martes, 8 de octubre de 2013

CAPÍTULO XXXVI –II




EFEMERIDES CANARIAS
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 1751-1760 

CAPÍTULO XXXVI –II 




Eduardo Pedro García Rodríguez

1754 Julio 20.
Don Santiago José Bencomo nació en La Laguna. Estudió en el Seminario de Las Palmas. Cursó estudios de Teología en la Universidad de Avila, en la cual se graduó de bachiller, licenciado y doctor. Fue beneficiado de la parroquia de los Remedios en su ciudad natal. Luego obtuvo una ración en la catedral de Toledo y ascendió a canónigo en la de Canaria. Escribió Nuevo ejercicio de la Vía Crucis, dividido en catorce Consideraciones sobre los principales puntos de la Pasión, Madrid, 1791. Por edicto de 9 de julio de 1796, mandó la Inquisición borrar en el prólogo las hojas de la V a la VIII.

En 1817 fue nombrado obispo de Astorga, sin que llegara a tomar posesión de su cargo.

Falleció el 2 de marzo de 1818.

Ediciones: I. Exercisio de la Via Sacra dividido en catorce consideraciones sobre los principales puntos de la Pasión de N. Señor Jesucristo.-Madrid en la Imprenta Real, 1791.- 92 pp. 2. Sermones Panegíricos predicados por don Santiago Bencomo, Obispo de Astorgal.- Madrid, en la Oficina de D. Francisco Martínez Dávila, impresor de Cámara de S.M. .1817.- Dos tomos.

1754 Octubre 12.
La rígida reglamentación del comercio de la época (véase el siguiente apartado), convierten los prolegómenos de la aventura empresarial marítima en una lenta y tortuosa tramitación para conseguir el correspondiente permiso real. En nuestro caso los preparativos comienzan cuando el armador del buque, en este caso el sargento mayor don Felipe Manuel Massieu de Vandala, vecino de la ciudad, dueño del navío nombrado el Santísimo Sacramento, Nuestra Señora del Carmen y San Antonio de Padua, alias «La Paloma Isleña», surto y anclado en la bahía de este puerto, en cuyo astillero fue fabricado, otorga poderes al capitán don Nicolás Antonio Morera, vecino del lugar y puerto de Santa Cruz de Tenerife, el 12 octubre de 1754, para que en nombre del otorgante haga oposición con el referido navío para navegar y disfrutar del registro de la permisión que toca a la isla de La Palma para el año siguiente, es decir, el de 1755, para el puerto de La Guaira.
El 10 de enero de 1755 se da por presentado el citado poder y por opuesto a don Felipe Massieu de Vandala con el citado navío. Se emite el correspondiente despacho a don José Nicolás de Valcárcel y Lugo, subdelegado en aquella isla (La Palma) del Juzgado y Comercio de Indias para que ordene el arqueo del navío y que luego de ser arqueado, sea inspeccionado por dos expertos: un carpintero de ribera y un calafate, acompañados en ambos casos por el Capitán de Mar.
El juez superintendente interino del Juzgado y Comercio de Indias, don Pedro Álvarez, del Consejo de Su Majestad, emite un decreto por el que se nombran dos peritos para el arqueo del buque -Juan de Lemos y Juan de Acosta Toledo- y otros dos para el reconocimiento de estar «estanco y hábil»-José Gómez, maestro de carpintería y Leonardo Calderón, maestro calafate-. Estos últimos deberán ir acompañados de Juan de la Concepción Rocha, capitán de mar. Dichos nombramientos son notificados a los interesados el 28 de enero del citado año, aceptando y jurando sus respectivos cargos.
De acuerdo con la medición efectuada por los peritos Juan Agustín de Lemos y Juan de Acosta Toledo, el navío resulta tener una capacidad de carga de 207 toneladas, lo que declaran bajo juramento ante el subdelegado del comercio en la isla, don José de Valcárcel, el 29 de enero de 1755.
El 30 de enero, don Felipe Manuel Massieu de Vandala, en atención a sus habituales quebrantos de salud que le impiden navegar en el proyectado viaje de «La Paloma Isleña», nombra como capitán de la misma a don Santiago Fierro y Torres, el cual, tras aceptar ante el Señor Juez Subdelegado el cargo, continúa con los trámites necesarios para obtener el correspondiente despacho.
El 1 de febrero del citado año, tras ser reconocido y practicadas las demás diligencias, don Santiago Fierro y Torres solicita la primera visita en orden a completar las diligencias necesarias para que el barco pueda recibir la carga.
En dicho día, mes y año son citados, el capitán don Juan Lorenzo Vélez del Hoyo como diputado, don Domingo Vandevalle de Cervellón como caballero diputado, don Tomás Álvarez oficial mayor de Contaduría, don Ambrosio López de Abreu guarda mayor, Melchor Cabrera alguacil del Juzgado, Juan de la Concepción Rocha capitán de mar, Francisco Rodríguez y Pedro González hombres de mar, para hacer la correspondiente visita.
El día 6 de febrero, con la asistencia del señor Juez Subdelegado, los Caballeros Diputados, el Oficial de la Contaduría, el Guarda Mayor, el Alguacil del Juzgado, el Capitán de Mar y demás personalidades se efectúa la vista prevenida por los reglamentos, registrándose la bodega, entrepuentes y demás compartimentos del navío, quedando a su bordo por guarda Clemente Toledo.
El 8 de abril del citado año, don Felipe Manuel Massieu de Vandala, dueño del navío, eleva al señor Subdelegado escrito comunicando el nombramiento de don Nicolás Antonio Morera, natural de esta isla y vecino del puerto de Santa Cruz de Tenerife, como maestre y administrador de «La Paloma Isleña».
El 30 de abril, don Santiago Fierro pide se realice la segunda visita y, tras cursar las correspondientes citaciones a don Domingo Vandeval de Cervellón y don Juan Lorenzo Vélez del Hoyo como caballeros diputados, don Ambrosio López de Abreu como guarda mayor del Juzgado, don Juan de la Concepción Rocha como capitán de mar y Melchor Cabrera como ministro del Juzgado, se realiza ésta con la presencia del Juez Subdelegado del Juzgado y Comercio de Indias y de José Santos y Domingo Fuentes como hombres de mar, encontrando la bodega a media carga con pipas, medias pipas y otros vasos menores, de vinos y aguardientes y sin encontrar en ella ningún tipo de géneros prohibidos.
El 14 de junio el barco está totalmente cargado, por lo que su capitán don Santiago Fierro y Torres pide que se extiendan las guías y que se remitan a la contaduría, con el fin de satisfacer los correspondientes reales derechos.
El 29 de julio de 1755, finalmente, los caballeros diputados don Domingo Vandeval de Cervellón y don Juan Lorenzo Vélez del Hoyo, don Tomás Álvarez oficial de la Contaduría, don Ambrosio López de Abreu guarda mayor del Juzgado, Melchor Cabrera ministro del Juzgado y José Arrocha y Basilio Martín como hombres de mar, son citados para girar la última visita, que es realizada dicho día por el señor don José Nicolás de Valcárcel y Lugo, juez subdelegado del Juzgado y Comercio de Indias, acompañado del Capitán de Mar y demás personalidades antes citadas, los cuales declararon encontrar el navío apto para hacer el viaje y no haber encontrado a bordo géneros prohibidos, dándose por finalizada la visita y autorizando que «continuasen su viaje, con el favor de Dios...» (AGI, Contratación, 2862). (Francisco Javier Martín Pérez)
1755.
La tripulación de «La Paloma Isleña» navío palmero en su viaje a Campeche en 1755: marineros, mozos y pajes
Fuente: AGI, Contratación, 2862
Marineros
Mozos
Pajes
Salvador Barrientos
Jerónimo Pineda
José de la Concepción
Domingo Hernández
Pedro Toledo
Antonio Cigala
José Remigio de León
Juan de la Torre
Mateo Pérez
Isidoro Gómez
Manuel Martín
Antonio González
Simón Apolinario
José Pérez
José Manuel
Manuel de la Concepción Bravo
Feliciano Sánchez
Lucas José de la Cruz
Diego Pintado
Manuel Mascareño

Domingo de la Cruz
Lucas Morales

Juan González Peinado
Andrés Camellón

Francisco Apolinario
Miguel Agustín Rodríguez

Francisco Martín Gamitos
Meregildo Carnero

Rafael Paciador
Agustín Galán


Marcos Pérez Goras


Domingo Rodríguez


José Díaz Barreto


Raimundo Ferrer


Antonio Rodríguez Ortega


José González

(Francisco Javier Martín Pérez)
1755
Los cargadores que participan en este viaje de «La Paloma Isleña» son setenta y cuatro, que embarcan un total de setenta y nueve partidas, todas ellas perfectamente numeradas e identificadas con las correspondientes marcas (véase anexo III). En su inmensa mayoría se trata de vecinos de La Palma, aunque también participan en la aventura algunos cargadores de otras islas.
La mayoría de los cargadores pertenece a las clases dominantes: nobleza local y clero y, en menor medida, al resto de clases acomodadas: burguesía rural y comercial. Resulta interesante el hecho de que en casi el 23% de las partidas embarcadas, los cargadores lo hacen por cuenta de instituciones o intereses religiosos: cofradías, capellanías, colegios, etc.
Hay que hacer constar, asimismo, que tres de los miembros de la tripulación son, a la vez, cargadores. Éstos son, el capitán don Santiago Fierro, el primer piloto, don Juan Agustín de Lemos y el contramaestre y segundo piloto Juan de Acosta Toledo.
Mercancías autorizadas en «La Paloma Isleña» para rancho y generala
Fuente: AGI, Contratación, 2862
20 barriles de clavazón surtida con 50 quintales
1 saco de cominos
60 pletinas de hierro con 16 quintales
3 saquitas con 2 quintales de anís
70 piezas de coleta
1 lío con 50 libras de canela
25 piezas de crudo
1 frasco de azafrán
12 piezas de bramante
3 cajoncillos de acero
25 piezas de lona
1 cajoncillo de cera labrada
20 piezas de presilla
1 feje con 80 arcos de hierro
40 quintales de pólvora
2 panes de plomo con libras 200
1 quintal de cuerda mecha
36 cajoncillos de urea negra
5 barriles de hojalata
12 dichos de urea rubia
2 paquetes de 2 quintales de hilo de vela
40 botijas de aceitunas
3 balones de papel
4 cuñeticos de manteca
1 barril de albayalde
52 limetones de aguardiente de anís
6 frasqueras de aceite de linaza
30 botijones de malvasía
4 cajetillas con un quintal de alambre amarillo
2'5 quintales de queso
450 botijuelas de aceite
24 orzas y cincuenta botijuelas de dulce de almíbar
2 cuñetitos de pimienta de Castilla con 50 arrobas cada uno
6 sacos de nueces y 3 de avellanas
3 cajoncillos de vidrios para vidriera
16 barriles de almendra
2 cajas de vasos y tazas
10 barriles de pasas
1 barril de platos de peltre
3 barriles de higos y 1 de cajetas de conserva
30 barriles de harina
400 frazadas ordinarias
Entre los que viajan a la Guaira a bordo de «La Paloma Isleña» nos encontramos con veintisiete cargadores. Algunos actúan en su propio nombre aunque alrededor de una cuarta parte de ellos lo hacen por cuenta de terceros. Ésa es la razón por la cual algunos cargadores que aparecen en la matrícula de tripulantes y cargadores, no figuran como tales cargadores en el documento correspondiente. (Francisco Javier Martín Pérez)
1755. Como alivio a la negativa situación de la colonia, en ocasiones los canarios pudieron embarcar en los registros de permisión tafetanes, cordones, encajes ordinarios, cofias, medias, calcetas, lienzos y otras menudencias. De las colonias españolas de América se importaban cueros vacunos antillanos, palo de Campeche, tabaco en polvo y en rama de Venezuela y Antillas, cacao.
1756. Se comienza la edificación de la Casa de la Pólvora en la plaza de Añazu n Chinech (Santa Cruz de Tenerife) proyectada por La Pierre y situada en el antiguo camino de  Regla, muy cerca del mar. Se trataba de una nave de planta rectangular, siendo circular en los lados menores, que quedaba cerrada en su perímetro por un muro de gran espesor. La planta estaba cubierta con bóveda de medio cañón. Las obras, dirigidas por el coronel de ingenieros español Francisco Gozar se iniciaron en 1756 y finalizaron en 1758. En tiempos del comandante general de la Metrópoli en la colonia Ibáñez Cuevas (1779-1784) se levantó un espaldón en este lugar para cubrir el almacén de las vistas desde el mar y de los fuegos que pudieran hacerle La Rivière llegó tras ser solicitado por el Comandante General de la colonia Emparán (1740) para estudiar y disponer técnicamente las fortificaciones y otros puntos básicos para la defensa de la colonia. El proyecto de un muelle recogió la idea de su compañero Benito de Herrán, en 1729, cuando situó también el arranque para un sólido espigón portuario, desde la laja del castillo de San Cristóbal en Añazu.
1756. Nace el criollo Juan de La Cruz Belvis de Moncada, Conde de La Gomera

1756 Febrero 25.  Se constituye en Guiniwada (Las Palmas de Gran Canaria), la Real Sociedad Económica de Amigos del País, una institución colonial de carácter privado que perseguía impulsar actividades comerciales y culturales encaminadas a lograr el progreso de la Isla. Se trataba de una institución ilustrada que comulgaba con los ideales liberales del siglo de las luces.
1756 Agosto 17. Se dio cuenta á los SS. Guerrero y Loigorri, que entonces componían este Tribunal de “Santa Inquisición”, que con motivo de haber blanqueado la Iglesia de la parroquia de los Remedios de la Laguna, se quitaron los lienzos ó Sambenitos que había en ella; y los Beneficiados de dicha parroquia se resistían á volverlos á poner, sino se renovaban, por estar rotos é indecentes, y en este caso querían ponerlos, donde se ocultasen con los canceles, y mandó el Tribunal que se renovasen, y pusiesen en parte, donde los pudieran leer todos, cuya providencia es la última que hallamos de Sambenitos puestos y renovados.

En la Iglesia de los religiosos de Santo Domingo de Winiwuada (Las Palmas) según exponía el relator  “hubo en lo antiguo Sambenitos, pero en el día no hay uno, y no tenemos razón porque se quitaron, aunque creemos que seria, por haberse quemado dicha Iglesia á principio del siglo pasado.”

También los había en la parroquial del lugar de Telde, pero habiéndola blanqueado ocho años hace, los quitaron los Beneficiados, y no los quisieron volver a poner, por estar rotos, y según nos dice el secretario Sr. Retolaza, dio entonces cuenta al Tribunal D. Antonio Padilla, ministro del Santo Oficio, pero parece se disimulo y no se dio providencia alguna sobre el caso.

“Atendiendo al mucho comercio que tienen en esta Isla los herejes, donde hacen la. mayor parte los ingleses y holandeses, nos parece no convendría dejar de poner los dichos Sambenitos cuando se ofreciera, aunque no fuera más que durante la vida del delincuente, sus hijos y nietos.”

1756 Noviembre 1. Tuvo lugar un terremoto en Lisboa (Portugal).Los efectos del terremoto empezaron a notarse en la islas a las 6/3.1756. En Añazu (Santa Cruz ) se sintieron empezando de la hora 1 de la mañana a las 11 de la tarde. Los observadores vieron las aguas del mar subir por encima de las gradas del muelle, sin causar miedo.

La oleada fue más importante en Guiniwuada (Las Palmas).

Tres oleadás muy hinchadas que se miraban llegar han hecho estragos. En la ermita de Nuestra Señora de la Luz entró el agua, y habiéndose retirado y puesta su orilla una distancia como un tiro de pistola dentro de su antiguo límite, descubrió el casco de un navío de cuyo naufragio no hay memoria, y dejó la ermita llena de pescado. En Titoreygatra (Lanzarote) quedaron dañadas las salinas.

1756 Diciembre 30.
Es Alcaide de la fortaleza de Santa Cruz el Capitán. Andrés Alsonso Gallegos y Álvarez, electo en esta fecha por haber renunciado el Conde del Valle de Salazar que había sido nombrado el 30 de Noviembre. En 26 de Diciembre se leyó una carta del citado Conde diciendo no podía continuar de Castellano en el siguiente año y con ese motivo se acordó que el día que pasase la Diputación a dar posesión de los Castillos, se le alzase el pleito homenage y solo se diera al de S. Juan. El día 27 se acordó pasase la Diputación a dar cuenta de la renuncia al Comandante y que se tratase según lo confe-renciado y diesen cuenta a la Sala. Y en efecto el 28/10 executaron de que estaba dicho Comandante conforme en que el Cabildo hiciese nueva elección.

1757. Fueron trasladadas a la Florida 375 personas extraídas de canarias. En años sucesivos hasta 1761 su número llegaría a 711. En 1763, como consecuencia de la Guerra con Inglaterra, Florida pasó a manos británicas. La mayor parte de los canarios, aunque no todos, decidieron trasladarse a Cuba, donde se establecieron en el occidente de la isla.

1757. También en Santo Domingo era temida la infiltración del lado oeste por invasores ingleses o franceses y clamaba por un similar remedio: canarios pobladores. Las condiciones fijadas por el Reglamento impuesto por la metrópoli en 1718 a la colonia canaria eran una razón más para que la marcha de los canarios fuera una realidad, y comenzó a serlo. Pero no a Florida. En 1720 los franciscanos en términos similares a los del gobernador español clamaban por 500 familias para poblar Apalache. Todavía en 1736 continuaba la reclamación de pobladores debido a la ocupación que los ingleses hacían de pueblos indios y a la introducción de harinas.

Los primeros canarios entraron en la Florida de la mano de la Compañía de La Habana, en 1757, y fueron 375 personas a las que sucesivamente y en los cuatro años siguientes se agregaron 41, 213, 73 y 5. El remedio será tardío porque Florida pasaba a manos inglesas en 1763 obligando a desalojar a los recién aposentados canarios. Entre 1763-64 pasaron desde Florida a Cuba 425 canarios, que quedaron enclavados en Regla, Guantánamo, Ceiba Mocha (Guanabacoa) y San Agustín de la Nueva Florida (34 familias).

La isla Española o Santo Domingo fue la región más beneficiada con la sangre canaria en la segunda mitad del siglo XVIII, calculándose que de 1750 a 1764 (no figura 1757) arribaron unos 1.627 canarios, de los cuales 21 desembarcaron en Puerto Rico en 1759.

Basamentos de sangre canaria ofrecen los dominicanos pueblos de Montecristi (1751, repoblado en 1756), Samaná (1756), San Rafael de Angostura (1761), Azúa (1761), Bani (1764), San Miguel (1768), y Las Caobas (1768).

En dos postreros escenarios del dieciocho: Luisiana y la Mosquitia en América Central. A Luisiana en 1778-80 fue transportado el Batallón de Infantería con 2.376 personas (444 familias de cuatro personas y 600 soldados), que sirvieron para fundar Valenzuela (113 familias), Galvestown (112 familias), Barataria y San Bernardo donde todavía hoy pervive la herencia canaria como ellos mismos alegan presumiendo de su pasado cultural. En cuanto a la Mosquitia, zona amenazada por el establecimiento de ingleses, apuntamos la presencia de 60 familias de origen canario llevadas en 1782. Debió de ser éste uno de los últimos aportes de la centuria hechos por la colonia canaria al poblamiento de América.
1757. Nace en Ipalam (San Sebastián) isla de la Gomera  el criollo José Ruiz de Padrón. Uno de los personajes más famosos de la colonia de las Islas Canarias. Estudió en el convento franciscano de la Plaza de San Francisco, en Eguerew n Chinech (La Laguna-Tenerife).
Su celebridad se debe sobretodo a su actividad como diputado doceañista, y concretamente por la elaboración de unos discursos y dictámenes sobre la abolición de la Inquisición.
Debido al naufragio del navío que le llevaba a Cuba desde Chinet (Tenerife), llegó a las costas de Pennsylvania (Estados Unidos). Allí entabló amistad con Benjamín Franklin. Participará en tertulias con los revolucionarios americanos conociendo en ellas a Geoge Washingtón, John Adams y los otros líderes de la revolución y fundadores del nuevo estado. Lanza un famoso sermón (1788)) en la iglesia católica de Filadelfia en contra de la Inquisición, y pedirá su abolición. Este sermón se hizo rápidamente famoso en la ciudad de Filadelfia y en todo el estado. A finales de 1788 la orden franciscana le exige que vaya a La Haban, donde le reprochan el discurso contra la Inquisición y sus ideas liberales. En Madrid le acusan de liberal, masón, jansenista y antiesclavista.
Solicita del Papa la secularización de los franciscanos para convertirse en sacerdote; libre de la obediencia a la órden, viaja por la Francia de la Revolución y por Italia. Vuelve a la metrópoli para instalarse como sacerdote en el curato de Quintanilla de Somoza (León) hasta 1808, en que fue nombrado abad de Villamartín de Valdehorra (Galicia). En 1811 es nombrado diputado en las Cortes de Cádiz, representando a la colonia de Canarias, siendo uno de los principales artífices de la primera Constitución española de 1812. Gracias a él desapareció el impuesto o voto de Santiago, y consiguió que las Cortes suprimieran el Tribunal de la Inquisición.
El texto que le hizo mundialmente famoso fue su Dictamen sobre la abolición del “Santo Oficio”, traducido al inglés y al portugués y con numerosas ediciones en castellano (tanto en la metrópoli como en la América colonial), y contra el que se editaron numerosos artículos y folletos. Este texto representa en efecto una clara síntesis de sus ideas políticas y religiosas: el catolicismo liberal. Esta doctrina se basa en una concepción regalista y nacional de la Iglesia española, la cual debería estar bajo la égida de pastores, párrocos y obispos. La Inquisición era un organismo que vulneraba la jurisdicción que estos tenían sobre sus feligreses, ya que, aunque el Estado era confesional y se prohibía la difusión de otras religiones, aquellos no podían inmiscuirse en la libertad de conciencia de quienes las practicaban. Para Ruíz de Padrón sólo los pastores podían corregir las creencias de los miembros de la Iglesia, pero sólo con carácter educativo.
El discurso de Ruiz de Padrón, que recogía las ideas y el planteamiento de su sermón de Filadelfia, fue publicado por las Cortes con el título de "Apéndice al dictamen del Dr. Don Antonio José Ruiz de Padrón sobre el tribunal de la Inquisición". Pero luego volvió a España el rey Borbón Fernando VII abriendo de nuevo el "Santo Tribunal", por lo que se destituye de su cargo y se le abre proceso en el tribunal de la Inquisición de Valladolid y después en el tribunal diocesano de Astorga. En 1815 lo condenan como culpable a destierro perpetuo, para su reclusión en el convento de Cabeza de Alba. Ruiz de Padrón recurrió logrando ganar el recurso en 1818. Participará luego en las Cortes del año 1820. Fallece en Portela de Valdeorres (España), 1823.
1757 Febrero. No podemos omitir que el culmen institucional que alcanza el jefe militar de Canarias en la centuria del setecientos, es fuente de conflictos por motivos de ceremonial y protocolo. Lo vemos cuando el general Urbina emplea pretextos tales como fingir una enfermedad ante el inquisidor Domingo de Hermosa, que acaba de arribar al puerto de Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife), con el objetivo, según palabras del propio ministro «de evitar la obligación de visitarnos, con cuya actuación ya sabe que reconoce ser suyo este deber». A pesar de que esto pueda parecer actualmente una mera cuestión de etiqueta, en el fondo de tanto planteamiento aparentemente superficial, latía una lucha por el poder.

Como pone de manifiesto Bermejo «si se cedía en un punto a formalidades, honores y precedencias se corría el riesgo de ser desplazado del centro de decisiones».

Lógicamente, el jefe militar iba a exigir el lugar que por su empleo le correspondía que era el mas preeminente, lo que significaba desplazar a otras instituciones como el Santo Oficio en Canarias, cuyo poder en etapas anteriores había sido notorio. Por tanto, en determinados eventos tales como la celebración de exequias reales. (María Dolores Álamo, 1999)

1757 Noviembre 9.
El más viejo de los diputados doceañistas canarios, el criollo don Antonio José Ruiz de Padrón nació en San Sebastián de la Gomera. Estudió en el convento franciscano de San Miguel de las Victorias, de la laguna, y vistió su hábito en 1781. En 1785, a requerimientos de un tío suyo, también fraile franciscano, embarcó para la Habana; pero arrojado por la tempestad a Pensylvania arribó a Filadelfia. Allí participó en las tertulias de Washington y Franklin y dio a conocer sus ideas sobre la abolición de la Inquisición.

De regreso en España, ingresó en el convento de San Francisco el Grande de Madrid; y desde allí, al serle denegado el permiso para viajar por Francia e Italia, solicitó y obtuvo la secularización en 1800. Desempeñó primero el curato de Quintanilla de la Somoza 11802); y luego, en 1807, ganó por oposición la silla abacial de San Jorge de Villamartin de Valdeorras (Orense), del mismo obispado de Astorga. Alli le sorprendió el alzamiento español contra los franceses de 1808, en el que desempeñó puestos relevantes, tales como vocal de la Junta de Armamento y Defensa de aquella provincia.

Convocadas las Cortes, fue elegido diputado por las cuatro islas llamadas menores -lanzarote, Fuerteventura, Hierro y Gomera- en julio de 1811.

Tuvo Ruiz de Padrón numerosas e importantes intervenciones, unas de ámbito local. como sus pretensiones en favor de la creación de una Audiencia en Santa Cruz de Tenerife (23 de marzo del 12), o de la erección de la Universidad de San Fernando en la laguna (23 de octubre siguiente), o la creación del obispado de Tenerife (8 de septiembre de 1813), o su postura en favor de la capitalidad de Canarias para Santa Cruz (15 de diciembre de 1812); y otras, más trascendentes, como el relevante papel que jugó en la supresión del Voto de Santiago (discurso leído el12 de octubre de112) y en la abolición de la Inquisición con su famosa intervención del 18 de enero de 1813, que ha quedado perpetuada en una lápida existente en la fachada lateral de la iglesia de San Felipe Neri, de Cádiz, sede que fue de aquellas Cortes. De aquí le vinieron a nuestro diputado las acusaciones de heterodoxo, jansenista y hasta masón con que ha sido obse- quiado. Constitucionalista y liberal, Ruiz de Padrón fue un reformador, in innovador; pero no fue ni regalista, ni gallcanista. ni partidario de una iglesia nacional. ni rebelde a Roma, ni masón. Una tacha típicamente jansenista sí hay que hacerle: su aborrecimiento a la Compañía de Jesús, enemiga desgraciadamente compartida por todos los liberales de la época; pero ni tan siquiera cayó en el radicalismo jacobino de tantos de sus compañeros de Cádiz, que formaron aquella "parcialidad comúnmente llamada jansenística".

Ruiz de Padrón fue víctima de la reacción absolutista de mayo de 1814, siendo sometido a proceso eclesiástico el 12 de julio. Condenado a reclusión perpétua en 1815,
apeló y al fin fue absuelto y reintegrado a su abadía en 1818.

En el segundo período constitucional fue elegido diputado por Canarias y Galicia, eligiendo esta última representación. Achaques de salud le impidieron tomar parte activa en esas primeras Cortes del trienio; pero así y todo trabajó para sostener el obispado de Tenerife; volvió a luchar en favor de Santa Cruz en la comisión de división
de partidos; presentó un dictamen sobre diezmos en 23 de agosto de 1820 que no llegó a leerse, en el que defendió su permanencia; y abogó por mantener los cuatro conventos franciscanos de Tenerife, en 1821.

Nombrado maestrescuela de la catedral de Málaga en el verano de 1820, apenas disfrutó de su prebenda.

Desde fines de 1822 se trasladó de Madrid a Orense, donde le cogió la invasión del duque de Angulema en abril de 1823. Y en Villamartín de Valdeorras falleció el 8 de septiembre, a sus sesenta y seis años de edad; con lo que se ahorró el temporal que habrían de correr sus hermanos los liberales del trienio. (Marcos Guimerá Peraza en: A.Millares.  1977, T. 4:300).

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