EFEMERIDES CANARIAS
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL,
DÉCADA 1721-1730
CAPÍTULO XXXIII
–V
Eduardo Pedro García Rodríguez
Viene de la entrega anterior.
Estructura institucional de los ingenieros militares y la figura de
Joseph García de Cáceres.
Es importante contextualizar la
figura de este ingeniero en el marco de la estructura institucional en que
desarrolló sus funciones. Joseph García Martínez de Cáceres nació 1733 en la
ciudad de Alicante y se graduó de ingeniero militar, iniciando su carrera en
1753 como ingeniero delineante. En 1778 alcanzó el grado de Ingeniero 2º, y es
destinado a cumplir funciones en el virreinato de Nueva España, hasta ese
momento había cumplido una larga actuación en toda la Península. Años
después, en 1787, fue nombrado Ingeniero del Río de la Plata y según los datos que
tenemos, en 1789 ya se encuentra trabajando en Buenos Aires, dibujando planos
para los edificios interiores de la Real Fortaleza de esa ciudad. En 1790, construye la Casa de Gobierno de
Montevideo.
Durante toda esta época, Cáceres se encuentra involucrado en la realización de planos y obras en ambas orillas del Río de la Plata, simultáneamente. Entre sus realizaciones de este período, que se extiende al menos hasta 1802, se cuentan obras principalmente de índole defensivo y militar, pero también de arquitectura civil y religiosa. En 1794, por ejemplo, critica los planos de la portada de una iglesia de clérigos de La Plata, la San Felipe Neri. En 1795, construye la Dirección General de Tabacos de Buenos Aires, en 1797 realiza los planos del Hospital Provisional de Montevideo. En la costa oriental su trabajo es muy intenso en lo referente a la fortificación y construcción de otras dependencias militares. Realiza planos, perfiles y vistas de los cuerpos de guardia que servían de resguardo al almacén de pólvora del Cerro de Montevideo y al muelle de la ciudad; el plano y perfil de la batería de Santa Bárbara, construida para defensa de la playa de la Estanzuela y su inmediata en la costa montevideana; dibuja también los planos de los fuertes de San Miguel y Santa Teresa.
El Cuerpo de Ingenieros Militares tuvo un papel
principal en todo lo referente a la defensa y la ordenación del territorio por
iniciativa pública en España y las Indias. Su rol fue decisivo para asegurar el
control de la estructura social; una organización política unitaria en el
momento de la construcción del estado moderno (desde el Renacimiento, pasando
por el siglo XVII y XVIII, donde se sigue avanzando desde el estado absoluto al
estado liberal) y finalmente, la defensa del territorio. En el siglo XVII, la
ingeniería militar de la Corona
española ya contaba con un largo desarrollo, integrando además conocimientos y
tradiciones procedentes de los distintos territorios del imperio, como se
afirma en Capel y otros (1988): “Súbditos italianos y flamencos de la monarquía
habían constituido desde el siglo XVI el principal contingente de los
ingenieros militares, con una activa y eficaz presencia en la fortificación y
defensa de los territorios del Imperio. Pero a ellos se habían unido bien
pronto ingenieros españoles que trabajaban también indistintamente en todos los
dominios hispanos”.
Sin embargo, hasta comienzos del siglo XVIII la
organización de los ingenieros no estaba estructurada como un cuerpo único, ya
que sus actividades se vinculaban tanto con los artilleros como con la
infantería, y no contaban con centros específicos de formación. Por este motivo
se reclutaba para estas funciones a aquéllos oficiales que poseían algún
conocimiento de matemáticas y fortificación; la técnica se adquiría trabajando
o se transmitía familiarmente, tal como puede verse en el caso de Sebastián
Fernández de Medrano quien adquirió su formación de manera autodidacta y llegó
a ser profesor y director de la Academia Militar de Bruselas, el centro de
formación más importante de la
Monarquía hispana a finales del siglo XVII. Allí dictó clases
en ingeniería, geografía, arquitectura militar, geometría práctica y
artillería, incluidas todas estas materias dentro de las ciencias matemáticas. El flamenco Jorge Próspero de Verboom,
sería nombrado en 1710 Ingeniero General de los Ejércitos, Plazas y
Fortificaciones de todos los Reinos, Provincias y Estados, y Cuartel Maestre
General de todos los Ejércitos. Además de las funciones que quedan
explícitas en la denominación del cargo, se le confiere la responsabilidad de
organizar el cuerpo de ingenieros, para lo cual en 1711 Felipe V expide la
orden de creación del Plan General de los Ingenieros de Ejércitos y Plazas.
Hacia 1718, al cuerpo se habían integrado más de un centenar de ingenieros españoles, italianos y flamencos. Inspirado en la Academia de Bruselas, Verboom también será el responsable de la creación de la Academia Militar de Matemáticas de Barcelona en el año 1716, pero el centro comienza a funcionar el 15 de octubre de 1720 bajo la dirección de Mateo Calabro, luego sucedido por Pedro Lucuce. Es en la Academia de Barcelona donde realizó sus estudios el ingeniero García de Cáceres.
En el trabajo ya citado de Capel, Sánchez y Moncada (1988)
se hace mención a la actitud negativa que en general tuvo la corona española a
promover la creación de centros de estudios militares en los territorios de
ultramar. Aunque la misión de los alumnos que se formaran en estos centros
habría de ser la defensa de dichos territorios, los autores sostienen que
probablemente existiera el temor a perder el control de una academia que
formara militares criollos, y cuando estos proyectos existieron, la no
aceptación de los mismos se hizo esgrimiendo consideraciones de carácter
académico. Un caso significativo en este aspecto
lo constituye el proyecto formulado en 1777 por el ingeniero Simón Desnaux para
el establecimiento de una “Academia Especulativa y Práctica sobre el Arte de la Guerra en el Reino de Nueva
España”. Si bien el proyecto había sido informado favorablemente por el
Presidente de la audiencia de Guatemala, finalmente es rechazado por el
comandante general de ingenieros Silvestre Abarca, quien señaló la
imposibilidad de su realización. Los principales argumentos sostenían que el
proyecto era demasiado amplio, abarcando todo el arte de la guerra, y que un
ingeniero necesitaría “vivir largos años y hallarse en muchas campañas, y aún
con todo sólo lograría adquirir una instrucción regular; no perfecta, como la
que supone que han de conseguir los alumnos en el corto tiempo de dos años”. A esto se agregaba, según Abarca, la
escasa preparación del autor, considerando que a Desnaux le faltaban aún mucha
“aplicación, tiempo y estudio para comprender bien lo que promete enseñar en la
proyectada Academia”, y finalmente, consideraciones de
carácter presupuestario.
Un estudio realizado en Uruguay por Nelson Pierroti sostiene la necesidad que había, a fines
del siglo XVIII, de institucionalizar la instrucción técnica en la ciudad de
Montevideo, la cual no contaba con una institución que pudiera asumir esta
tarea. En un documento del Archivo General de la Nación Argentina
citado por este autor, y firmado por el mismo García de Cáceres, queda
manifiesta la necesidad de destinar técnicos a "la nueva obra y
Proyecto de la Plaza
de Montevideo”, cuyas fortificaciones debían ser reconstruidas con
urgencia ante la eventualidad de un nuevo ataque extranjero:
“La escasez
de oficiales del Real Cuerpo de Ingenieros por su limitado número de individuos
para tantas atenciones y servicios propios de su instituto y facultativa
profesión, ha dictado en todos los tiempos y ocasiones elegir y nombrar así en
Campaña como en Guarnición, los Cadetes y Oficiales que han cursado con
aprovechamiento las matemáticas para que ayuden de servicio que se ofrece como
al presente se verifica en Lima: En el día se toca esta precisión en la nueva
obra y Proyecto de la Plaza
de Montevideo, que el celo que anima a V.E. ha resuelto emprender: con esta
noticia solicita Don Serapio Bruno de Zavala, cadete del Regimiento de
Infantería de Buenos Aires, se le nombre de Ingeniero voluntario sin otro
interés que contraer este mérito, y constándome su Instrucción, talentos, buena
conducta, aplicación, e inclinación a distinguirse en esta Carrera, lo propongo
a V.E. con arreglo a Reales Ordenanzas si lo halla su superior consideración
conveniente (...) y conste en su cuerpo su ocupación a que aspira (...) Joseph
García de Cáceres.”
Dado el carácter urgente de esta petición, se aceptó la
colaboración de algunos oficiales para trabajar en la fortificación de
Montevideo. Serapio Zavala, al que se hace referencia en el documento anterior,
era el sobrino del fundador de la ciudad y finalmente fue designado como
colaborador o “mano auxiliar” del cuerpo de ingenieros montevideano en
1782. Este tipo de situaciones –entre otros
elementos- motivaron la iniciativa de Cáceres, quien se desempeñaba como
Director del Cuerpo de Ingenieros de Buenos Aires, a instalar una Academia de
Matemáticas en aquella ciudad, en el año 1781, donde se formaran ingenieros
para las plazas de dichos territorios. Según sus informes, los contenidos de
las materias dictadas en la
Academia de Barcelona, al igual que en las de Orán (1732) y
Ceuta (1739), debían servir de modelo para las Academias de Matemáticas que se
instalaran en el Río de la Plata:
“la experiencia ha
manifestado la utilidad de las Academias y conocidos progresos de los Jóvenes
con la adquisición de las luces que les han prestado las Matemáticas para
conseguirles ventajas (que son indudables) para mejor desempeño del servicio del
Monarca en aquella parte que realiza los máximos de la guerra (...) Se seguirá
el método de la Academia
de Barcelona, Orán y Ceuta. Habrá una clase por la mañana y otra por la tarde”.
Sin duda los argumentos de Cáceres tuvieron una buena
aceptación en este aspecto, ya que la Academia de Matemáticas de Montevideo abrió sus
puertas en el 1800, dos años antes del informe de este ingeniero que aquí se
presenta, y siguió probablemente el mismo programa de estudios que la academia
bonaerense.
El
documento que aquí se presenta corresponde al Plano, Perfil y Elevación que
explican el proyecto de un baluarte destacado que se propone construir en la Plaza de Montevideo. El
mismo contiene numerosas precisiones del ingeniero acerca del diseño de la Plaza, las posibilidades de
aprovechamiento de construcciones previas, y los materiales necesarios para la
obra a los fines de asegurar su óptima defensa. Acompaña dicho proyecto de obra
un exhaustivo presupuesto redactado además por el ingeniero José del Pozo, con
el Vº Bº de Cáceres. El tema presupuestario vinculado a las construcciones no
es un dato menor y a ello se hace referencia en numerosas oportunidades a lo
largo del documento. Cabe tener en cuenta que Cáceres había diseñado un año
antes (1801) un proyecto para construir una recova en la Plaza Mayor del fuerte
de Buenos Aires, pero éste fue rechazado por falta de recursos económicos. En
el caso de la Plaza
de Montevideo, el proyecto aprobado será luego dirigido por él mismo y
realizado también por José del Pozo. El último continuará con las obras en esta
ciudad hasta 1810.
División
10ª
P. de Buenos Aires.
1802
Pensamiento y proyecto del
Director García Martínez
sobre el aprobado pª. la
Plaza de MontevideoP. de Buenos Aires.
1802
Exmo. Señor.
Dirijo a V.E. el adjunto Proyecto, que hé formado pª. la Plaza de Montevideo, fundado en las reflexiones que le acompañan, a impulso de mi zelo por el mejor servicio de S. M. y considerable ahorro de su Rl.Herario, a fin de que si mereciese la aprovacion de V.E. lo haga presente a la Soberana consideracion del Rey, como tambien mi constante deseo de propender a su Rl. servicio en todo quanto considere mas beneficioso, util o interesante a tan Soberano objeto.
Ademas de quanto se expresa en
las reflexiones, acompañan al Proyecto para su mayor ilustracion un Plano del
Recinto de la Plaza
y terreno de sus inmediaciones, y dos Perfiles cortados en Angulos rectos por
las Lineas que se explican en el referido Plano, de los quales comprehenden el
uno hasta la mayor altura, y el otro de Mar a Mar de la Peninsula, y manifiestan
el solido fundamento en que se apoya; siendo de advertir, que el primero,
aunque no pasa por la mayor altura, que da esta a cosa de 4 u [a] 5 varas a la
derecha y 15 pies
mas elevada, que el punto donde termina el citado Perfil.
Acompaño asimismo el calculo por menor de la Obra, que se proyecta y explica el plano que
remito a efecto de que V.E. se cerciore de que se ha hecho el Proyecto
con toda escrupulosidad.
Tambien me parece conveniente poner a la vista un grave
inconveniente, que sin duda no se tubo presente, pues aunque la RL. Orn. del 5
de Mayo de 1785 previene, que antes de demoler el frente de tierra se construya
el camino cubierto del Hornabeque, a fin de que no quedase la plaza abierta,
demolida la actual Ciudadela, en cuyo caso era preciso construir antes
Quarteles pª. la tropa y Presidarios, o disponer casas en la Ciudad para ambos fines, lo
que seria costoso, y no poco dificil por lo reducido del Pueblo, pero mediante
mis disposiciones se ha evitado aquel, aprovechando quanto ha sido posible la
muralla actual de los frentes de tierra de la Plaza, haciendole por lo exterior el
revestimiento necesario pª. completar el grueso, que corresponde al Muro sin
embargo de no haverse adelantado como yo deseaba por la cortedad de las
dotaciones, con las quales ha de atenderse no solo a la Obra y el Proyecto aprovado,
sino a las muchas que ofrecen los Edificios Militares de la nominada Plaza en
los Quarteles provisionales, Hospital, Cuerpos de Guardia, y Almacenes.
Mediante a las oportunas providas tomadas al
efecto es visto que la Plaza
queda siempre cerrada, y que ejecutado el Baluarte destacado que se propone,
queda esta bien fortificada, agregandose para ello el poner la Ciudadela, descuidada
tanto años hace, en el estado de servicio que se requiere, mediante lo cual y
con el auxilio de las 15 Bobedas a prueva, que se han constituido durante la Guerra, en la Corbina, que va desde el
Baluarte del Norte, que se ha sustituido en lugar del Torreon de este nombre,
puede colocarse mucha Tropa en ellas, interim se efectuan las Obras y reparos,
que son necesarias en la mencionada Ciudadela.
Devo igualmente hacer presente a V.E. que no me ha parecido
conveniente dirijir otro ejemplar por conducto de este Señor virrey, así porque
el proyecto del Hornabeque se formó en Barcelona, en tiempo del difunto
antecesor de V.E. como porque haviendose dirijido por el Ministerio de Indias
con otro de tres frentes de fortificacion para que el actual Virrey, entonces
Ingeniero en segundo y Comandante de estas Provincias trazase uno y otro sobre
el terreno, y formase el calculo de ambos explicando qual de ellos era tan
ventajoso, podria [ilegible] que se dirijia a enmendarle la Plana, pues no es extraño
que en unos proyectos tan bastos y de tanta consideracion se le pasasen por
alto algunos calculos, y porque acasos serian diversas sus ideas, porque acaso
haviendo sido compañeros en el cuerpo a un mismo tiempo, le pareceria mal,
protestando a V.E. no ha sido otro mi fin que el cumplir con mi obligacion, y
con los deberes del encargo que el Rey ha puesto a mi cuidado.
Dios guarde a V.E. muchos años.
Buenos-Ayres 18 de junio de 1802.
Josef Garcia Martinez de Cáceres
Exmo Señor D. José de Urrutia.
Presupuesto del Costo que sobre poco mas o menos podra tener la Demolicion del Baluarte
de la Ciudadela
de la Ciudad
de esta Plaza que mira a el N.O. y su rehedificacion hasta dejarlo en estado de
Defensa;
la conclusion del Fozo desde los Baluartes N. y S.
En el frente de tierra; hasta el de la Ciudadela; Contra=Escarpa Camino cubierto y Explanadas, Terraplenes y Rebestimto interior de otros; y execucion del Baluarte de la parte del Sur. Asaver
Con
la de V. de 18 de junio ultimo he recibido el Proyecto que ha formado pa.
la Plaza de
Montevideo y el [ilegible] de reflexiones que le acompaña haciendo V. ver la
utilidad y ahorro que producira si se adopta su pensamiento; de lo que quedo
enterado, como de todo lo demas que expresa V. en su citado proyecto y tendré
presente para cooperar en lo mas conveniente al bien del Servicio. 25 de Setre.
de 1802.
A Garcia Martínez. Buenos Ayres (Laura Oliva Gerstner)
1729.
En aplicación del Reglamento de 1718, los barcos
utilizados para el comercio de Indias deberán ser construidos en España, aunque
se permiten los fabricados en el extranjero, siempre que hubiesen sido
adquiridos antes de la promulgación de dicha normativa. Aunque condicionado al
pago de cierto impuesto, esta norma se suaviza hacia 1729, para endurecerse de
nuevo más tarde, en 1755 (Morales, 1955: 106-107).
En cuanto al tonelaje de los
barcos, cuando en el siglo XVI se autoriza a las islas la exportación se indica
que en todo se aplicarán las normas de la Casa de la Contratación, excepto
en lo tocante a esta cuestión. Sabemos que en 1590 se autorizó el despacho de
navíos de menos de 80 toneladas. A partir de entonces la normativa estatal hace
referencia al tonelaje a exportar desde las islas y al reparto de dicho
tonelaje entre las islas, pero en ningún caso al tonelaje que habrán de tener
los navíos (Morales, 1955: 109). Si nos ceñimos al ámbito de nuestro estudio,
el tercer cuarto del siglo XVIII y lo restringimos a los navíos construidos en
astilleros palmeros, tenemos que los dedicados al comercio de Indias oscilan
entre las 65 3/4 toneladas de «La
Dichosa» y las 214 1/3 de «La Paloma Isleña,
siendo, en su mayoría, fragatas.
A mediados del siglo XVII la
fragata era un buque de entre 100 y 300 toneladas, armado con 10 ó 15 piezas de
artillería. Poco a poco el tamaño de las fragatas fue aumentando y a mediados
del siglo XVIII, la fragata tenía una eslora que oscilaba entre los 36 y 40 metros, a la vez que
su armamento había aumentado a 40 cañones. Queremos hacer notar, también, que
estos buques no estaban habilitados para el transporte de pasajeros; en
realidad, los buques de pasajeros, si es que merecían llevar ese nombre, no
aparecen hasta mediados del siglo XIX.
Fuente: Morales
(1955). Elaboración propia
Año
|
Construidos en Tenerife
|
Construidos en La Palma
|
Construidos fuera de las islas
|
Total flota canaria
|
Tonelaje total
|
1753
|
-
|
2
|
10
|
12
|
1952
|
1759
|
6
|
2
|
13
|
21
|
3032
|
1763
|
n.d.
|
1
|
n.d.
|
21
|
n.d.
|
1770
|
6
|
3
|
13
|
22
|
3334
|
1773
|
4
|
3
|
12
|
19
|
n.d.
|
1729. Agulo en la isla de La Gomera se independiza administrativamente de
Hermigua y crea un nuevo distrito (Ayuntamiento).
1729. El permiso para que la colonia canaria pudieran enviar
anualmente 250 toneladas de sus productos a Buenos Aires sólo fue realidad en la
real cédula que lo concedió. Al año era derogada la autorización. Correspondió
al hawara (palmero) José Fernández Romero, con poder de Buenos Aires, gestionar
y lograr tal licencia. En virtud de ella las islas mandarían a Río de la Plata vinos, aguardientes,
pasas, almendras, mantas y tejidos bastos. Y 500 botijales de aceite siempre
que se extrajesen de Andalucía (España), más 300 quintales de tabaco cubano con
el fin de darle salida al producto antillano y contrapesar el contrabando que
los holandeses practicaban desde o por la isla de Santa Catalina y la colonia
del Sacramento. Era recordada y exigida la contribución demográfica de cinco
familias canarias por cada cien toneladas.
A cambio de lo llevado, y en el
viaje de retorno, las embarcaciones traerían cueros, frutos de la región y
dinero (60 pesos por tonelada) que servirían para cubrir la falta que de él se
acusaba en la colonia. En el articulado que sigue se habla de la nacionalidad
de los navíos, de quiénes podían comerciar, del tipo de géneros autorizados, de
las rutas a seguir, etc. No procede continuar glosando la disposición o el
proyecto, frustrad sin duda por la intervención de elementos españoles.
Tengamos en cuenta que cuando el rey español Felipe V concede tal ventaja la Corte se encontraba en
Sevilla en una permencia de años, no lejos del Cádiz donde estaba la Casa de la Contratación desde
1717 y el núcleo de comerciantes extranjeros más importantes e interesados en
el comercio con las colonias americanas.
1729. En Puerto Rico en las zonas de Mayagüez, Añasco y Rincón se establecieron
familias canarias. Fundaron una ermita en Mayagüez a la Candelaria y otra en
Rincón en honor a Santa Rosa. En Añasco se dio carácter de parroquia a la vieja
ermita de San Antonio Abad. Aunque no fueron llevados por la acción
gubernamental, nuevos grupos de canarios se asentaron. Constituyen el factor de
mayor importancia dentro de su extraordinario desarrollo. Casi se triplica en
1799, cuando alcanza las 153.232 almas. De las 28 poblaciones nuevas que se fundan
en ella entre 1714 y 1797, no menos de 19 deben su origen al esfuerzo y trabajo
de los hijos de Canarias. En la primera mitad del siglo XIX nuevos aportes
canarios, que darán pie a nuevas poblaciones, como Naguabo en la vertiente
occidental de la isla, demostrarán el papel que jugaron en la transición del
trabajo esclavo al asalariado en una isla en la que la trata esclavista nunca
alcanzó los niveles de Cuba. Los canarios se convirtieron desde la tercera
década del XIX en pioneros del trabajo libre en la caña de azúcar, hasta tal
punto que fue prohibida la difusión de tan exitosa experiencia.
1729 Agosto 19.
En un informe del Ingeniero del
Real Cuerpo D. Miguel Benito de Herrán del 19 de Agosto de 1729 decía:
«...Considero por ahora muy precisa la de fabricar un pedazo de muelle
valiéndose de la peña que desde el Castillo Principal se abanza a la mar como
unas treinta tuesas, siendo de ancha de ocho a diez, y la de poner en su cabeza
una buena vaterja...» En 1752, los Ingenieros D. Francisco La Pierre y D. Francisco Gozar
informaron en el mismo sentido, y el también Ingeniero D. Alexandro de los
Ángeles, lo
reiteró en su plano de 1768 para
remate de las obras del muelle derruido formando un muro donde iban las
troneras. Al llegar a Santa Cruz de Tenerife el 12 de Junio de 1784 el
Comandante General Mariscal de Campo D. Miguel de la Grúa Talamanca,
Marqués de Branciforte, para sustituir al General D. Joaquín José Ibáñez
Cuevas, Marqués de la Cañada,
ordenó la formación de una Alameda en La Marina, y de una plataforma en el extremo del
muelle para colocar Artillería y aumentar las defensas de la bahía; comenzó la
construcción en 1784 y quedó terminada el 31 de Marzo de 1787.
En 1788 estaba artillada con 6
piezas de a 24; 4 de a 16 y 22, morteros de a 12., y su guarnición se componía
de 1 Sargento, 1 Cabo y 9 Soldados,
previsto su aumento en tiempos de guerra a 3 Oficiales, 3 Sargentos, 3 Cabos y
100 Soldados. Como se ha dicho, esta batería tomó parte en la defensa contra el
ataque de Nelson y sufrió grandes desperfectos por fuego enemigo.
En un informe redactado por el
Ingeniero Militar de S.M. Lartigué de Condé y efectuado en Santa Cruz de
Tenerife el 24 de Diciembre de 1792., dice que esta batería avanza bastante al
mar y descubre y defiende bien el puerto y playa que tiene a su dere cha hasta
la desembocadura del barranco de Santos, cruzando su fuegos con la Batería de la Concepción; agrega que
está expuesta a la enfilada, como la calle de San José (hoy Bethencourt
Alfonso) y que el cañón que fuese desmontado sería muy peligroso repo- nerlo
por estar muy descubierta, y propone para remediar estos defectos, el empleo de
sacos terreros en la barbeta y la construcción de merlones, así como formar
unos espaldones junto a la
Caseta del Resguardo y rampa de acceso a la Alameda. También
se pronuncia por la conveniencia de edificar un Cuerpo de Guardia, de que
carece, así como reparos en la obra general, pues de no atenderse rápidamente a
la escollera, pronto quedaría la batería arruinada por la acción del mar. En 1812, a causa de un
temporal que destruyó parte del muelle construido sobre la escollera a piedra
perdida, quedó inútil esta batería. (José María Pinto de la Rosa, 1996)
1730.
San Antonio de Texas, que fue en su día la avanzadilla de la Nueva España en territorio
de los actuales Estados Unidos. Fueron 16 familias las canarias que, saliendo
en 1730 rumbo a La Habana,
pasando por Veracruz, llegan a las tierras de Yanaguana y fundan la Villa de San Fernando de
Bexar en 1731, lo que sería más tarde San Antonio de Texas.
1730. Nace en Teguise, Titoreygatra (Lanzarote) Su actividad
política es muy intensa. Influido por las ideas renovadoras de Locke, Rousseau
y Addison. Educado en Francia, donde conoció a Voltaire y a Buffon. En 1745 se
establece en las Islas. Viaja luego por Francia y España. Tras desempeñar
diversos cargos públicos fue secretario del despacho Universal de la Guerra y Oficial del
Archivo de Estado (1763). Su aventura con Pedro A. Caron de Beaumarchais, que
vino a Madrid con el fin de vengar la honra de su hermana María Josefa,
burlada por Clavijo, fue aprovechada
por el francés para desprestigiarlo en sus memorias y en su drama Eugenia. Ello
hizo que Clavijo perdiera sus cargos y saliera de la Corte, y que Goethe
aprovechara tal anécdota para su drama Clavijo. Regresa a Madrid en 1767 y es
nombrado oficial mayor para la correspondencia sobre jesuitas expulsos y
director de los teatros de los Reales Sitios (1770). Más tarde, sucederá a
Tomás de Iriarte en la dirección de El Mercurio Histórico y Político, y será
nombrado también director del Real Gabinete de Historia Natural (1798). Fue
traductor de Racine, de Buffon, de Beaumarchais. y fue notable su participación
en la campaña contra los autos sacramentales. Muere en Madrid (España) en 1806.
Obras:El Tribunal de las
damas (1755) Pragmática del celo y desagravio de las damas (1755)El
Pensador (1762 - 1767), artículos.
1730. El criollo Andrés de Lorenzo Curbelo, cura que fue de Yaiza;
escribió la relación del volcán.. El original de este curioso diario parece que
existe en el archivo del cabildo de Winiwuada (Las Palmas.)
1730. El
despegue económico de la colonia dominicana se ve por fin estimulado por la Corona española que decide
invertir gruesas sumas para la colonización con canarios de áreas vacías
Financia buena parte de los pasajes de las familias, puesto que otra parte
corre a cargo de los navieros, que debían de transportar gratuitamente
cincuenta por cada mil toneladas desde 1678, y la totalidad del costo de su
instalación. Ya no se emigra por urgencia rumbo a lo desconocido emigrantes sin
vínculos en Indias, de áreas e islas sin tales tradiciones. Se divisa mejores
posibilidades de futuro. Familias jóvenes, mujeres desarraigadas con hijos
inician esa aventura. Su eje será Puerto Plata y Montecristi en el norte y la Península de Samaná en
el NE. La frontera siguió creciendo con el reforzamiento de Azua, la fundación
de Neiba Las Caobas, Dajabon y San Rafael de la Angostura En 1768
tiene lugar en el sur de la de Baní, un auténtico paréntesis étnico en un sur
de predominio mulato. Su extraordinario impacto se puede apreciar en su
vertiginoso crecimiento entre 1740 y 1760 que llega a doblar su población, que
pasa de los 25-30.000 habitantes a los 52-55.000, con un mayor énfasis en las
áreas de colonización canaria. La media de miembros por familia era de 6´25. Su
alta tasa de natalidad explica que alcanzase los 100.000 habitantes a comienzos
de los 90.
1730 ¿23.
Fallece en Chinech (Tenerife) el obispo de la secta católica en diócesis de
Canarias, Félix Bertín Zapata. Había llegado a Tamaránt (Gran Canaria) para
tomar posesión el 13 de septiembre de 1724. Español, Granadino de carácter dictatorial y soberbio, tuvo serios
enfrentamientos con su propio Cabildo, por lo que decidió cambiar su residencia
fijándola en Chinet (Tenerife). Allí las cosas no le fueron mejor, al
indisponerse con el capitán general virrey en la colonia de Canarias,
Vallehermoso.
1730 Septiembre 1.
También en Titoreygatra
(Lanzarote) el fuego subterráneo, origen primitivo de la formación del
Archipiélago, aparecía de vez en cuando sobre su dislocada superficie como en
las islas de Chinet (Tenerife) y
Benahuare (La Palma,)
llevando el espanto a sus desgraciados habitantes.
A poca distancia del pueblo de
Yaiza, y en la comarca que constituía entonces su demarcación, se abrió un
espantoso volcán, precedido de violentas sacudidas, que siguieron repitiéndose
después durante todo el período de su actividad. A sus primeras y terribles
erupciones sucedieron otras, producidas por una larga serie de cráteres
abiertos en semicírculos en una extensión de ocho a diez kilómetros sobre las
montañas vecinas, que desde aquel tiempo recibieron el nombre de Montañas del
Fuego.
Arroyos de lava hirviente
corrieron en todas direcciones, destruyendo caseríos y sembrados viéndose caer
al mismo tiempo una abrasadora lluvia de arenas sobre la isla que ahuyentó a
sus aterrados moradores, obligándoles a refugiarse en Erbania (Fuerteventura).
Uno de los espectáculos más
terribles que presentó este volcán fue una explosión en medio de la ensenada de
Janubio. Elevóse de repente a gran altura una columna de humo denso y negro
entre el furioso hervir de las aguas, brotando del fondo del océano un islote
de sobrepuestos peñascos que, lentamente, se fue adhiriendo a la costa, cegando
la rada y alejando el mar de su antiguo cauce a una distancia de más de una le-
gua. Los caseríos que el fuego destruyó fueron los llamados Tingafa, Mancha
Blanca, Maretas, Santa Catalina, Jaretas, San Juan, Peña de Palmas, Testeyna y
Rodeos, y los que fueron cegados por las arenas eran los denominados Asomada,
lniguaden, Gerias, Macintafe, Mazaga, San Andrés, San Bartolomé, Calderetas,
Guajaro, Conil, Masdache, Montaña Blanca y Guatisa. Las explosiones del volcán
eran tan intensas y violentas que
se oían en Tamaránt (Canaria) y
Chinet (Tenerife,) iluminando sus siniestras llamas los horizontes de aquella
desgraciada isla y sus islotes. El obispo católico don Pedro Dávila y Cárdenas,
que visitó el volcán en 1733, dice que al llegar al pueblo de Yaiza lo
descubrió como si fuera una vela. Y añade: "No estuve más tiempo porque me
lastimaba el pecho el polvo de las arenas" .
En 1737 empezó a extinguirse el
fuego, cubriéndose de apagadas cenizas sus numerosos
cráteres, aunque permaneciendo
abiertas una multitud de grietas por las cuales se escapaba un humo denso y
nauseabundo. Hoy duerme el volcán, pero al pisar su suelo o al ahondar
ligeramente su superficie, es tan intenso el calor que es fácil suponer su
futuro despertar. La temperatura actual de aquellas montañas no baja de
cincuenta grados y, desde que se penetra en su corteza introduciendo un pedazo
de madera, éste sale en breve carbonizado. Desde su más alto pico, que podrá
elevarse a 450 metros,
se descubre al este el caserío de las Vegas, al norte el pueblo de Tinajo y al
oeste el mar.
“Entre
las nueve y diez de la noche la tierra se abrió de pronto cerca de Timanfaya a
dos leguas de Yaiza. En la primera noche una enorme montaña se elevó del seno
de la tierra y del ápice se escapaban llamas que continuaron ardiendo durante
diez y nueve días.
Pocos
días después un nuevo abismo se formó y un torrente de lava se precipitó sobre
Timanfaya, sobre Rodeo y sobre una parte de Mancha Blanca. La lava se extendió
sobre los lugares hacia el Norte, al principio con tanta rapidez como el agua,
pero bien pronto su velocidad se aminoró y no corría más que como la miel. Pero
el 7 de septiembre una roca considerable se levantó del seno de la tierra con
un ruido parecido al del trueno, y por su presión forzó la lava, que desde el
principio se dirigía hacia el Norte a cambiar de camino y dirigirse hacia el NW
y WNW. La masa de lava llegó y destruyó en un instante los lugares de Maretas y
de Santa Catalina, situados en el Valle. El 11 de Septiembre la erupción se
renovó con más fuerza, y la lava comenzó a correr. De Santa Catalina se
precipitó sobre Mazo, incendió y cubrió toda esta aldea y siguió su camino
hasta el mar, corriendo seis días seguidos con un ruido espantoso y formando
verdaderas cataratas. Una gran cantidad de peces muertos sobrenadaban en la
superficie del mar, viniendo a morir a la orilla. Bien pronto todo se calmó, y
la erupción pareció haber cesado completamente.
El 18 de Octubre tres nuevas aberturas se formaron inmediatamente encima de Santa Catalina, que arden todavía y de sus orificios se escapan masas de humo espeso que se extienden por toda la isla, acompañado de una gran cantidad de escorias, arenas, cenizas que se reparten todo alrededor, viéndose caer de todos los puntos gotas de agua en forma de lluvia. Los truenos y las explosiones que acompañaron a estos fenómenos, la oscuridad producida por la masa de cenizas y el humo que recubre la isla forzaron más de una vez a los habitantes de Yaiza a tomar la huida, volviendo bien pronto, porque estas detonaciones no aparecieron acompañadas de otro fenómeno de devastación" .
Toda la zona que ahora ocupa el parque Timamfaya, estaba poblada de lugares y caserios de pocas personas, siendo de unas 420 el total de casas que fueron destruidas.
Los mas
importantes de estos núcleos de población fueron las aldeas de Timanfaya, Los
Rodeos, Mancha Blanca, Santa Catalina, Mazo, Jarretas, Tingafa, Peña Palomas,
Testeina, La Geria,
Macintafe, Mozaga, Guagaro, Masdache e Iguaden, a los que habría que sumar los
cortijos de Maretas, Chupaderos y la capilla de San Juan Bautista .Dos
manantiales de agua dulce desaparecieron y con ellos la zona más fértil de la
isla arcillosa y donde se cultivaba casi todo.
Como
resultado del agujero de lava y fuego que surgió de la tierra, nacía el actual
Parque, surgiendo hasta 25 cráteres volcánicos en un espacio de pocos
kilómetros cuadrados, los cuales integran la zona conocida como Montañas del
Fuego. En 1824, se registraban las últimas erupciones locales, que generaron
los cráteres de los volcanes Tao, Tinguatón y Chinero y vendrían a completar
este oasis de locura, fuego y lava incandescente. (A. Millares T. 1977)
1740.
Se produjo una nueva guerra de la metrópoli con
Inglaterra, como consecuencia los corsarios ingleses infestaron de nuevo las
aguas de las islas. Esta situación de merodeo por parte de los corsarios
ingleses, perturbaba el tráfico entre las islas ocasionando con ello la falta
de muchos productos de primera necesidad. Se organizó entonces no sólo la
defensa pasiva, sino también la caza a los piratas, forma ésta de defensa que
ya casi se había olvidado en las Islas. Como era habitual entre las potencias
marítimas europeas, cuando entraban en conflictos bélicos expedían patentes de
corso a favor de capitanes de su flota mercante e en ocasiones a navíos reales
dedicándose éstos a hostigar al enemigo, apresando a los barcos mercantes y
saqueando las poblaciones costeras y los puertos. El gobierno español concedió
patente a algunos de los navíos mercantes mejor artillado. Uno de los capitanes
patentados fue Antonio Miguel, patrón de la balandra Canaria San Telmo, éste apreso un bergantín
inglés que transportaba una carga de
bacalao y una corbeta de la misma nacionalidad. Ambas embarcaciones fueron
vendidas en Santa Cruz, el bergantín en 2.000 pesos y su carga de pescado en
9.000. Como toda acción produce reacción, los ingleses desplazaron a nuestras
aguas un navío de 50 cañones con objeto resarcirse de las pérdidas, después de cuatro días de
acecho, logró apresar un barco de Gran
Canaria que, venía a Santa Cruz y que por fortuna venía en lastre. (Eduardo
Pedro García Rodríguez)
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