EFEMÉRIDES DE
LA NACIÓN CANARIA
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
ÉPOCA COLONIAL: SIGLO XVII
DECADA 1601-1700
CAPITULO XV-II
Guayre
Adarguma Anez’ Ram n Yghasen
1601.
Templo católico de la parroquia de El
Salvador en Santa Cruz de La
Palma.
La cabecera – la parte más antigua de la iglesia - constituye un
cuerpo independiente a nivel más alto que el resto del templo y separado de las
naves por arcos de medio punto. Se trata de la capilla del Evangelio o San
Pedro – antes de Santa Ana hasta 1818 – construida entre 1601 y 1611 por el
almirante palmero Francisco Díaz Pimienta (héroe de la Batalla de Lepanto) sobre
capilla anterior más pequeña cubierta con bóveda baída cuya decoración la
realizó Ubaldo Bordanova en 1895. El retablo pictórico flamenco de Santa Ana –
la imagen, también flamenca, se venera en la parroquia vecina de San Francisco
– se sustituyó por uno neoclásico debido al deterioro que sufría. Junto a esta
capilla se halla una pequeña dependencia conocida como “la alcoba de San Pedro”
donde se veneraba la imagen de candelero y procesional de San Pedro en Cátedra
(obra de Juan de Silva de 1742 y hoy custodiada en la iglesia vecina de Santo
Domingo). La capilla de la
Epístola o del Carmen – fundada por Diego de Monteverde y
construida en 1580- tuvo otras advocaciones: del Espíritu Santo, de San Luis,
de Santiago y por último de la
Virgen del Carmen (la antigua imagen se venera en la ermita
de San Telmo bajo la advocación de Virgen de La Luz).
La capilla mayor ocupó el último lugar en las reconstrucciones del siglo XVII. Las obras se iniciaron durante la mayordomía de Juan de Valle que sólo las había iniciado cuando murió en 1609. Al derrumbarse la capilla en 1613 hubo que acelerarlas a cargo de los maestros Pinelo, Jordán, Gómez y Rivera. Está formada por un antepresbiterio que comunica con las capillas colaterales y un presbiterio plano más elevado. La bóveda de medio cañón fue realizada en 1818 para superar las deficiencias de la armadura mudéjar original. La magnífica decoración es de 1895 y se debe al maestro Bordanova que representó una visión celeste de la Trinidad.
En las naves laterales y a la altura de su sexto tramo se sitúan
capillas poco profundas que se abren en el muro mediante un arco de medio punto
sobre columnas toscanas apoyadas en un alto pedestal. Las paredes de fondo
están decoradas con pinturas imitando cortinajes recogidos a ambos lados de los
retablos realizados por Bordanova en 1895. Se denominan del Cristo o de las
Ánimas (aunque tuvo varios nombres anteriores; nave de la Epístola; capilla fundada
antes de 1556) y de San Juan Bautista (fundada por Juan de Valle en 1609). En
ella están entronizadas las imágenes que les dan nombre en sendos retablos
neoclásicos.
Separando las naves se colocaron unas columnas cilíndricas y de
cantería gris, cuyas bases son poligonales y los fustes lisos; capiteles de
orden toscano rematados por grandes equinos y sobre ellas, danzas de arcos de
medio punto en toba roja. Son columnas que pertenecen a la última etapa del
gótico y son extrañas en la arquitectura española del siglo XVI, no así en
algunas zonas de Sudamérica. Los pilares del antepresbiterio se desarrollan
sobre grandes plintos rectangulares con cuatro medias columnas cilíndricas en
cada uno de sus frentes.
La parroquia fue restaurada a principios del siglo pasado mientras
fue párroco don Benigno Mascareñas. De esa misma época son los repintados de
las columnas de la capilla mayor realizados por Bordanova. Su loseta actual, de
mármol blanco, data de 1947, que vino a sustituir a otras de mármol blanco y
negro de 1757 que, a su vez, habían reemplazado a otras de barro. En el crucero
del templo se halla una lápida sepulcral de estilo gótico con pequeños blasones
en sus esquinas.
Coro
El coro – cuyo frente es curvo y ondulado - se alza sobre los pies
de la nave central. El desnivel respecto al resto de la iglesia se salva
mediante siete escalones. Fue reformado por Marcelo Gómez de Carmona en 1784.
En otro recinto lateral se halla el baptisterio –en la nave de la Epístola- y el del
Evangelio se utiliza como actual capilla de la Santa Cruz – si bien se
usó inicialmente para el órgano y luego en el siglo XVIII fue sede de la
capilla de San Pedro y enterramiento de los miembros de su cofradía. El
precioso coro va cerrado por una reja de madera y lleva una tribuna en la parte
superior donde se aloja el órgano – hoy inexplicablemente inservible – que fue
regalado por don José Gabriel Martín Hernández en 1823 que sustituyó a otro
anterior. Sobre las tres dependencias corre una balaustrada formada por
pequeñas pilastras y en el centro un grupo escultórico en su color
representando a dos ángeles sosteniendo una cruz. El arco de entrada al coro se
apoya en ménsulas y su clave remata con un escudo representando a San Miguel
Arcángel. Las pilastras están pintadas imitando mármol y la reja en blanco y
dorado. En el interior se encuentra una sillería constituida por quince
asientos en madera de factura reciente y en los extremos, junto a la reja,
espacios abiertos con campanillas. Se aprecia también un facistol de madera de
barbuzano tallado del siglo XVIII, etc.
Artesonado
Es espectacular el artesonado de las tres naves- el mejor de
su género en Canarias- que presenta gran profusión de lazos mudéjares
combinados con elementos decorativos de clara influencia portuguesa. El
artesonado – cuyos tirantes están también ornamentados con lazos mudéjares- se
halla interrumpido en las capillas cabeceras de las tres naves. En la principal
se aprecia una bóveda de cañón sin vestigio alguno del antiguo tesoro.
Archivo y sacrístia
Por otro lado, destaca en la sacristía una bóveda gótica de
terceletes de insigne belleza. Ésta se caracteriza por sus nervios combados,
que son, en realidad, nervios curvos empleados en la arquitectura religiosa del
siglo XVI, sumándose en las bóvedas a los ya preexistentes terceletes y
ligaduras. Sus claves constituyen un bellísimo ejemplo del arte del
Renacimiento en Canarias. En número de nueve, incluida la central que
representa al Salvador, sirven de nexo a las ligaduras. Se aloja en el primer
cuerpo de la torre. Tiene planta rectangular y posee un lavabo en mármol rosa
donado por Juan Massieu en el siglo XVIII, una cajonera de tres cuerpos
flanqueada por armarios de cuarterones, etc.
En cuanto al archivo y despacho parroquial, éste se encuentra en la parte exterior de la torre y detrás de la cabecera de la iglesia, en una nueva sacristía construida en 1816 y cuyo balcón en el lado curvo se asoma a la calle Real. Se halla también un armario empotrado de 1826, dos cajoneras y un armario-archivo del XVII y otros enseres que completan el ajuar del templo.
En cuanto al archivo y despacho parroquial, éste se encuentra en la parte exterior de la torre y detrás de la cabecera de la iglesia, en una nueva sacristía construida en 1816 y cuyo balcón en el lado curvo se asoma a la calle Real. Se halla también un armario empotrado de 1826, dos cajoneras y un armario-archivo del XVII y otros enseres que completan el ajuar del templo.
Ornamentos
Los ornamentos que se custodian en el templo son magníficos y de
un valor incalculable. Destaca por su antigüedad y valía un terno completo de
damasco y terciopelo carmesí con bordados en oro y seda (Sevilla, s. XVI) al
que se conoce como el tejido litúrgico más antiguo de Canarias. Se considera el
“riquísimo pontifical de brocado” que regaló a la iglesia don Luis Vandewalle
“El Viejo” antes de 1587; la llamada casulla “Primavera” del s. XVIII - bordada
en oro y sedas sobre tisú blanco-; otra casulla roja de seda bordada en
colores; otro terno completo de terciopelo morado bordado en oro; el palio – el
mejor de su género en Canarias- y un terno completo de tisú blanco con bordados
en oro, ambos procedentes de Lyon; y así un largo catálogo de casullas, capas
pluviales, planetas, etc. confeccionados en terciopelos y bordados en oro,
plata, etc. Unas obras de arte dignas de una catedral.
Pinturas
En cuanto a los elementos pictóricos existentes en el interior del
templo, cabe destacar un magnífico cuadro de Juan de Miranda (otros piensan que
su autor es José García Hidalgo y anterior a 1700) que representa a San Felipe
Neri – actualmente en la nave del Evangelio-; un cuadro de San José y otro de
Santa Ana que rematan los altares de ambas capillas laterales y que pertenecen
a la escuela madrileña; un cuadro de los Mártires de Tazacorte (probablemente
del siglo XVI, ya que consta que una centuria después fue restaurado); dos
lienzos enormes de San Cristóbal y San Miguel (ambos de Bordanova); el gran
cuadro de la
Transfiguración del Señor, del madrileño Antonio María
Esquivel y Suárez de Urbina (de 1837), colocado en el altar mayor. Fue muy
elogiado en la Exposición
de la Academia
de Bellas Artes en 1837.
Los frescos que adornan las capillas fueron obra del también
madrileño Ubaldo Bordanova Moreno a finales del siglo XIX. Existe un cuadro de la Virgen de Arántzazu
(anónimo popular que ya se hallaba en el templo en 1719), otro de Nuestra Señora
de Las Nieves (s. XVIII, propiedad de la sociedad “La Cosmológica”).
En la sacristía se conservan dos grandes retratos de los obispos
Francisco Guillén y Domingo Pantaleón Alvarez de Abreu, inventariados desde
1784. Otros retratos: Pinto de Guisla (obra anónima del siglo XVII), Cristóbal
Pérez Volcán (Habana, 1790), Manuel Díaz (lienzo de Aurelio Carmona), etc.
No existe, entre otros, el cuadro traído de Flandes de la Virgen de La Concepción colocado en
la capilla del Santi Spiritu – actual del Carmen- fundada por Juan Fdez.
Escudero en 1526.
Esculturas
Así mismo, entre los elementos escultóricos que contribuyen a
realzar la belleza del templo, destacan las imágenes neoclásicas de Nuestra
Señora del Carmen – capilla colateral de la Epístola-, Nuestro
Señor del Perdón y San Pedro Penitente – en la del Evangelio-, todas ellas del
prestigioso imaginero orotavense Estévez del Sacramento (s. XIX); a la
izquierda del Señor se encuentra una columna y el gallo, obra del palmero
Aurelio Carmona López; San Juan Bautista (obra de escuela andaluza atribuida a
Jacinto Pimentel y otros escultores del barroco sevillano) ; en el frontal del
altar de este último se venera en una urna el Cristo Yacente o del Clavo, obra
del célebre escultor malagueño Palma Burgos; San José y el Niño (de escuela
andaluza, obra del sevillano Benito de Hita y Castillo del s. XVIII); el Cristo
de Los Mulatos (en la antigua capilla de Marcos de Montserrat o de Ánimas –
flamenco del XVI – uno de los más valiosos de Canarias que comparte Calvario
con San Juan y la Soledad).
También en la nave de la
Epístola se encuentra el gigantesco Cristo de las Siete
Palabras (2,20 mts.) procedente de la desaparecida ermita del Señor de la Caída. Se trata de la
polémica obra del palmero Marcelo Gómez Carmona que fue salvada milagrosamente
del incendio que sufrió el pasado siglo; escondidos en el interior del coro se
encuentran dentro de sendas urnas sobre ménsulas las imágenes de San Luis de
Francia (flamenca del siglo XVI) y San Juan Nepomuceno (talla barroca del siglo
XVIII). Otras tallas modernas de tamaño natural son el Sagrado Corazón de Jesús
(procedente del convento de Santo Domingo) y La Milagrosa. Imágenes
de vestir para un Nacimiento son San José y la Virgen, atribuidas a
Estévez y adquiridas tras la muerte del maestro. San Miguel Triunfante es una
pequeña escultura situada en la sacristía sobre un castillo y una cruz de
fondo, obra probable de Orbarán que antiguamente se veneraba en el primitivo
retablo mayor, lamentablemente desaparecido.
En la Sala Capitular se
encuentra un San Ignacio en madera estofada y pintada con halo de plata que
podría haber llegado de la desamortizada ermita de San Francisco Javier de la
calle Real del Puerto; una imagen antigua y muy deteriorada de la Virgen de la O, etc. En el altar mayor
aparecen cuatro ángeles blancos: dos turiferarios arrodillados a ambos lados
del tabernáculo y dos sobre el altar, adorando el Triángulo- Ojo de Dios. Son
tallas en madera pintadas de blanco de Estévez.
Retablos
El altar mayor es neoclásico. Su expositor y sagrario representan
el globo terráqueo sostenido por unas espigas e imágenes de los profetas, obra
del maestro Estévez, amigo del Cura Díaz. Sustituyó a otro más antiguo “famoso
en toda Canarias”, que era el segundo retablo conocido que tuvo la capilla
mayor, ejecutado por Antonio de Orbarán. Un magnífico retablo que se componía
exclusivamente de hornacinas con esculturas dispuestas al menos en tres calles
y tres cuerpos.
Además de los retablos mencionados, existen dos a los pies de las naves
centrales: en la nave de la
Epístola, el barroco del XVIII del Corazón de Jesús
(originalmente de San Joaquín) con decoración floral en oro sobre fondo rojo
con tablas pintadas de San Juan Bautista y San Juan de Mata y uno pequeño de la Dolorosa; el de La Milagrosa (antiguamente
de San Felipe Neri, con pájaros pintados y ángeles con flores y con un cuadro
de la Virgen
de Las Nieves en el ático.
Pilas de mármol
Guardia la parroquia un conjunto interesante de pilas de mármol –
una bautismal y cuatro para agua bendita – todas ellas de procedencia italiana.
Destaca en el baptisterio una espléndida pila de mármol blanco de Carrara de
estilo renacentista, de la que consta su existencia ya en el siglo XVII. Se
considera la más antigua de las italianas que se ha visto en Canarias. Tiene
forma de copa agallonada con friso de relieves en el borde en el que está
tallada la vida de San Juan Bautista y está rematada por una estatua del
mártir. Algunos autores coinciden en que estamos ante una obra procedente de talleres
genoveses a fines del siglo XV y comienzos del siglo XVI, origen que le
atribuye el Dr. Hernández Perera. En 1552 la pila antigua de cerámica sevillana
fue vendida a la parroquia de San Pedro de Breña Alta. Otras cuatro pilas para
agua bendita de mármol blanco también se hallan adosadas a las columnas del
cuatro tramo de las naves. Dos iguales inventariadas en 1719, otra con un
querubín esculpido en el frente colocada en 1740 y de origen genovés y la
última de 1603 descrita como “pila de alabastro” que se aproxima a las obras
decorativas de los escultores florentinos del XV al XVI.
Púlpito
Así mismo, es magnífico su hermoso púlpito de estilo rococó,
encontrado en la nave principal junto a la sexta columna de la nave del
Evangelio. Reproduce formas de rocalla separadas por pilastras, siendo más
sencilla la barandilla de la escalera. Se apoya en basamento octogonal de
piedra y pedestal marmóreo que parece ser el primitivo púlpito traído de Lisboa
en 1612. A
este pie se añadirían algunos adornos vegetales superpuestos y también dorados.
Por su semejanza con la reja del coro se ha determinado que el autor de ambas
obras es Marcelo Gómez Rodríguez de Carmona. El tornavoz se mandó dorar en
1768.
Tesoro del templo
En
cuanto al impresionante tesoro de la iglesia, podemos destacar numerosas piezas
y elementos. Destacables son, entre otros: las placas de plata en relieve del
sagrario (s. XVI); portapaz en relieve de la Virgen y los Santos (s. XVI); crismeras (1590);
la cruz de guión y acetres de plata en su color (s. XVI); varias de palio
(Sevilla, s. XVII); tres cálices de plata (Canarias, s. XVII); cruz plana de
plata (s. XVII); jarro de plata de tipo castellano (s. XVII); corona imperial
de la Virgen
del Carmen (c. 1666); custodia procesional de plata de tipo piramidal o “andas
del Corpus” (Pedro Leonardo de Escovar. 1664-1671) que sustituyó a otra
anterior que era “grande de dieciocho pilares con campanillas”; custodia de sol
de plata calada (La Habana,
1671); cruz procesional de plata procedente del extinto convento de Santa
Catalina (La Palma,
hacia 1670); arqueta para óleos (1671); salva con pie (Portugal, s. XVII);
cáliz de bronce dorado (Madrid,
Exterior
En cuanto al exterior de la iglesia está dominado por una esbelta
torre negra – de aspecto casi militar - comenzada en la segunda mitad del siglo
XVI, bajo cuyo primer cuerpo se encuentra la bóveda gótica y concluida en el
siglo XVIII, aunque nunca llegó a cubrirse el cuerpo de campanas. Se encuentra
rematada por cuatro campanas: la grande o “de fuego (fundida en la calle de la Simona); la de la “pata
cabra”(procedente de Cuba y donada en el S. XIX por el gobernador de la Plaza, teniente coronel José
García Aguiar; la “verde”, donada en el mismo siglo por Felipe Massieu y Tello
de Eslava; la “nueva”, donada por Monteverde y Brier, beneficiado de la
parroquia; y por último una esquila donada por el marqués de Guisla-Ghiselin.
Las dos puertas del templo
tienen canceles al interior, realizados en 1781. Son de madera con cuarterones
en su parte inferior y arquerías acristaladas en la superior. Las gradas de
acceso a la entrada principal fueron realizadas hacia 1625 con piedra de La Gomera, igual a la de la
fachada, por los canteros Juan Rivero y Pedro Alvarez. Las escalinatas de la
portada norte son posteriores, aproximadamente de 1709, año en que se abonan
los gastos de cantería al maestro Gaspar Méndez.
A pesar de recia e impresionante torre-fortaleza – construida
después de la invasión francesa de 1561- , la excepcional portada principal –
de cantería traída de La Gomera
– constituye uno de los más bellos e importantes exponentes del Renacimiento en
el Archipiélago; se levanta sobre grandes plintos que presentan espejos en sus
frentes y presenta pares de columnas con fustes estriados y decorados en su
tercio inferior, rematados por capiteles corintios, entablamentos y frontón
triangular. Es una evocación clásica de un arco de triunfo romano y una
alegoría pétrea del triunfo de Cristo y su Iglesia. En la parte superior existe
una magnífica imagen en mármol blanco de El Salvador – colocada después de que
un huracán derribara la anterior en 1721, obra sevillana cercana a las formas
de Duque Cornejo- que sostiene el globo terráqueo en una mano, dos gárgolas de
figuras fantasiosas y terroríficas (con cierto parentesco con el arte azteca) y
rematando todo el cuerpo existen ondulaciones caprichosas de aire barroco.
Tradicionalmente se ha atribuido esta obra al maestro Juan de Ezquerra, aunque
en recientes estudios se la ha atribuido al maestro Miguel Antúnez.
El espacio externo o urbanístico de la parroquia queda
perfectamente definido, conservando el clásico esquema castellano que más tarde
se implantaría también en América. Se trata de una verdadera jerarquización
representada por el poder religioso (iglesia), plaza pública y poder político
(Ayuntamiento, de estilo renacentista), aglutinados junto a las casas de mayor
rango señorial. A esta evidencia contribuye la buena conservación
histórico-artística del casco antiguo de Santa Cruz de La Palma que aspira a ser
ciudad Patrimonio de la
Humanidad.
XVII); dos hostiarios de plata (La Palma, 1675); potencias de
plata del Cristo del Calvario (s. XVII-XVIII); lámparas de plata (Canarias, s.
XVII); seis candeleros de plata (Tenerife, 1688); concha bautismal de plata
(anterior a 1692); salvillas de plata (Canarias, s. XVII); un hostiario de oro
y esmaltes (Jean Delobel, París, 1779); un sagrario portátil de plata (anónimo
canario de 1733); una naveta de plata engastando la concha de un “nautilus
pompilus” (Italia, s. XVII); paloma de plata (procedente del ex convento
dominico de San Miguel de Las Victorias, s. XVII); custodia de plata (Caracas,
Francisco de Landaeta, 1779, conocida como “la más rica de Canarias”, cuajada
de esmeraldas, diamantes, granates, rubíes, etc.); otra cruz de guión
(Canarias, s. XVIII); dos vinajeras de plata (Canarias, s. XVIII); seis cetros
de plata (La Palma,
1705); la media luna de la
Virgen del Carmen (anterior a 1714); otro cetro de palta
(Diego Viñoly y Diego Sánchez, La
Palma, 1726); hostiario (anterior a 1717); cruz de plata
procesional de gran tamaño y sección hexagonal con decoración relevada de
carácter vegetal (Canarias, 1726); custodia de palta sobredorada (La Palma, Juan de Silva, 1803);
fuente de plata (Méjico, 1733); sagrario de plata (Canarias, 1733); lámpara de
plata (Diego Sánchez de La Torre,
1739); crucifijo de altar (s. XVIII); cuatro horquillas de plata (s. XVIII);
frontal de plata repujada (La
Laguna, 1762); báculo de Santa Clara (s. XVIII); atril de
plata repujada (La Palma,
1754); cruz pontificia (XVIII); tres cálices de plata sobredorada (s. XVIII);
misal con guarniciones de plata (1754); Guión del Santísimo (vara de plata de
194 cms. de altura formado por piezas de distinta procedencia); y una larga
lista de piezas de plata de gran valor : manifestadores, mitras, hostiarios,
cálices, portapaces, incensarios, fuentes, viriles, copones, palmatorias,
custodias, candeleros, hisopos, acetres, navetas, vinajeras, campanillas,
ciriales, etc. (José G. Rguez. Escudero).
1601.
Los herederos de Juan Melián y Luisa Gutiérrez, vecinos de Santa Cruz, venden a Francisco
Mexía, criador, vecino del Valle de Salazar, «un término de ganado salvaje que
tenían en la banda de Anaga, desde el barranco de Ybaute
por el lomo arriba de las tierras hasta el barranco de Aujana, de mar a montaña, hasta pasar la cumbre por la parte de
Barlovento de la misma manera que a
los suso dichos se lo vendieron Clara Rodríguez, muger de Pedro de
Segovia», (AHP: 266/279).
1601.
Real cédula para que los navíos despachados a
Brasil, Cabo Verde y Guinea traigan registro
de retorno, para evitar que tuerzan su derrota a Indias.(LL:
R.XI/1).
1601 enero 20.
Templos
y prelados católicos en la colonia de Canarias según el criollo clérigo e historiador José de Viera y Clavijo.
Fundación del convento de Santa
Clara de La
O rota va
“Deseando el coronel don José de Llarena y doña Isabel Ana Calderón fundar en la villa de La Orotava de Tenerife un monasterio de Santa Clara, alcanzaron en el año de 1597 una real licencia que, presentada al ayuntamiento de la ciudad, fue obedecida con aplauso, ponderando
los regidores cuan conveniente había de ser al
servicio de Dios, del rey y de los vecinos de aquel pueblo, donde había muchos
con haciendas e hijas, que hubiese un
convento para colocarlas y dotarlas.
Así
se verificó en 1601, pues, edificado en las propias casas de
la habitación de los patronos, pasaron a
ser fundadoras, desde el monasterio de La Laguna, Catalina de San
Francisco Llarena, abadesa, María del Cristo
Llarena, su hermana, Ana de San José,
Jacobina de Santa Isabel Lu-zardo, Isabel de San Leandro Luzardo,
hermana suya, Luisa de la Cruz y Francisca de San
Esteban Grimaldo. Todas éstas
entraron en la nueva clausura el día
20 de enero de aquel año, quedando la comunidad, que llegó a ser de 70
religiosas, bajo la obediencia y filiación de los padres de San Francisco. Los descendientes de los mismos patronos fabricaron la iglesia y capilla mayor.
Intitúlase convento de San José, y
sus rentas suben a 50000 ducados.
En
aquel pueblo una devota ermita dedicada a Santa Águeda, por voto, desde que, con motivo de algunas calamidades públicas, se echaron suertes y
salió por abogada de las mieses la santa mártir, en cuya memoria se
erigió, llevándose de España su imagen y
haciéndose promesa de guardar el día de
su fiesta con procesión. Aquí, pues, fue donde don Juan del Valle, regidor de
la isla, trató de que se fundase un
convento de monjas de Santa Clara, en
cuya empresa entraron con fervor los vecinos; aumentóse la fábrica con sus limosnas y lleváronse de La Laguna de Tenerife para fundadoras las religiosas
siguientes:
Ana de San Lucas Espinosa, abadesa, Angela del Espíritu Santo, su hermana, María de Santiago,
María Bautista de los Reyes, Francisca de Jesús Perdomo, Catalina de San Juan Perdomo, su hermana,
y Ana de Santa María Guerra, con las novicias
María de San Simón Valdés y Magdalena de
San Diego Valdés, que eran de La
Palma. Embarcáronse
por Garachico; sufrieron en el mar una borrasca; varó la nave en una
costa de aquella tierra, remota de la
ciudad, y transitaron por caminos muy
agrios para llegar a su destino, que fue el día 25 de agosto de 1603. De
estas señoras se restituyeron después a su convento de La Laguna Francisca de Jesús, Catalina de San Juan y Ana de Santa
María, pues, aunque la primera volvió por
abadesa a La Palma,
acabada su prelatura regresó a
Tenerife.
Con la profesión de muchas señoras del país y las rentas que de sus
dotes resultaban, se fue la casa enriqueciendo, y llegó la comunidad a ser de más
de 45 religiosas, bajo la dirección y obediencia
de los padres de San Francisco. El señor obispo Corrionero las concedió por los años de 1616 el permiso de poder mudar y extender aquella clausura hasta la plazuela de Álarcón, cuyo sitio había franqueado la ciudad para este efecto.” (José de Viera y Clavijo, 1982, T. 2: 368 y ss.)
1601 Enero 25,
Toma posesión de su cargo
como Capitán General virrey de esta colonia don Luis Manuel Gudiel. Durante los
dos años y medio de mandato de este, que coincidió con el periodo de mayor
virulencia de la epidemia de peste bubónica que sufrió el puerto de
Garachico, este señor edificó la plaza
del Abajo o del Comercio e inició la muralla o balconada (barandas) que unía la
puerta de la Marina
con el Castillo de San Miguel.
“En el Juicio de
Residencia, que como era preceptivo se le formó a don Luis Manuel al cesar en
su cargo, uno de los testigos, Lucas Rodríguez Sarmiento, escribano de Daute,
que declaraba desde Icod, donde estaba refugiado a causa de la peste que invadió
el puerto de Garachico, y de la que trataremos a continuación, afirma en su
deposición: “…en el lugar y puerto de Garachico, que es el mejor de
esta Isla, acrecentó la plaza, que fue negocio de mayor importancia,
cuidado e inteligencia, asistiendo personalmente a su construcción,
ayudando y animando a los que en la plaza entendía y fue obra tal y tan
buena que otros gobernadores que han venido a estas islas, aunque
quisieron e intentaron de acrecentar dicha plaza, no salieron con ello, y
el dicho capitán don Luis Manuel dio orden que se comprasen las casas que se
derrocaron y deshicieron para acrecentarla y fue cosa pública en el lugar que
don Luis Manuel dio de su misma hacienda buena parte de lo que costaron las
casas y sitios en los que se acrecentó la plaza, y comenzó a extenderla y
acrecentarla más sobre la mar, como en efecto lo hizo y si no lo hubiese impedido
acabar, por la enfermedad de pestilencia, la fortificación que es de mucha
importancia para aquel puerto”. (José Velázquez Méndez)
1601 Febrero 1.
“Pleito de los naturales”
Requerimiento
que Francisco González, Juan Gaspar, Martín Rodríguez, Pedro Rodríguez y
Rodrigo Martín, naturales Guanches de Tenerife y vecinos de Candelaria,
realizaron a través del escribano D. Tomás de Palenzuela, al convento de Ntra.
Señora de Candelaria.
Se
adjunta la respuesta presentada por la citada orden religiosa-
/ Candelaria, 1 de Febrero de 1601; ante
Tomás de Palenzuela /
“En
el término de Candelaria que es en esta isla de Tenerife, en primero día del
mes de Febrero de mil seiscientos e un años. Estando en el Convento de Nuestra
Señora de Candelaria, Francisco González e Juan Gaspar e Martín Rodríguez e
Pedro Rodríguez e Rodrigo //Folº. 22 rtº./ / Martín, naturales, requirieron a
mí Tomás de Palenzuela Escribano público del Número de esta dicha Isla por su
Majestad, les lea e notifique el requerimiento de abajo contenido a las
personas que en él se declaran, que es del tenor
siguiente=______________________________________________________________
Escribano
presente, damos por fe y testimonio en pública forma a mí, Francisco González e
Juan Gaspar e Martín Rodríguez e Pedro Rodríguez e Rodrigo Martín, naturales
desta Isla e vecinos deste lugar de Nuestra Señora de Candelaria. Por nosotros
y por los demás vecinos del dicho lugar e los demás Naturales desta dicha Isla
por los cua-/ /Folº. 22 vtº.// les si es necesario a mayor abundamiento
prestamos voz y caución de rato, etc. de cómo decimos al muy Reverendo Padre
fray Sillón de Pavía, Vicario General desta Custodia y al Padre fray Hernando
de Castilla, Prior de la Casa
y convento de Ntra. Señora de Candelaria de este dicho lugar, que ya les consta
cómo la dicha Santa Imagen de Nuestra Señora de Candelaria que está en el dicho
Convento muchos años antes que la
Isla se ganase de cristianos, pareció a nuestros mayores los
cuales como cosa santa siempre la tuvieron en mucho, respetaron y
reverenciaron, y después de ganada la dicha Isla, y hecha la dicha Casa, los
dichos nuestros ma- / /Folº. 23 rtº./ / yores se avecindaron en el dicho
término y lugar por la mucha devoción que a la dicha Imagen tenían, para
servirle en las cosas que se ofreciesen y particularmente guardarle en las
ocasiones de guerra que de ordinario hay en el puerto y costa del dicho lugar
de piratas y corsarios, llevándola del dicho lugar al de Güímar y a otras
partes p°.rque no pudiese venir a manos de los dichos enemigos, y después de
ellos, nosotros, y los demás sus descendientes moramos y vivimos en el dicho
término y lugar, por respeto de la dicha Imagen, y hemos hecho y hacemos lo
mismo que los //Folº. 23 vtº.// dichos nuestros mayores, sirviéndole y atento a
las causas dichas en todas las procesiones que se han hecho y hacen con la
dicha Santa Imagen, así generales como particulares por su día, y en otros
tiempos del año, siempre la hemos sacado los dichos Naturales, y llevado en las
dichas procesiones a los hombros en sus andas, quieta y pacíficamente sin
contradicción alguna de eclesiásticos religio(so)s ni seculares, hasta habrá
algunos años que la Justicia
y Regimiento nos perturbó en esta posesión y uso que tenemos de llevar la dicha
Imagen, pretendiendo llevarla el dicho Consejo y Regi- //Folº. 24 rtº.// miento
de esta Isla y sobre ello se litigó ante los señores de la Real Audiencia de
Canaria, y nos ampararon en la dicha posesión y uso, mandando con penas que
ninguna persona nos perturbase en ella, como parece por este testimonio de la
dicha sentencia e autos en virtud della, hechos de que hacemos demostración e
así en esta posesión y uso de llevar la dicha Santa Imagen en las dichas
procesiones, hemos estado y estamos de muchos años atrás y de casi tiempo
inmemorial asistiendo a las dichas procesiones a el prior y frailes de la dicha
Casa, y otros sus superiores como es público / /Folº. 24 vtº./ / y notorio a
toda esta Isla, y por tal lo alegamos y ahora su Paternidad del dicho vicario y
prior, nos han dicho que dejemos sacar la dicha Imagen a los Regidores de la Isla por su día, desde el
altar de la iglesia hasta la puerta principal, y nos amenazan que no
consintiendo y viniendo en esto, ellos y sus frailes la han de llevar en las
dichas procesiones, y traer en las dichas procesiones, y nos la han iquitar no
teniendo causa ni razón legítima para hacerlo así, sino por voluntad e querer dar
gusto a los dichos Regidores que cuando lo tal así hicieren, se les haría
notable agravio / /Folº. 25 rtº./ / injusticia e fuerza, e sería dar causa para
algunos inconvenientes y pesadumbres de que resultaría escándalo y mal ejemplo
a toda esta Isla con semejante novedad indigna de su profesión y hábito=Por
tanto desde ahora para cuando se hicieren las dichas procesiones con la dicha
Imagen, así por su día que está muy próximo como en otros tiempos, pedimos y
requerimos las veces de derecho necesarias a su Paternidad del dicho vicario y
prior, no nos inquieten ni perturben en la dicha posesión y uso que tenemos de
llevar la dicha Imagen en otra manera, haciendo lo que dicen y publican e
perturbándonos //Folº. 25 vtº// y despojándonos de la dicha posesión si no la
defen-diéremos de nuestra propia autoridad si hacerlo así tenemos obligación,
por ser los dichos eclesiásticos y religiosos, protestamos que no nos pare
perjuicio y de nos querellar de los dichos vicario y prior, y otros frailes que
en ello intervinieren a su Santidad, y de ahí abajo al general de la Orden e Provincial desta
Custodia e por vía de fuerza a los sres. de la dicha Real Audiencia de Canaria,
para que los dichos sean castigados y se nos haga entero cumplimiento de
justicia y de como así le pedimos y requerimos a los dichos vicario y prior, lo
pedimos por testimonio al presente Escribano, según está dicho ya //Folº. 26
rtº// los presentes rogamos que de ello nos sean testigos= Francisco González=
Pedro Rodríguez= Juan Gaspar= Martín Rodríguez= Rodrigo
Martín=_________________________________________________________
E
por mí el dicho Tomás de Palenzuela, Escribano público susodicho fue leído e
notificado el dicho requerimiento de atrás contenido y la ejecutoria de la Real Audiencia de
estas Islas de que hicieron demostración de los dichos naturales, al Muy
Reverendo Padre Fray Simón de Pabía vicario general desta provincia en estas
Islas, y al Reverendo Padre Fray Hernando de Castilla, Prior deste dicho
Convento en sus personas //Folº. 26 vtº.//; los cuales habiéndolo oído dijeron
que ellos responderán en el término de la ley, durante el cual requirieron a mí
el presente Escribano no dé testimonio de este requerimiento a los dichos
Naturales sin su respuesta, a lo cual fueron testigos: García Hernández de
Balcárzal (Valcárcel) y Simón de Valdés, Luis Galbán (Galván) vecinos y
entantes en esta Isla= Tomás de
Palenzuela, Escribano
público=_______________________________________________________________
E
después de lo susodicho, en dos días del mes de Febrero del dicho año el
Reverendo Padre Fray Simón de Pabía, Vicario General, y el Padre Fray Hernando
de Castilla, Prior del Convento de //Folº. 27 rtº// Nuestra Señora de
Candelaria dieron a mí el dicho Tomás de Palenzuela una respuesta que dijeron
era lo que respondían al requerimiento de atrás, y me pidieron lo ponga con él;
testigos el Licenciado Arévalo, y el Licenciado Francisco García, vecinos de
esta Isla= Tomás de Palenzuela, Escribano público=_____
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