Eduardo Pedro García Rodríguez
1599 Julio 21.
La escuadra de Pieter Van der
Does abandona la isla de La
Gomera después de haberla ocupado durante 8 día.
“Después de abandonar Gran
Canaria, la escuadra de Pieter Van der Does pensó realizar un segundo
desembarco en Tenerife, cuya costa Norte, particularmente Garachico, le parecía
a propósito para ello pero, por causas ignoradas, se dirigió a La Gomera acercándose al puerto de San Sebastián, donde
fueron recibidos con violento fuego de artillería por lo que el holandés quiso
escarmentar lo que consideraba una osadía de los gomeros, ordenando un
desembarco de 700 a
800 hombres en el puerto de Abalo, al Norte de San Sebastián, presentándose el
día 14 en la citada villa: al llegar sin oír un sólo disparo, creyó que la
habían evacuado, pero al poner pie en tierra fue recibido con eficaz fuego de
fusilería, por lo que el Almirante ordenó cañonear sin piedad la villa, y
destrozada ésta y habiendo huido sus habitantes, se alojó en la misma hasta el
21 de
Julio de 1599. El Señor de la Gomera, D. Gaspar de
Castilla y Guzmán, buscó refugio en el heredamiento de Loche Helipez, donde se
hallaban su madre y hermanas, y desde allí dirigió la lucha contra los holandeses.
En cuanto a la columna desembarcada en Abalo para atacar por tierra la capital,
se conoce su actuación por un curioso documento titulado Segunda relación de lo
que se prometió en la de Canaria. Del hecho que hizieron los naturales de la
isla de la Gomera,
con otras cosas bien dignas de consideración..., impreso en Sevilla en 1599 por
Rodrigo de Cabrera, cuyo único ejemplar lo ha encontrado Rumeu de Armas en el
British Museum de Londres. En él se describe el episodio de Abalo y revela uno
de los hechos más inusitados y heroicos de la historia regional; estos soldados
holandeses «...siete compañias de... mosqueteros, arca-
buzeros y piqueros... con sus
vanderas y caxas de guerra..., después de poner pie en tierra se organizaron
para la marcha, formando un escuadrón que llevaba en cabeza, una manga de
ciento veinte soldados. El plan de los holandeses era ganar desde «la playa de
Abtilos... el llano que está
sobre la villa, de adonde le sojuzga y ve el barranco principal della...,
motivo por el cual el Señor de la isla no pudo enviar contra los holandeses de
Abalo «...sino siete soldados naturales a que fuesen a reconocer al enemigo y
en especial a esta dicha manga que venía a la sorda para que viessen el intento
que traían, y si viesen la ocasión les ofendiessen... Los holandeses después de
pernoctar en el campo avanzaron sobre San Sebastián, el 14 de Julio, hasta alcanzar «una media ladera que está sobre el
puerto a la parte de la ermita de San Sebastián», punto elegido por los
naturales para atacar con míseras lanzas a 800 hombres, poniendo en práctica su
agilidad y experiencia en el cruce de arroyos y barranqueras: «...Los quales siete soldados le salieron a
la dicha manga... y allí les acometieron y favorecidos de otros quatro soldados
naturales, los fueron matando con las lanzas, como en efecto mataron los ciento
y siete de ellos y les ganaron sus armas...» El grueso del escuadrón en su
huida fue regando el camino de «armas...
vanderas... y las dos caxas...», hasta que pudo alcanzar la villa de la que
ya se había posesionado Van der Does. Este hecho ocurrió «...sin aver peligrado ni muerto de los onze soldados naturales, mas de
tan solamente aver salido los cinco de ellos heridos de heridas no peligrosas y
oy dia andan en pié con sus armas...» Tras una serie de encuentros que no
son del caso describir, abandonaron la isla el 21 de Julio, después de prender
fuego a varios de sus edificios.” (En: José María Pinto y de la Rosa. 1996)
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