domingo, 29 de septiembre de 2013

CAPÍTULO XXXIII –V




EFEMERIDES CANARIAS
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 1721-1730 

CAPÍTULO XXXIII –V 



Eduardo Pedro García Rodríguez
Viene de la entrega anterior.
Estructura institucional de los ingenieros militares y la figura de Joseph García de Cáceres.
Es importante contextualizar la figura de este ingeniero en el marco de la estructura institucional en que desarrolló sus funciones. Joseph García Martínez de Cáceres nació 1733 en la ciudad de Alicante y se graduó de ingeniero militar, iniciando su carrera en 1753 como ingeniero delineante. En 1778 alcanzó el grado de Ingeniero 2º, y es destinado a cumplir funciones en el virreinato de Nueva España, hasta ese momento había cumplido una larga actuación en toda la Península.  Años después, en 1787, fue nombrado Ingeniero del Río de la Plata y según los datos que tenemos, en 1789 ya se encuentra trabajando en Buenos Aires, dibujando planos para los edificios interiores de la Real Fortaleza de esa ciudad. En 1790, construye la Casa de Gobierno de Montevideo.

Durante toda esta época, Cáceres se encuentra involucrado en la realización de planos y obras en ambas orillas del Río de la Plata, simultáneamente. Entre sus realizaciones de este período, que se extiende al menos hasta 1802, se cuentan obras principalmente de índole defensivo y militar, pero también de arquitectura civil y religiosa. En 1794, por ejemplo, critica los planos de la portada de una iglesia de clérigos de La Plata, la San Felipe Neri. En 1795, construye la Dirección General de Tabacos de Buenos Aires, en 1797 realiza los planos del Hospital Provisional de Montevideo. En la costa oriental su trabajo es muy intenso en lo referente a la fortificación y construcción de otras dependencias militares. Realiza planos, perfiles y vistas de los cuerpos de guardia que servían de resguardo al almacén de pólvora del Cerro de Montevideo y al muelle de la ciudad; el plano y perfil de la batería de Santa Bárbara, construida para defensa de la playa de la Estanzuela y su inmediata en la costa montevideana; dibuja también los planos de los fuertes de San Miguel y Santa Teresa.
El Cuerpo de Ingenieros Militares tuvo un papel principal en todo lo referente a la defensa y la ordenación del territorio por iniciativa pública en España y las Indias. Su rol fue decisivo para asegurar el control de la estructura social;  una organización política unitaria en el momento de la construcción del estado moderno (desde el Renacimiento, pasando por el siglo XVII y XVIII, donde se sigue avanzando desde el estado absoluto al estado liberal) y finalmente, la defensa del territorio. En el siglo XVII, la ingeniería militar de la Corona española ya contaba con un largo desarrollo, integrando además conocimientos y tradiciones procedentes de los distintos territorios del imperio, como se afirma en Capel y otros (1988): “Súbditos italianos y flamencos de la monarquía habían constituido desde el siglo XVI el principal contingente de los ingenieros militares, con una activa y eficaz presencia en la fortificación y defensa de los territorios del Imperio. Pero a ellos se habían unido bien pronto ingenieros españoles que trabajaban también indistintamente en todos los dominios hispanos”.
Sin embargo, hasta comienzos del siglo XVIII la organización de los ingenieros no estaba estructurada como un cuerpo único, ya que sus actividades se vinculaban tanto con los artilleros como con la infantería, y no contaban con centros específicos de formación. Por este motivo se reclutaba para estas funciones a aquéllos oficiales que poseían algún conocimiento de matemáticas y fortificación; la técnica se adquiría trabajando o se transmitía familiarmente, tal como puede verse en el caso de Sebastián Fernández de Medrano quien adquirió su formación de manera autodidacta y llegó a ser profesor y director de la Academia Militar de Bruselas, el centro de formación más importante de la Monarquía hispana a finales del siglo XVII. Allí dictó clases en ingeniería, geografía, arquitectura militar, geometría práctica y artillería, incluidas todas estas materias dentro de las ciencias matemáticas. El flamenco Jorge Próspero de Verboom, sería nombrado en 1710 Ingeniero General de los Ejércitos, Plazas y Fortificaciones de todos los Reinos, Provincias y Estados, y Cuartel Maestre General de todos los Ejércitos.  Además de las funciones que quedan explícitas en la denominación del cargo, se le confiere la responsabilidad de organizar el cuerpo de ingenieros, para lo cual en 1711 Felipe V expide la orden de creación del Plan General de los Ingenieros de Ejércitos y Plazas.

Hacia 1718, al cuerpo se habían integrado más de un centenar de ingenieros españoles, italianos y flamencos. Inspirado en la Academia de Bruselas, Verboom también será el responsable de la creación de la Academia Militar de Matemáticas de Barcelona en el año 1716, pero el centro comienza a funcionar el 15 de octubre de 1720 bajo la dirección de Mateo Calabro, luego sucedido por Pedro Lucuce. Es en la Academia de Barcelona donde realizó sus estudios el ingeniero García de Cáceres.
En el trabajo ya citado de Capel, Sánchez y Moncada (1988) se hace mención a la actitud negativa que en general tuvo la corona española a promover la creación de centros de estudios militares en los territorios de ultramar. Aunque la misión de los alumnos que se formaran en estos centros habría de ser la defensa de dichos territorios, los autores sostienen que probablemente existiera el temor a perder el control de una academia que formara militares criollos, y cuando estos proyectos existieron, la no aceptación de los mismos se hizo esgrimiendo consideraciones de carácter académico. Un caso significativo en este aspecto lo constituye el proyecto formulado en 1777 por el ingeniero Simón Desnaux para el establecimiento de una “Academia Especulativa y Práctica sobre el Arte de la Guerra en el Reino de Nueva España”. Si bien el proyecto había sido informado favorablemente por el Presidente de la audiencia de Guatemala, finalmente es rechazado por el comandante general de ingenieros Silvestre Abarca, quien señaló la imposibilidad de su realización. Los principales argumentos sostenían que el proyecto era demasiado amplio, abarcando todo el arte de la guerra, y que un ingeniero necesitaría “vivir largos años y hallarse en muchas campañas, y aún con todo sólo lograría adquirir una instrucción regular; no perfecta, como la que supone que han de conseguir los alumnos en el corto tiempo de dos años”. A esto se agregaba, según Abarca, la escasa preparación del autor, considerando que a Desnaux le faltaban aún mucha “aplicación, tiempo y estudio para comprender bien lo que promete enseñar en la proyectada Academia”, y finalmente, consideraciones de carácter presupuestario.
Un estudio realizado en Uruguay por Nelson Pierroti sostiene la necesidad que había, a fines del siglo XVIII, de institucionalizar la instrucción técnica en la ciudad de Montevideo, la cual no contaba con una institución que pudiera asumir esta tarea. En un documento del Archivo General de la Nación Argentina citado por este autor, y firmado por el mismo García de Cáceres, queda manifiesta la necesidad de destinar técnicos a "la nueva obra y Proyecto de la Plaza de Montevideo”, cuyas fortificaciones debían ser reconstruidas con urgencia ante la eventualidad de un nuevo ataque extranjero:
“La escasez  de oficiales del Real Cuerpo de Ingenieros por su limitado número de individuos para tantas atenciones y servicios propios de su instituto y facultativa profesión, ha dictado en todos los tiempos y ocasiones elegir y nombrar así en Campaña como en Guarnición, los Cadetes y Oficiales que han cursado con aprovechamiento las matemáticas para que ayuden de servicio que se ofrece como al presente se verifica en Lima: En el día se toca esta precisión en la nueva obra y Proyecto de la Plaza de Montevideo, que el celo que anima a V.E. ha resuelto emprender: con esta noticia solicita Don Serapio Bruno de Zavala, cadete del Regimiento de Infantería de Buenos Aires, se le nombre de Ingeniero voluntario sin otro interés que contraer este mérito, y constándome su Instrucción, talentos, buena conducta, aplicación, e inclinación a distinguirse en esta Carrera, lo propongo a V.E. con arreglo a Reales Ordenanzas si lo halla su superior consideración conveniente (...) y conste en su cuerpo su ocupación a que aspira (...) Joseph García de Cáceres.”
Dado el carácter urgente de esta petición, se aceptó la colaboración de algunos oficiales para trabajar en la fortificación de Montevideo. Serapio Zavala, al que se hace referencia en el documento anterior, era el sobrino del fundador de la ciudad y finalmente fue designado como colaborador o “mano auxiliar” del cuerpo de ingenieros montevideano en 1782. Este tipo de situaciones –entre otros elementos- motivaron la iniciativa de Cáceres, quien se desempeñaba como Director del Cuerpo de Ingenieros de Buenos Aires, a instalar una Academia de Matemáticas en aquella ciudad, en el año 1781, donde se formaran ingenieros para las plazas de dichos territorios. Según sus informes, los contenidos de las materias dictadas en la Academia de Barcelona, al igual que en las de Orán (1732) y Ceuta (1739), debían servir de modelo para las Academias de Matemáticas que se instalaran en el Río de la Plata:
“la experiencia ha manifestado la utilidad de las Academias y conocidos progresos de los Jóvenes con la adquisición de las luces que les han prestado las Matemáticas para conseguirles ventajas (que son indudables) para mejor desempeño del servicio del Monarca en aquella parte que realiza los máximos de la guerra (...) Se seguirá el método de la Academia de Barcelona, Orán y Ceuta. Habrá una clase por la mañana y otra por la tarde”.
Sin duda los argumentos de Cáceres tuvieron una buena aceptación en este aspecto, ya que la Academia de Matemáticas de Montevideo abrió sus puertas en el 1800, dos años antes del informe de este ingeniero que aquí se presenta, y siguió probablemente el mismo programa de estudios que la academia bonaerense.
El documento que aquí se presenta corresponde al Plano, Perfil y Elevación que explican el proyecto de un baluarte destacado que se propone construir en la Plaza de Montevideo. El mismo contiene numerosas precisiones del ingeniero acerca del diseño de la Plaza, las posibilidades de aprovechamiento de construcciones previas, y los materiales necesarios para la obra a los fines de asegurar su óptima defensa. Acompaña dicho proyecto de obra un exhaustivo presupuesto redactado además por el ingeniero José del Pozo, con el Vº Bº de Cáceres. El tema presupuestario vinculado a las construcciones no es un dato menor y a ello se hace referencia en numerosas oportunidades a lo largo del documento. Cabe tener en cuenta que Cáceres había diseñado un año antes (1801) un proyecto para construir una recova en la Plaza Mayor del fuerte de Buenos Aires, pero éste fue rechazado por falta de recursos económicos. En el caso de la Plaza de Montevideo, el proyecto aprobado será luego dirigido por él mismo y realizado también por José del Pozo. El último continuará con las obras en esta ciudad hasta 1810.
División 10ª
P. de Buenos Aires.
1802
Pensamiento y proyecto del Director  García Martínez sobre el  aprobado pª. la Plaza de Montevideo
Exmo. Señor.

Dirijo a V.E. el adjunto Proyecto, que hé formado pª. la Plaza de Montevideo, fundado en las reflexiones que le acompañan, a impulso de mi zelo por el mejor servicio de S. M. y considerable ahorro de su Rl.Herario, a fin de que si mereciese la aprovacion de V.E. lo haga presente a la Soberana consideracion del Rey, como tambien mi constante deseo de propender a su Rl. servicio en todo quanto considere mas beneficioso, util o interesante a tan Soberano objeto.

Ademas de quanto se expresa en las reflexiones, acompañan al Proyecto para su mayor ilustracion un Plano del Recinto de la Plaza y terreno de sus inmediaciones, y dos Perfiles cortados en Angulos rectos por las Lineas que se explican en el referido Plano, de los quales comprehenden el uno hasta la mayor altura, y el otro de Mar a Mar de la Peninsula, y manifiestan el solido fundamento en que se apoya; siendo de advertir, que el primero, aunque no pasa por la mayor altura, que da esta a cosa de 4 u [a] 5 varas a la derecha y 15 pies mas elevada, que el punto donde termina el citado Perfil.
Acompaño asimismo el calculo por menor de la Obra, que se proyecta y explica el plano que remito a efecto de que V.E.  se cerciore de que se ha hecho el Proyecto con toda escrupulosidad.
Tambien me parece conveniente poner a la vista un grave inconveniente, que sin duda no se tubo presente, pues aunque la RL. Orn. del 5 de Mayo de 1785 previene, que antes de demoler el frente de tierra se construya el camino cubierto del Hornabeque, a fin de que no quedase la plaza abierta, demolida la actual Ciudadela, en cuyo caso era preciso construir antes Quarteles pª. la tropa y Presidarios, o disponer casas en la Ciudad para ambos fines, lo que seria costoso, y no poco dificil por lo reducido del Pueblo, pero mediante mis disposiciones se ha evitado aquel, aprovechando quanto ha sido posible la muralla actual de los frentes de tierra de la Plaza, haciendole por lo exterior el revestimiento necesario pª. completar el grueso, que corresponde al Muro sin embargo de no haverse adelantado como yo deseaba por la cortedad de las dotaciones, con las quales ha de atenderse no solo a la Obra y el Proyecto aprovado, sino a las muchas que ofrecen los Edificios Militares de la nominada Plaza en los Quarteles provisionales, Hospital, Cuerpos de Guardia, y Almacenes.
Mediante a las oportunas providas tomadas al efecto es visto que la Plaza queda siempre cerrada, y que ejecutado el Baluarte destacado que se propone, queda esta bien fortificada, agregandose para ello el poner la Ciudadela, descuidada tanto años hace, en el estado de servicio que se requiere, mediante lo cual y con el auxilio de las 15 Bobedas a prueva, que se han constituido durante la Guerra, en la Corbina, que va desde el Baluarte del Norte, que se ha sustituido en lugar del Torreon de este nombre, puede colocarse mucha Tropa en ellas, interim se efectuan las Obras y reparos, que son necesarias en la mencionada Ciudadela.
Devo igualmente hacer presente a V.E. que no me ha parecido conveniente dirijir otro ejemplar por conducto de este Señor virrey, así porque el proyecto del Hornabeque se formó en Barcelona, en tiempo del difunto antecesor de V.E. como porque haviendose dirijido por el Ministerio de Indias con otro de tres frentes de fortificacion para que el actual Virrey, entonces Ingeniero en segundo y Comandante de estas Provincias trazase uno y otro sobre el terreno, y formase el calculo de ambos explicando qual de ellos era tan ventajoso, podria [ilegible] que se dirijia a enmendarle la Plana, pues no es extraño que en unos proyectos tan bastos y de tanta consideracion se le pasasen por alto algunos calculos, y porque acasos serian diversas sus ideas, porque acaso haviendo sido compañeros en el cuerpo a un mismo tiempo, le pareceria mal, protestando a V.E. no ha sido otro mi fin que el cumplir con mi obligacion, y con los deberes del encargo que el Rey ha puesto a mi cuidado.
Dios guarde a V.E. muchos años.
Buenos-Ayres 18 de junio de 1802.
Josef Garcia Martinez de Cáceres
Exmo Señor D. José de Urrutia.

Presupuesto del Costo que sobre poco mas o menos podra tener la Demolicion del Baluarte de la Ciudadela de la Ciudad de esta Plaza que mira a el N.O. y su rehedificacion hasta dejarlo en estado de Defensa;

la conclusion del Fozo desde los Baluartes N. y S.
En el frente de tierra; hasta el de la Ciudadela; Contra=Escarpa Camino cubierto y Explanadas, Terraplenes y Rebestimto interior de otros; y execucion del Baluarte de la parte  del Sur. Asaver

Con la de V. de 18 de junio ultimo he recibido el Proyecto que ha formado pa. la Plaza de Montevideo y el [ilegible] de reflexiones que le acompaña haciendo V. ver la utilidad y ahorro que producira si se adopta su pensamiento; de lo que quedo enterado, como de todo lo demas que expresa V. en su citado proyecto y tendré presente para cooperar en lo mas conveniente al bien del Servicio. 25 de Setre. de 1802.
A Garcia Martínez. Buenos Ayres (Laura Oliva Gerstner)

1729.
En aplicación del Reglamento de 1718, los barcos utilizados para el comercio de Indias deberán ser construidos en España, aunque se permiten los fabricados en el extranjero, siempre que hubiesen sido adquiridos antes de la promulgación de dicha normativa. Aunque condicionado al pago de cierto impuesto, esta norma se suaviza hacia 1729, para endurecerse de nuevo más tarde, en 1755 (Morales, 1955: 106-107).
En cuanto al tonelaje de los barcos, cuando en el siglo XVI se autoriza a las islas la exportación se indica que en todo se aplicarán las normas de la Casa de la Contratación, excepto en lo tocante a esta cuestión. Sabemos que en 1590 se autorizó el despacho de navíos de menos de 80 toneladas. A partir de entonces la normativa estatal hace referencia al tonelaje a exportar desde las islas y al reparto de dicho tonelaje entre las islas, pero en ningún caso al tonelaje que habrán de tener los navíos (Morales, 1955: 109). Si nos ceñimos al ámbito de nuestro estudio, el tercer cuarto del siglo XVIII y lo restringimos a los navíos construidos en astilleros palmeros, tenemos que los dedicados al comercio de Indias oscilan entre las 65 3/4 toneladas de «La Dichosa» y las 214 1/3 de «La Paloma Isleña, siendo, en su mayoría, fragatas.
A mediados del siglo XVII la fragata era un buque de entre 100 y 300 toneladas, armado con 10 ó 15 piezas de artillería. Poco a poco el tamaño de las fragatas fue aumentando y a mediados del siglo XVIII, la fragata tenía una eslora que oscilaba entre los 36 y 40 metros, a la vez que su armamento había aumentado a 40 cañones. Queremos hacer notar, también, que estos buques no estaban habilitados para el transporte de pasajeros; en realidad, los buques de pasajeros, si es que merecían llevar ese nombre, no aparecen hasta mediados del siglo XIX.
Cuadro 2: La flota canaria en el tercer cuarto del siglo XVIII
Fuente: Morales (1955). Elaboración propia
Año
Construidos en Tenerife
Construidos en La Palma
Construidos fuera de las islas
Total flota canaria
Tonelaje total
1753
-
2
10
12
1952
1759
6
2
13
21
3032
1763
n.d.
1
n.d.
21
n.d.
1770
6
3
13
22
3334
1773
4
3
12
19
n.d.

            (Francisco Javier Martín Pérez)

1729. Agulo en la isla de La Gomera se independiza administrativamente de Hermigua y crea un nuevo distrito (Ayuntamiento).

1729. El permiso para que la colonia canaria pudieran enviar anualmente 250 toneladas de sus productos a Buenos Aires sólo fue realidad en la real cédula que lo concedió. Al año era derogada la autorización. Correspondió al hawara (palmero) José Fernández Romero, con poder de Buenos Aires, gestionar y lograr tal licencia. En virtud de ella las islas mandarían a Río de la Plata vinos, aguardientes, pasas, almendras, mantas y tejidos bastos. Y 500 botijales de aceite siempre que se extrajesen de Andalucía (España), más 300 quintales de tabaco cubano con el fin de darle salida al producto antillano y contrapesar el contrabando que los holandeses practicaban desde o por la isla de Santa Catalina y la colonia del Sacramento. Era recordada y exigida la contribución demográfica de cinco familias canarias por cada cien toneladas.

A cambio de lo llevado, y en el viaje de retorno, las embarcaciones traerían cueros, frutos de la región y dinero (60 pesos por tonelada) que servirían para cubrir la falta que de él se acusaba en la colonia. En el articulado que sigue se habla de la nacionalidad de los navíos, de quiénes podían comerciar, del tipo de géneros autorizados, de las rutas a seguir, etc. No procede continuar glosando la disposición o el proyecto, frustrad sin duda por la intervención de elementos españoles. Tengamos en cuenta que cuando el rey español Felipe V concede tal ventaja la Corte se encontraba en Sevilla en una permencia de años, no lejos del Cádiz donde estaba la Casa de la Contratación desde 1717 y el núcleo de comerciantes extranjeros más importantes e interesados en el comercio con las colonias americanas.

1729. En Puerto Rico en las zonas de  Mayagüez, Añasco y Rincón se establecieron familias canarias. Fundaron una ermita en Mayagüez a la Candelaria y otra en Rincón en honor a Santa Rosa. En Añasco se dio carácter de parroquia a la vieja ermita de San Antonio Abad. Aunque no fueron llevados por la acción gubernamental, nuevos grupos de canarios se asentaron. Constituyen el factor de mayor importancia dentro de su extraordinario desarrollo. Casi se triplica en 1799, cuando alcanza las 153.232 almas. De las 28 poblaciones nuevas que se fundan en ella entre 1714 y 1797, no menos de 19 deben su origen al esfuerzo y trabajo de los hijos de Canarias. En la primera mitad del siglo XIX nuevos aportes canarios, que darán pie a nuevas poblaciones, como Naguabo en la vertiente occidental de la isla, demostrarán el papel que jugaron en la transición del trabajo esclavo al asalariado en una isla en la que la trata esclavista nunca alcanzó los niveles de Cuba. Los canarios se convirtieron desde la tercera década del XIX en pioneros del trabajo libre en la caña de azúcar, hasta tal punto que fue prohibida la difusión de tan exitosa experiencia.

1729 Agosto 19.
En un informe del Ingeniero del Real Cuerpo D. Miguel Benito de Herrán del 19 de Agosto de 1729 decía: «...Considero por ahora muy precisa la de fabricar un pedazo de muelle valiéndose de la peña que desde el Castillo Principal se abanza a la mar como unas treinta tuesas, siendo de ancha de ocho a diez, y la de poner en su cabeza una buena vaterja...» En 1752, los Ingenieros D. Francisco La Pierre y D. Francisco Gozar informaron en el mismo sentido, y el también Ingeniero D. Alexandro de los Ángeles, lo
reiteró en su plano de 1768 para remate de las obras del muelle derruido formando un muro donde iban las troneras. Al llegar a Santa Cruz de Tenerife el 12 de Junio de 1784 el Comandante General Mariscal de Campo D. Miguel de la Grúa Talamanca, Marqués de Branciforte, para sustituir al General D. Joaquín José Ibáñez Cuevas, Marqués de la Cañada, ordenó la formación de una Alameda en La Marina, y de una plataforma en el extremo del muelle para colocar Artillería y aumentar las defensas de la bahía; comenzó la construcción en 1784 y quedó terminada el 31 de Marzo de 1787.

En 1788 estaba artillada con 6 piezas de a 24; 4 de a 16 y 22, morteros de a 12., y su guarnición se componía de 1 Sargento,  1 Cabo y 9 Soldados, previsto su aumento en tiempos de guerra a 3 Oficiales, 3 Sargentos, 3 Cabos y 100 Soldados. Como se ha dicho, esta batería tomó parte en la defensa contra el ataque de Nelson y sufrió grandes desperfectos por fuego enemigo.

En un informe redactado por el Ingeniero Militar de S.M. Lartigué de Condé y efectuado en Santa Cruz de Tenerife el 24 de Diciembre de 1792., dice que esta batería avanza bastante al mar y descubre y defiende bien el puerto y playa que tiene a su dere cha hasta la desembocadura del barranco de Santos, cruzando su fuegos con la Batería de la Concepción; agrega que está expuesta a la enfilada, como la calle de San José (hoy Bethencourt Alfonso) y que el cañón que fuese desmontado sería muy peligroso repo- nerlo por estar muy descubierta, y propone para remediar estos defectos, el empleo de sacos terreros en la barbeta y la construcción de merlones, así como formar unos espaldones junto a la Caseta del Resguardo y rampa de acceso a la Alameda. También se pronuncia por la conveniencia de edificar un Cuerpo de Guardia, de que carece, así como reparos en la obra general, pues de no atenderse rápidamente a la escollera, pronto quedaría la batería arruinada por la acción del mar. En 1812, a causa de un temporal que destruyó parte del muelle construido sobre la escollera a piedra perdida, quedó inútil esta batería. (José María Pinto de la Rosa, 1996)
1730. San Antonio de Texas, que fue en su día la avanzadilla de la Nueva España en territorio de los actuales Estados Unidos. Fueron 16 familias las canarias que, saliendo en 1730 rumbo a La Habana, pasando por Veracruz, llegan a las tierras de Yanaguana y fundan la Villa de San Fernando de Bexar en 1731, lo que sería más tarde San Antonio de Texas.
1730. Nace en Teguise, Titoreygatra (Lanzarote) Su actividad política es muy intensa. Influido por las ideas renovadoras de Locke, Rousseau y Addison. Educado en Francia, donde conoció a Voltaire y a Buffon. En 1745 se establece en las Islas. Viaja luego por Francia y España. Tras desempeñar diversos cargos públicos fue secretario del despacho Universal de la Guerra y Oficial del Archivo de Estado (1763). Su aventura con Pedro A. Caron de Beaumarchais, que vino a Madrid con el fin de vengar la honra de su hermana María Josefa, burlada   por Clavijo, fue aprovechada por el francés para desprestigiarlo en sus memorias y en su drama Eugenia. Ello hizo que Clavijo perdiera sus cargos y saliera de la Corte, y que Goethe aprovechara tal anécdota para su drama Clavijo. Regresa a Madrid en 1767 y es nombrado oficial mayor para la correspondencia sobre jesuitas expulsos y director de los teatros de los Reales Sitios (1770). Más tarde, sucederá a Tomás de Iriarte en la dirección de El Mercurio Histórico y Político, y será nombrado también director del Real Gabinete de Historia Natural (1798). Fue traductor de Racine, de Buffon, de Beaumarchais. y fue notable su participación en la campaña contra los autos sacramentales. Muere en Madrid (España) en 1806. Obras:El Tribunal de las damas (1755) Pragmática del celo y desagravio de las damas (1755)El Pensador (1762 - 1767), artículos.
1730. El criollo Andrés de Lorenzo Curbelo, cura que fue de Yaiza; escribió la relación del volcán.. El original de este curioso diario parece que existe en el archivo del cabildo de Winiwuada (Las Palmas.)
1730. El despegue económico de la colonia dominicana se ve por fin estimulado por la Corona española que decide invertir gruesas sumas para la colonización con canarios de áreas vacías Financia buena parte de los pasajes de las familias, puesto que otra parte corre a cargo de los navieros, que debían de transportar gratuitamente cincuenta por cada mil toneladas desde 1678, y la totalidad del costo de su instalación. Ya no se emigra por urgencia rumbo a lo desconocido emigrantes sin vínculos en Indias, de áreas e islas sin tales tradiciones. Se divisa mejores posibilidades de futuro. Familias jóvenes, mujeres desarraigadas con hijos inician esa aventura. Su eje será Puerto Plata y Montecristi en el norte y la Península de Samaná en el NE. La frontera siguió creciendo con el reforzamiento de Azua, la fundación de Neiba Las Caobas, Dajabon y San Rafael de la Angostura En 1768 tiene lugar en el sur de la de Baní, un auténtico paréntesis étnico en un sur de predominio mulato. Su extraordinario impacto se puede apreciar en su vertiginoso crecimiento entre 1740 y 1760 que llega a doblar su población, que pasa de los 25-30.000 habitantes a los 52-55.000, con un mayor énfasis en las áreas de colonización canaria. La media de miembros por familia era de 6´25. Su alta tasa de natalidad explica que alcanzase los 100.000 habitantes a comienzos de los 90.

1730 ¿23. Fallece en Chinech (Tenerife) el obispo de la secta católica en diócesis de Canarias, Félix Bertín Zapata. Había llegado a Tamaránt (Gran Canaria) para tomar posesión el 13 de septiembre de 1724. Español, Granadino de  carácter dictatorial y soberbio, tuvo serios enfrentamientos con su propio Cabildo, por lo que decidió cambiar su residencia fijándola en Chinet (Tenerife). Allí las cosas no le fueron mejor, al indisponerse con el capitán general virrey en la colonia de Canarias, Vallehermoso.

1730 Septiembre 1.
También en Titoreygatra (Lanzarote) el fuego subterráneo, origen primitivo de la formación del Archipiélago, aparecía de vez en cuando sobre su dislocada superficie como en las islas de Chinet (Tenerife) y  Benahuare (La Palma,) llevando el espanto a sus desgraciados habitantes.

A poca distancia del pueblo de Yaiza, y en la comarca que constituía entonces su demarcación, se abrió un espantoso volcán, precedido de violentas sacudidas, que siguieron repitiéndose después durante todo el período de su actividad. A sus primeras y terribles erupciones sucedieron otras, producidas por una larga serie de cráteres abiertos en semicírculos en una extensión de ocho a diez kilómetros sobre las montañas vecinas, que desde aquel tiempo recibieron el nombre de Montañas del Fuego.
Arroyos de lava hirviente corrieron en todas direcciones, destruyendo caseríos y sembrados viéndose caer al mismo tiempo una abrasadora lluvia de arenas sobre la isla que ahuyentó a sus aterrados moradores, obligándoles a refugiarse en Erbania (Fuerteventura).

Uno de los espectáculos más terribles que presentó este volcán fue una explosión en medio de la ensenada de Janubio. Elevóse de repente a gran altura una columna de humo denso y negro entre el furioso hervir de las aguas, brotando del fondo del océano un islote de sobrepuestos peñascos que, lentamente, se fue adhiriendo a la costa, cegando la rada y alejando el mar de su antiguo cauce a una distancia de más de una le- gua. Los caseríos que el fuego destruyó fueron los llamados Tingafa, Mancha Blanca, Maretas, Santa Catalina, Jaretas, San Juan, Peña de Palmas, Testeyna y Rodeos, y los que fueron cegados por las arenas eran los denominados Asomada, lniguaden, Gerias, Macintafe, Mazaga, San Andrés, San Bartolomé, Calderetas, Guajaro, Conil, Masdache, Montaña Blanca y Guatisa. Las explosiones del volcán eran tan intensas y violentas que
se oían en Tamaránt (Canaria) y Chinet (Tenerife,) iluminando sus siniestras llamas los horizontes de aquella desgraciada isla y sus islotes. El obispo católico don Pedro Dávila y Cárdenas, que visitó el volcán en 1733, dice que al llegar al pueblo de Yaiza lo descubrió como si fuera una vela. Y añade: "No estuve más tiempo porque me lastimaba el pecho el polvo de las arenas" .

En 1737 empezó a extinguirse el fuego, cubriéndose de apagadas cenizas sus numerosos
cráteres, aunque permaneciendo abiertas una multitud de grietas por las cuales se escapaba un humo denso y nauseabundo. Hoy duerme el volcán, pero al pisar su suelo o al ahondar ligeramente su superficie, es tan intenso el calor que es fácil suponer su futuro despertar. La temperatura actual de aquellas montañas no baja de cincuenta grados y, desde que se penetra en su corteza introduciendo un pedazo de madera, éste sale en breve carbonizado. Desde su más alto pico, que podrá elevarse a 450 metros, se descubre al este el caserío de las Vegas, al norte el pueblo de Tinajo y al oeste el mar.

“Entre las nueve y diez de la noche la tierra se abrió de pronto cerca de Timanfaya a dos leguas de Yaiza. En la primera noche una enorme montaña se elevó del seno de la tierra y del ápice se escapaban llamas que continuaron ardiendo durante diez y nueve días.

Pocos días después un nuevo abismo se formó y un torrente de lava se precipitó sobre Timanfaya, sobre Rodeo y sobre una parte de Mancha Blanca. La lava se extendió sobre los lugares hacia el Norte, al principio con tanta rapidez como el agua, pero bien pronto su velocidad se aminoró y no corría más que como la miel. Pero el 7 de septiembre una roca considerable se levantó del seno de la tierra con un ruido parecido al del trueno, y por su presión forzó la lava, que desde el principio se dirigía hacia el Norte a cambiar de camino y dirigirse hacia el NW y WNW. La masa de lava llegó y destruyó en un instante los lugares de Maretas y de Santa Catalina, situados en el Valle. El 11 de Septiembre la erupción se renovó con más fuerza, y la lava comenzó a correr. De Santa Catalina se precipitó sobre Mazo, incendió y cubrió toda esta aldea y siguió su camino hasta el mar, corriendo seis días seguidos con un ruido espantoso y formando verdaderas cataratas. Una gran cantidad de peces muertos sobrenadaban en la superficie del mar, viniendo a morir a la orilla. Bien pronto todo se calmó, y la erupción pareció haber cesado completamente.
 
El 18 de Octubre tres nuevas aberturas se formaron inmediatamente encima de Santa Catalina, que arden todavía y de sus orificios se escapan masas de humo espeso que se extienden por toda la isla, acompañado de una gran cantidad de escorias, arenas, cenizas que se reparten todo alrededor, viéndose caer de todos los puntos gotas de agua en forma de lluvia. Los truenos y las explosiones que acompañaron a estos fenómenos, la oscuridad producida por la masa de cenizas y el humo que recubre la isla forzaron más de una vez a los habitantes de Yaiza a tomar la huida, volviendo bien pronto, porque estas detonaciones no aparecieron acompañadas de otro fenómeno de devastación" .

Toda la zona que ahora ocupa el parque Timamfaya, estaba poblada de lugares y caserios de pocas personas, siendo de unas 420 el total de casas que fueron destruidas.

Los mas importantes de estos núcleos de población fueron las aldeas de Timanfaya, Los Rodeos, Mancha Blanca, Santa Catalina, Mazo, Jarretas, Tingafa, Peña Palomas, Testeina, La Geria, Macintafe, Mozaga, Guagaro, Masdache e Iguaden, a los que habría que sumar los cortijos de Maretas, Chupaderos y la capilla de San Juan Bautista .Dos manantiales de agua dulce desaparecieron y con ellos la zona más fértil de la isla arcillosa y donde se cultivaba casi todo.

Como resultado del agujero de lava y fuego que surgió de la tierra, nacía el actual Parque, surgiendo hasta 25 cráteres volcánicos en un espacio de pocos kilómetros cuadrados, los cuales integran la zona conocida como Montañas del Fuego. En 1824, se registraban las últimas erupciones locales, que generaron los cráteres de los volcanes Tao, Tinguatón y Chinero y vendrían a completar este oasis de locura, fuego y lava incandescente. (A. Millares T. 1977)

1740.                                                                                                                  
Se produjo una nueva guerra de la metrópoli con Inglaterra, como consecuencia los corsarios ingleses infestaron de nuevo las aguas de las islas. Esta situación de merodeo por parte de los corsarios ingleses, perturbaba el tráfico entre las islas ocasionando con ello la falta de muchos productos de primera necesidad. Se organizó entonces no sólo la defensa pasiva, sino también la caza a los piratas, forma ésta de defensa que ya casi se había olvidado en las Islas. Como era habitual entre las potencias marítimas europeas, cuando entraban en conflictos bélicos expedían patentes de corso a favor de capitanes de su flota mercante e en ocasiones a navíos reales dedicándose éstos a hostigar al enemigo, apresando a los barcos mercantes y saqueando las poblaciones costeras y los puertos. El gobierno español concedió patente a algunos de los navíos mercantes mejor artillado. Uno de los capitanes patentados fue Antonio Miguel, patrón de la balandra Canaria San Telmo, éste apreso un bergantín inglés  que transportaba una carga de bacalao y una corbeta de la misma nacionalidad. Ambas embarcaciones fueron vendidas en Santa Cruz, el bergantín en 2.000 pesos y su carga de pescado en 9.000. Como toda acción produce reacción, los ingleses desplazaron a nuestras aguas un navío de 50 cañones con objeto resarcirse  de las pérdidas, después de cuatro días de acecho, logró apresar un barco  de Gran Canaria que, venía a Santa Cruz y que por fortuna venía en lastre. (Eduardo Pedro García Rodríguez)
  







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