y en la actual
pseudos democracia colonial. Época de reuniones clandestinas, distribución de
panfletos y octavillas, las pintadas de madrugada, las épicas jornadas de lucha
en la CCT, y
muchas, muchas carreras delante de los “grises” y algunos que otros “toque
pa’lante” a las comisarías de turno donde éramos “suavizados”. Muchos fueron torturados, encarcelados y
perseguidos sin tregua por el aparato represor y sus esbirros coloniales, los cuales hoy día se titulan demócratas e
incluso nacionalistas.
Se dio el caso peregrino de un
conmatriota que fue encarcelado y torturado por el hecho de tener en su casa un
avión de aeromodelismo, el cual según la policía española “podía ser usado en
un atentado”.
De algunos de ellos que mantengo en
el recuerdo quiero dedicar algunos párrafos a sus memorias, de otros bien
porque no los trate personalmente o porque no tengo conocimiento de su
existencia, quedaran en el tintero, no obstante, todos ellos abnegados
luchadores por la libertad de la matria, conocidos o no, tienen un puesto en
mis sentimientos y en mi corazón, y creo que en el de todos los matriotas
canarios. Por otra parte, la serie queda abierta, si algún lector conoce de uno
o varios conmatriotas (compatriotas) fallecidos y nos promocionan datos, sería
un honor para nosotros incluirlos en
esta serie, lo que además seria de justicia.
Marzo
de 2013
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