martes, 12 de noviembre de 2013

CAPÍTULO XXXVIII-II




EFEMERIDES CANARIAS
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 1771-1780 

CAPÍTULO XXXVIII-II



Eduardo Pedro García Rodríguez


1772 Noviembre 10.
Reforma de las milicias de la colonia de canarias. Porque habiendo resuelto el rey que el segundo comandante e inspector general las arreglase al pie de las de España, estableciese regimientos según el vecindario de cada isla y colocase en primer lugar oficiales de la nobleza, tuvo por congruente poner en el referido empleo a un caballero de las prendas, conducta, instrucción y representación del marqués don Tomás de Nava Grimón, en quien resplandecían las glorias de sus progenitores.

No pudo excusarse a este honor, pues era el tiempo crítico de las vivas asonadas de guerra contra la Gran Bretaña por el negocio de Falkland, las cuales habían dado lugar a que para resguardos de nuestras islas se hubiese enviado a guarnecerlas el regimiento de América, fenómeno único en nuestros anales históricos.

Éstas y otras novedades, muy consiguientes al nuevo sistema de reforma, pusieron en gran fermentación las islas. Viéronse los partidos de Sila y Mario. Nosotros pensamos escribir con separación las noticias militares, como también decir en las de nuestra navegación a la América el feliz éxito que tuvo el expediente sobre libre comercio, fiado por último a la eficacia de don José Vandewalle de Cervellón, ilustre caballero de la isla de La Palma, residente en la corte, apoderado del mismo diputado, y de don Amaro González de Mesa, síndico personero general de Tenerife. No se puede negar que el comandante general y el señor obispo contribuyeron con sus informes a aquella gracia tan deseada, tan dificultada y recibida en 10 de noviembre de 1772, con tan entrañable alborozo, que se hicieron solemnes acciones de graias con Te Deum y luminarias por tres noches en la ciudad de La Laguna. [ ...].Viera y Clavijo, 1991)

1773 Enero 7.
Se vio por el Cabildo de la isla una provisión de la Audiencia para que el Cabildo informase en vista de las pretensiones del Comandante General D. Miguel López.

1a. Que cuando el Ayuntamiento elija Cástellano, envie a los Comandantes razón de todos los pretendientes para que elija el Comandante el que le pareciere más a propósito.

2a. Que en caso de que haya un solo pretendiente, y que por lo mismo no haya podido el Cabildo menos que nombrarlo, puede al arbitrio del Comandante aprobarlo o elegir otro. Que lo mismo se practique en el caso de no haber pretendientes.

De suerte que la pretensión se reduce a que en todos los casos el Comandante haga la elección y se le priva a la ciudad de un privilegio que tanto le cuesta. Los motivos que dá el General para esta pretensión, son: Primero, que los Regidores no pueden tener conocimiento de los sugetos idóneos y que el General se vé en la precisión de acceder al dictamen de éstos.- Segundo, que los Ayuntamientos eligen personas inhábiles e imperitas.- Tercero, que le consta que en ocasiones con el fin de que se mantenga el ya nombrado por más tiempo y años, cometen algunos fraudes, perjudican al común, a los beneméritos y a las facultades del Comandante General.- y cuarto, la monstruosidad de que muchas veces se susciten pleitos entre los Pretendientes que llevan a la Audiencia para que declare la preferencia, viéndose el Comandante General en la precisión de aceptar la determinación de un Tribunal a quien no corresponde este conocimiento.

Cuán frivolos eran estos motivos se conoce a primera vista, pues los Comandantes Generales que sólo interinamente están en estas Islas y casi no pasan del lugar de Sta Cruz, no pueden tener más conocimientos de los Pretendientes que los Regidores, que son muchos y ven hacer; educar y proceder a los que pretenden, y han visto y conocido a sus padres y abuelos. El Comandante General si eligiera, él mismo se aprobaría la elección, y no tiene cerca quien corrija sus hierros o pasiones y según la experiencia, no elegirá con más atención que el Ayuntamiento, pues en los pocos nombramientos que han hecho, las más de las veces ha intervenido el favor y pocas la justicia o el conocimiento de los sugetos, y son los que han pretendido dar el Cabildo a extrangeros, son los que han pretendido tomar el Castillo para viviendas y son los que quisieron que no se distinguiesen los Castellanos que elije la Ciudad de los que nombra para las Fortalezas del Rey. El Cabildo se interesa en mantener el concepto y la estimación de este acto positivo de Nobleza (que casi es el único que hay en la Isla) ya los Comandantes, Generales sólo les interesa nombrar Castellanos de su utilidad. Que sean personas inhábiles las que nombra el Ayuntamiento es difícil de creer, pues si lo fueran no aprobarían los nombramientos los Comandantes Generales, y eso que tuvieron bastante cuidado de abultar los defectos de cualquiera. Que haya fraudes en las elecciones es más difícil cuando los Comandantes Generales están a la mira y lo mismo la Audiencia. Si se suscitan pleitos que van a la Audiencia, es señal de que no se pueden cometer fraudes. En fin, todos los motivos que expone el Comandante General parece que no tienen otro fundamento que el deseo de aumentar el despotismo, a quien parece monstruoso los privilegios de que otros gozan, aunque usen de ellos como se debe. La citada provisión de la Audiencia se halla en Libro 11 de Cédulas, Oficio 2°, folio 224.

No hay más datos en el libro que copiamos de extractos de las actas del Cabildo de Tenerife, y el historiador Darias Padrón dice que el Marqués de la Fuente de Las Palmas desempeñó este cargo hasta Enero de 1777, que renunció.

Ya no se volvieron a hacer nombramientos de Castellanos por el Cabildo, sino por los Gobernadores; los primeros fueron vitalicios y luego temporales; unos y otros designados de Real Orden y con sus correspondientes Reales Despachos: prestaban pleito homenage ante los Generales, hasta que se suprimieron tales Castellanos. (José María Pinto de la Rosa, 1996)
1773 Mayo 7. En esta YG.a del s.r S.n Nicolas en dies y siete dias del mes de mayo de mil septesientos sesenta y tres yo el P.e P.r f.r Barthom.e dest.a Maria p.r ausensia del P.e capellan Baptise puse oleo y crisma a un Niño q puse p.r Nombre Fran.co hixo lexm.o de Nicolas mon.ta y de m.a rramos su muG.r vino a la pila de quatro dias Nasido Fue Su padrino Ant.o Nauarro a el qual aduerti el parentesco espiritual. y demas obligasiones q dyspone el rritual rromano y p.a que conste lo firmo.Bartholome de Santa Maria
 
En esta YG.a del s.r S.n Nicolas en veinte y uno de mayo de myl septesientos sesenta y tres yo el P.e P.r f.r Manuel Antonio hern.s lector de Gramatica y capellan actual de dh.a Aldea Baptise puse oleo y chrisma a un Niño q puse p.r Nombre Barthom.e hijo lexm.o de catha rramires y padre No conosido vino a la pila de quatro dias Nasido Fue su padrino juan Hern.s Vesino de la cyudad a el qual aduerti el parentesco espiritual y demas obligasiones q dyspone el rritual rromano y p.a q conste lo firmo. (Mª Teresa Cáceres Lorenzo)
1773 Mayo 6.
Nació en Guia de Gran Canaria El más batallador diputado doceañista canario, el criollo Pedro José Gordillo y Ramos. Protegido desde su infancia por Viera y Clavijo. que le llevó de paje y con quien convivía se dedicó a la carrera eclesiástica. Fue regente de la cátedra de Teología Moral en el Semínarío Conciliar de Las Palmas; párroco beneficiado de la iglesia de la Antigua en Fuerteventura (1800); y ganó en 1807 por oposición el curato del Sagrario de la catedral de Canarias, que regiría hasta 1815; entonces instalado en la iglesia de San Francisco de Borja, que había sido de los PP. je- suítas.

Fue miembro destacado del Cabildo colonial General Permanente de Canaria en 1808, que se enfrentó duramente con la Junta Suprema de La Laguna, atribuyéndosele la redacción del Manifiesta del 27 de septiembre. Actuó en los disturbios de Teror y Valleseco en el mes de diciembre siguiente como uno de los comisionados del Cabildo para restablecer el orden, llevando el Santísimo Sacramento en la procesión. Junto con don Lorenzo Montesdeoca, tesorero de la catedral, fue en 1809 a La Laguna para la elección del diputado que habría de representar a la colonia de Canarias en la Junta Suprema Central, en la que, pese a la oposición de Gordillo, resultó nombrado el marqués de Villanueva
del Prado. También fue miembro destacado de las conspiraciones de 1810, en las que el Cabildo permanente actuaba contra la Audiencia para el establecimiento de un gobierno autónomo. Todo ello le enajenó las simpatías del cabildo catedral y en especial se ganó la temible enemiga del doctoral don Graciliano Afonso.

Fue elegido diputado en 1810 por Las Palmas. En 1as Cortes sería nombrado presidente para el mes de abril de 1813. Sus íntervenciones fueron numerosas y algunas importantes, como "el papel" que presentó en la sesión del 23 de abril de 1811, con varias proposiciones relativas a Canarias (habilitación de puertos, reparto de bienes baldicis, apertura de pozos y galerías en el sur de Gran Canaria para alumbrar aguas subterráneas, pesos y medidas, creación de curatos), que desde Tenerife sería con-testado por Villanueva del Prado. Aparte de su actuación en favor de la capitalidad de Canarias para Las Palmas (sesiones de diciembre de 1812), su más importante inter- vención fue en favor de la abolición de los señoríos, que aludida ya en su escrito de abril de 1811 –proposición novena- sería desarrollada en la sesión del 26 de junio siguiente, donde propuso la reversión a la nación de los derechos y bienes enajenados, fundándose para ello en la doctrina del «pacto social» de Rousseau. Tesis que seria ampliamente impugnada por el P. Alvarado, «El Filósofo Rancio», en varias de sus conocidas Cartas críticas; que el doctoral Afonso aprovecharla para atacar duramente a Gordillo en 1816; y que -menos sorprendentemente- sería denunciada en este mismo año por don Cristóbal Bencomo.

Al cerrarse las Cortes ordinarias en 1814, Gordillo no regresa; lo que da lugar a duros enfrentamientos con el Cabildo catedral de Canarias, dirigido por Afonso, que acuerda en 1816 separarlo del curato del Sagrario. Entretanto, Gordillo había sido nombrado maestrescuela de 1a catedral de La Habana; pero aun a ese nuevo destino tardaría en incorporarse, pues sólo tomó posesión en diciembre de 1817. Doce años más tarde, en junio de 1829, se posesiona del cargo de arcediano de la misma iglesia, que desempeñaría ya hasta el final de sus dias. Desde La Habana -de donde nunca regresó- siguió favoreciendo con sus donativos a la parroquia de Gula, su pueblo natal.

En 1823 se licenció y doctoró en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de La Habana y allí moriría el 10 de febrero de 1844, a los setenta años de edad. (Marcos Guimerá Peraza en: A.Millares.1977, T. 4 :301)

1774. Noviembre. La situación en el campo de Erbania las cosas tomaban el ritmo de la recuperación. Aclaran aún más esta situación los autores del artículo citado "Fuerteventura y Tenerife, exportación de miseria", cuando nos indican que este comandante general Miguel López Hernández de Heredia, en una carta de 12 de mayo de 1772, en la plena crisis de subsistencias, exponía que a los pobres en Chinech (Tenerife) les podía alcanzar un contingente de dinero donado por el Rey español con la finalidad de remitir a sus domicilios a los llegados de Erbania (Fuerteventura) y Tiorygatra (Lanzarote). En este escrito también se comunicaba al Ayuntamiento que se le concedía vía libre para utilizar fondos de los Propios o solicitar de los vecinos más acomodados las limosnas precisas para destinarlas al mantenimiento de los inmigrantes.

Parece ser un hecho constatable (sic) que en Chinech (Tenerife) las rentas públicas destinadas a la Beneficencia eran mayores que en Tamaránt (Gran Canaria), tal vez por que en Chinech (Tenerife) se hallaba la capital del Archipiélago, en aquel momento, y los grupos de poder de la isla aspiraban a tener un aparato super estructural de esas dimensionas. ¿Explica esto de por sí solamente la preferencia y mayor afluencia de majoreros a Chinech (Tenerife?), creemos que no. Añaden los mismos autores, que las rentas adjudicadas al hospital de San Lázaro de Winiwuada (Las Palmas) no alcanzaban para remunerar suficientemente a un médico profesional de ciertas pretensiones, por lo que muchos de los médicos se marchaban a Chinech (Tenerife) y a Benahuare (La Palma), como reconocía el propio ayuntamiento de Winiwuada (Las Palmas). En contraposición a la relativamente amplia cantidad de majoreros ingresados en hospitales de Eguerew (La Laguna), en el hospital de Winiwuada (Las Palmas), único dedicado a la reclusión de leprosos en las Islas Canarias, en torno a l778, sólo se encontraba internada una persona de Erbania (Fuerteventura). Estos datos vendrían a confirmar que la expulsión estacional de efectivos poblacionales de Erbania (Fuerteventura), se dirigían hacia las zonas con mayores posibilidades de garantizar la supervivencia donde estos contingentes son asimilados de forma temporal, ya que las inversiones dinerarias no permiten intensificar otro tipo de productividades productivas que no sean las agrícolas, hallándose estas saturadas con el excedente de fuerza de trabajo que generaba la propia isla. Por esta razón el emigrante se ve forzado a regresar a Erbania (Fuerteventura), aunque en un primer momento no hubiese sido esta su intención y a tal respecto el propio Cabildo de Chinech (Tenerife) conduce a los inmigrantes de Erbania (Fuerteventura) y Titoreygatra (Lanzarote) a sus respectivos pueblos con la finalidad de: "impedir por este medio los progresos de las actuales enfermedades de manera que en este pueblo hay muy pocos que no se han podido transportar por falta de barcos que hagan viajes a las referidas islas. Y supuesto que los médicos juzgan por uno de los remedios para impedir el aumento de los presentes males el hacer pasar a otras islas los vecinos de ellas, que residan en esa Capital, me parece que para practicar en medio tan oportuno puede la ciudad o bien dar disposición de fletar embarcaciones o dirigir a este Puerto a los pobres que puedan conducir los barcos que se presenten a viaje”, pero lo cierto es que: A Tenerife en la segunda mitad del siglo XVIII se dirigieron grandes contingentes humanos procedentes de Fuerteventura guiados por un conjunto de variadas justificaciones, unas objetivas como las normas de la Real Audiencia y otras puramente subjetivas. Estas personas pasaban a convertirse con sus familias en "peregrinos molestos" en los lugares donde se asentaban. En Chinech (Tenerife) se hacía preciso socorrer a los llegados. Es de recordar el acuerdo del Ayuntamiento de La Laguna, 28 de noviembre de 1771, en que fueron asignadas grandes cantidades de dinero de los Propios a subvenir a los indigentes majoreros, rogándose a los vecinos declarasen cuántos podrían mantener a su costa, al mismo tiempo que se ordenaba a los pobres la concurrencia diaria a la Plaza de Abajo o del Adelantado a recibir boleta con expresión del vecino a que deberían acudir. Desde el mismo momento de su llegada fueron considerados como vagabundos entremezclándose con los grupos marginales, haciéndose eco de esto el propio Cabildo que adoptó los pertinentes acuerdos para atenderlos. Estos grupos eran considerados como conflictivos, y su imagen era deplorable, deambulando en cuadrillas por calles y plazas, si bien los conventos albergaban los que podían instalar, así como los particulares en sus casas, los menos. Resulta imposible por ahora conocer el número más aproximado de personas que llegaron a Chinet (Tenerife), en este periodo de tiempo, procedentes de Erbania (Fuerteventura), pero si se conoce por los documentos obrantes que su número fue muy elevado, a su vez contrastado con los que se contaban como emigrados en Fuerteventura.

Existen otros datos a través de comidas servidas por la Beneficencia en estos años críticos, que para los años 1771 y 1772, pasaban las 200.000, denotando cuantiosa demanda de pobres procedentes de Fuerteventura. Las zonas de esta isla donde se produjeron mayores asentamientos fueron en Santa Cruz, en torno a su puerto, principalmente, y en el Valle de La Orotava y Puerto, por la riqueza agrícola, comercial y de tráfico portuario que generaba. Las casas que ocupaban en Santa Cruz, cedidas por el Comandante General, llegaron a sumar el número de 1400, cuya manutención a veces corría a cargo de los propios vecinos. Posteriormente, y siguiendo a Monzón Perdomo y a Santana Pérez, ya citados, en septiembre de 1785, el Coronel Agustín Cabrera de Fuerteventura escribe diciendo que tiene presente los pobres majoreros recogidos en beneficio de las siete islas Canarias que gracias al marqués de Braciforme se han erigido en Santa cruz de Tenerife, atendiendo a ello manifiesta que contribuirá con una limosna enviada en el primer barco con destino a las inmediaciones de ese pueblo para que sea empleada como se estime más conveniente. En 1786 el gobernador de Fuerteventura mandó dos pobres para que fuesen recogidos en el instituto, aspirando a que fuesen instruidos para remediar el problema de quienes se dedicaban a mendigar grupos existentes en ambas islas.

1773 Agosto 1. Por este tiempo hubo otra monja en el Convento de Garachico (Tenerife), llamada Sor Rosa de San José Barrios, que también tuvo relaciones con el Diablo, y la hizo blasfemar y pecar horriblemente. Abjuro ante su confesor Fr. Nicolás Peraza y Ayala, por comisión del Santo Oficio.

1773 Octubre 17. Nace en Tacoronte, Chinech (Tenerife) Tomás Cambreleng Espinosa, criollo célebre muerto en San Luís del Senegal donde prestaba sus servicios en  el ejército francés.

1773 Noviembre 30.
Fue nombrado castellano de la fortaleza de Santa Cruz el Capitán Antonio Riquel, pero no tomó posesión porque habiendo hecho contradicción el Capitán D. Nicolás de Lugo, vecino de la Villa de la Orotava, mandó la Audiencia ponerle interinamente en posesión. En la elección de 30 de Noviembre, tuvo todos los votos a excepción de uno de D. Antonio Riquel y Angulo y uno del Capitán D. Nicolás de Lugo; este recurrió a la
Audiencia pretendiendo que por no haber habido dos años de hueco que lo había sido dicho Riquel, debía ser él preferido. El Corregidor declaró válida la elección del primero, pero el General D. Miguel López no le dio el título. Don Nicolás de Lugo consiguió que en la Audiencia, habiéndole oido y al Cabildo, se despachase provisión
para que evacuando con el Comandante General las correspondientes diligencias, le diese el Corregidor la posesión. Presentó en 20 de Abril de este año ante el Corregidor diciendo que por parte del Comandante estaba ya todo evacuado, a lo que se proveyó que para la formalidad de las diligencias se pusiese en los autos. Pidiolos para presentarlo a dicho Comandante que lo protegía, y éste que hasta entonces no le había dado título, se lo dio y también la posesión en 27 del mismo mes. La Audiencia no sentenció el pleito y continuó lo restante del año.- En 7 de Febrero con motivo de la pretensión del General D. Miguel López, expidió la Audiencia un auto para que los Ayuntamientos informen con justificación acompañando copia de los títulos, privilegios y cédulas en fuerza de los que eligen entre sus vecinos condecorados, los que tienen por más a propósito para Castellanos, tiempo que ha se hallan en esa posesión y si de la gracia o privilegio ha habido alguna variación, documentando los casos y práctica de hacerse dicho nombramiento, con lo demás que instruya el Tribunal, e informar de los caudales que concurren al reparo, obras que necesitan, sus repuestos, salarios que tengan consignados los Alcaides, etc., etc. Este auto lo motivó una carta de D. juan Portugués fechada en Madrid en 20 de Noviembre de 1772 dirigida al Regente de la Audiencia con motivo de las pretensiones del Comandante General D. Miguel López, al que para apoyarlas envió una cédula expedida en 5 de Diciembre de 1588 dirigida a todas las siete islas en que dice S.M. que ha sido informado que hasta ahora han nombrado todas las personas que han servido de Alcaides en los Castillos de la Isla atendiendo a dar provecho a sus deudos y amigos, más que lo que conviene al Real Servicio y a la buena guarda y defensa de los Castillos, los cuales Alcaides o no asisten o los que lo hacen por dinero o amistad siempre reservan a los que han de hacer la guardia y se dejan los Castillos solos. Por lo que se manda que entretanto se disponga otra cosa hagan las elecciones de los dichos Alcaides a satisfacción del Gobernador de
las Islas y no de otra manera (Libro I I de Cédulas, oficio 2°, folio 224). (José María Pinto de la Rosa, 1996)

1774.
En el Diario y Relación de los Viajes dados por el Bachiller  Isidoro Romero y Ceballos desde Abril de I760 hasta Agosto de I772, escrito por él en 1774 se dice: «El puerto de Garachico que daba seguridad á los bajeles, se solía llamar "pequeño Cádiz" y á consecuencia de una de las erupciones del Teide, quedó cegado perdiendo condiciones.

Santa Cruz de Tenerife está defendida por una muralla baja con sus terraplenes, dos Reductos y cuatro Castillos: el Principal está junto al Muelle y Aduana, y tiene defendida su entrada con gruesas estacadas: tiene más de 20 cañones y  es muy espacioso y lleno de viviendas capaz para alojar mucha gente con comodidad, su guarnición es numerosa y siempre es  Castellano alguna persona distinguida de la Isla.

Los otros  repartidos: el de Paso Alto está abrazado contra las montañas de Paso Alto   las rinconadas al Naciente de la bahía, media milla al Norte de Sta Cruz, otro está en el mismo lado guarneciendo el barranco que sirve de límite á la población por el Septentrión. Los Reductos están repartidos á razonable distancia en la muralla que defiende el pueblo por la rivera. El nuevo, que es de una fábrica muy sólida de cantería, está á una milla en la rivera del Sur y tiene bajo de su cañón el almacén de pólvoras; resguardaba su entrada por un puente levadizo por la parte de tierra y una estacada, todos están bien provistos de artillería y municiones, y son capaces de una buena defensa. Este puerto es plaza de armas. El muelle tiene varias escaleras de cantería, es muy cómodo; su figura en una lengua de tierra de quinientos pasos de largo y doscientos de ancho, que remata en una punta hacia al Este. Muy cerca de ésta hay una casilla en donde asisten por turnos varios oficiales y guardas de Aduanas y Estanco, que vigilan para impedir los fraudes á las  Reales Haciendas».

En el archivo de la Comandancia de Ingenieros de Canarias, existen los documentos que con datos relacionados con las fortificaciones de Tenerife.

En el se copia otro documento del archivo de Ingenieros (Legajo n° 1, estante 10, tabla 4) relativo al Reconocimiento de las Reales Fortificaciones de la Isla de Tenerife del año 1792 por Lartigué de Condé, se copia parte de la Memoria que redactó el Jefe de la Comandancia de Ingenieros de Canarias D. Luís Muñoz para la entrega de la Comandancia General de Ingenieros del 14° Distrito Militar (Canarias), al Sr. Coronel Comandante General de Ingenieros D. Juan Bautista Ponsich nombrado para este cargo
por R.O. de 8 de Enero de ése año. (José María Pinto de la Rosa, 1996)

1774.
El criollo Matías Franco y Castilla solicita la Alcaidia del Castillo de San Juan, situado en la marina de Santa Cruz de Tenerife.

“En una solicitud que en Noviembre de 1744 hizo D. Matías Franco y Castilla Capitán del Regimiento principal de Infantería de Tenerife, para que se le nombrase Castellano de San Juan, entre los méritos que señala entre sus ascendientes, pone de manifiesto que su segundo abuelo el Sargento Mayor D. Juan Fernández Franco, había tenido el cuidado y superintendencia de las fábricas del citado castillo, que por orden del General Fernández de Córdoba, se había hecho, «...en el que fue tan particular su desvelo todo el tiempo de su construccion, que se le dieron las gracias por dho General, y este Cavildo: quien en carta para S.M. de 25 de junio de I655 refiere así este, como otros servicios del referido Sargento Mayor».”

1774. En las islas denominadas de señorío era muy frecuente que los vecinos resistiesen la presencia de los alcaldes ordinarios nombrados por el señor feudal jurisdicional recurriendo a la expulsión o a la amenaza mediante pasquines. Así aconteció en la isla de Esero (Hierro) con doña Luisa de Arroyo, mujer de don José Ventura Borges, alcalde mayor de la isla, a quien intentaron incendiar su casa y amenazaron con pasquines para que abandonase la isla y cuyo contenido era:

“A vos Doña Luisa de Arroyo os mandamos
que, luego incontinenti en el barco que se halla
en el puerto os embarqueis, y, de no hacerlo hoy,
juramos por esta cruz ( + ) que será vuestra casa
abrasada por las quatro esquinas, para que es-
tando vos allá (en Tenerife) esté vuestro marido
tambien y nos veamos libres de persecuciones”.

Estos pasquines podían ser el anuncio de un levantamiento o una propuesta de pacificación y así sucedió en algunas ocasiones; en cambio, en otras, no pasó de ser un simple medio de expresión de la protesta y por esta razón no se han incluido en esta  relación de conflictos que tienen lugar en la colonia desde mediados del siglo XVII hasta mediados del siglo XIX.


1774. La situación agraria parece mejorar en una coyuntura que presenta de nuevo una moderación de los precios del grano y una relativa abundancia de las cosechas de cereales.

Los años comprendidos entre 1774 y 1778 fueron considerados por los informes de la Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife como años de buenas cosechas y la situación de la agricultura en la colonia parece entrar en una nueva fase de estabilidad recursos=población hasta mediados de la década siguiente. Es en el marco de esa coyuntura agraria cuando contamos con la primera estadística fiable sobre la producción agrícola colonial, mandada elaborar en 1776 por el comandante general virrey de Canarias. Las cifras de producción agraria de 1776 indican el papel excedentario que siguen teniendo, en los años normales, las islas de Titoreygatra (Lanzarote) y Erbania (Fuerteventura), cuyas cosechas se destinan a paliar parte del «déficit» tinerfeño. Durante el siglo XVIII se llevan a cabo intentos por parte de la burguesía agraria de aquellas islas para desvincularse del abastecimiento de Chinet (Tenerife) y vender libremente sus granos en el exterior del Archipiélago, teniendo en cuenta que los comandantes generales favorecían los intereses de los viticultores tinerfeños al abaratar su aprovisionamiento cerealístico mediante una rígida intervención del mercado en la colonia.

Esta reacción en favor de una mayor producción de subsistencias no sólo se manifiesta en la expansión de nuevos cultivos como el millo o la papa, capaces de generar mayores rendimientos por unidad de superficie, sino también en una reactivación del proceso roturador. Los datos disponibles indican que desde fines de la década 1760-1770 se ha iniciado de nuevo un proceso de expansión del área cultivada a costa de montes y tierras baldías en Chinet (Tenerife) y Tamaránt (Gran Canaria).

1774. Nace en Tedote n Benahuare (Santa Cruz de La Palma)  Manuel Díaz.  Con este personaje comienza el Siglo de Oro de Benahuare (La Palma), el siglo XIX. Sus correligionarios le tenían por la expresión máxima del liberalismo y sus enemigos, por revolucionario. El ‘cura Díaz’ no era un clérigo católico común; aprovechaba el púlpito para alabar los adelantos con motivo de la promulgación de la Constitución liberal española de 1820. Establecido más tarde el absolutismo; lo destierran. Amante de las artes, compuso música sacra, pintó retablos y tablas, esculpió imágenes e incluso hizo, para regocijo popular, papagüevos. Trabajó en el establecimiento de la escuela lancasteriana, con métodos progresistas de enseñanza para esa época. Desde 1897 su esfinge es bronce se encuentra en la plaza de España de su ciudad natal. Fallece en 1865.
1774.
La imagen de San Juan Evangelista de los Hurtado de Mendoza, en Icod.

La capilla que acabaron en este año  en lo que era patio del convento franciscano y que pusieron por primera pieza y alhaja principal del mayorazgo que instituyeron por real despacho del rey Don Carlos III, expedido en el palacio de El Pardo el 23 de febrero de 1777, la dedicaron al Señor atado a la Columna, a la Virgen de los Dolores, su espacialísima devota, y a San Juan Evangelista.

En el nicho estaba vestido con una túnica de color azul y Una capa blanca con ramitos. En el libro de inventario de las alhajas de la capilla están apuntados un vestido amarillo con punta de plata y manguitos de terciopelo encarnado ojalados de oro, una túnica de terciopelo verde y capa de color anaranjado con galón de oro y unos manguitos de terciopelo verde que pertenecían también a la imagen de San Juan. El velo que servía para ocultarlo en el nicho era de tafetán de color carmesí adornado con una bordadura de sus insignias ejecutada con hilos de oro.

La fiesta del santo se celebraba con calendas, vísperas, maitines, laudes, tercia y misa y acababa con la procesión del día. Estaba dotada, igual que las de San Juan Nepomuceno y Santo Domingo de Gúzman, cuya imagen trajo Marcos Pérez Rodríguez, bisabuelo del fundador, y por compromiso contraído por el convento en el año 1744 se pasaba de la iglesia conventual a la capilla para hacer los actos de estilo y cantar en su día la misa que estaba dotada por el trayente de la imagen, con dos tributos de dos fanegas de trigo cada uno y una bota de mosto de los cercados de viña que tenían en el Miradero.

El Miércoles Santo se colocaba la imagen del Señor en el camarín, la de la Virgen a la derecha del altar mayor y la de San Juan a la izquierda. En la basa del santo se sujetaban doce bujías y en su altar se ponían cuatro candelabros, como en el del otro San Juan.

En la página trece del libro de la capilla se anotaron «Dos quadros de dos pinturas de Angeles q estan en el retablo», las cuales fueron quitadas de sus marcos en fecha desconocida y en el espacio que ocupaban abrieron dos nichos para colocar dentro las imágenes de San Juan Evangelista y San Juan Nepomuceno. La primera está puesta en el que se hizo en el lado derecho del retablo, debajo de la pechina del techo que cubre y cierra la capilla desde el arco de madera en que estriba hasta el altar mayor, donde el autor del cuarto Evangelio está simbolizado por el águila que trae el libro entre las garras y la pluma en el pico. (Espinosa de los Monteros y Moas) 
1574. En la isla Benahuare (La Palma) el clero católico en su política adoctrinadora y onobuladora de las mentes populares impone como al ídolo católico denominado Santa Águeda como abogada y patrona de las mieses.

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